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Doce bombones - por Berundgaar

Voy andando sin rumbo. Las baldosas de las aceras van pasando, veloces, bajo mis pies. Me ha dicho el médico que tengo que andar una hora diaria y, aunque empecé bien, planificando las rutas para hacerlas amenas al mismo tiempo que duras, a fin de «quemar calorías» me he aburrido ya. De forma que ahora salgo, todas las tardes a eso de las seis y decido en el momento hacia dónde ir.

Hoy mis pasos me han llevado a un barrio oscuro, de estrechas calles y mal iluminado. En otro tiempo hubiera tenido miedo, pero ahora ya no. Más de sesenta años y un amago de infarto a mis espaldas. Miedo…¿de qué? Sobrepeso, colesterol, principio de artrosis… estoy hecho un asco y no obstante, aún tengo ganas de vivir. Como decía mi madre, que en gloria esté, «cuanto más viejo es el pellejo, más aprecio le tienes».

Paso bajo un balcón del que sale una música de tango, pero no es la música. Es el olor. Un aroma rancio, dulzón, como de flores marchitas conservadas en un frasco de alcohol. Un olor que evoca otra época, que me trae recuerdos agridulces, como los de la viuda amiga de mi madre, la que vivía en el piso más alto, la que cada vez que íbamos a visitar me daba un bombón. Recuerdo subir aquella interminable escalera, llamar a la puerta y entrar en otro mundo.

La casa era antigua, los muebles de principios de siglo. La tapicería ajada, las cortinas raídas y no obstante, aquella mujer se movía como una princesa en su palacio. A veces sobre los muebles había unas pequeñas partículas oscuras. Mi hermano, muy docto él, decía «son excrementos de roedor» y yo pensaba para mí…«¿Por qué no dices mierda de rata, como todo el mundo?» Mi hermano, siempre atildado, refinado y pedante. Qué colleja necesitaba, vive Dios.

Lo que me fascinaba de la viuda del ático, además de sus ademanes, su manera de moverse, era la caja de los bombones. Era una caja de madera lacada, con motivos florales y dentro de la cual siempre había doce bombones. Exactamente doce, ni uno más ni uno menos. Exquisitos bombones de chocolate con aroma de naranja. Primorosamente envueltos, yo miraba aquella caja tratando de descubrir el secreto de la docena de dulces. Porque esa era otra. No importaba cuantos bombones cogieras. Al día siguiente volvía a haber doce. En ocasiones, nos quedábamos hasta muy tarde, incluso a cenar y yo, cuando ya me dejaban levantarme de la mesa, con el pretexto de ir al baño, pasaba a revisar aquella caja mágica. Doce. Otra vez. ¿Cómo demonios lo hacía?. A veces la viuda me pillaba y una sonrisa pícara afloraba a sus labios. Me guiñaba un ojo y me decía «si descubres el secreto te regalo una caja entera».

Recuerdo haberme pasado horas enteras pensando, mientras mi madre y la señora Julia hablaban. Revisando con la mirada las estanterías. En ocasiones mis ojos se quedaban atrapados en la portada de un libro. «El Talismán», de Sir Walter Scott. En ella un caballero medieval ataviado con una sobreveste blanca descabalgaba a un rival vestido de verde. Me llamaba la atención que las lanzas no tenían punta. Preguntado el experto, mi hermano, me decía que eran «lanzas de justa» sin ofrecer más explicaciones.

Y la velada llegaba a su fin. Mi madre se levantaba, nos despedíamos y la señora Julia me daba un beso ensordecedor y me acariciaba la cara con sus ásperas manos, en los que una gruesa alianza dorada bailaba en sus dedos huesudos. A menudo me dejaba la huella de carmín de sus labios mal pintados. Y entonces, con un guiño, me decía: «¿Volverás mañana, cariño?» Yo asentía, entre avergonzado y encantado.

La señora Julia fue como la abuela a la que no conocí. Recuerdo el aciago día en que llegó la ambulancia, todo sirenas y urgencias. Luego un desfile de batas blancas, caras preocupadas, tristeza, dolor. Estuvo ingresada doce días. Ni uno más, ni uno menos y ya no volvió. Cuando los hijos, que la habían olvidado durante años entraron en su casa, como buitres carroñeros a llevarse todo lo que pudieron, uno de ellos encontró un paquete envuelto en papel floreado y atado con un lazo rojo. Encima había una nota, escrita con aquella elegante y delicada letra, con una sola palabra. «Paquito». Y dentro, como no podía ser de otra manera, la caja de madera lacada conteniendo doce bombones.

Ni uno más.

Ni uno menos.

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19 comentarios

  1. 1. Yoli dice:

    Hola Berundgaar 🙂
    Tu relato me ha gustado mucho, es tierna, con ese toque de ironía y divertida, sobretodo en la relación entre los hermanos. Además de que te deja con la incógnita de saber el misterio de los bombones.
    Saludos.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 14:18
  2. 2. novel_madriles dice:

    Hola. Me ha gustado bastante, has logrado recrear la mirada inocente de un niño, el cual está pendiente de descubrir “el gran secreto” de los doce bombones. Además, con tres pinceladas describes las familias. Enhorabuena, como siempre es un placer leer tus relatos. Un saludo.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 18:50
  3. 3. Cecilia dice:

    excelente la trama, me gustó mucho el final, muy acorde al relato. un todo armónico. felicitaciones Cecilia

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 19:22
  4. 4. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Berundgaar; Como siempre debo decir que tú relato me ha gustado, me sumó a las palabras de mis compañeros que te han valorado antes que yo..
    Hasta la proxima, un placer leerte

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 12:22
  5. 5. Henar Tejero dice:

    Hola Berundgaar,
    Me ha gustado mucho tu relato. La descripción es muy buena y el toque misterioso de los bombones lo hace intrigante.
    Es ameno y fácil de leer.
    Enhorabuena!!!
    Si te apetece estoy en el 177.
    Saludos

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 10:20
  6. 6. SanJuanDweller dice:

    Disfruté mucho tu relato. Construyes unas imágenes visuales poderosas:”Hoy mis pasos me han llevado a un barrio oscuro, de estrechas calles y mal iluminado” y “La casa era antigua, los muebles de principios de siglo. La tapicería ajada, las cortinas raídas y no obstante, aquella mujer se movía como una princesa en su palacio”…entre otras.
    La lectura mantuvo mi interés todo el tiempo. La acción con un buen ritmo y la descripción sensorial (olores que traen recuerdos, las manos ajadas, los espacios exteriores e interiores…un deleite.
    Es curioso que el tango se escucha desde un balcón, pues en mi relato, también.
    La memoria que trajo ese olor al hombre llamado Paquito es muy creíble e ingeniosa. Hay una ternura también que hace eco, primero vemos al hombre mayor citando a su madre, luego de niño, viendo a su madre conversando con la viuda.
    ¡Excelente cuento!

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 20:46
  7. 7. Maria Jesús dice:

    Que bonito relato, me ha gustado mucho, tanto el ritmo como la froma en que está escrito. Me he quedado con ganas de saber como esa buena mujer hacía magia para que siempre hubiese doce bombones sin que Paquito descubriese el truco. Pero supongo que los magos no revelan los trucos ¿verdad? Un saludo y felicidades.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 21:15
  8. 8. Francis dice:

    Te felicito Berundgaar. Has desarrollado un relato que mantienes al lector atrapado hasta el final. Las palabras del reto las usas muy acertadamente y eso es de aplaudir.
    Magnífico escrito: original y pulcro.
    Sigue escribiendo. Nos leemos.
    Saludos desde Sevilla.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 18:15
  9. 9. Berundgaar dice:

    Perdón a todos aquellos a los que he invitado a leer mi relato DESPUÉS de que ya lo hubieran hecho.
    El ordenador se me ha escacharrado y no conseguía ver vuestros mensajes.
    Mil gracias por vuestros comentarios. Sois los mejores. 🙂 🙂

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 21:39
  10. 10. Roberto dice:

    Lindo relato. Buen ejercicio desde la niñez, y creo que hasta dan ganas de conocer a la viuda…
    ¡Salud!

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 12:52
  11. 11. Anael dice:

    ¡Hola Berundgaar!

    Te eché de menos el mes pasado, no conseguí encontrarte entre los textos. Me alegro de que hayas vuelto. Muchas graciaspor tu comentario, aquí vengo a repartir la ración de lentajas prometida, aunque casi no la necesitas 😉

    Qué tierno relato. Me ha gustado mucho como el olor (precisamente el olor,que tantas memorias evoca) sea el que tranporta a este abuelito que aprecia la vida al pasado.

    A continuación los detalles que me han gustado y algunas sugerencias, que son como las lentejas, si las quieres las tomas y si no las dejas 😉 :

    1. “planificando las rutas para hacerlas amenas al mismo tiempo que duras, a fin de «quemar calorías» me he aburrido ya. De forma que ahora salgo, todas las tardes a eso de las seis y decido en el momento hacia dónde ir.”

    Me falta una coma entre quemar calorías y me he aburrido, y luego me sobra una coma entre salgo y todas. Minucias de puntuación que me puedo permitir señalarte porquelo demás está excelente 😉

    2. Se te suele olvidar poner el espacio que va después de los puntos suspensivos. Merece una pequeña revisión 🙂

    3. “«cuanto más viejo es el pellejo, más aprecio le tienes»”

    No conocía el dicho, no sé si te lo has inventado o es sabiduría popular, pero creo que es completamente cierto y además refleja la sabiduría del personaje materno. Muy bonito.Tienes otras cuantas frases descriptivas estupendas que no voy a copiar, porque cogería casi todo el texto, pero tu estilo es detallista y poético, me gusta mucho cómo escribes. y nos metes e las escenas en las que podemos escuhar el tango,oler épocas y bailar con princesas ancianas 🙂

    4. Me encanta que no hayas desvelado el secreto de la caja de bombones. Ahí reside la magia de tu cuento y de la señora Julia.

    Agridulce el final de un relato tierno en el que pasamos por dos épocas de la vida dePaquito. Me ha gustado mucho, he disfrutado con la lectura llena de detalles y con un misterio sin resolver. Precioso. Felicidades por tu trabajo. Espero que las sugerencias te sean de utilidad 🙂

    ¡Un abrazo, nos leemos!

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 12:56
  12. 12. Diego Corin dice:

    Me gustado mucho tu relato. Me sentí atrapado y llegar al final fue digno…. me agendare para leerte en la próxima.
    Gracias por tus comentarios. Un abrazo

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 19:46
  13. 13. Jean Ives Thibauth dice:

    Hola Berundgaar.

    Tu relato me ha parecido muy tierno. Las frases finales me han encantado, son las que te dejan un regustillo al final.

    Quizá un poco de pulimento no le vendría mal en cuanto a aspectos formales, pero son pequeñas menudencias.

    Buen trabajo compañero.

    Nos seguimos leyendo.

    Te invito a que despellejes el mío a gusto:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-41/7203

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 22:14
  14. 14. Marikiya dice:

    Hola Berundgaar;
    Tu relato me ha encantado.
    Generas un clima de familiaridad desde el principio.
    Las descripciones tan minuciosas que haces me han situado allí.
    El final es esperado aunque queda la duda de los 12.
    En general me ha parecido muy buen trabajo.
    Un saludo.
    Estoy en el 201 por si te apetece leerme.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 07:08
  15. 15. Berundgaar dice:

    Para Anael:

    El mes pasado cometí dos errores. No situé la frase al principio, sino dentro de uno de los párrafos del texto y además no puse “se giró al escuchar el grito”, sencillamente, porque en mi opinión, un grito se oye, no se escucha. Escuchar implica que ya estás pendiente de lo que te van a decir. Un grito es algo repentino, inesperado. En todo caso te pones a escuchar DESPUÉS de oír el grito.
    Te cuento todo este rollo porque mi subconsciente me traicionó y la frase que escribí fue “se giró al oír el grito” con lo cual quedé automáticamente descalificado.
    Es un verdadero placer recibir críticas tan constructivas y hechas con tanto cariño. Tuyas y de todos.
    Un millón de gracias, compañeros. Os prometo que trataré de aplicarme más en los sucesivos relatos.
    Un abrazo.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 09:35
  16. 16. Serena dice:

    Hola Berundgaar, me gustó la historia, pude ver al niñito fascinado por la caja, “entre avergonzado y encantado”.Muy tierno.
    Quizás hubiera ahondado un poquito más en algún detalle sobre el aroma agridulce en la casa de la viuda, pero es sólo una cuestión de gustos personales.
    Mil gracias por tu comentario a mi relato, has sido muy generoso.
    Saludos!

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 23:30
  17. 17. Romina Eleonora Mc Cormack dice:

    Hola! El relato me gustó mucho. Tiene una cadencia y una calidez descriptiva que atrapa, imagino maderas y crujidos, organza y aromas entre vetustos y dulces. Me gusta la incógnita, los doce bombones. Y también la “herencia”.
    Felicitaciones por el relato!

    Saludos.

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 23:32
  18. 18. Dina dice:

    Hola Berundgaar:
    Al principio me costó entrar en la historia pero luego cuando hablo de la viuda amiga de la madre me enganché rápidamente.
    Tu relato al tener el punto de vista de un niño lo hace tierno.
    Me gustó el secreto de los doce bombones porque son juegos que los mayores hacen cuando somos chicos e inocentes.
    En fin, me gustó mucho.
    Gracias por pasarte por mi relato.
    ¡Saludos!

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 04:51
  19. 19. Lemo dice:

    Buenas tardes

    Ante todo darte las gracias por pasarte por mi relato y también por escribir tan hermoso relato que me permite pasar la tarde del domingo de forma tan amena.
    No sé si habrá algún fallo, pero cuando te dejas atrapar por tan bella historia no te fijas en ello, y es que no deben existir.

    Muchas felicitaciones de nuevo.

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 19:37

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