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Después del tango - por Pevel

Web: http://peeecede.blogspot.mx/

Veo a la distancia el letrero luminoso de la academia de María, tintinea. Pienso que la lluvia del día anterior mucho tiene que ver con este desperfecto. Llego y me quedo de pie frente al ventanal. Observo a María acercarse a las parejas y darles indicaciones. Coloca la mano de un muchacho correctamente sobre una jovencita, después va y enreda la pierna sobre un hombre, mostrándole a su compañera de baile, él observa a María con intensidad, pero los ojos de ella andan con un velo por delante, viajando de persona en persona más atenta a sus propios pensamientos que a la realidad. Entonces su mirada se detiene en el ventanal, el velo se cae y sonríe. Me hace un ademán para que entre. Al cruzar la puerta una canción de tango me recibe. María se me acerca y me planta un beso en la mejilla, invitándome a esperar.

La clase termina y uno a uno los alumnos se marchan, en cuanto el último cruza la puerta, María abandona su fachada de tranquilidad. «Gracias por venir» dice mientras corre las cortinas. «Claro, no te preocupes» le aseguro, curioso por entender el motivo de su llamada. Después pone el cerrojo a la puerta y me conduce a la escalera, ella sube primero y puedo ver la alianza de oro aun puesta en su mano izquierda, balanceándose al ritmo de sus pasos. Suspiro para mis adentros, una viuda tan guapa siempre parte el corazón. Llegamos arriba, hay un pasillo. María se detiene. «Ahí está» dice entonces, señalando un agujero en la pared, me pongo de cuclillas y entrecierro los ojos. «¿Tienes ratas?» le pregunto y ella pone una cara de angustia «Espero que solo sea una». Me rio un poco, sintiéndome ridículo, ¿para qué otra cosa pudo habérseme ocurrido querría ella que me quedara? Romina me pasa una escoba, así que intento provocar al roedor dándole golpes a la pared. Pasa el tiempo, veo mi reloj y ya son las doce, me siento un inútil y María luce agotada. Estoy a punto de darme por vencido cuando la rata sale disparada del agujero hacia la habitación, María maldice y yo corro tras la rata, en el camino piso una moneda que el animal había dejado caer, entro a la habitación y no veo al roedor por ninguna parte. «¿La mataste?». pregunta María a gritos desde el pasillo. «No, espera». Le digo, entonces escucho un chillido y golpes sordos, el alumno de María, el hombre, sale bruscamente del armario, tirando patadas al animal, María entra en la habitación ignorando a la rata esta vez, me dedica una mirada de confusión, entonces se dirige al hombre. «Hernán, ¿Qué hace aquí?». Le pregunta con una mezcla de molestia y miedo «Esperaba tener un tiempo a solas contigo». Le responde él nervioso, sin pensar en las implicaciones de su confesión. «Ah, ¿sí? Entonces esperaste pacientemente en mi armario, ¿no?». Le espeta María, dirigiéndose al teléfono. «A mí y a la policía nos encantaría escuchar una explicación». Dice cada vez más molesta, Hernán reacciona súbitamente, haciéndome perder el equilibrio, caigo al suelo, pero María lanza un frasco de perfume que atraviesa zumbando la habitación y se estrella en la nuca del hombre. Hernán se desploma inconsciente en el pasillo, mientras una fragancia a naranja penetra el ambiente, me acerco a él, está empapado de perfume, pero vivo. Le sugiero a María que pida también una ambulancia y entonces lo noto, la moneda que creí haber visto en el suelo era en realidad un dije de oro.

Al terminar la llamada, María se sienta al pie de la cama. «¿Qué hacemos con la rata?» le pregunto. «Mañana voy a llamar a un exterminador» responde con tristeza «Es curioso, te pedí que vinieras porque quería discreción». Me mira con severidad «No es bueno para la reputación de ningún negocio tener ratas». Yo solo asiento distraído. “Va a ser difícil mantenerlo en secreto” pienso, considerando el alboroto. Entonces recuerdo el dije, se lo entrego a María explicándole que la rata lo tenía. Su mirada se suaviza de golpe. «Mi talismán de la protección» susurra «Fue un regalo de mi esposo, me lo dio cuando supo que las quimioterapias no estaban funcionando». No soy supersticioso, pero solo hoy me permito serlo un poco. Me acerco y le pongo una mano sobre el hombro, entonces escuchamos el sonido de las sirenas avanzar por la calle. Ya muy poco queda del tango de esta noche.

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6 comentarios

  1. 1. Claudia Bellini dice:

    Hola Pevel,
    En muchas ocasiones me pasa que a medida que avanza el relato me va enganchando cada vez más, en tu caso me ha sucedido lo contrario.
    Desde mi punto de vista creo que el comienzo de la historia es muy bueno, me encanta la descripción de todos los detalles en la sala de baile, pero desde que suben, la caza de las ratas le hace perder intensidad.
    Repites muchad veces la palabra ratas y, qué hace salir al alumno del armario?
    En cuanto a gramática, alguna frase que no suena raro: para que otra cosa pudo habérseme ocurrido querria ella que me quedara?
    Cambiando algo el ritmo del final creo que podrías tener un relato muy interesante.
    Felicidades y gracias pir escribir y leer!

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 20:25
  2. 2. Francis dice:

    Pevel, has escrito un relato muy interesante, pero te ha faltado pulirlo. Has corrido mucho o no lo has revisado. El contenido es original y has sabido encajar las palabras del reto. Sigue escribiendo y verás cómo consigues que la lectura de tus relatos sea más fluida.
    Nos leemos. Saludos desde Sevilla.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 18:03
  3. 3. Kriptana dice:

    Hola Pavel

    Interesante el argumento del relato, aunque alguna cosa me ha chocado un poco, como que a la rata se le caiga una moneda.

    Un saludo

    Si te apetece leer mi relato, es el 198

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 21:01
  4. Caramba, me has matado la ilusión, yo creía sería un tesoro escondido No te preocupes, en otra ocasión lo hallamos.

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 18:33
  5. 5. Laura dice:

    Hola Pevel.
    El relato es en sí bueno, aunque deja algunos puntos sin cerrar.
    Coincido con los anteriores en algunos de los detalles.
    El letrero, ¿no tendría que titilar en lugar de tintinear? ¿o tiene campanitas o algo semejante que lo hace tintinear?. Es una palabra que, además, me parece que no aporta al relato. Y su inclusión se me hace forzada.
    Con respecto al resto del relato, a pesar de la repetición de la rata, la inclusión de las doce palabras es totalmente fluida.
    Te leo la próxima escena

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 22:39
  6. 6. Janna dice:

    Hola Pevel:

    Tu relato está bien construido. Es conciso, se centra en lo relevante de lo que quieres contar, hay conflicto, y la acciones que ocurren están bien justificadas. Usaste descripciones acordes, ajustadas al tono, que se torna cómico en la escena del climax jejeje, al menos yo me reí del incidente con la rata y la puntería de María. No coincido en que haya algo forzado en el relato, me parece que las doce palabras fluyen bien.

    No se si fue un despiste pero ¿quién es Romina? la mencionas en esta línea: “Romina me pasa una escoba, así que intento provocar al roedor dándole golpes a la pared.”

    Saludos 🙂

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 17:24

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