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El planeta dorado - por M.M.ARIEL

La nave de carga Tango, que había sufrido algunas averías, surca la nebulosa Roedor en dirección a la Tierra, usando como propulsión las corrientes oceánicas de materia oscura, que le arrastran lo suficiente, mientras las reparaciones son llevadas a cabo.

El mercader Sadim baja la escalera en dirección al impulsor cuántico: al parecer ha resuelto el problema. Introduce el frasco de vidrio en el centro del impulsor, aprestándose a subir y dar reinicio al sistema. Según sus cuentas, tendrá suficiente combustible para llegar a la Tierra, e incluso le alcanzaría para un corto viaje a algún otro destino.

El hombre toma en sus manos el talismán, una pata de conejo disecada regalo de su viuda madre, que pende de su cuello, y que según él, algún día lo hará rico, mientras hace cálculos mentales de la jugosa ganancia que esta carga le traerá. Sus pensamientos son interrumpidos por su asistente Ambire, quién bastante alterado, le pide que suba a la sala de mando:

—Echale una mirada al panel.

—¿Pasa algo? —dice el apurado mercader un poco inquieto—, sabes que detesto las sorpresas —agrega mientras observa la pantalla: la avería y la corriente los había llevado a un sistema lejano, poco explorado y quizá peligroso. Lo mejor era dar inicio cuanto antes al motor y retomar el rumbo. Sin embargo algo llama su atención:

—¿Oro?, ese planeta en forma de naranja… ¿Eso es oro?

—Ya lo verifiqué seis veces —dice Ambire con una engreída sonrisa dibujada en su rostro—, el análisis muestra oro desde la superficie hasta una profundidad de ¡tres kilómetros!, también hay algo de otros metales y carbono mezclado, ¿lo puedes imaginar?

El codicioso Sadim, agarra su talismán y emocionado, da gracias a su santa madre, luego pregunta a su asistente:

—¿Cuánto tiempo nos tomará llegar?

—Solo diez horas. A pesar de lo insalubre del planeta, hay una mezcla de gases y oxigeno perfectamente respirable.

—Marca el rumbo. Algo me dice que los doce tripulantes de esta nave somos inimaginablemente ricos. Por supuesto, hay que hacer una alianza. Este descubrimiento debe ser un absoluto secreto. Solo tú y yo, debemos tener las coordenadas.

—Llegaremos a las nueve de la mañana —dice Ambire observando el reloj del simulador de hábitat, que mantiene la nave a las mismas condiciones de fecha y hora que la Tierra.
Llegado el momento, el capitán y sus once acompañantes, caminan sobre la superficie de aquel singular planeta, deslumbrados por el dorado paisaje. Les cuesta un poco caminar por la fuerza de gravedad aumentada en veinticinco por ciento, respecto a la Tierra. Todo es oro: las montañas, las rocas, hasta las dunas de arena. Quizá hubiera sido divertido ver árboles, pájaros, o algún rio moviéndose por allí.

No había tiempo que perder, El capitán ordena bajar la mercancía de la nave, que ya no vale ni una centésima parte de lo que se disponen a llevar.

—Compraré la totalidad de la flota. Todas las naves de carga serán mías, nadie podrá negarse a la oferta que les voy a hacer —dijo sonriendo Sadim.

Luego de ocho horas cargando arena de 24 quilates, asistidos por las máquinas robots de cargue, el capitán ordena iniciar el impulsor cuántico: la nave se eleva perezosa por los aires, mientras la tripulación celebra. Sin embargo, la alegría se transforma en pánico, cuando la nave se va en caída libre hacia la superficie.

—¡Ambire!, ¡que carajos sucede! —grita el capitán, mientras los demás vuelan por los aires tratando de agarrarse de algo.

—¡No lo entiendo! —responde su ayudante—, todos los sistemas funcionan correctamente. El panel nos dice que la carga es muy pesada, pero esto no tiene sentido. Los cálculos realizados… ¡estoy seguro de que son correctos! —Luego de hacer una verificación, exclama—: ¡No puede ser!, el oro ha cambiado a una forma alotrópica desconocida de mayor peso molecular… Capitán… ¡Estamos jodidos!

La Tango cae hecha pedazos. Los únicos sobrevivientes son el capitán y su ayudante, que salieron volando usando la propulsión de sus sillas. Sentados en dos rocas de oro, permanecen lamentándose durante un par de horas, hasta que a Sadim le llama la atención el panel de su traje: una débil señal de carbono y otros elementos orgánicos cerca de aquí. ¿Sera vida inteligente?

Los dos hombres atraviesan un desierto bermejo, usando el impulsor de sus trajes. Cuando llegan al lugar, horrorizados descubren que hay rastros de otra nave accidentada, contenedores llenos de oro, y esqueletos de otros seres que también cayeron en la trampa.

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5 comentarios

  1. 1. Azul dice:

    Hola. Muy interesante la propuesta. Muy original. No conté las palabras pero creo que está muy bien logrado. Saludos.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 19:30
  2. 2. charola dice:

    Hola M.M.Ariel! Me gustó tu relato. Se lee de corrido, bastante imaginación. Solo tengo un pero con el nombre de la nebulosa. La trama excelente y el final también.
    Algunos errores que te los digo para mejorar, aunque en general está bien escrito:

    -y que, según él(coma después del que)
    -Ambire, quien bastante alterado (quien sin tilde)
    -—Échale una mirada al panel. (Échale con tilde)
    -Sin embargo, algo llama su atención (Coma después de “embargo”)
    -Oxígeno (con tilde)
    -¿Será vida inteligente? (será con tilde)

    Felicitaciones por tu relato. Saludos.
    Estoy cerca 134. Nos leemos.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 01:25
  3. 3. Doralú dice:

    !Hola M. M. Ariel!

    Me ha gustado tu relato, de fácil lectura y comprensión. El empleo de las doce palabras en el género literario me escogiste me pareció excelente.

    En relación a la estructura de los párrafos, desde mi punto de vista muy personal, existen algunos párrafos con muchas comas, creo que el uso del punto y seguido o del punto y coma mejorarían el texto y daría pie para enriquecerlo con más descripciones.

    Un abrazo

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 01:35
  4. 4. Cesar Henen dice:

    Hola Ariel, gusto en leerte y comentarte.

    Un trabajo muy limpio, salvo los errores que te mencionaron, y este pequeño error “robots de cargue”

    Este párrafo, sobre todo el final hay algo que no es correcto,
    “—¿Pasa algo? —dice el apurado mercader un poco inquieto—, sabes que detesto las sorpresas —agrega mientras observa la pantalla: la avería y la corriente los había llevado a un sistema lejano, poco explorado y quizá peligroso. Lo mejor era dar inicio cuanto antes al motor y retomar el rumbo. Sin embargo algo llama su atención:”

    Después de la última intervención del narrador, lo que está después de los dos puntos debe ir en punto y aparte, ya que no es parte de la acción del diálogo ni del personaje.
    Algo así:
    “—agrega mientras observa la pantalla.
    La avería y la corriente los había llevado a un sistema lejano, poco explorado y quizá peligroso. Lo mejor era dar inicio cuanto antes al motor y retomar el rumbo. Sin embargo algo llama su atención:”
    La palabra roedor para que no te quedará forzada, hubieras puesto “Surca la nebulosa llamada roedor”

    Solo me resta decir que has llevado muy bien la historia, es amena, donde mezclas algo de ciencia ficción y algo más. ¿Te inspiraste en el planeta del tesoro y los cuentos de sitchin? Me parece una mezcla algo parecida entre ambas.

    ¡Saludos!

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 03:52
  5. 5. Rita dice:

    Hola, M.M.Ariel.
    Un buen relato. Mi género favorito es la ciencia ficción, así que me ha gustado.
    Los fallos ya te los han señalado (tildes, puntuación, frases largas…). Con un poco de práctica mejorarás.
    Eso sí, tengo que decirte que no cumples el reto porque se te han escapado algunos verbos en pasado:
    “oferta que les voy a hacer —dijo sonriendo Sadim.”.
    Por lo demás, bien.
    La verdad es que me ha gustado mucho la moraleja de tu texto: la codicia y la avaricia pueden tener graves consecuencias.
    Espero haberte ayudado.
    Si te apetece pasarte por mi relato, soy el 117.
    Nos leemos.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 16:16

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