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Como mosquitos en una trampa pegajosa - por Juan F. Valdivia

Web: https://juanfvaldivia.wordpress.com

Una vez más abro el frasco y aspiro tu Canción. Ahí estás, toda tu esencia concentrada en ese elixir. De repente un tango atraviesa la ventana e inunda la habitación. El antro mugriento y ruidoso de la planta baja no descansa, ni de día ni de noche. Reconozco la melodía: sonaba la noche que te conocí en aquel tugurio cercano al viejo malecón. Apago la luz y me asomo al alfeizar. Sé que no debería hacerlo, pero las notas me llaman. Forman una escalera sincopada mientras trepan por el aire denso de la noche. La tonada, unida al aroma, se convierte en un regalo: tu recuerdo se vuelve en algo físico. Querría fundirme contigo, acabar con esta separación forzada.
Todavía no.
—Mañana. —Intento convencerme—. Quizá mañana.
Sé que ella continua peinando la ciudad. Buscándote, buscándonos. No puedo recrearte. Aún no.
Dejo abierta la ventana y regreso al interior del cuarto.
Y recuerdo:
—¿Funcionará? —preguntaste antes de que todo empezase.
—Lo he hecho más veces.
El mohín en tus labios me obligó a concretar:
—Pero nunca por amor.
—Si crees que funcionará, hazlo.
Lo hice. Te maté, te arranqué el alma, la encadené a ese frasco y huí. No: huimos. Juntos.
La canícula nocturna, junto al ventilador roto, convierten la habitación en una trampa para insectos. ¿Tú y yo?
Un chirrido de neumáticos frenando. Más que oírles, siento cómo salen de los coches. No les veo. Tampoco lo necesito. Las caras poco importan, sus armas sí. Están aquí.
Los gritos acallan el tango. Una voz de mujer, rabiosa:
—Los quiero. No importa cómo, pero los quiero.
Percibo su aura: una luz espectral que desafía la noche. Ella. Ha llegado. Tu viuda, que desea equiparar la partida. Sangre por sangre, alma por alma.
No hay tiempo. Entro en el baño. Mierda. No hay ventana, sólo un respiradero estrecho.
Preguntas, exclamaciones, insultos, carreras. El pasillo del motel bulle.
—Sal, hija de puta—ruje.
«Hija de puta».
Sonrío. Mantuviste bien el secreto, querido. Siento la tentación de salir y unirme a la turba de desconcertados huéspedes. Descarto la idea por temeraria y ridícula.
Ella vuelve a gritar. Debe acompañarle un psiónico, por lo menos uno capaz de rastrear auras. O incluso filoesencias. Sólo eso explica que nos hayan encontrado tan pronto.
El respiradero. No hay otra salida. Pero usarlo implica dejar todo atrás. Todo. Observo el frasco. En su interior refulge una diminuta luz. Sonrío. Te has decidido.
—Como desees, querido.
Obligo a mi uña corazón a crecer. Se alarga, se afila. Cuando se ha convertido en un bisturí rubrico con ella el sello de la Alianza sobre mi piel. El dolor me bendice con su lucidez. La sangre —la misma que ella reclama— empieza a derramarse, a bañarme.
—Aquí, mi señora. —Una voz imposible: un moldeado—. Alguien está usando Vol.
La puerta cruje pero se mantiene firme. Declamo los nombres de mis doce guardianes y rezo porque la madera resista un par de empellones más.
—Derribad esa puta puerta.
Las brumas del ritual (dolor, sangre y Vol entrelazados, efervescentes) me emborrachan. Mi cuerpo arde. Los huesos se licuan, la carne se derrite. En el último momento de solidez agarro la botella. Te derramo sobre mí, dentro de mí. Te envuelvo, nos unimos. Siempre contigo. Siempre.
La madera explota pero yo/nosotros fluyo/fluimos respiradero adentro.
—Que no escape.
Pese a carecer de oídos la agresividad de su alarido nos sacude.
Cuando arremeten contra la puerta del servicio nosotros ya nos estamos derramando fachada abajo. Nos deslizamos sobre la mugre y el polvo grasiento de los muros. Te retuerces lleno de repulsión.
—Tranquilo, querido. Aprenderás a soportarlo.
Pero sigues gritando mientras nos sumergimos en las cloacas. Sé que navegar entre heces no se parece a la huida romántica que habíamos planeado.
—Debemos dejarla atrás —susurro—. Ya recuperaremos luego la individualidad.
Percibo tu inseguridad.
—Aunque, si lo prefieres, siempre podemos mantener esta comunión.
Callas. Ese silencio me basta. Al menos por ahora.
La acequia desemboca en un albañal en la base de la muralla. Recupero mi forma.
Amanece. El sol incendia el pantano con tonos naranja rabiosos.
Sólo vestido de esperanza, empiezo a alejarme de los muros. Ni hombre de lata, ni espantapájaros ni león: encarno el papel de roedor furtivo perdido en un camino de baldosas de inmundicia.
Huyo sin destino fijo. Pero en mi pecho late el contenido muy especial de un frasco abandonado. Su calor me sirve de talismán, me impulsa a seguir. Porque dentro, en su luz, tú sonríes.

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14 comentarios

  1. 1. Rodrigo Gaete Peñaloza dice:

    Estoy asombrado, su redacción y organización la disfrute. Planeaba tener un comentario al terminar de leerlo, pero no fue así. Me costo entenderlo o digerirlo al principio; no es nada mas que mi propia culpa. Está muy bien escrito, que es algo que debo aprender a mejorar y tener este texto de referencia es de mucha ayuda.

    La historia. Un hecho macabro pero atractivo de leer, ¡gracias por el cuento!

    Espero te puedas pasar por mi cuento. Es el número 130

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 17:48
  2. 2. Wurunkati dice:

    De verdad que estoy impactado.
    Me gusta cómo escribes y la sonoridad que produce.
    Lo único, quizás, es que nos falten elementos (parece un trozo de una historia mayor) para poder entender la historia en su complejidad. Pero es mi opinión.
    Estupendo final.
    Enhorabuena

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 14:10
  3. Hola, Rodrigo.

    He de confesar que en este relato he intentado imitar a una autora que descubrí hace poco. La autora usa un estilo tan directo (a veces poco menos que salvaje) que obliga al lector a rellenar los huecos que deja adrede en el texto. Yo he jugado, al menos en parte, a ello: sembrar pinceladas de un cuadro complejo dejando el resto a la imaginación del lector. Sé que no lo he conseguido (al menos no con su eficacia), pero tampoco me preocupa mucho: no deseaba lograr un calco. Así ha quedado algo a medio camino entre su estilo y el mío.

    Para aprender a escribir sólo te puedo recomendar algo: leer mucho, mucho, mucho y más todavía. Y hacerlo con ojo crítico y analítico.

    Hablo de algunos detalles del relato en mi blog, en el ‘Acerca de’ ya tradicional: https://juanfvaldivia.wordpress.com/2017/02/04/acerca-de-como-mosquitos-en-una-trampa-pegajosa/

    Un saludo.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 23:23
  4. Hola, Wurunkati.

    Que el impacto no te haya dolido mucho 😉

    Eso que dices de que faltan elementos en parte se debe a que con 750 palabras poco se puede conseguir. Pero en otra parte se trata de un efecto deliberado. Tal y como le he dicho a Rodrigo, he emulado el estilo de cierta autora afamada un tiempo atrás (y multipremiada). Siguiendo su forma de narrar he usado un lenguaje directo, impactante, que al mismo tiempo deja de manera deliberada multitud de huecos en la historia. A ello se añade el que he enmarcado el relato en mi universo personal, el de La Voluntad (aunque en este cuento en concreto he abandonado la fantasía para crear un mundo muy cercano al nuestro). Si quieres conocer o al menos intuir algo más de él tienes en esta misma web de Literautas más relatos ambientados en él (o en mi web, donde hay un listado total de esos y otros relatos).

    También, para conocer más del cuento, puedes leer le ‘Acerca de’ que redacté cuando lo tuve listo. La URL ya la puse en el comentario a Rodrigo.

    ¿Te gusta el final? A mí se me hace quizá demasiado ñoño, pero admito que era el que dada la extensión mejor me cuadraba.

    Muchas gracias por comentar.

    Un saludo.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 23:40
  5. 5. Beverly Matos dice:

    Hola Juan
    Muy bueno el texto, está bien escrito y es fácil de seguir, cambiaría en la línea “tu recuerdo se vuelve en algo físico” al leerlo sobra el “en”.
    Por lo demás me parece un relato fácil de seguir.
    Estaba con la duda de que personaje sería hasta que llegue a donde pone que es un roedor y me encantó. No creo que el final sea ñoño para nada.
    Buen trabajo.
    (Beverly 129)

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 20:11
  6. Hola, Beverly.

    Gracias por resaltar ese error del ‘en’. Sí que sobra, sí. 🙂

    Y no, el prota no es un ratón, ni de lejos. Lo de ‘ratón’ está metido, con muchísimo calzador, como simple referencia (por llamarlo de alguna manera) a El Mago de Oz. En su huida el prota no se identifica ni con el hombre de hojalata (hace lo que hace por amor), ni con el león (posee el valor para luchar por su amor) ni con el espantapájaros (ha demostrado la suficiente inteligencia para engañar a la viuda y sus secuaces), sino con algo mucho más ínfimo: un roedor cobarde que en vez de seguir un camino de baldosas doradas atraviesa un vertedero y un pantano (de ahí lo de las baldosas de inmundicia). Pero no se trata de un roedor de verdad, no.

    Bueno, me alegra que el final le disguste a la gente menos que a mí 😛

    Un saludo y gracias por comentar.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 01:29
  7. 7. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Juan, aquí me encuentro de nuevo ante un trabajo tuyo el cual es difícil de comentar por tu estilo tan pulcro y planeado.

    Desde que empiezo la lectura ando buscando alguna cosa mínima que sugerir entre tantas palabras que parecen no pertenecer a ningún otro lugar.

    Me adentro a los comentarios y ahí encuentro que Beverly encontró una palabra de dos letras que bien se poda suprimir, cosa que no vi al leer.

    Entro luego a tu blog y descubro tu planeación para cada palabra y el acomodo que les vas dando. entonces entiendo que se necesita mucho de lo que tu posees para lograr lo que tu logras

    regreso de nuevo a la lectura y leo el texto de un solo golpe. no encuentro nada que golpee mi lectura.

    Mi vista se queda fija en las ultimas palabras del texto “tú sonríes” y entonces algo viene a mi mente y pienso mejor que sonreír, “tú esperas” y el panorama de mi lectura adquiere otra dimensión.

    Te felicito.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 17:04
  8. Hermoso, muy hermoso, Juan. Por momentos me encontraba metido de lleno en lo mejor de la SciFi de un Silverberg que solo desea la unión sexual en su Viaje por el tiempo.
    Aunque no te había leído anteriormente, espero disfrutar de otros escritos tuyos y ponerme al día en tu blog.
    Un placer, compañero.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 22:22
  9. Hola, Osvaldo.

    En efecto, Beberly descubrió un error. De nuevo gracias, Beb.

    Ya leíste en el blog que he tenido bastante poco control del cuento. Así ha quedado este diminuto engendro que no me acaba de gustar. Pero lo dicho: si le agrada al resto pues oye, miel sobre hojuelas.

    Como siempre, me alegra que hayas disfrutado.

    Gracias por tus palabras.

    Un saludo.

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 18:53
  10. Buenas, Pepe.

    A ver, ‘hermoso’, lo que se dice ‘hermoso’, pues como que no ]:) Unos amantes huyendo entre inmundicia de una viuda y sus matones no creo que se pueda considerar ‘hermoso’, la verdad. Se me ocurre más bien ‘triste’, ‘sucio’ o ‘desesperado’ (por no hablar del final ‘cursi’). Pero gracias por la palabra.

    No he leído mucho de Silverberg, más allá de la saga de Majipur (los cuatro de Ultramar), Espinas y poco más. Así que no te puedo responder a esa comparación. Aunque entiendo que ¡gracias!

    Si quieres leer más cosas mías sin esperar al mes que viene en mi blog hay una lista de lo que tengo por ahí disperso. Si lees algo y te gusta ¡comenta! No veas lo contento que me ponen los comentarios 😉

    Un saludo y gracias por molestarte en comentar.

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 19:03
  11. 11. Wolfdux dice:

    Hola Juan, he intentado mirar con lupa tu relato con la esperanza de encontrar algo que hacerte revisar, pero he sido incapaz, jejeje. Pero es normal en cualquiera de tus trabajos, siempre presentas textos impolutos y correctos.

    Me ha gustado mucho las referencias al mundo de Oz, y como consigues captar la atención del lector desde el principio. Por otro lado ha habido un fragmento que me ha hecho recordar “La cuenta atrás del relojero”. La carne derritiéndose y los huesos licuándose los asocio a la Voluntad, jajaja.

    Nada más que decir, un relato espectacular. Felicidades.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 12:23
  12. Hola, Wolfdux.

    Fallos los tengo, y siempre: han encontrado eso del ‘en’ que sobra, por ejemplo . Y seguro que habrá más detalles mal o por lo menos mejorables. Seguro.

    La referencia a Oz surgió sola, así que no me merezco mucho mérito: el subconsciente tiene la culpa. Él y la palabra ‘roedor’ como detonante. Ale: la culpa/mérito es de Iria y cía.

    Si te soy sincero ni me acordaba de ‘La cuenta atrás’ cuando escribí esto. De nuevo los recuerdos subconscientes tienen la culpa, y han ayudado a crear ese especie de tenue coherencia. Lo de tenue va porque en aquel la transformación supone toda una agonía y aquí el personaje implicado no sufre nada.

    Me alegro que te haya gustado el cuento. A ver cómo queda el siguiente.

    Un saludo.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 23:05
  13. 13. Vespasiano dice:

    Hola Juan:
    Aunque muy tarde he llegado a tu relato que me ha parecido muy bien escrito, lleno de imaginacion y a mi corto entender una historia apocaliptica.
    Comentarla en detalles me cuesta pues no soy entendido en este tipo de enredos. Asi que no ahondare en ello porque ni conozco ese tipo de literatura ni he leido a ninguno de esos autores que mencionais tanto tu como otros companeros.
    Yo estoy de vacaciones, sin mi ordenador y usando mi telefono movil para escribir. No tomes en cuenta faltas de tildes y otras irregularidades gramaticales. Me cuesta escribir y borro mas que escribo.
    Pero tu historia me ha gustado y por ello te felicito.

    Escrito el 5 marzo 2017 a las 15:09
  14. Hola, Vespasiano.

    Como se dice: nunca es tarde si la dicha es buena 😉

    Admites que no estás habituado a leer ‘este tipo de enredos’ (entiendo que te refieres a fantasía), pero incluso así el microcuento, o mejor dicho la escena, te ha gustado. Eso ya supone un éxito.

    Muchas gracias por tus palabras. Y disfruta de las vacaciones 🙂

    Un saludo.

    Escrito el 12 marzo 2017 a las 23:59

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