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De los cuernos y la muerte... - por Arameo

Aquella mañana, a pesar del ajetreo de la ciudad, el canto de un par de ruiseñores se filtraba por el ventanal sucio de una de las oficinas del departamento de policía. Dentro, el detective sentado sobre el escritorio, antes ocre, ahora más bien un naranja gastado de mal gusto, jugueteaba con la alianza de oro que envolvía su dedo anular izquierdo.

Frente a él se encontraba una mujer menuda y pequeña, pero con un aire de orgullo que el pasar de los años no había podido devanar al ritmo de su rostro, pues los surcos en su frente, como atestiguara el detective, semejaban una escalera con una cantidad incalculable de peldaños torcidos.

El juego de miradas había iniciado hacía unos treinta minutos. La cancha estaba dividida por un pedazo de metal grabado en cuyos surcos podía leerse el título Detective A. Miramontes – Homicidios. Una red que parecía darle ventajas al jugador local, aunque eso fuera una mera suposición, poco acertada en este caso.

—Puede retirarse, Sra. Cortés. —Dijo, tratando de mostrarse firme. Y añadió finalmente:— Por ahora. —Aunque en el fondo era consciente de que ya había perdido esa partida.

El detective Miramontes, observó a la viuda salir de su oficina y cuando hubo cerrado la puerta, respiró profundamente, un tanto aliviado.

Dulce Cortés bajaba los peldaños torcidos de la escalera resquebrajada del departamento de policía de los Ángeles, aquella hermosa mañana de abril. Sentía que debía estar bailando de felicidad, pero por alguna razón se sentía insultada y molesta. Mientras pensaba en lo repugnante que podían llegar a ser los hombres, recordó al agente Miramierdas, aquel degenerado policía que se había comportado como un canalla con ella. Incluso su nariz respingada y pequeña le recordó a un roedor, una sucia rata que intentaba escarbar demasiado en la basura ajena. ¿Qué diablos le importaba que otro infeliz hombre como él estuviera ahora tan tieso como una tabla de planchar? Para ella todos eran cerdos infieles llenos de porquería.

Envuelta en esos pensamientos, cogió el talismán que rodeaba su cuello, cerró los ojos levantando su rostro hacia el cielo y recitó frases en alguna lengua gutural e ininteligible, que ni el par de ruiseñores pudo soportar. El cielo se nubló y tronó como si alguna bestia ancestral hubiese tratado de abrirlo de un solo golpe.

—¡Espero que este regalo te guste, cerdo! —Inmediatamente pensó en la alianza de matrimonio que había visto en el dedo del detective. Eso podría haberla detenido tiempo atrás, pero ahora estaba convencida de que los buenos hombres no existían. —Haré un favor a tu pobre esposa, infeliz.

Dentro de la oficina, el detective Miramontes pensaba en lo ridícula que le parecía toda aquella situación. Una gitana de ochenta años no podía ser capaz de tal salvajismo. Doce heridas en total, con algún objeto punzocortante al rojo vivo. Todas en la parte superior del torso. Parecía imposible que una anciana como aquella pudiera siquiera abrir un frasco de conservas por sí sola.

La causa de la muerte no era ningún secreto, por supuesto, pero necesitaba saber si la menuda y orgullosa Sra. Cortés tenía motivos suficientes para matar a su marido.

De pronto, todo el ambiente se oscureció, pasando del día a la noche. El ruido del par de ruiseñores y el ajetreo de la ciudad se convirtieron en silencio puro. Miramontes intentó frotarse los ojos pero todo seguía su curso, como una pesadilla de la que no puedes despertar. Escuchó afuera un sonido contundente. Como un aspa gigante golpeando contra un muro a gran velocidad. Una luz rojiza asomó por las ranuras de la puerta, mientras golpeteos, parecidos al andar de un caballo, comenzaron a sonar cada vez más cerca. Una silueta negra fue cubriendo la luz. Miramontes pudo verla con definición perfecta, pues la sombra comenzó a filtrarse por debajo de la puerta y hacía él. Trató de frotar nuevamente sus ojos pero sintió un calor insoportable proveniente de su anillo de oro. Intentó quitárselo, cuando se percató de que un resplandor rojo tras de él comenzaba a reflejar una gran masa negra a sus pies, la cual parecía crecer sin parar… adornada por dos grandes y retorcidos cuernos rojos.

Afuera, el cielo parecía retomar su alegría. El canto de los ruiseñores se había multiplicado y una gran muchedumbre se reunía, incrédula y divertida, en torno a una viejecita muy alegre que bailaba aplaudiendo al ritmo de un tango que parecía resonar solo en su interior.

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10 comentarios

  1. Seguro que el detective Miramierdas hubiera jurado en arameo de haberle dado la oportunidad. Lo mataste valiéndote de la gitana.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 18:03
  2. 2. Ane dice:

    Hola Arameo:

    He de decirte que me ha gustado tu relato. Esa oratoria, una narrativa muy poética y para más inri a dos voces.

    Te felicito.

    Un saludo.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 20:50
  3. 3. Maria Jesús dice:

    Un relato curioso, un combate a dos bandas con un claro perdedor. Sorprendente. Me ha gustado mucho.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 12:03
  4. 4. patricia dice:

    es un relato curioso y muy negro, losiento por no haberle visto ningun fallo, pero soy muy novata en ello, me ha gustado bastante la historia de la bruja, parecia que invocaba a un demonio.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 19:02
  5. 5. Arameo dice:

    Gracias a todos por pasar y tomarse el tiempo de leer mi relato. No soy muy bueno, por lo que me alegra mucho que les haya gustado. Prometo pasar por los suyos y dejar un comentario. Saludos!

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 15:40
  6. 6. Mariana Sánchez dice:

    Hola Arameo. Me encantó la historia y como está escrita. Pero no cumpliste en totalidad el reto pues las acciones están narradas en pretéritos.
    Saludos.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 15:59
  7. 7. Arameo dice:

    Hola Mariana, me atrapaste! Agradezco mucho tu comentario… pasaré al tuyo. Saludos!

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 16:19
  8. 8. Arameo dice:

    Hola Maríana, tienes razón. Me atrapaste! Aún así me agradó escuchar que te gustó. Trataré de hacerlo mejor y apegado a las reglas para la próxima. Gracias y saludo!

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 17:15
  9. 9. Laura dice:

    Hola Arameo.
    No esperé que tu relato tan rápido pasase a lo trágico con la viuda resentida. Pensé que habría algo de juego entre ambos.
    Me gustó muchísimo el inicio, tenía expectativas por otra forma de relacionarse entre ellos.
    De todos modos, muy buen relato.
    Si lo deseas, estoy en el 33

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 11:31
  10. 10. Diego Corin dice:

    Hola Arameo leí tu relato y debo decirte que me gustó a pesar de no cumplir con el reto de escribirlo en presente. Buena trama y bien utilizadas las 12 palabras. Eso si…. mucho ruiseñor por las calles.
    Abrazo

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 13:44

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