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Volver - por Miriam Torres

Web: https://historiasdethaisite.wordpress.com/

La Mansión Grace esconde un gran secreto. Esta gran construcción victoriana fue propiedad de los duques de Westfield, un matrimonio que decidió marcharse a pasar sus últimos días a la residencia de verano que poseían a las afueras de Standford para poder estar cerca de su familia. Murieron de neumonía poco después y la propiedad pasó a manos de sus herederos, que decidieron sacarla a subasta y sumar una suculenta cantidad de dinero adicional a la recibida en el testamento.

Por aquel entonces, el barón Grace era un joven apuesto y apasionado que malgastaba su fortuna en juego y mujeres, y pensaba que consiguiendo la propiedad impresionaría al general Clifford y podría tomar la mano de su hija en matrimonio, algo impensable dada su fama de vividor. Sin embargo, no solo consiguió hacerse con las escrituras de la mansión, también celebraron un enlace por todo lo alto al que acudió la alta sociedad y supuso el acontecimiento más relevante del año. Después, llevó a su flamante esposa a conocer la casa que había comprado para ella con el fin de restaurarla a su gusto. Cuando la joven vio el encanto de aquel espacio cargado de recuerdos, le rogó que revisaran las instalaciones pero que dejaran todo como estaba. Así, con una buena limpieza y ventilación, la casa fue otra. Amaba el olor a madera maciza de los muebles y el ruido de la enorme escalera que comunicaba el recibidor con los dormitorios.

Al barón le gustaba la música tanto como viajar, algo que hacía a menudo para atender diversos negocios, y siempre le traía obsequios. En uno de sus viajes por el Río de la Plata quedó prendado de un ritmo alegre y animado al que no estaban acostumbrados en la vieja Europa, que los nativos llamaban tango. Se acercó a una tienda y compró un fonógrafo con un cilindro en el que sonaba una de esas piezas, para llevarlo a casa y que su esposa pudiera disfrutar de aquella maravilla. Cada mañana la esperaba en el salón con la música sonando y disfrutaban de esos movimientos poco correctos ante la mirada de un roedor curioso. Soñaban con parecerse al matrimonio que les había concedido el privilegio de vivir felices en aquella casa y ver crecer a los hijos que vendrían, pero aquello nunca se llegó a producir. La tosferina se le llevó tras varios meses de terrible agonía, velado día y noche por su mujer que se marchitaba poco a poco.

El entorno social se compadecía de ella, siendo la comidilla en reuniones y lugares de ocio que frecuentaba antes de convertirse en la viuda Grace, sus familiares no le hablaban de otra cosa que no fuera la obligación de contraer matrimonio nuevamente si no quería perder el patrimonio que había obtenido durante esos años y sus amistades le realizaban visitas de cortesía, hasta que un buen día dejaron de hacerlo. Decidió alejarse de la cruel hipocresía y encerrarse en la mansión para vivir rodeada por los recuerdos de su vida feliz. Guardaba una fotografía del barón en el cajón de su tocador, que besaba con adoración al levantarse y al acostarse, maldiciendo cada nuevo día de vida.

El doce de mayo del año siguiente, celebró el primer aniversario de la muerte de su marido. Se puso el vestido de color naranja tan atrevido que le compró en uno de sus últimos viajes y no había podido lucir en ningún evento por resultar demasiado llamativo, y el camafeo que llevó el día de su boda y conservaba como un talismán. Bajó al salón y sosteniéndose entre unos brazos invisibles bailó aquella música de arrabal hasta quedarse sin fuerzas, después se sentó en la butaca favorita de su marido y se tragó la alianza de matrimonio acompañada de un frasco de belladona, que le ayudó a dormir para siempre.

Hoy en día, la mansión se mantiene en pie y se ha convertido en un museo. La fachada ha sido restaurada pero el interior conserva su construcción original, como fue el deseo de los Grace. Son muchos los curiosos que conmovidos por esta historia viajan hasta la ciudad y recorren sus estancias cargadas de misterio. Los vecinos del lugar cuentan que por las noches se escucha sonar un tango y por las ventanas se vislumbran dos siluetas bailando al compás.

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4 comentarios

  1. 1. Yoli L. dice:

    Hola Miriam

    Te aporto mi comentario como lectora, ya que de la forma aún estoy aprendiendo, pues es la segunda vez que participo.

    Me gustó tu historia, se entiende bien, llevas bien el hilo conductual, está llena de imágenes que me evocan nostalgia y tristeza.

    Estoy en el #179 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-41/7258

    Un abrazo

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 00:26
  2. 2. Henar Tejero dice:

    Hola Miriam,
    Una historia muy bonita y nostálgica,rodeada por un halo de ternura.
    Aunque la narración es densa debido a la cantidad de información, está bien narrado y nos vas describiendo los hechos con exactitud.Aunque señalaría el uso de frases muy largas que a veces dificulta un poco la comprensión. Yo usaría frases más cortas. Así lograría más dinamismo.
    El tema podría dar para un libro, muy imaginativo.
    En conclusión, me ha resultado muy entretenida la lectura.
    Nos leemos!!!

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 08:23
  3. 3. yolareina dice:

    Hola Miriam, Disfruté la lectura y eso, me parece, es lo mejor en cualquier relato. Te sugiero lo leas varias veces para que redondees más la forma; hay párrafos que puedes separar y frases que se pueden mejorar pero eso debemos hacerlo todos con los nuestros así que adelante. Nos leemos.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 15:22
  4. 4. Miriam Torres dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Tomo nota de vuestras sugerencias para mejorar.

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 19:30

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