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CABREO CONTEMPORÁNEO - por Otilia

El viento sur, propio de nuestra ciudad, me ha despertado pegando machaconamente en la persiana de la habitación. Sin abrir aún los ojos, el despertador a ritmo del tango “Secreto”, cosas del argentino que duerme conmigo, avisa que son las siete.
Empieza la rutina diaria, arreglo personal, despertar a los niños, organizar ropas y mochilas. Mientras Juan se encarga de espabilar a nuestros hijos, bajo la escalera hacia la cocina a preparar los desayunos, tostadas, mantequilla, frasco de mermelada, caliento leche y parto la primera naranja, pero el exprimidor no funciona, ¡uff! Cojo un tetrabrik de zumo.
Mis hijos empiezan a protestar:
—No me gusta mamá, no quiero— dice el pequeño.
—Yo tampoco, tiene conservantes y colorantes — replica la mediana, doce años, ecologista en las cosas que ella quiere.
Un poquito desbordada respondo:
—¡Bebedlo o dejadlo, pero rápido que ya llevamos retraso!
Un cuarto de hora más tarde y después de encargar al paciente de mi marido unos cuantos recados, salimos.
En la puerta suena el teléfono y mi hijo vuelve a entrar, se ha olvidado la mascota del aula.
—Buenos días— contesto
…..
—Lo siento Miren, que no sea nada, te espero mañana.
Miren, la mujer que nos ayuda en casa, no viene.
—Niños, hoy os quedareis en el comedor. Miren está enferma.
—Entonces, nos tienes que firmar los cheques –dicen al unísono.
—Lara, ¿los tienes en la mochila? –pregunto a la mayor.
—Sí.
—¡Vamos! En el coche los firmaré.
En el garaje y después de comprobar que mis hijos se ponen los cinturones, veo que no puedo entrar al asiento del conductor; como es habitual, mi vecino de parcela, para él salir cómodamente se ha pegado a mi coche impidiéndome la entrada. Entro por la puerta del copiloto, en el trasiego, mis medias salen perjudicadas. «Ahora, por este mamón, todo el día luciéndome con la carrera» pienso.
Mi estrés sube unos puntos. Muevo el coche de la plaza, mis hijas gritan porque su hermano quiere sacar al roedor de la jaula, « a ver si acaba la semana de cuidadores de la dichosa mascota» refunfuño, mientras busco en la guantera la herradura, talismán de la familia, heredada del tatarabuelo al que según contaban le salvo la vida. Con ella, haciéndome la tonta, rayo el lateral del coche vecino.
Arranco con el estrés a la baja. Dejo a mis hijos en el colegio y llego al instituto donde trabajo. Hoy el horario parece tranquilo, a tercera hora atiendo a padres. Tengo concertada cita con los señores Polanco. Cuando despido a éstos, veo que me espera Rosa.
Rosa es viuda con dos hijos, Isabel y Jon. El curso pasado tuve mucha relación con ella. Fui la tutora de Isabel. Por una operación perdió cuatro meses de clase. Me tomé como objetivo personal que mi alumna sacara el curso, para ello coordine los trabajos de todas las asignaturas y con la ayuda de mis compañeros, Isabel aprobó.
Este año mi alumno es su hermano. A Jon solo le gusta jugar a futbol, en clase le cuesta hasta sacar los libros de la mochila.
—Buenos días –digo haciéndola pasar a la sala.
—Vengo muy enfadada contigo— contesta sin devolverme el saludo.
—¿Por qué?
—Ayer le pusiste un cinco en Matemáticas a Jon diciéndole que era un regalo. Llegó a casa desmotivado, sin ganas de trabajar. Tu labor es la de motivar al alumno— arenga en plan jefa.
Me agarro a la mesa para no soltar un improperio y con mucha calma pero dejando a un lado lo políticamente correcto, exclamo:
—Tu hijo necesita trabajar a diario. Conmigo lo va a tener que hacer y duro, si no, ese cinco será la nota más alta que tenga en Matemáticas. Adiós.
Salgo dejando boquiabierta a la susodicha madre.
Terminada la jornada laboral, queda la reunión de la comunidad. Es una alianza con Juan, él cenas y yo reuniones.
De pronto veo un vestido en un escaparate y decido darme un homenaje. Entro, lo cojo de la percha, me lo pruebo y en quince minutos estoy en la caja para pagar. No hay nadie, las dependientas están sacando el género de la nueva temporada. Llamo a una de ellas.
—Espere, por favor—dice sin mirarme.
Después de un rato, decido marcharme sin pagar. Al pasar por la puerta la alarma empieza a sonar y las dependientas corren hacia mí, me zarandean.
—Cariño, las siete.
Y oigo a Gardel “Quién sos, que no puedo salvarme muñeca maldita…”
Decido empezar el día con una infusión de valeriana.

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16 comentarios

  1. Hola Otilia, he disfrutado leyéndote. Fue una buena idea describir acciones cotidianas en una sucesión lineal; esto te facilitó mucho el relato en presente. También mostraste pericia al colocar las palabras exigidas en su sitio. No era tan fácil lograrlo y que tenga sentido, así que un aplauso. en general el estilo es perfecto. No veo faltas (si las hay no molestan). Me encantó la transición del sueño a la vigilia (el zarandeo de las dependientas). Me encantó la metamorfosis del talismán/herradura en arma de venganza para arañar el coche del vecino; le dio verosimilitud. Me encantó como introdujiste al roedor – la mascota del aula. El texto está bien pensado, redactado con pulcritud hasta en el más mínimo detalle, bien encajadas las palabras clave, respetado el tiempo del relato, así que toda una obra de ingeniería bien montada. Lo único que podría tener que decir, quizás, buscando 5 patas al gato, es que el paso de la vigilia al sueño, al principio, no me resultó tan verosímil que el paso inverso, quizás porque todas las acciones que describes después de que suene el despertador son tan sumamente tangibles que cuesta imaginar que se trata de un sueño. Quizás porque el viento despierta a la protagonista (“machaconamente”) en primer lugar. Permanece con los ojos cerrados pero despierta y luego oye sonar el despertador. Hace poco creíble que pueda permanecer dormida. Quizás aquí tienes un aspecto a mejorar.
    En cualquier caso escribiste un relato inteligente, lleno de agudeza y lidiase con pericia con los retos del mes que no eran cosa baladí. Felicidades. Un abrazo.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 22:34
  2. 2. Isan dice:

    Hola Otilia:

    Con esas pesadillas no hay manera de descansar y enfrentarse a lo duro del día en condiciones. Ese estrés augura que en la realidad se va a rayar el coche, se va a reñir con esa madre y no se le va a decir al marido que lo de casa es a medias.

    Has descrito muy bien el ambiente de una familia burguesa. No me ha gustado tanto que todo fuera un sueño ya que parecía real como la vida misma y lo del sueño es un recurso que creo que hay que evitarlo y en este caso se puede.

    El detalle de la raya en el coche ha estado genial. Es lo que siempre te viene a la mente en situaciones parecidas y no te atreves a realizar.

    Me ha hecho gracia lo de “ecologista en las cosas que ella quiere”, incluso se podría añadir “y cuando ella quiere”.

    Hay una línea con puntos suspensivos que no sé qué papel juegan ¿Tal vez algo que se dice al otro lado de la línea?

    En esta frase… a preparar los desayunos, tostadas…” creo que no va bien la coma sino dos puntos ya que los desayunos constan de lo que viene a continuación. Tal como está parece que, además de los desayunos, se preparan tostadas etc.

    “Un poquito desbordada respondo:
    —¡Bebedlo o dejadlo, pero rápido que ya llevamos retraso!” Para mi gusto primero pondría ¡Bebedlo… y después “RESPONDO un poquito desbordada todo integrado en el mismo diálogo.

    Buen relato. Muy real hasta que se despertó y muy divertido.

    Hasta otra.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 21:21
  3. 3. María Esther dice:

    Hola Otilia, muy bueno tu relato, se lee fluidamente y es muy ameno, tanto que me di cuenta que era un sueño al final con el sacudón del brazo. ¡Ja, já!
    De acuerdo con María en cuanto ala estructura y el cumplimiento de la consigna y el reto.
    Me gustó mucho. Felicidades, te seguiré leyendo.
    Maritel en el sitio 3

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 23:02
  4. 4. Fabi dice:

    De este cuento lo que más me gustó es que el personaje está muy bien logrado.¡Pudiste lograr el desafío de contarlo en presente!
    Muy bueno.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 01:36
  5. 5. Otilia dice:

    Isan, gracias por el comentario.
    Saludos.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 11:04
  6. 6. Otilia dice:

    Hola Fabi,
    Gracias por leer y comentar.
    Saludos.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 11:06
  7. 7. Rayen dice:

    Hola Otilia me gustó mucho, me identifiqué con la protagonista muchas veces y cuando eso sucede la lectura te resulta divertida porque te miras en un espejo. Fue un agrado leerte. Saludos

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 20:29
  8. 8. Otilia dice:

    Hola Rayen,
    Gracias por leer y comentar. Me alegra que te haya divertido.
    Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 11:39
  9. 9. Maria Jesús dice:

    Me ha gustado mucho tu relato, disfruto mucho con historias cotidianas de ese tipo, aunque sean sueños. Felicidades.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 14:08
  10. 10. Otilia dice:

    Hola Maria Jesús,
    Gracias por leer y por tu agradable comentario.
    Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 19:01
  11. 11. Carolina Tribó dice:

    Hola Otilia!!

    Me ha divertido mucho tu historia, una escena tan real como la vida misma (uyy, creo que he plagiado esta frase).

    Poco más que añadir a lo que ya han dicho. Solo he visto que te dejaste un acento en ‘coordiné’; por lo demás, perfecto.

    Buen trabajo.

    Un saludo!!

    Y muchas gracias por tus comentarios al mio!!

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 22:22
  12. 12. Earendil dice:

    Hola, Otilia.
    Por fin tengo un ratito para pasar a comentar tu relato.
    Como bien te han señalado, coincido casi por completo con los comentaristas anteriores en cuanto a estructura, lenguaje y dinamismo de tu historia. No sé por qué, al vernos reflejados en las acciones de los demás, esperamos que actúen como nosotros lo haríamos en circunstancias que nos ponen a prueba. Tal vez necesitamos leer lo que nosotros haríamos y no nos atrevemos a hacer, como rayarle el coche al vecino de turno.
    A mí, personalmente, sí me gusta el recurso del sueño. Recuerdo que lo utilicé en una escena y la mayoría de los comentaristas lo criticaron por ser una fácil salida. Pienso que en este caso no es así, ya que toda la historia gira sobre esta circunstancia, y no es una huida hacia delante, estaba todo el argumento planificado desde el principio.
    Por curiosidad, he estado ojeando algunos talleres de escritura, aparte de Literautas, y en ninguno he leído que esté mal la utilización del sueño como recurso literario.
    En el plano formal, yo sí he observado algunos errores:
    * En esta frase no has puesto el punto final: “—Buenos días— contesto”
    * “heredada del tatarabuelo al que según contaban le salvo la vida”____”salvó” con acento.
    * “ para ello coordine los trabajos de todas las asignaturas”____”coordiné”, con acento.
    * “
    A Jon solo le gusta jugar a futbol”____”fútbol”, con acento.
    * En algunos diálogos has utilizado un guión que no es el adecuado. También he observado que los espacios entre los guiones y las frases de acotación, tampoco son los correctos. Te sugiero el tutorial de Literautas al respecto. A mí me sirvió de gran ayuda.
    Hasta aquí mi comentario. Espero que mis anotaciones te sirvan de ayuda para acabar de pulir un buen trabajo. Me alegro de haber pasado por aquí y disfrutar leyéndolo. No quisiera despedirme sin agradecerte tu paso por mi relato.
    Un saludo.

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 17:57
  13. 13. CARMELILLA dice:

    Hola Otilia:
    Gracias por pasarte por mi trabajo y tu comentario.
    Sobre el tuyo:
    Buena idea la trama de tu relato.
    Se aprecia como a cada pasito la rutina de un día cualquiera del personaje se va llenando de circunstancias que pueden acabar con la paciencia de ella (y de cualquiera).
    Has usado un buen lenguaje y en general la trama avanza. No obstante, creo que algunas descripciones no aportaban nada por lo que podías haber prescindido de ellas.
    Igualmente creo que en otras te ha faltado enfatizar lo que estaban expresando, para dar más fuerza a lo que están diciendo y a la lectura.
    ¡Buen trabajo Otilia! Nos vemos en el siguiente taller.

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 17:45
  14. 14. Otilia dice:

    Gracias Carolina, Earendil y Carmelilla por leer y comentar.
    Tendré en cuenta vuestras aportaciones para seguir aprendiendo.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 27 febrero 2017 a las 19:25
  15. 15. Roger/NHICAP dice:

    Hola Otilia,
    Me ha gustado mucho la frescura del texto, reflejas con detalle las típicas escenas cotidianas de una joven mujer actual, madre y trabajadora fuera de casa. El lenguaje es claro, sencillo y con oportunos toques de fino humor. No me equivoco si te digo que, para mi gusto, es el mejor relato tuyo de los que he leído. Fluye bien y resulta ameno.

    Hay algo que no me convenció, y veo que María, Isan y Earendil han opinado sobre ello. Me refiero a utilizar un sueño como recurso final para sorprender al lector, cuando al comienzo das pistas, claras y suficientes, para que el lector piense que no es un sueño.

    Se puede interpretar que juegas con el lector, que lo engañas, y eso no gusta a los lectores aunque a mí no me molestó. Yo habría dejado claro desde el principio que iba a contar un sueño habitual, o bien que contaría como trascurre el día laboral de esa madre; o algo parecido. En general, utilizar como recurso un sueño es algo manido y conviene pensarlo bien al construir la historia. Lo mismo que un comienzo con fenómenos atmosféricos, tipo: “Era una noche de tormenta…”. En vez del viento del sur…, podrías recurrir al ruidoso bullicio del tráfico mañanero… Esto es un detalle menos importante que lo anterior.

    Buen trabajo, Otilia, mira si te pueden ser útiles estos comentarios. Te seguiré leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 1 marzo 2017 a las 18:45
  16. 16. Otilia dice:

    Gracias Roger por leer y por los útiles comentarios.
    Ahora a pensar en “El Mentiroso”.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 2 marzo 2017 a las 19:16

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