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Hay vida más allá del antro - por Wester

Web: http://pintamonasblog.wordpress.com

La estancia se llena con parsimonia de rostros cansados y gabardinas de color pardo colgadas sobre hombros anónimos. Fuera llueve, un calabobos sin alma, pusilánime, que cubre todo a su paso dejando una postal de calles bajo un brillo plomizo. El murmullo es sordo, como el runrún sostenido en un velatorio. Las mesas de roble macizo se abarrotan de sombreros de ala ancha y vasos de whisky. El tintineo aislado de los cubitos de hielo generan un ruido metálico que parece fuera de contexto, de otro lejano lugar.

Un par de bombillas desnudas y tambaleantes proyectan destellos moribundos de una luz naranja desesperada por dar vida a tantos rincones olvidados.

El tabernero, escaso de pelo, palillo en boca y paño al hombro, bosteza contagiado por el letargo del momento. Un pequeño roedor de patas enjutas pero hábiles y un desparpajo insolente abandona su agujero, rodea al calvorota y obtiene su premio: un pedazo de huevo duro procedente del frasco de encurtidos. Por mucho menos han colgado medallas a algún soldado en batalla.

El humo del tabaco va haciendo suya la parte alta del salón. Sube lentamente, sin prisa, describiendo círculos de un blanco plomizo en una especie de alianza secreta con la desidia del lugar y el repiqueteo monótono de la lluvia.

Ocupo mi lugar predilecto al extremo más lejano de la barra, donde la panorámica es perfecta para no perder detalle. Es el agujero donde cada noche lamo las heridas de una existencia solitaria y sin sentido. A mi lado está la Viuda. Cabellera rubia ondulada, vestido negro ceñido, labios rojo escarlata.

Poco se sabe de ella. Éste no es lugar para preguntas indiscretas. Tampoco para conversación vacía.
Saca un cigarro y me apresuro a darle fuego. Es el protocolo habitual. A la Viuda le gusta mi presencia, no sólo lo dicen sus ojos, una vez aseguró que yo era su talismán. Apura la última calada, el enésimo Tom Collins doble y desaparece silenciosa como la espuma que trae el mar.

Es la señal. La gente lo sabe y aguarda con la tranquilidad, como el jugador de naipes con las mejores cartas de la partida. Está presto a comenzar. Afuera sigue lloviendo, ahora con más fuerza. Fuertes latigazos líquidos castigan la vieja fachada del antro, curtida ya en mil batallas, desgarrando trozos de pintura como jirones de piel de una bestia abandonada y moribunda.

Una melodía comienza a abrirse paso entre la cortina de humo hasta bañar todos los rincones y, sobre la escalera, empieza a adivinarse un par de piernas interminables. Medias de rejilla, tacones altos y el mismo vestido negro que instantes antes se sostenía a mi lado. Desciende. Al final espera impaciente su par. Le llaman el Mago por su forma de bailar. Bigote francés, cintura de dandy, chaqueta de pingüino. Comienza el erotismo y la mística. Comienzan los mimos, roces, fundirse en uno. Mostrar poderío y fragilidad, firmeza y sensualidad. La Viuda lo llama tango, un regalo para los sentidos, el secreto mejor guardado de este agujero indecente de la ciudad.

Nunca sé cuánto tiempo pasa, parece que se detiene, se congela, se ralentiza, desaparece de la faz de la tierra. La música cesa y deja huérfano al humo con quien se fundió durante unos minutos en espacio y tiempo. Silencio sepulcral. No se oyen voces pues
poco hay que comentar. Los fogonazos testarudos y enérgicos de las bombillas no disipan el aturdimiento.

El runrún vuelve sin prisa, como un oso despertando tras su larga hibernación. Yo me niego a despertar, codo en barra, ojos muertos. La imagen de dos cuerpos entrelazados ocupa mis pensamientos. Una mano delicada roza mis hombros y me hace volver al lugar que pertenezco y que cada noche abandono por un espacio de tiempo imposible de contar.

-Alguna vez bailarás conmigo- susurra el vestido negro.

El antro se va vaciando aunque la humareda ha decidido pernoctar. Levanto la mirada con aire cansado y, sombrero en mano contesto:

-Tal vez mañana Viuda, tal vez mañana.

Pasan unos segundos, tiempo eterno en aquel lugar. La voz vuelve brotar, no es de aquellas que se deja pisotear:

-Te tomo la palabra mi talismán, son ya casi las doce y el mañana es el momento actual.

Avanza firme hacia mí, estrecha sus labios con los míos y se inicia una danza salvaje, sin testigos ni música, que me vuelve a llevar a ese lugar en donde el tiempo no pasa. Tal vez ni existe. El paraíso en el que por siempre me gustaría estar.

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14 comentarios

  1. 1. Yoli L. dice:

    Hola Wester

    Paso a leerte.

    Detalles sobre la forma no puedo darte ya que aún estoy aprendiendo, es la segunda vez que participo en esta pagina.

    Me gustó tu historia. Espero leerte en otra oportunidad.

    Estoy en el #179 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-41/7258

    Un abrazo

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 21:22
  2. 2. Patricia dice:

    Hola Wester, gracias por leerme, dejarme tu comentario y tus palabras de aliento.
    Me agradó mucho tu relato.
    La descripción es minuciosa, creíble. ¡Bien lograda!
    Las analogías que utilizas, a mi criterio aportan belleza y encanto.
    Dejo a tu consideración:tal vez podrías buscar alternativas para los “comos”.

    […]“desaparece silenciosa como la espuma que trae el mar”.
    […]“prisa, como un oso despertando tras su larga hibernación”

    Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 19:43
  3. 3. John Doe dice:

    Buenos días Wester, gracias por pasar por mi relato. Que gran relato, lleno de poesía, me ha gustado mucho la atmósfera que creas, el ritmo que genera la narración y el tono frío, que luego se transforma, la manera en que barras, se sienten las acciones y las pausas de los momentos. Gran trabajo.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 15:39
  4. 4. Beverly Matos dice:

    Hola Western
    Gracias por comentar mi relato. El tuyo me ha gustado mucho, está muy bien trabajado.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 17:14
  5. 5. Eloína Calvete García dice:

    Muy buen relato, Wester

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 14:02
  6. Hola Wester, antes que nada decirte que me has alegrado los últimos 10 minutos de mi jornada laboral. Gracias por esto. Tus descripciones me han cautivado pues has creado con cuatro sombreros, cuatro lámparas y un montón de humo una atmósfera digna de un cabaret de los años 50. Le diste todas las características de estos antros que la gente de bien fingía ignorar pero donde entraban a hurtadillas sin ser vistos los hombres necesitados de éxtasis. Tienes un estilo descriptivo fino, con el que pareces pintar un cuadro con palabras. Uno oye el runrun de las palabras y el entrechocar de los vasos, ve ese humo tupido que se arremolina junto al techo y casi le entumece los bronquios, las luces desfallecientes… El párrafo que describe el tabernero y el ratón es una belleza. El texto entero es una filigrana morisca en la que cada palabra cae justo para encastrarse donde le corresponde. Integras las palabras obligadas con una costura invisible.
    Destacas poco los personajes en el escenario porque ellos no son los protagonistas. Aquí lo importante es el éxtasis, el hecho de que el tiempo se detenga por magia del acoplamiento sexual, paroxismo de la pérdida de todo límite.
    Muy bueno el texto, tu estilo me gusta. Un par de tonterías que se podrían corregir pero nada cambiaría. Quizás una frase un pelín sobrecargada que ganaría quitándole abalorios. Me refiero a “…”, pero no, he releído intentando encontrarla y no la encontré.
    Bueno, es tarde y te voy a dejar. Te seguiré leyendo. Un trabajo soberbio.

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 22:50
  7. 7. Wolfdux dice:

    Un relato muy visual, las imágenes que evocas al lector son claras y te hacen seguir leyendo para continuar disfrutando de ellas. No me ha parecido ver nada extraño salvo un descuido de tipeo en: “No se oyen voces pues
    poco hay que comentar. Los fogonazos testarudos y enérgicos de las bombillas no disipan el aturdimiento.” Supongo que entre pues y poco, no debe de ir un salto de linea. Por lo de más, me quito el sombre ante este relato, felicidades.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 12:04
  8. 8. LUIS dice:

    Hola Wester, soy Luis(108) . Has hecho unas descripciones muy buenas en tu relato, aunque para mi gusto un tanto excesivas que que eclipsan el argumento. Un abrazo.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 21:51
  9. 9. Luchiflús dice:

    Hola Wester,
    Me encantan tus descripciones!!! Es increíble, son magníficas! Muero de envidia 🙂 Me ha gustado muchísimo tu relato porque soy fan incondicional de las historias donde las descripciones juegan un papel importante.
    Sin embargo, estoy de acuerdo con Luis: el argumento queda un poco eclipsado y hasta el párrafo final parece que no hay conflicto. Eso sí, luego lo arreglas de forma maestra jeje.

    Te dejo un par de elementos que corregiría:
    “El runrún vuelve sin prisa, como un oso despertando tras su larga hibernación. Yo me niego a despertar,” –> cuidado, utilizas el verbo “despertar” muy seguido. ¿Qué tal buscar un sinónimo?

    “Pasan unos segundos, tiempo eterno en aquel lugar. La voz vuelve brotar, no es de aquellas que se deja pisotear” –> lugar, brotar, pisotear… Crean un pareado que hace que la lectura se vuelva un poco pesada (en este trozo).

    Espero que mis comentarios te sirvan de ayuda! 🙂
    Nos leemos en los próximos talleres!

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 10:22
  10. 10. Vespasiano dice:

    Hola Wester:
    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.
    El tuyo me ha gustado por la descripcion minuciosa del entorno donde se desarrolla la escena.
    Has empleado abundantes metaforas y algunas de ellas, que te apunto, mr parecen inadecuadas.
    Parsimonia. No veo adecuado el encaje de esta palabra.Parsimonia,seria una cualidad del individuo y no de un local. Creo que la palabra adecuada seria “lentamente”.
    Lo mismo pienso de:
    Pusilanime.Cualidad tambien de una persona y no de la lluvia.
    Lo del huevo duro en el encurtido me suena raro, ya que son los frutos o las legumbres las que se encurten.
    Estoy pasando unos dias de vacaciones desconectado del mundo, sin ordenador y sirviendome de mi telefono movil con el que estoy peleandome. Me faltan tildes, comas y me sobran letras. No lo tomes en cuenta y no pienses: mira este se mete a corrector y no sabe escribir.
    Volviendo a tu relato repito que me ha gustado tu historia desde el comienzo y me ha llevado al final sintiendo que estaba en el extremo opuesto de la barra que acogia a tu protagonista.
    Felicidades.

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 19:35
  11. 11. Alhema dice:

    Hola Wester:

    Queda poco más que decir después de los anteriores comentarios. Más que un relato es una auténtica fotogramía de la escena, lo que lo hace especialmente agradable de leer.

    La atmósfera pesada del humo, el sudor y los efluvios del tugurio se sienten conforme lees y eso tiene mucho mérito.

    Como única pega, quizá a veces la descripción se hace densa….pero es más una apreciación de novata que un fallo del escrito.

    Estoy deseando leer el siguiente.

    Escrito el 27 febrero 2017 a las 09:25
  12. 12. majo dice:

    Descripción perfecta del ambiente donde transcurre la acción.
    En todo momento te sientes atraida por el relato.
    Me encantó leerlo.

    Escrito el 27 febrero 2017 a las 19:18
  13. 13. Polilla dice:

    Hola western!
    Gracias por leer mi relato!
    La verdad que tienes razón, tenemos un ritmo muy parecido en la historia.
    Veo que te gusta la descripción… Pues a mi también!
    Me gustó mucho tu relato porque me fui inmediatamente a ese sitio y es algo que agradezco en las narraciones.
    Volveré a leerte el próximo Taller! 😉

    Escrito el 1 marzo 2017 a las 10:02
  14. 14. K. Marce dice:

    Saludos Wester,

    Muchas gracias por pasar por mi relato y tu comentario.
    ¿Qué decir del tuyo? El enfoque me ha gustado, abunda la descripción que tanto me gusta, sin embargo, sí he sentido que hay mucha métafora que me hacía perder un poco el sentido del relato. Recuerda que las métaforas siempre es como esa doble imagen, y penosamente yo soy al extremo visual, más allá del lector habitual porque padezco de sinestesia. Así que he disfrutado al extremo las descripciones, no así las metaforas.

    Eso sí, has tenido muy buena la puntuación y una muy correcta ortografía, pero siempre se cola algo, y veo que no te lo han punteado, y es esta frase:
    «-Alguna vez bailarás conmigo- susurra el vestido negro.»
    Aqui te marcaré dos cosillas:
    1) En la nota narrativa, a mi parecer lo correcto sería: “Susurra la del vestido negro”, ya que al decir “el vestido negro” parece que es el vestido quien lo hace, no quien lo lleva puesto (Sí, ¡culpa a mi sinestesia!).
    2)Escribistes pocos diálogos, sin embargo, creo que el formato te ha traicionado. Recuerda que siempre debes revisar que el formato de envío, no te borre las rayas y te deje guiones cortos. Los diálogos siempre van con rayas y verlos con el corto, parece un error de dedo. Cuando sé que a veces nos despistamos y no los cambiamos manualmente en este formulario, al darle copiar/pegar.

    La escena en sí, al ser tan descriptiva, produce un letargo que pareciera que el tiempo se detiene. A medida que leía concluí que no pasaría nada. Y aunque sí hay un poco de desfreno al final entre el protagonista y la viuda, no existió “el nudo”; tenemos una introducción y un descenlace; pero el nudo no lo ví al menos claramente. Quizá porque en ningún momento se nos expresó la atracción, y el llamarlo “talismán” queda en poco en el aire, porque no se nos indica el porqué ella lo llama de esa manera.

    Visualmente ha sido muy acertado para mí, una sola palabra despierta muchos sentidos, visuales, olfativos, etc. Así que cuando encuentro un texto con tantos “despertares”, o me agrada o lo hago a un lado. En este caso, me ha agradado mucho.
    Será muy interesante ver de lo qué eres capáz de escribir para otros talleres. ¡Te felicito!

    Nos leemos.

    Escrito el 5 marzo 2017 a las 16:16

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