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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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LAS PASTILLAS DE COLOR NARANJA - por LUIS

Tocaron las doce de la mañana, cuando al entrar en el portal de casa, después de enterrar a su marido —por fin se había quedado viuda— pegó un grito de espanto que se oyó por toda la finca.
—¿Que sucede vecina?—le preguntó alarmado el vecino del principal.
—¡Un maldito roedor que se me ha cruzado entre las piernas!
Asomado desde la ventana que daba a la escalera, a sabiendas que regresaba del cementerio, hizo un alarde de cortesía y le preguntó:
—¿Cómo te encuentras?
—¡Imagínate!, ¡Destrozada! Acababa de cumplir sesenta y tres ¡No era tan mayor!
—¡Quién lo iba a decir! Con el buen aspecto que tenía —apuntó el vecino— ¡No somos nada!
—Y que lo digas. Salimos a celebrar nuestro primer año de casados y de repente mientras cenábamos ¡Zas!
—¿De qué ha muerto?
—Una muerte súbita.

—No te aflijas mujer, el tiempo lo cura todo. Aún eres joven y puedes rehacer tu vida.
—No tanto—le respondió apenada—pronto cumpliré cuarenta y ocho.
—Pues no los aparentas… En cuanto estés más animada paso una tarde a recogerte y te enseño mi academia de baile. Allí conocerás gente y así te distraerás… ¿Te gusta el tango?
Al oír “mi academia de baile”—ella no sabía que él era el dueño— reaccionó al instante:
—Me encanta, pero no tengo ni idea.
—No te apures, aquí tienes al maestro.
—Eres muy amable, quizás la semana que viene.

Entró en casa, miró a su alrededor y suspiró llena de satisfacción. El legado que le había dejado aquel hombre era cuantioso. Fue al baño, se quitó la alianza y la tiró por el retrete. Abrió el botiquín, cogió un pequeño frasco de pastillas de color naranja, lo besó intensamente, y se dijo:
—Sois mi secreto más preciado.
Fueron un regalo de una amiga suya licenciada en química; una arpía de mucho cuidado. Causan la muerte al instante sin dejar rastro.

El tiempo fue pasando y la viuda se esforzaba en prosperar con ese baile —que le importaba un comino— a ver si conseguía embaucar a su vecino.

Una tarde, antes de regresar a casa, ella se le acercó de un modo insinuante, le rodeo el cuello con sus brazos y le propuso ser su socia.
—Con mi capital podríamos ampliar el negocio y…
—Vaya pensaba que ibas a pedirme que…
Ella le beso en los labios y le dijo:
—Ya se que te llevo unos cuantos años, pero…
Después de abrazarla entusiasmado, le preguntó:
—¿Donde quieres que vivamos?
—Puedes trasladarte a mi piso.

Felizmente casados, compraron el local de al lado, tiraron los tabiques y convirtieron aquella academia en un magnifico salón de baile. Pasado un año, fueron a celebrar su primer aniversario y el éxito de su negocio; habían triplicado el número de alumnos.
Mientras cenaban en un prestigioso restaurante de la ciudad, el bailarín se fijó en un colgante que ella lucía en su pecho.
—¿Y este medallón tan bonito que llevas?
—Es mi talismán, solo me lo pongo para las grandes ocasiones.
—Te queda muy bien.

Después de un breve silencio, exclamó preocupada:
—¡El móvil! Creo que me lo he dejado en el coche ¡Cómo lo haya perdió!
—Tranquila, voy a ver.

En su ausencia la viuda abrió aquel medallón, sacó una diminuta pastilla de color naranja, y la dejó caer en el vaso de vino de su acompañante. La suerte estaba echada, pronto sería la dueña de aquella academia.
—¿Brindamos?—le dijo en cuanto regresó
—Mira detrás de ti, junto a la puerta ¿A qué se parece a tu difunto marido?
—No lo veo.
—¡Vaya! Acaba de salir.

Unos instantes después de aquel brindis, la viuda empezó a encontrarse mal, hasta desplomarse en el suelo.
—Que te lo pases bien con el ángel de la muerte—murmuró el bailarín.

Durante el revuelo formado por aquella súbita muerte le desabrochó aquel medallón, lo abrió, y exclamó para sí:
—¡La pastillas de color naranja! Aquellas que desaparecieron del botiquín cuando te pregunté si eran para el dolor de cabeza. Claro, así lo mataste, igual como querías hacer conmigo. Mis sospechas eran ciertas desde el primer momento. Tu marido en repetidas ocasiones ya me había comentado su temor de que sólo estuvieras con él por su dinero, pero yo he sido más listo que tú ¿Creías que podrías engañarme con el truco del móvil? ¡Qué Ilusa!

Se despidió de los presentes fingiendo una gran pena, aunque no cabía dentro de sí de alegría. Lo había conseguido; ahora su fortuna era inmensa.

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7 comentarios

  1. 1. Yoli dice:

    Hola Luis.
    Me ha gustado tu relato, como dicen en un refrán “el cazador, cazado” y así ha sido. Lo has escrito muy bien y está muy entretenido.
    Saludos.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 14:38
  2. 2. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Luis. Acabas de darle vida a un talismán muy efectivo y que no hace nada de ruido.

    Además por el bautizo que le das de pastillas color naranja son fáciles de recordar. Quien se puede olvidar de ellas después de que ya cumplieron un deseo.

    La historia en si la desarrollas de una forma sencilla y sin complicaciones. Es más,por la forma de presentar al vecino te das cuenta que no va a ser fácil que se repita la hazaña.

    Te felicito.

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 00:54
  3. 3. charola dice:

    Hola Luis!

    Me gustó tu relato. Interesante, se lee de un tirón y bastante comprensible.

    Algunas cosas para mejorar:
    Creo que deben ir entre comas y no guiones en todas las salvedades que haces, por ejemplo:
    – después de enterrar a su marido, por fin se había quedado viuda, pegó un grito.
    – Con el buen aspecto que tenía, apuntó el vecino, ¡no somos nada!
    – Al oír “mi academia de baile”, ella no sabía que él era el dueño, reaccionó…
    – El tiempo fue pasando y la viuda se esforzaba en prosperar con ese baile, aunque le importaba un comino, a ver si conseguía embaucar a su vecino.

    —¿Qué sucede vecina? —le preguntó alarmado el dueño del principal.(tilde en qué), cambia a dueño, pues se repite la palabra “vecino”.

    —¡El móvil! Creo que lo he dejado en el coche (suprimir el “me”)¡Cómo lo haya perdió! (no entiendo la última frase).
    -—¡”Las” pastillas de color naranja!
    -pero yo he sido más listo. (suprimir que tú, pues ha sido más listo que el ex marido y que ella).

    Revisa también el uso de la raya de diálogo porque están mal usadas. Yo también fallo en eso. Así que mejor no te digo acerca de aquello. No me vaya a equivocar. Te sugiero visitar el blog de L.M.Mateo.

    Te felicito. Nos leemos.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 08:37
  4. 4. Luchiflús dice:

    Hola Luis,
    Interesante giro en los acontecimientos!! Tu relato es ameno y la lectura es ligera.
    Paso a comentarte algunos aspectos que en mi opinión podrían mejorar el contenido o la forma. Estoy de acuerdo con Charola en lo que respecta a los guiones: si puedes arreglarlo con comas, mejor. Y ahora, vamos al lío:
    Lo primero y más importante: las faltas de ortografía. ¡Cuidado! He visto que hay varias a lo largo del texto, aquí te las dejo:
    – ¿Que sucede vecina? –> ¿Qué sucede vecina?
    – Ella le beso –> Ella le besó
    – ¿Donde quieres que vivamos? –> ¿Dónde…?
    – magnifico –> magnífico
    – ¡Cómo lo haya perdió! –> ¡Como lo haya perdido…!
    – ¿A qué se parece a tu difunto marido? –> ¿A que se parece…?
    – Ilusa –> ilusa (minúscula)

    En lo que respecta a la forma, también cuidado con esos espacios de más que se han colado entre el diálogo (en el mismo diálogo). En general, también revisaría la división de párrafos.

    Para los diálogos, te dejo lo que sé sobre puntuación respecto a la raya con un par de ejemplos:
    —¿Que sucede vecina? —le preguntó alarmado el vecino del principal.
    [Como ves, hay un espacio entre el diálogo y la raya que introduce la acotación.]
    —No tanto —le respondió apenada—, pronto cumpliré cuarenta y ocho.
    [Siempre espacio entre la raya que indica la acotación y el diálogo. Además, te he añadido una coma, ya que el texto lo requiere así).

    Por último, hay una cosa que me ha chocado un poco, y es ese cambio de narrador en la última línea. Durante todo el relato hemos seguido a la mujer, conociendo incluso sus más íntimos pensamientos. Y, de repente, nos metemos en la mente del bailarín (siendo que hasta el momento no ha sido así). Es cierto que la mujer muere pero, en mi opinión, ese cambio de narrador habría que justificarlo o suprimirlo, y simplemente terminar el relato con un narrador más omnisciente (en plan: el bailarín salió del local con aspecto triste, pero algunos de los presentes jurarían haber visto pasar una fugaz sonrisa por sus labios).
    Por supuesto, esto solo es una sugerencia 🙂

    Espero que mis comentarios te sirvan de ayuda para posteriores cuentos 🙂
    No te asustes si ves que te he comentado mucho: es porque a mí me gusta recibir comentarios exhaustivos que indiquen todo aquello que podría ser mejorado a ojos ajenos. Por eso intento comentar de la manera en que me gustaría ser comentada 😉
    En cualquier caso, ha sido un placer leerte y espero seguir leyéndote en los próximos talleres!!
    Un saludo 🙂

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 09:43
  5. 5. majo dice:

    Una historia muy interesante.
    Quizás vi venir el final antes de tiempo.
    No sé de que manera pero me hubiera gustado más intreiga hasta el final.
    ¡Muy buen relato!

    Escrito el 27 febrero 2017 a las 19:14
  6. 6. LUIS dice:

    Gracias a todos por vuestros comentarios que siempre son de gran ayuda. Un fuerte abrazo.

    Escrito el 28 febrero 2017 a las 20:37
  7. 7. K. Marce dice:

    Saludos Luis:

    Muchas gracias por leer y comentar mi relato e invitarme al tuyo.

    ¡Vaya viuda! Muy interesante la propuesta y el giro que le diste al final del relato.
    Para poner los puntos a las iés, comparto los comentarios que te han hecho tan puntuales, Charola y Luchiflús. Esto es en cuanto a la forma.
    También se nos pide comentar el contenido. Recuerda que todo lo que es una regla gramátical puede aprenderse. (De hecho con tanto que cambia la RAE, es cuento de nunca acabar). Pero creo que la historia es buena, pero la siento un tanto débil en cuanto al contenido. Te explico:
    1- El relato, exige que los personajes tengan nombres propios. La razón es que usas un narrador tercera persona. A veces podemos evitar un nombre(digamos el protagonista), cuando usamos primera persona. Pero al hacerlo en tercera, y no nombrar a nadie, crea un distanciamiento entre el narrador y el lector. Asi te evitas, llamarlos a través de un texto (que tiene varios “tiempos”), como vecino-a.
    2- Concordancia: Esto a su vez, al no darles nombres, nos lleva a usar otro recurso: bailarín – viuda. Al principio del texto, es natural llamarla viuda; pero una vez casada (como ocurre casi al final), la mujer pierde ese status y pasa a ser casada. No tiene sentido llamarla viuda, porque ya no lo es. A menos que indicarás de quién. (La viuda del Sr. Gómez). Igual ocurre al llamarlo a él “acompañante”, sentí un distanciamiento increíble en esa palabra, ya que rompe el status de “marido/esposo”.
    3-Luchifús ha mencionado el “cambio de narrador”; pero no es un cambio de narrador, sino de perspectiva o POV. Es válido darle un uso de esa índole a un escrito; sin embargo debe hacerse a conciencia y el narrador (en este caso tercera persona), desdoblar el POV de ella, para volcarlo al POV de él. Para ello, se debe hacer una marcación de diferenciación, que no fue aplicada; por ello el comentario de Luchiflús. En este caso, se podría aplicar el POV desde que ellos se casan, para que se cree una versión de cómo él ve la relación.
    4-Se marcó diálogo errado cuando él revela las intenciones de ella. Es decir, has dado uso de una raya. Entonces parece que es él diálogando (voz alta), cuando es en realidad un “análisis interno”, o sea un pensamiento. Estos deben de marcarse de otra manera. La RAE nos pide el uso de las «», o las “” o inclusive cursiva o cambio de tipografía; pero estas dos últimas el formulario no lo acepta (a veces sí, si sabes el HTML para hacer cursivas, pero a veces no lo acepta). Te recomiendo que evites el uso de raya para pensamientos, ya que estamos súper acostumbrados a que indica un “texto” audible.

    Creo que las palabras han sido colocadas de muy buena forma, y mucho más por darle hasta protagonismo al talismán. Enhorabuena por ello. Sigue adelante.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 6 marzo 2017 a las 07:05

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