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Un Lugar Mágico - por monisa

Anochecía y ya se asomaba la luna. Desperté de mi siesta y quise sentir en mi piel el sereno del ocaso, abrí la ventana y la brisa acarició mi cara. Vivía en la vieja casa de mi abuela, quien al quedar viuda, me la heredó con la única condición de que no la vendiera y que fuera yo quien la conservara.
Era una casa muy grande y bastante antigua. De niña llegué a pensar que mi abuela guardaba un secreto en un sótano tan grande como la sala principal. Nadie podía entrar sin su permiso. Era un misterio que dije resolvería cuando ella ya no estuviera. ¡Y el momento llegó!
Al son de tango me dispuse a recoger el tiradero que había en el sótano misterioso para así descubrir lo que la abuela guardaba como un tesoro. Al bajar la oscura escalera, vi al fondo, a un roedor que merodeaba en la alacena de los remedios de mi abuela. En ella había un viejo frasco donde mi abuela guardaba una naranja hasta secarse, una naranja diferente cada mes; con ella hacía un ungüento efectivo para las heridas. No le temo a los roedores pero era tan grande que no me atreví a espantarlo; su tamaño era irreal.
Seguí bajando sin pensar en la bestia irreal, hasta llegar al fondo del sótano. Había baúles, enseres viejos, muebles y hasta libros. Era una polvareda inaguantable. Con el rostro cubierto y un par de guantes, abrí un baúl dorado que parecía nuevo porque el tiempo no se notaba en él.
Mi abuela era una mujer muy mística, le gustaba guardar todo lo que recibía: estuches de regalo, frascos de vidrio decorado, vasos y copas con diseños y acabados antiguos, entre otras cosas. Ahora que no estaba conmigo, sentía el deber de limpiar y conservar sus cosas para recordarla.

El baúl dorado fue un regalo de su madrina, por allá por los años 70. Y en vida me contaba que allí guardaba todo lo que ella más amaba. Era una especie de talismán que le daba suerte y salud. Yo era muy niña y no entendía de esas cosas, pero este era mi momento para saber de qué se trataba. Imaginaba una piedra preciosa de color rojo, grande y brillante… sentía mucha curiosidad por saber el contenido de ese baúl dorado.

Me sorprendió que no tuviera llave, pero entendí el por qué al saber que el sótano era un lugar mágico para mi abuela y que nadie se atrevía a profanarlo.

Ya casi eran las doce de la noche y aún se escuchaba a lo lejos el mejor de los tangos, era el ritmo favorito de la abuela; escuchar como fraseaba las letras de las canciones realmente no tenía precio.

El baúl dorado seguía cerrado. Mis manos temblaban, había esperado casi 20 años para abrirlo sin que ella supiera. Hoy era el día esperado. Al abrirlo, para mi sorpresa, solo encontré un pañuelo blanco como la nieve, una anillo símbolo de la alianza de amor entre ella y mi abuelo y un sobre cerrado dirigido a mí, la primera de sus nietas.

Por supuesto que jamás pensé que encontraría algo para mí. La carta estaba fechada hace 20 años atrás, época en que yo le pregunté por el contenido del baúl, el cual ella me negó. En ese momento no sabía qué decir, las lágrimas saltaron en mis mejillas porque me sentía excluida cuando me negó el privilegio de saber el contenido del baúl dorado, el bello baúl dorado.

En la carta solo me pedía que conservara el baúl y me advertía de una visita que llegaría a la vieja casa.
A la mañana siguiente tocaron el timbre, cansada de tanto limpiar, como pude me levanté y para mi sorpresa, era el abogado de la familia que traía consigo un maletín.

Me preguntó mi nombre, me dijo que ese era el día programado para llegar a la casa y que esperaba que ya hubiese encontrado el baúl dorado. Por supuesto que me sorprendí porque pensé que nadie conocía de la existencia de ese baúl. Le mostré su contenido y tomó el anillo con el que abrió el maletín queél traía.

Fue imposible esconder mi cara de asombro cuando el hombre abrió el maletín. Mi abuela había guardado para mi toda su fortuna, su dinero y sus joyas. Todo en un sobre que decía: “para ti que has esperado tanto.” No pude contener las lágrimas, lloré hasta que inició el ocaso otra vez.

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8 comentarios

  1. 1. El Hipoacúsico Fideo Loco dice:

    Muy bien llevada la historia, monisa, me gustó.
    Sólo algunos detalles que entorpecen la lectura, como algunas comas mal colocadas.
    Quizás te explayas mucho al describir la ansiedad y la sorpresa, al esperar veinte años por algo así, uno irremediablemente le gana la ansiedad.
    Si quieres comentarme, estoy en el 38
    Un saludo

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 22:46
  2. 2. El Hipoacúsico Fideo Loco dice:

    Y quizás haya que separar algunos párrafos para que se lea mejor, sobre todo al principio, donde es más denso.
    Un saludo

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 22:47
  3. 3. Perla Preciosa dice:

    Hola, Monisa:
    De entrada te diré que la historia me ha gustado, pues encierra un misterio bastante oculto e interesante. He entresacado de la misma, sin embargo, algunas frases que deberías haber puntuado mejor, o redactado de otra manera, dado que así resultan muy redundantes. Te las pongo ya corregidas:

    “No les temo a los roedores”: acuérdate de que en español el pronombre de objeto indirecto concuerda en número con su referente, si están presentes ambos en la oración.

    “Ya casi eran las doce de la noche y aún se escuchaba a lo lejos el mejor de los tangos. Era el ritmo favorito de la abuela.”

    “Mis manos temblaban: había esperado casi 20 años para abrirlo sin que ella lo supiera”: el pronombre no puede faltar, dado que el verbo lo exige expresamente. Puedes poner, bien el personal que lo representa en el conjunto de dichos pronombres, bien el indefinido Nada.

    “En ese momento no sabía qué decir. Las lágrimas saltaron en mis mejillas porque me sentía excluida cuando me negó el privilegio de saber el contenido del baúl dorado, tan bello. En la carta solo me pedía que lo conservara…” Porque has repetido tres veces seguidas la palabra baúl, en frases también consecutivas.

    “A la mañana siguiente tocaron el timbre. Cansada de tanto limpiar, como pude me levanté y, para mi sorpresa, era el abogado de la familia que traía consigo un maletín.”

    “para ti, que has esperado tanto.”

    “No pude contener las lágrimas y lloré hasta que inició el ocaso otra vez.”

    Por lo demás, como te decía, está bastante bien, de forma que, en algunos momentos, es hasta emotivo y poético. Te animo a seguir escribiendo. Si te apetece comentar el mío, está dos por delante de ti.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 01:23
  4. 4. MONISA dice:

    Muchas gracias por sus comentarios. los tomaré muy en cuenta.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 05:29
  5. 5. Marikiya dice:

    Hola Monisa;
    Tu relato me ha gustado mucho.
    Me ha enganchado desde el principio y estaba deseando saber qué había en el baúl.
    Quitando algunos errores ortográficos ya señalados anteriormente, creo que está bastante bien estructurado.
    ¡Buen trabajo!
    “La paciencia es la mayor virtud”
    Un saludo.
    Estoy en el 201 por si te apetece leerme.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 06:53
  6. 6. Laura dice:

    Hola Monisa.
    Un relato muy bien llevado, con un final que deja una sonrisa con el misterio del baúl dorado.
    Sigue escribiendo.

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 11:37
  7. 7. MONISA dice:

    Gracias Laura. Quiero escribir una novela. pero no sé cómo empezar… ojalá estos talleres me ayuden
    Saludos,

    Escrito el 23 febrero 2017 a las 17:51
  8. 8. ortzaize dice:

    MA HA TENIDO EN SUSPENSE TODO EL RATO Y ME PARECE MUY BIEN LLEVADO TODO EL RELATO, MIS COMPAÑEROS YA TE HAN RECTIFICADO ALGUNA COSA. ASI QUE FELICIDADES, Y SALUDOS

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 09:51

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