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SOLEDAD - por Marta

SOLEDAD

Soy viuda. Sí, no lo escondo. Al fin y al cabo, yo no decidí que las cosas sucedieran así.
Ahora estoy bien, hago sólo lo que me complace. Ya no estoy en edad de tonterías.
A pesar del tiempo transcurrido aún conservo mi alianza en el anular. Me da confianza, me hace sentir segura, es como un talismán. Igual que tomar jugo de naranjas, cuando estornudas varias veces seguidas, por las dudas te proteja del resfriado.
Todas las noches voy a clase de tango. Es una danza que siempre me fascinó, pero como a mi marido no le gustaba, me aguantaba las ganas. Esos son momentos de felicidad plena. La música tiene una gran potencia y hay que darle fuerza interpretativa para que aparezca la pasión que encierra cada giro. Los movimientos hablan de una historia, de sentimientos encontrados, de melancolía y casi siempre de amores tortuosos. La infidelidad es la regla.
Como digo, al bailar el tango uno se siente arrastrado por un torbellino de emociones que lo hacen sentir muy involucrado con el compañero. Éste debe guiarte con firmeza pero sin ser rígido. Es difícil pero cuando logras despegar de la parte racional todo se vuelve maravilloso. Debo reconocer que me he vuelto fanática.
Desde hoy tengo un secreto, pero no me sirve de mucho porque no tengo a nadie para contárselo. Entonces permanece en el fondo de mi conciencia, esperando que alguien lo descubra. Porque los secretos se debilitan en soledad, necesitan de un respaldo que les dé fuerzas que los haga sentir importantes, de alguna persona que los saque a la luz y los transforme en noticia o chimento.
Esta mañana mientras bajaba los doce benditos escalones de la escalera que me lleva hacia la calle,
me topé con un pequeño animal, peludo, de ojos vivos y bigotes larguísimos. Confieso que me asusté, pensé de inmediato en una rata, pero luego de observarlo comprendí que no lo era. Sus grandes incisivos hablaban a las claras de que se trataba de un roedor, pero ¿cuál de todos?
De inmediato busqué en Internet algunas imágenes para comparar, y como no se movía de su lugar, también le tomé varias fotos.
Desde ahora es mi mascota, creo que se trata de un conejillo de Indias. No fue difícil recogerlo y volver escaleras arriba para introducirlo a hurtadillas en mi departamento, porque allí no se permiten animales. Tenía que encontrarle un lugar donde estar, primero pensé en un viejo frasco donde mi esposo guardó por años su barco de colección, pero al sacarlo del baúl de cosas inútiles que no podré tirar jamás, comprendí que es demasiado pequeño y quedaría como un prisionero apretujado.
Siento que es un regalo que la casualidad ha puesto a mis pies y no puedo desperdiciar semejante oportunidad de darle afecto y atención. ¡Es tan gracioso! Me sigue por todos lados, husmea por los rincones y sale de debajo de los muebles con los bigotes llenos de pelusas. Es tan suavecito que me pasaría el día acariciando su lomo color miel.
Ahora me siento menos sola. Sé que un ser vivo necesita de mí y eso es muy reconfortante.
Estoy pensando en abandonar las clases de tango, no lo quiero dejar tantas horas. Sería terrible que le pasara algo en mi ausencia ¡Pobrecito!
Ya hice la lista de todo lo que le compraré. Estará feliz conmigo. Una jaula espaciosa, de esas con escalera y rueda, comedero y hasta un juguete para limar sus dientes.
Hacía tiempo que no me sentía tan bien.
Cosa rara aún no le puse nombre.

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5 comentarios

  1. 1. Maria Jesús dice:

    Me ha gustado el relato,claro, sencillo y sin pretensiones. Explicas muy bien el arte bailar tango. Describes al personaje como alguien que disfruta de las pequeñas cosas, haciendolas grandes. He disfrutado leyendolo, felicidades.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 09:56
  2. Hola
    Me gusta como abordas el tema de la soledad de una manera sencilla y sin adornos, pero que a la vez sea agradable de leer. Y sí, el ser humano es un ser sociable y de una u otra forma necesita tener a alguien a su lado en mayor o menor medida.

    Cuando gustes puedes pasar a leer el mio. Que viéndolo bien también aborda un poco el tema de la soledad, quizás desde otro punto de vista (mi relato es el 182).

    PD: Por no revisar el diccionario no me había dado cuenta que alianza también quiere decir anillo de matrimonio :/ y yo matándome porque no sabia como encajar esa palabra en mi relato :/.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 13:01
  3. 3. Kriptana dice:

    Hola Marta,

    Me gusta tu relato´, aunque quizá dividido en varios párrafos quedaría mejor.

    Un saludo

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 10:22
  4. 4. Juan Sauce dice:

    Hola Marta.
    Has escrito un relato sencillo pero que refleja mucha humanidad y se desarrolla con gran naturalidad.
    Creo que expresas muy bien el sentimiento de soledad de la protagonista y me gusta ese final con su nueva compañía.
    En el apartado “técnico”, decirte que la frase “Igual que tomar jugo de naranjas, cuando estornudas varias veces seguidas, por las dudas te proteja del resfriado”, creo que querías decir: “te protege del resfriado”.
    Un texto bonito el tuyo. El mío está por el 234, si te quieres pasar. ¡Un saludo!

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 14:46
  5. 5. Marcelo Kisi dice:

    Hola Marta!

    Mil gracias por dejar tu cálido comentario en mi relato.

    El tuyo me gustó, me pareció entrañable y, como te dijo otro compañero, trata muy bien el tema de la vejez y la soledad. Tenés mucha sensibilidad y está muy bien escrito.

    Felicidades!

    Escrito el 4 marzo 2017 a las 14:37

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