Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El amor trunco - por Ulises Vidal

El amor trunco
El día en que el hijo de ambos debutaba como cantante en una banda de rock, Isabel había de recordar aquella tarde en que entrevistó al padre porque poco después nació el amor.
Isabel había crecido en una casa donde sus padres escuchaban tango de la mañana a la noche; ella misma disfrutaba realizar las tareas escolares mientras escuchaba esa música. Se sentía atraída por el estilo vocal de él y, al fin y al cabo, periodista de espectáculos, se propuso entrevistarlo. Quien busca, encuentra y el momento oportuno llegó después de varios meses de formar parte de la tribuna del programa en vivo del canal local, donde él era la figura principal.
Sentada siempre en la primera fila observó en más de una ocasión que él dejaba escapar una lágrima en determinadas interpretaciones. Éste fue el móvil que dio comienzo a la entrevista.
— ¿Por qué te conmueve hasta las lágrimas cuando le cantas a los desamores y desventuras?
—Eso tiene que ver con mi personalidad y mi sensibilidad y sin sensibilidad no se puede vivir…siempre canto con toda el alma—admitió él—. Pero llámame Ardilla.
—De acuerdo. ¿Quién te bautizó así?
—El apodo de roedor se lo debo a los muchachos del gimnasio. Soy como una ardilla, menudo pero ágil.
—Ardilla, tu voz de bajo es poco común en el tango, profunda y grave, — comentó ella—. ¡Y cantas hasta las comas!
— ¡Hay que hacer las pausas! ¡Hay que interpretar lo que el poeta quiso decir!—le explicaba él—. La pronunciación es una manera de respetar al que escribe.
Posterior al programa del canal, fue el cantor de “Rosario Tango” y con esta orquesta se le dio la oportunidad de la primera gira europea.
Por eso, seguía evocando Isabel, habían decidido festejarlo en un restaurante de la costanera rosarina frente al río Paraná. Ya habían subido la escalera que los conducía al primer piso y se habían sentado junto a los ventanales desde donde veían los barcos repletos de turistas que cruzaban a la vecina orilla entrerriana.
—El tango nos une pero también nos separa—se oyó decir y se reprochó a sí misma su egoísmo.
—Eso es injusto. No puedo desaprovechar la posibilidad de cantar en París. Además, es por poco tiempo—se defendía Ardilla al tiempo que trataba de transmitirle ánimos—. Y si nos va bien, volvemos el año que viene.
— ¿Cuánto tomará la gira?—los ojos muy dilatados demostraban interés pero se sentía sinceramente apenada.
—Doce días. Pasan volando.
—Ya empecé a extrañarte—. A punto estuvo de revelarle el dulce secreto, su embarazo, pero la congoja pudo más, así que mejor lo dejaba para la vuelta. Sólo agregó:
—Tengo un regalo para ti, querido.
—Y yo, una propuesta…
—Este talismán protegió a mi padre en la guerra de las Malvinas—y se lo colgó al cuello.
— ¡Gracias! El presente amuleto ha de ser testigo…—bromeó él.
— ¿De qué cosa?— alarmada, frunció el ceño ella.
— ¿Querrías ser mi esposa?—le disparó a boca de jarro—.Compraré la alianza en Francia y en veinte días nos casamos.
Isabel le acarició las mejillas. Mantuvo las manos de él en las suyas y sin titubear respondió:
— ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Fiesta íntima! Tus padres y los míos y algunos amigos.
—La luna de miel, en París. —Una amplia sonrisa selló la promesa de él.
— ¡París! Me gusta—concedió ella—. Pero esta vez sin público y sin orquesta. Sólo tú y yo.
La voz de su hijo la iba envolviendo. Habían pasado veinte años, sin embargo permanecía intacta en su memoria aquella jornada, la anterior al regreso de Ardilla.
Se había levantado contenta esa mañana, había pedido el día en el trabajo y aprovechaba para descansar. Bebía un jugo de naranja. Distraída se pintaba las uñas, cuando de pronto la sobresaltó un titular de las noticias: “Atentado terrorista en un teatro parisino…” Soltó el frasco de esmalte que fue a parar al suelo y prestó atención: “Entre los muertos, el reconocido cantor de tangos argentino y todos los integrantes de la orquesta que ofrecían la última presentación…”
Se había tomado la cabeza con las dos manos y había comenzado a llorar muy despacio—. “Viuda, antes de casarme”, había pensado. “Ojalá nuestro hijo se te parezca, vida mía”.
“Y se te parece”, pensó ahora, aplaudiendo a rabiar. “Y de haber estado aquí compartirías el escenario porque él también canta historias de amor o desventuras pero en otro ritmo”.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. guiomar de zahara dice:

    Hola Ulises: la historia es bonita. Me imagino que está bien escrita… en tú español. Los términos y los tiempos de los verbos, y algunas palabras, no corresponden a lo que habitualmente escribimos los nativos de esta tierra que es España.
    Esto no quiere decir que esté mal escrito o que el relato no sea bueno.
    Lo que ocurre -que a mí personalmente me cuesta su lectura- y siento decirlo. Perdona por mi sinceridad.
    ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 10:01
  2. 2. Eveluna dice:

    Hola, Ulises
    Tu relato es especial. Es de esas historias que después de leerlas, se te quedan grabadas en la mente.

    Debo admitir que tuve que leer varias veces algunas frases, quizás sea porque utilizas palabras rebuscadas que hacen pesada la lectura. Tal vez es un intento de hacer poesía en tu prosa. Estoy segura que puedes lograrlo si revisas algunas palabras, porque da la impresión que estás leyendo una traducción… y repito, es una historia muy bonita.

    Me encantó la frase: ¡Y cantas hasta las comas!

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 00:50
  3. Buenas, Ulises Vidal, me ha gustado mucho tu texto por estar lleno de sensibilidad, escrito con lujo de detalles que tocan al fibra. Una historia de amor, nostalgia y pesar… un tango, tal cual. Nos cuentas una historia milonguera sobre acordes de rock and roll.
    El título hace un poco de “spoiler”, es una lástima. En la primera frase, la parte que dice “Isabel había de recordar aquella tarde en que entrevistó al padre porque poco después nació el amor”, me liaste un poco; pienso que los verbos deberían ir en pasado anterior o pluscuamperfecto, porque es una acción que antecede a la de recordar, que debería estar en imperfecto. Quedaría así: “Isabel recordaba aquella tarde en que había entrevistado al padre porque poco después había nacido el amor”. Tu mismo luego sigues en plucuamperfecto con “Isabel había crecido…”
    El apodo de roedor, a pesar de ser un poco traído de los pelos en aras de cumplir con las exigencias del taller, es aceptable dado que en Argentina existen estos apodos (“el Gato”, por ejemplo).
    Engranas bien el suceso trágico pero la reacción de la viuda quedó un poco desdibujada. Yo creo que debería haber hecho algo más que llorar despacio y pensar. Yo me la imagino gritando al cielo, rasgándose el vestido, cayéndose al suelo, agarrándose del sofá…, no se… algo más temperamental. Estamos en un tango, ¿O no?
    Un aplauso bien merecido. Espero seguir leyéndote.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 20:03
  4. 4. Ulises Vidal dice:

    Guiomar de Zahara, Eveluna y María Kersimon, gracias. Los comentarios me permiten revisar incluyendo la mirada de ustedes y así seguir avanzando, aprendiendo. Espero que sigamos en comunicación. Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 23:54
  5. 5. Maria Jesús dice:

    Hola, me ha gustado mucho tu relato, siempre me gustan las historias de amor verdadero, aunque ésta haya tenido un final tan trágico. Sin embargo le has dado un toque de esperanza con el fruto que quedó de ese amor. Felicidades.

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 19:24
  6. 6. Laura dice:

    Hola Ulises.
    Me ha gustado tu historia, aunque el principio fue un poco enredado.
    Coincido con María Kersimon con lo del roedor traído de los pelos, no por su uso como apelativo, sino por la inserción de la propia palabra en el relato. Además, me parece poco serio para un cantante de tango. Pero es nada más que una opinión personal.
    Algunas palabras se repiten, tal vez pueden omitirse o reemplazarse, como cuando te refieres a la sensibilidad, creo que omitirla no la quita significado a la oración.
    Cuando dan la noticia del atentado, creo que es necesario indicar el nombre del reconocido cantor de tangos, o indicar simplemente que murió un reconocido cantor de tangos. Así como la escribes creo que queda con algo de falta.
    Con respecto al duelo, cada uno lo vive a su aire. Nada que señalar por ahí. Cada uno vive las emociones de modo más que personal.
    En síntesis. La historia es muy buena. Con algunos detalles de repaso creo que sería inmejorable. Sigue escribiendo

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 11:35
  7. 7. Ulises Vidal dice:

    Hola María Jesús! Hola Laura!
    Muchísimas gracias por la lectura. Tengo muy en cuenta las opiniones. coincido, el apelativo del cantor de tango es poco feliz, pero fue al solo efecto de usar la palabra “roedor”.
    Gracias otra vez. Hasta la próxima.

    Escrito el 28 febrero 2017 a las 23:28

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.