Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El mentiroso - por Daphne Horroreux

El mentiroso

Cerca del medio día entre martes y miércoles Alberto reserva parte de su tiempo para salir de la ciudad en la que vive. Se levanta al lado de la mujer con la que lleva 25 años de casado. Segundo matrimonio que no parece estar mejor que el primero. Camina hasta el baño todavía somnoliento y para cuando se desviste sonríe porque recuerda que es el día especial. Ya en la ducha está animado y no importan los reclamos de su mujer ni las caras largas de los hijos adolescentes a la hora del desayuno. Busca entre su ropa lo mejor que tiene pero nada lo convence y antes de poder quedar satisfecho, el alarido de su mujer recordándole que se hace tarde, lo desanima. Rápido se cambia la corbata, unta un poco de gel en el cabello y se perfuma con la loción más cara que tiene. Se siente bien.

Por las prisas, apenas y le da tiempo de tomarse un café y mordisquear una tostada. Sus hijos le esperan en el carro pero después de unos minutos y a punta de claxonazos lo apuran para que los lleve a la escuela. Mientras busca las llaves piensa en lo ingratos que son sus hijos. Corre al carro a enfrentarse con las quejas de la hija y el silencio de su hijo. Intenta calmar el ambiente a modod de disculpa preguntando por las actividades del día sin encontrar más respuesta que la del locutor dando las noticias. Recuerda el tema de la ingratitud y como anécdota les cuenta a sus hijos que cuando era joven él se iba solo a la escuela porque su padre jamás lo hubiese llevado. Les habla de la frialdad de su padre esperando su historia tenga algún efecto en ellos pero nuevamente el silencio. Opta por callarse. Al llegar a su destino se bajan del carro sin decirle nada.

Quiere sentirse mal pero no se lo permite, sabe que está a un par de horas de verla y no hay nada mejor que eso. Cambia la estación de radio en busca de música alegre y con una sonrisa en los labios se dirige a otra ciudad. Atiende llamadas en el camino para lidiar con el tránsito. Hay días en que llega antes de la hora acordada para el encuentro, esos días, se da el lujo de pasar a desayunar y atender correos del trabajo mientras la espera. Hoy, en vez de ir a un restaurante fue a la librería en busca de un diccionario de Latín que ella le encargó para sus clases. Le compra el mejor diccionario que encuentra, uno que tiene una nueva edición con portada forrada de tela.
Cuando el reloj marca las doce, Alberto ya está en la esquina de siempre. Le gusta llegar antes que ella para poder ver cuando cruza la acera, porque según él, a esa hora el sol alumbra su cara como si fuera un ángel. Finalmente aparece, se sube al carro y con la jovialidad de sus veinte años lo saluda. Se cuentan que ha sido de sus vidas durante la semana que no se han visto, en la trayectoria al motel.
Incluso con su amante, Alberto tiene una rutina: primero, se desnudan, después la acuesta en la cama para hacerle sexo oral, le pide que use un antifaz, de ahí la pone en cuatro y la masturba con un dildo, se pone el condón y durante no más de cinco minutos la penetra salvajemente hasta que se corre. En lo que ella se enjuaga y él se quita el condón platican, casi siempre de lo que acontece en sus vidas. Alberto quiere a esa mujer porque con ella puede mentir sobre su vida, ella lo escucha, sus opiniones son inteligentes, no le reclama nada y fuera del acuerdo monetario, rara vez ella le pide algo. El encuentro es breve, proporcional a la culpa que quiere sentir para poder soportar los problemas en casa. Todo termina cuando tiene que dejarla en la esquina y ella se va. Alberto pasa el resto de la tarde en su oficina hasta la noche. Al llegar a casa, saluda con efusividad a su mujer y le da un beso en la frente a los hijos.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Jorge Luis Escalante Pava dice:

    Este escrito cuenta con la detallada descripción del clásico mentiroso, donde el autor retrata el fastidio que el adúltero vive a diario en su casa y con prontitud escapa de la misma para ver a su amante, y que descaradamente vuelve a su casa como si nada hubiese pasado. Me gusta el escrito porque el autor muestra la ironía de la vida, en la que el personaje aburrido de la rutina matrimonial busca una nueva aventura, pero ésta se convierte en otra nueva rutina, indicando que cada uno de nosotros es responsable de convertir su vida en una rutina o no.

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 16:43
  2. 2. Flippity dice:

    Concuerda bien con el titulo.
    Se siente como un ambiente en el que al protagonista ya le da igual cualquier cosa muy al estilo belleza Américana.
    Solo habría que checar algunos errores dedo en la redacción.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 23:19
  3. 3. Cryssta dice:

    Hola Daphne, tu relato me ha gustado aunque aún tienes que trabajarlo un poco.

    Te diré algunas cosas que veo mejorables:

    – “Cerca del medio día entre martes y miércoles” eso sencillamente no existe. El mediodía es o del martes o del miércoles. Además después de esta frase continúas diciendo que se levanta al lado de su mujer por lo que da la sensación de que se levanta a esa hora

    – “veinticinco” te sugiero que mires la entrada en el blog donde se explica cómo escribir los números

    – “Es su segundo matrimonio y no parece estar mejor que el primero”

    – “Camina hasta el baño todavía somnoliento y cuando se desviste sonríe porque recuerda que es el día especial”

    – “En la ducha se anima y no importan los reclamos de su mujer ni las caras largas de los hijos adolescentes a la hora del desayuno”

    – “antes de poder quedar satisfecho” entre comas porque es una aclaración

    – sobra la coma tras “hace tarde”

    – “Apenas le da tiempo” sobra lo anterior, se entiende que es por las prisas

    – “a modo de disculpa”

    – una coma tras “actividades del día”

    – “cuando era joven” entre comas porque es aclaración

    – “su padre jamás lo llevó”

    – “esperando que su historia”

    – “latín”

    – “para poder verla cuando cruza”

    – “Se cuentan qué ha sido”

    – sobra la coma tras “visto”

    – “En lo que ella se asea y él se quita el condón, platican”

    – me choca que él “quiera” sentirse mal y “quiera” sentir culpa

    Espero haberte ayudado, ánimo y a seguir escribiendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 09:38
  4. Hola Daphne, estoy en el 121, he leido tu texto y senti la expiacion por la culpa de la mentira. Has logrado una buena historia, que genera sentimientos encontrados. No tengo nada que agregar a los que ya te comentaron, fueron bastante explicitos, solo agradecerte por compartir tu creacion con todos nosotros.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 18:38

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.