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El mentiroso - por Juan Sauce
Web: http://juansauce.desafiosliterarios.com/
— ¡Mentiroso! ¡Mentiroso!
¿Qué edad tendría entonces? ¿Catorce años? ¿Quince? Ha pasado mucho tiempo desde entonces pero todavía sigue vívido el recuerdo que tengo de aquel chaval.
La verdad, no sé cómo pudo llegar al instituto. Tengo entendido que cuando detectaban casos como el suyo, enseguida los derivaban a centros especiales. Apenas hablaba con nadie, su cerebro no parecía estar capacitado para relacionarse con el mundo exterior. No sabía mirar a los ojos, y su ingenuidad le hizo ganarse más de un empujón y zancadillas malintencionadas. Pero es que además nos sorprendía con comentarios absurdos que soltaba así, de repente:
— ¡Ayer vi de cerca una ballena enorme!
Mentiroso. ¿Cómo iba a ver un animal que hacía décadas que se había extinguido?
— El otro día viajé en un tren antiguo por las selvas de la India —insinuó una vez, al bajar del aerobús. Todos sabíamos que no era cierto porque nadie podía salir de la ciudad sin un salvoconducto, expedido por el gobierno. Su familia nunca hubiera podido permitirse un lujo así.
— ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! —no me extraña que le cantáramos esa canción. Pero él seguía diciendo sandeces. Bastaba que viera algún objeto o una situación que prendiera la chispa en su diminuta cabeza…
— Fui a una isla desierta en un barco pirata.
— ¡He visitado un planeta lleno de árboles gigantes!
— Sé de un lugar donde viven seres diminutos.
— ¡Estuve conversando con un gato que habla!
Y lo que más me molestaba era la buena relación que parecía tener con el señor Thompson, con diferencia, mi profesor favorito del instituto. Nos enseñaba Historia, asignatura no tan importante como Administración o Legislación; apenas tratábamos la Prehistoria, la Edad Media, la Revolución Industrial y, lo más importante, la actual era de la Administración Clone. Pero sabía ganarse el aprecio de los alumnos. Un día nos explicó que, antiguamente, se enseñaba Arte y Literatura. Se arriesgaba demasiado; en aquel momento no lo sabíamos, pero había temas de los que no se podía hablar. El gobierno había prohibido esas asignaturas por considerarlas inútiles para la productividad del Estado.
Pero volviendo al caso del mentiroso, un día lo seguí al verlo pasar por mi barrio. Tras atravesar un par de calles, llamó a cierta puerta y le abrió ¡el señor Thompson! ¡No sabía que vivía tan cerca de mi casa! Esperé como una hora y, cuando salió, estaba muy contento, con esa cara de estúpido que solía tener cuando decía sus mentiras. Durante varios días comprobé que sus visitas al maestro eran frecuentes y siempre salía del lugar con una sonrisa en el rostro. ¿Qué hacía él allí?
Pero sucedió un día que ni el mentiroso, ni el señor Thompson, vinieron más a la escuela. Sobre el primero nos dijeron que lo habían trasladado, por fin, a otro centro más adecuado a sus características especiales. Sobre el segundo, nos informaron que el profesor se había visto obligado a realizar un viaje de suma importancia y pronto nos enviarían a un sustituto. Nunca volvimos a verlos.
Ese mismo día, sumido en mis pensamientos y casi sin darme cuenta, me planté frente a la vivienda del profesor, con cara de asombro. Pegada en la puerta estaba la señal amarilla de la policía, que indicaba que nadie debía cruzar ese umbral. No sé por qué se me ocurrió entrar en ese momento, una de esas tonterías que se hacen solo una vez en la vida. Al hacerlo, descubrí todo un desorden de trastos, muebles y libros, muchos libros, tirados por el suelo. Me agaché para observarlos mejor y me parecieron muy extraños porque no eran los típicos de álgebra, leyes o economía. Sus títulos eran “Moby-Dick”, “La vuelta al mundo en ochenta días”, “La isla del tesoro”, “El principito”, “Los viajes de Gulliver”, “Alicia en el País de las Maravillas”…
Ha pasado mucho tiempo desde aquello. Lo recuerdo mientras bajo al búnker secreto que construyeron mis antepasados, bajo la casa, durante la Tercera Guerra. Allí guardo escondidos la docena de ejemplares que apenas pude llevarme de la casa del profesor antes de que lo desaparecieran todo. He leído estos libros una y otra vez, y me doy cuenta ahora, de viejo, que yo también he visto ballenas, viajado por la selva y visitado planetas hermosos, cosas que no podría haberlas hecho de ninguna otra manera. A estas alturas me doy cuenta de lo afortunado que era aquel chaval. Y de que decía la verdad cuando nos soltaba sus tonterías.
Sí, tenía razón el mentiroso…
¡Hola a todos!
Me adelanto a tod@s vosotr@s para comentaros un detalle: es que cuando terminé de escribir la historia para este mes, me di cuenta de que tenía ¡1200 palabras! Así que para que pudiera cumplir con los requisitos para la participación, tuve que reducirla a 750.
Digo esto porque, si alguien siente curiosidad por leer el relato original, lo he subido a mi página web, a la que se puede acceder a través del link que hay debajo del título. En él hay más detalles sobre la sociedad en la que se desarrolla la historia y todo un párrafo que hube de eliminar en el que el protagonista era, en cierta medida, responsable de la desaparición del mentiroso y el profesor.
De antemano muchas gracias por vuestra lectura y vuestros comentarios.
¡Nos leemos!
Estimado Juan:
He leido tu cuento y tu comentario. La verdad es que el cuento no es claro. Lo tuve que leer dos veces y me quedaron cabos sueltos. Seguramente el cuento original permite entender mejor la historia.Es cpmplicado reducir el cuento original a la mitad sin que se pierda la escencia.
La idea es linda y es ameno leero pero se pierde al no entender el contexto y los tiempos
Te sigo
Un abrazo
Hola, Juan! Me encantó la historia. La sentí como una charla con un viejo amigo. Si, hay cosas que necesitan ser explicadas. Pero te entiendo, 750 palabras es poco cuando se escriben historias complejas.
Un saludo.
Juan, me encanto tu relato. Da cuenta de como los gobiernos pueden, ( podran) anular a la gente. Creo haber entendido todo tu magnífico relato. Si bien contas que el prota tuvo algo que ver en la desaparición de los dos personajes, creo que supiste “Hachar” en donde era necesario dejando el texto clarísimo lo mismo.Espero poder leer el total de él en tu Web, si descubro donde la escribiste, porque soy bastante poco hábil con la tecno. El mio es el 105. Te felicito, Tayulsol
¡Saludos, Alush, Dana e Inés! De nuevo os agradezco vuestra lectura y comentarios.
La verdad es que he querido ser muy ambicioso; he querido dar protagonismo tanto a los tres personajes como a la sociedad que los envuelve, aunque ésta solo la dejo entrever, dando pistas sin analizarla en profundidad, como si fuera un tema secundario. Lo que quiero es que el lector se imagine qué tipo de gobierno opresor, o controlador, es el que hay.
Reconozco que quiero hacer muchas cosas en muy poco espacio.
Inés Josefina, gracias por tus palabras. Y me alegra muchísimo que lo hayas entendido bien. Para mí sí está claro, pero a veces los que escribimos no vemos si está igualmente claro para los demás.
El texto íntegro lo puedes encontrar aquí:
http://juansauce.desafiosliterarios.com
Yo también soy bastante patoso con las tecnologías. ¡Muchas gracias de nuevo!
Buenas tardes, primero gracias por pasarte por mi relato y dejar tu comentario. Gracias.
Gran relato el tuyo, un mundo distopico que me recuerda el Fahrenheit 451 de Brandbury, me encantó el relato, el tono del mismo, el ritmo que va atrapando y esa atmósfera opresiva que se atisba a lo largo de la historia, es cierto que quedan algunos espacios en la trama, pero la verdad, a mi me gusta eso, que el lector pueda completar a su gusto e imaginación algunas partes del relato, si esta es la versión corta, leeré por su puesto la versión extendida. Gran placer leerte. Saludos.
Hola, Juan.
Ya en los comentarios anteriores te han dicho algunas cosillas con las que estoy de acuerdo, pero independientemente de eso, quiero decirte que tu relato ME HA ENCANTADO. Me identifico totalmente con El Mentiroso. Y para que sepas yo también he conocido mundos increíbles, he volado, he tenido súper poderes, he sido un ángel, un niño, un extraterrestre e infinidad de cosas mas. Así es la lectura ¿no? nos lleva por lugares maravillosos.
Sin duda me pasaré a leer la versión extendida.
Besos.
¡Bonito relato, Juan! Se lee bastante fácil. Un saludo y ¡hasta la próxima! Buenas tardes.
¡Hola, John Doe, Laura Blanco y Oda a la cebolla!
¡Gracias por vuestras palabras! La verdad es que me animan mucho.
John Doe, confieso que no conocía la novela farenheit 451, he buscado por internet el argumento y me ha sorprendido esa parte similar a mi escrito. Parece interesante, a ver si la consigo algún día; las distopías es un tema interesante, aunque hasta ahora, la única que he leído son Los juegos del hambre (¡hay tanto que leer y tan poco tiempo…)
Laura Blanco, muchas gracias y encantado de que te encante. Sí, hemos viajado con dragones, visitado la luna y viajado por el tiempo; no te quepa duda, somos “mentirosos”…
¡Saludos!
Buenas Juan,
Vine a leer to relato por que vi un comentario tuyo en otro relato en el que decías que era tu segundo mes participando en el taller, y como es mi segundo mes también me dije que los novatos tienen que apoyarse los unos a los otros.
Cuando he terminado de leer el relato me he arrepentido de pensar en ti como novato aunque la intención con la que usaba la palabra no fuera dirigida a tu habilidad para escribir. Puedo decir sin que me tiemble el pulso que es el relato que más me ha gustado de los 30 y pico que habré leido en los talleres de los dos últimos meses. También es verdad que me gusta mucho este tipo de historia y que soy fan de Huxley y Orwell de los que probablemente te hayas inspirado de alguna manera.
Lo único que te voy a decir es que voy a leer la historia completa (la de 1200 palabras) y que espero que sigas participando en el taller por que seguiré leyéndote.
Si tienes tiempo, me encantaría que te pasaras por mi relato:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7358
Hola Juan Sauce:
Lo primero de todo darte las gracias por pasarte por mi relato.
En segundo lugar, decirte que al igual que mis compañeros también me ha gustado la distopía que has creado, mencionando una tercera guerra, dando en el clavo con los títulos de los libros hallados en casa del profesor, vamos que merece leer su versión al completo. Felicidades.
Saludos.
Hola Juan
Has logrado un gran relato. Lo que mejor me ha resultado en la sencillez y como al pasar de los detalles que nos hablan de una sociedad futura con leyes sumamente controladoras.
Sigue escribiendo!!!
Hola Juan Sauce,
Muchas gracias por tu visita y encantado de leerte.
Te soy sincero, te leí ayer y hoy he vuelto a leer la historia, antes de comentarte, con resultado diferente. Ayer tuve la sensación de que habías intentado meter demasiada chica en poco espacio, pero en la lectura de hoy, esa sensación no la he tenido. Me parece que los elementos de tu futuro distópico están introducidos de manera sutil, con pausa, de manera que consigues recrear de manera más que satisfactoria, dado el espacio disponible, el entorno en el que se mueve el personaje y que crea el contexto para los hechos. La historia en sí, me ha gustado mucho. Me suele pasar con las historias en las que los libros toman protagonismo, como ocurre en esta.
Muy bien escrita, sólo me ha parecido ver:
«Allí guardo escondidos la docena de ejemplares que apenas pude llevarme de la casa del profesor antes de que lo desaparecieran todo».
Ese desaparecieran todo, no me suena demasiado bien. Además repites “casa” relativamente cerca.
En esta otra frase:
«Ese mismo día, sumido en mis pensamientos y casi sin darme cuenta, me planté frente a la vivienda del profesor, con cara de asombro.»
Ese asombro, en la frase, no parece tener justificación. Tal vez el motivo es encontrar el cartel de la policía, pero eso lo explicas a continuación, por ello, este asombro a priori descoloca. Al menos a mi me ha pasado.
Por último, del relato lo que quizás menos me ha convencido, en el transcurrir de la historia, es ese inciso donde explicas:
«Se arriesgaba demasiado; en aquel momento no lo sabíamos, pero había temas de los que no se podía hablar. El gobierno había prohibido esas asignaturas por considerarlas inútiles para la productividad del Estado.»
Supongo que lo considerabas importante para la historia, pero creo que rompe el ritmo de la misma y tal vez se hubiera entendido igual. En todo caso es una apreciación.
Felicidades por un muy buen relato una vez más. Ya que se ha mencionado un libro ambientado en un futuro distópico(que empecé a leer pero no acabé, lo tengo pendiente), me lanzo y te recomiendo un cómic, si es que eres aficionado. También una distopía.”V de Vendetta” de Alan Moore.
¡Hola, Ignacio YZ, Ane, Laura y Edu SC! ¡Me alegro un montón que os haya gustado! Paso por vuestros relatos tan pronto como pueda.
Ignacio, gracias por tus palabras. La verdad, no he leído nada aún de los autores que mencionas pero sí tengo a 1984 en la lista de “libros que debo leer antes de morir”. Con tu recomendación aumentas mis ganas.
Edu, así es; he querido que el lector descubriera ese mundo distópico poco a poco, dando información a cuentagotas para que lo descubra. Tus aportes en cuanto a la estructura me parecen muy valiosos. Y sí soy aficionado al cómic, aunque no al norteamericano, por lo que V de Vendetta no lo he leído, pero si considero a Alan Moore como uno de los grandes.
Hola Juan.
Muchas gracias por pasarte por mi relato y comentar.
El tuyo me ha parecido interesante. Fácil de leer y entender. Aunque, personalmente me llevé un chasco: pensé que, al ser ciencia ficción, estaban viajando en el tiempo.
Creo que le falta fuerza a la narración. Sobre todo porque nos cuentas mucho. Deberías haber mostrado más. Además el final es un poco flojo. Básicamente llega y ya está. Creo que un par de vueltas más a su estructura y te hubiera quedado un relato redondo.
Además el hecho de reivindicar el amor por la literatura y los beneficios que ella nos da es un buen eje narrativo. Por lo que solo le faltaría un poco más de chispa.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Hola Juan Sauce. Te devuelvo tu amable visita y me sorprendo al encontrar un texto que nada tiene que ver con el mío, al menos aparentemente. Gracias por haberte acercado desde tan lejos.
La atmósfera de tu relato me ha gustado mucho, esa extrañeza que envuelve al texto es casi un personaje más. Los libros que mencionas no podrían haber estado mejor elegidos como contrapunto de ilusión, viaje y fantasía a la realidad monocorde, gris, que vive el protagonista.
Quizá me hubiera gustado descubrir antes el “meollo” de la cuestión, que no aparece hasta el último párrafo: “lo recuerdo mientras bajo al búnker secreto…”, para haber podido disfrutar un poco más de ello. Pero en general un buen tema y una narración muy atractiva.
Un placer leerte.
Gracias Jean y Liha por vuestra lectura y comentarios. ¡Nos leemos!