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EL MENTIROSO - por Bea

Todos los días eran iguales. Grises consecuciones sin sentido desde que el gobierno de La Arpía impusiera en todos y cada uno de los rincones del mundo su crueldad. El miedo y la incertidumbre habían hecho de los habitantes de las ciudades, pobres borregos los cuales acataban cada día sin rechistar las ordenes del carnicero.

De esta forma y nunca de ninguna otra, los días pasaban destruyendo lenta y eficazmente los voluntades y sueños de la gente, en especial los de Vera. Una chica cuya vida antes de La Arpía había consistido en ver y fotografiar cada molécula de cada átomo del mundo. Hoy, unas oscuras ojeras marcaban las cuencas de sus ojos como macabros e incesantes recordatorios de su vida no deseada.

Una mañana como cualquier otra Vera se había levantado, acicalado y dirigido al trabajo como de costumbre. Se había sentado en su mesa donde una pequeña placa la señalaba como la analista de sistemas y se había dedicado a sus rutinarias tareas hasta que a media mañana la cafeína la reclamara. Al volver a su mesa algo le llamó automáticamente la atención, un mensaje en su pantalla rezaba:

"A media noche en la vieja fábrica de neumáticos."

La paranoia y el pánico se apoderaron de ella al instante haciéndola girar el cuello en todas direcciones con la intención de averiguar la procedencia de la misiva. No encontró a nadie.
Horas más tarde, ya en su casa y después de varias cervezas y algún tranquilizante que otro la curiosidad le había podido, haciéndola decidir acudir a la cita. Buscó hasta encontrar la ropa más oscura que tenía y se la puso con la esperanza de poder mimetizarse con las sombras de la noche. Esperó a que las patrullas de La Arpía pasaran y se escabulló por la puerta trasera de su casa.

Una media hora después ya se encontraba frente a la vieja y, antaño, lucrativa fábrica de neumáticos, ahora convertida en lugar de reunión para drogadictos, camellos y demás desechos sociales. Decidió apostarse en un callejón cercano y esperar, no estaba segura de que aquello no fuera una trampa de los mentirosos, agentes del gobierno desplegados en todos y cada uno de los círculos sociales con la única y exclusiva misión de atrapar a aquellos que no estuvieran dispuestos a seguir a raja tabla los dictados de aquellos que ostentaban el poder. Finalmente, al ver que todo estaba en aparente calma, se decidió a cruzar las puertas del edificio.

Lo que vio al entrar no la dejó indiferente; una gran mesa redonda, sillas a su alrededor y una bombilla que los iluminaba tímidamente. Se internó unos pasos dentro de la estancia para así poder acostumbrar su vista a la poca luz. Creía estar sola pero justo cuando comenzaba a notar que su cuerpo se relajaba, advirtió movimiento por el rabillo del ojo, lo que la hizo dar un fuerte bote.

—Cielos por fin, empezaba a darme mala espina estar aquí solo. Por cierto, soy Alex.—Dijo un hombre acercándose a la luz de la bombilla.

— Dios, que susto. Esto…yo soy Vera, encantada supongo.—Saludó Vera mientras se acercaba a la mesa, con la mano aún en el pecho por la impresión.

— Perdona—. También la has recibido ¿verdad?

— Sí. ¿Tienes alguna idea de para qué o quién nos ha citado aquí?

— No, ni idea.

— Bueno puede que sea una trampa —Señaló una voz femenina desde la puerta. La visibilidad del almacén era escasa pero lo suficientemente buena para advertir que la autora de la idea era una exuberante mujer vestida con un entallado vestido negro, unos tacones extremadamente altos y un antifaz.—, todo apunta a ello ¿no es así? Por cierto, podéis llamarme Aries.

Durante las siguientes horas más personas fueron haciendo su entrada en el almacén, cada uno con un sello distintivo o una característica peculiar; un hombre con un diccionario de latín bajo el brazo y una máscara, otro llevaba una antigua entrada de cine en la solapa y un sombrero de ala ancha tipo años cincuenta.

Cuando por fin todas las sillas estuvieron ocupadas, comenzó el turno de las presentaciones. Todos expusieron sus nombres o pseudónimos, salvo uno. Un hombre cuya cicatriz de la cara hacía a Vera estremecerse hasta el punto de revolverle el estómago.

— ¿Bueno y usted como se llama amigo? —Dijo el tipo del sombrero años cincuenta. El tipo se acercó aún más a la luz, miró al hombre directamente a los ojos y dijo:

— ¿Yo? Yo soy el mentiroso.

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9 comentarios

  1. 1. Berundgaar dice:

    Me ha gustado.

    Mucho.

    Sólo he encontrado una faltilla, prácticamente sin importancia, incluso puede que sea un error del corrector.

    “Rajatabla” es una sola palabra.

    Me encanta el ambiente opresivo, el vocabulario culto y bien empleado, las imágenes poderosas, la forma magistral de recrear tanto el ambiente de la sociedad del relato como la reunión clandestina.

    Si quieres pasar a despellejar mi texto estoy un poquito más arriba que el tuyo, en el 24.

    Saludos. ¡Nos leemos!

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 15:58
  2. Hola Bea, está genial, solo que uno espera una continuidad, saber a cuento de qué la reunión, qué pasa luego, etc. Los prepartivos y la atmósfera están bien descritos, contagian una atmósfera tensa, subterránea, todo apunta a que va a pasar algo… y nos dejas con la intriga sin resolver. Aparte de esto, está bien descrita la atmósfera enrarecida de una sociedad alienada y yerma donde la libertad no es ni siquiera un recuerdo, y alerta contra el riesgo de que la nuestra llegue a ser así. Por suerte los que escribimos seguiremos siendo creativos, jajaja.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 17:56
  3. Hola.

    Primera frase y primer verbo ‘ser’. Evítalos como la quema: son comodines que tienden a pulular y acaban guarreando el texto. Y ya hablando de esa primera frase: si cambias el punto y seguido por un dos puntos, la frase ganaría gancho.

    En la última frase de ese primer párrafo tienes una coma asesina. Cuidadín, que las comas las carga el diablo. Si la pones después de ‘borregos’ se soluciona el problema.

    Antes de que se me olvide: eso que te dije del verbo ‘ser’ se lo aplicas a los modales acabados en —mente. Se acaban convirtiendo en una plaga. Evítalos.

    ¿’ ver y fotografiar cada molécula de cada átomo del mundo’? ¿En serio? Joder, pues ya debe de dedicar a eso unas cuantas eternidades. Un gúgol de segundos, por lo menos.

    A ver, en el párrafo segundo hablas de ‘hoy’, y dos líneas después pasas a ‘una mañana como cualquier otra’. ¿También de ‘hoy’ o hemos dado un salto al pasado sin saberlo? Me confunde. Si te refieres a la mañana de ‘hoy’ hubiera bastado con no poner un punto y aparte y empezare la frase con ‘Como cualquier otra mañana, Vera se había […]’.

    Que las ‘rutinarias tareas’ no sean u epíteto: mejor ‘tareas rutinarias’.

    Tras leer el párrafo que empieza con ‘Una media hora después’ me veo obligado a darte un consejo, uno que a mí me ha valido su peso en oro: lee a James Tiptree Jr. Comprenderás lo que te digo y porqué te lo digo de ese párrafo concreto.

    ‘no la dejó indiferente; una gran mesa’. En vez de punto y coma ahí debe ir un dos puntos.

    A ver, ¿qué tiene de bueno dejar la zona de sombra y meterse en la de luz? Desde la sombra ya tiene los ojos ‘aclimatados’ y ve todo lo que ocurre. Más aún, si se mete en la zona de luz y por alguna razón debe huir de repente, al tener que regresar a la zona de sombra se quedará ciega. Por tanto mejor quedarse en las tinieblas si tienes miedo de que te descubran, como al parecer le pasa a Vera.

    Revisa todos los dialogos. Mira como quedaría uno de ellos:

    ‘—Cielos, por fin. Empezaba a darme mala espina estar aquí solo. Por cierto, soy Alex —dijo un hombre acercándose a la luz de la bombilla.’

    Revisa en la RAE el uso de la raya en los diálogos. Y el de la coma: en cuanto te pone con los diálogos se desmadran, lo que queda muy mal.

    No comprendo el final. Vale, es le mentiroso. ¿Y? debo haberme perdido algo 🙁 porque no lo capto 

    Un saludo descuadrado.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 01:53
  4. 4. Juan Sauce dice:

    Hola, Bea. Me pregunto si eres la misma Bea de la que leí un texto el mes pasado: “Secretos y mentiras”.
    Me parece muy curioso, para este reto yo también he escrito una historia en una sociedad distópica o dictatorial. La diferencia es que tú la presentas directamente y yo la dejo entrever conforme se va leyendo.
    El ambiente misterioso está bien conseguido y la narración es fluida y no presenta dificultades.
    A continuación, te digo cuatro cosillas que cambiaría:
    En la frase “destruyendo lenta y eficazmente los voluntades y sueños de la gente, en especial los de Vera”, ese “en especial” da la sensación de que la dictadura afecta más a Vera que al resto de los habitantes. Yo le pondría un “entre ellos los de Vera”.
    En el párrafo “—Dios, que susto. Esto…yo soy Vera, encantada supongo.—Saludó Vera mientras se acercaba a la mesa”, yo cambiaría el segundo “Vera” por “ella” para no que no suene la repetición de su nombre tan cerca.
    Cuando ha empezado a llegar más gente al almacén, está bien que todos tengan una característica distintiva pero has querido poner las palabras del reto opcional y creo que te quedan un poco forzadas.
    Y por último, el final, que ya te lo han dicho otros. La primera sensación es que queda inconcluso, lo que me hace pensar que sea la introducción a una historia más larga. La otra opción que veo es la de sugerir que la identidad de “el mentiroso” es un agente del gobierno, pues has mencionado antes que son mentirosos; entonces entiendo que están en lo correcto y han caído en una trampa (lo cual sí podría considerarse un final del relato).
    Me gustaría añadir algo sobre el comentario anterior de mi tocayo Juan; no vengo yo a discutir su análisis pero te diré que cosas como el uso del verbo “ser” y las palabras acabadas en “mente”, si bien no hay que abusar, no me parecen en tu texto ninguna molestia; los cambios de puntuaciones por dos puntos, sí se pueden dar pero creo que carece de importancia; y esos cambios de tiempo y problemas de lógica (de pasar de la oscuridad a la luz) yo no los he notado. Lo que quiero decir con esto es que, a fin de cuentas un análisis puede ser muy subjetivo (no por ello no hay que hacerle caso, si no no aprenderíamos nunca y estamos aquí para escucharnos unos a otros y aprender), así que puede ser que lo que yo te he dicho a otro le parezca sin importancia.
    Me despido diciendo que, en rasgos generales, te doy una nota positiva. ¡Un saludo!
    Estoy en el 68.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 09:27
  5. 5. Yoli dice:

    Hola Bea.
    Muchas gracias por comentar mi relato. El tuyo me ha gustado, me ha recordado un poco al libro “1984” de George Orwell. Me hubiese gustado saber como continua, pues termina en la mejor parte, espero que en proximos relatos puedas seguir con la historía, porque es buena.
    Saludos.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 14:37
  6. 6. Marikiya dice:

    Hola Bea;
    Muchas gracias por pasar por mi relato.
    Tu relato me ha parecido interesante y dinámico.
    La lectura se hace amena y consigues que el lector sienta el desasosiego de la protagonista ante la incertidumbre de lo que pasará en la fábrica.
    Sin embargo, me he quedado con ganas de saber más sobre el mentiroso, qué hacen allí… El final me hace sentir que está inacabado, supongo que es la problemática que nos invade a todos con las 750 palabras.
    En general buen trabajo.
    Un saludo.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 05:01
  7. 7. Luis Ponce dice:

    Hola Bea:
    Me parece un buen intento, pero sin ánimo de ser cargoso, te comento algunas cosas:
    …consecuciones sin sentido, “acción o efecto de conseguir” según el diccionario de RAL.
    …cada molécula de cada átomo?¿No era que las moléculas están compuestas por átomos?
    …oscuras ojeras marcaban las cuencas de los ojos. ¿Le sacaron los ojos para poder verle las cuencas?
    …algún tranquilizante que otro.
    …haciéndola decidir acudir.
    …frente a la vieja, antaño, lucrativa…
    Todos caemos en errores, generalmente causados por la falta de tiempo, el apuro, etc pero para que nos busquen los lectores tenemos que tratar de darles lo mejor de nosotros.
    Todo se consigue con la práctica y la mejor manera de escribir es leyendo.
    Un saludo.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 17:00
  8. Hola, Bea. Sólo voy a comentarte un par de cosas. Nada en cuanto a forma, que ya te lo han dicho todo, si no respecto al contenido. El contexto del relato está ubicado dentro de una realidad distópica. Para situarnos no es necesario explicar cómo se ha llegado hasta ahí, puesto que el relato no lo requiere. Por tanto, entendemos que el organismo de los seres humanos sigue siendo igual, es decir, que nuestro cuerpo no se ha visto alterado de ninguna manera por el desencadenante que nos ha llevado a esa realidad distópica. Te comento todo esto porque dices que Vera, al llegar a su casa, se toma varias cervezas y algún tranquilizante. En este punto; ¿las cervezas son con o sin alcohol?, porque mezclar alcohol y tranquilizantes puede producir unos efectos negativos en la salud del personaje, que acto seguido, se viste y sale a una cita como poco decisiva para el resto de su vida. Acudir a esa cita con los sentidos, o el juicio mermados… Hay que tener cuidado con estas cosas porque aunque parezcan detalles insignificantes, son determinantes a la hora de mostrar la coherencia y realismo de los personajes.

    La otra cosa que te iba a comentar es en cuanto al desenlace. El final queda abierto si deseamos saber qué va a pasar a continuación, pero si el mentiroso resulta ser un agente del gobierno, y la reunión una trampa, lo cierto es que el desenlace deja poco a la imaginación. Caen todos como moscas.

    El relato en general es intrigante, y a mí, el final me ha sorprendido. Conforme iba leyendo esperaba que de la reunión saliera alguna sociedad secreta que combatiera al gobierno, un plan de boicot o contraataque, no sé, tenía esperanzas que cuando el último personaje se descubre como un agente del gobierno (a mi juicio), se desvanecen y me quedo con una cara de: “¡Hostias, que era una trampa! Los han trincado”. No es el final que a uno le gusta, pero sí esa la manera de sorprender. Enhorabuena por ese giro argumental.

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 14:59
  9. 9. M.L.Plaza dice:

    Hola Bea.
    El relato es muy interesante, pero le noto algunos cabos sueltos. ¿Por qué contactan a la protagonista? A parte de su trabajo anterior, no indicas que tenga ningún tipo de conciencia de algún tipo. Y por otro lado, en un régimen de terror ¿quién manda un mensaje comprometedor por ordenador del trabajo, que seguro que queda grabado, y encima el destinatario no está en su puesto y cualquiera lo puede leer?.
    Aún así, me ha parecido una buena historia.
    Saludos

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 04:09

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