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El mentiroso - por Pablo Arbáizar

Siempre he sido muy confiada. Cada vez que conozco a alguien, pienso que es buena persona. Si es un chico más. Si es musculoso más. Más todavía si es guapo o tiene los dientes torcidos.

No todas las mañanas te despiertas con árboles en tu ventana y pájaros piando al otro lado del cristal. La luz del sol atraviesa sin piedad mis párpados. Araña el iris escondido tras las finas persianas de piel. Sus ventanas no tienen cortinas. Abro los ojos y la luz impacta de lleno en mis globos blancos y azules, dilatando mis pupilas como si hubiera esnifado cocaína.

Le agito con poca fuerza, con mis pequeñas manos de finos dedos. Agarro su hombro, curtido durante horas de levantar pesas. Zarandeo su cuerpo adelante y atrás. No es la primera vez que duermo en su cama y sé cómo son allí los amaneceres. Con un pequeño gruñido se quita el antifaz negro con el que duerme. Me mira. Sonríe. Y me besa. Sus labios recorren mi cuello y trepan juguetones hacia mi oreja. Conoce mis puntos débiles.

Me aparto para evitar que ardan las sábanas antes de que pueda ir al baño. Dejo que se estire intentando alcanzar mi cuerpo de nuevo. Escapo de su brazo de héroe griego.

-Oye, ¿dónde vas? – me dice. Arrastra las vocales al final de cada palabra. Su tono quejoso y atrayente está a punto de hacerme cambiar de opinión.

Salto de la cama y me golpeo el dedo meñique de mi pie derecho con la pata de la mesilla ¿os suena?

Soy experta en hacer el ridículo. El día que nos conocimos le tiré un café encima del traje. Estábamos en un avión. Él iba a Inglaterra por negocios y yo a visitar a mi hermana. En todo el vuelo no hubo una sola turbulencia, pero mi corazón sintió una sacudida en ese instante. Me disculpé y pedí servilletas. Me dijo que no importaba. Que ya tenía una mancha y lo tenía que llevar al tinte de todos modos. No paramos de hablar hasta que nos tumbamos en su cama, en un hotel carísimo a orillas del Támesis. Por la ventana se veía la masa informe de acero y cristal en que se ha convertido el centro de Londres.

Por un instante creo que me han arrancado el dedo, pero luego mis nervios comienzan a enviar dolorosas señales a mi cerebro. Pienso: “La uña se me va a caer”. Se pondrá negra. Un día miraré mi pie y no estará allí. Solo habrá un muñón informe de carne blanda.

-¿Estás bien?

La mesa no ha quedado impune. Del golpe se ha movido, girándose y balanceándose hasta dejar caer algunos objetos. Desparramadas por el suelo están las cosas que descansaban sobre la pulida superficie de madera de abedul: mi smartphone, su cartera, un anillo, unas gafas de sol y las entradas del cine de ayer. La La Land.

-¿Qué quieres hacer hoy?
-No sé – le digo. – Quizá podemos ir a comer al centro.

Al salir del baño me paro en una estantería llena de libros mientras él me admira desde la cama. Puedes saber cómo es alguien por los libros que lee. Cien años de soledad. Un diccionario de latín. Una guía de Italia. La trilogía de Stieg Larsson. Cincuenta sombras de Grey. Cojo un libro para decirle algo y se abre la puerta.

La entrada al cuarto está en el lado opuesto a la ventana y queda un poco en penumbra. Pero puedo ver quién la ha abierto. Hay una mujer. Vestida, no como yo. Cuando me ve, pega un grito. Detrás de ella, dos niños, de unos diez y ocho años, se asoman a los lados de la mujer. Curiosos, intentan descubrir qué ha provocado esa reacción en ella.

Miro a la mujer intentando tapar mi cuerpo con las manos. Le miro a él sobre la cama que se tapa con el edredón. No me acuerdo de mi dedo meñique, pero siento como si estuviera en un altar azteca y me acabaran de arrancar el corazón palpitante del pecho. Giro la cabeza del uno a la otra, como un árbitro de tenis. Mido si la pelota ha botado dentro de la pista o fuera. O en la línea. Ha botado fuera. Juego, set y partido.

¿Está casado?

Está casado.

Mentiroso.

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8 comentarios

  1. 1. Ane dice:

    Hola Pablo:

    Me ha parecido genial tu relato. Este sí que era un mentiroso en toda regla. Me ha gustado la forma poética en como está narrado y la riqueza de palabras con que lo has nutrido.

    Asimismo, los tres elementos del reto opcional están insertados con mucha naturalidad y cumple a la perfección la estructura de un buen relato: planteamiento, nudo y desenlace. Con total sinceridad, te felicito.

    Un saludo.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 14:05
  2. 2. Marula dice:

    Hola Pablo. Siendo una historia del clasico mentiroso, me encanto como narraste poniendo los detalles y describiendo las sensaciones de la protagonista, que te trasladan al momento y lugar en que pasan. Uno puede esperarse que va a terminar asi, sin embargo por momentos hace creer que esta vez es la excepcion y finalmente encontro el bueno, pero no! Aunque se resuelve como debe ser, la mentira siempre es descubierta. Fantastico! Saludos

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 00:34
  3. Hola, Pablo.
    Una linda historia, fácil de leer y con buenas descripciones.
    Un clásico para el inicio de una historia de enredos y desventuras.
    Un saludo

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 09:43
  4. 4. Juan Chukofis dice:

    Me gusta el punto de vista de la historia, las observaciones que hace la protagonista.
    Tengo algunas objeciones para hacer: la alusión al lector, me refiero a cuando dice, por ejemplo: “Salto de la cama y me golpeo el dedo meñique de mi pie derecho con la pata de la mesilla ¿os suena?” y en otra parte: “Puedes saber cómo es alguien por los libros que lee.” Pareciera que fuera más el autor entrometiéndose en lo que cuenta el personaje. Por lo menos es la sensación que me da.
    Y la otra quizás sea un detalle pero me preguntaba: ¿la protagonista parece bastante observadora, está en la casa del hombre este y no hay ningún signo, nada que la haga darse cuenta él casado, vive con su mujer y dos hijos?
    Saludos y gracias

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 15:11
  5. 5. PerePaella dice:

    Hola Pablo.
    Tu relato me ha gustado, me parece que esta muy bien escrito y de lectura fluida. Me gusta como vas deshilando poco a poco la historia, aunque por el tema de esta semana ya se puede preveer el final. Aún así dan ganas de leerlo hasta el final.
    A mí también me chirría un poco que ella no sospechase nada estando en su casa. Tampoco entiendo que le gusten los chicos con los dientes torcidos, pero para gustos… jajaja
    Felicidades por el texto y nos seguimos leyendo. ^^

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 15:41
  6. 6. Laura dice:

    Hola Pablo.
    Me ha gustado tu relato aunque el inicio se me hizo demasiado descriptivo en especial yendo tan a lo específico de los ojos, pero no te preocupes.
    El resto me ha encantado.
    No pensé en una casa, pero tiene razón Juan con respecto a los detalles, yo había pensado más en una habitación de hotel.
    Sigue escribiendo

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 21:45
  7. 8. Verso suelto dice:

    Muy bueno Pablo, muy bien escrito, con el ritmo justo. Y perfecto el encaje de los objetos del reto.
    Te felicito.

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 18:47

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