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EL MENTIROSO - por Amparo Rouanet Moscardó
EL MENTIROSO
Ernesto había hablado con su mujer de la necesidad de recoger en su casa a su hermano Pascual que regresaba de Cuba, donde unas fiebres le habían dejado ciego. Era un bohemio, que había vivido toda su vida de la farándula, representando aquí a un guerrero con un antifaz, allá, a un príncipe encantado, en su gira por los pueblos.
Teresa no lo tenía en mucha estima, pero no tuvo más remedio que acceder a lo que su marido le pedía y acoger a su cuñado. Eran una familia sin grandes medios económicos, Ernesto llevaba la contabilidad de una empresa textil en Barcelona, y ella cosía para las señoras de la alta sociedad. La guerra civil hacía pocos años que había terminado y la vida era dura, tenían tres hijos que aún no producían, y una boca más suponía una merma para todos.
─Quiero verte poner buena cara cuando llegue, nada de murmurar por lo bajo, que te conozco ─Teresa asintió, malhumorada, no le gustaba nada el panorama que se le avecinaba.
Llegó el día y toda la familia fue a recibirle al puerto. Bajó del barco acompañado de un marinero, que lo dejó en manos de su hermano; después de los saludos y abrazos cogieron el tranvía para volver a casa.
Pascual iba vestido de blanco con un sombrero panameño haciendo juego y se apoyaba en un bastón con un mango de carey. Tenía treinta años y seguía siendo un hombre bien parecido, con su barba recortada y un bigote moreno cubriendo su labio superior.
Se instaló en la casa, y desde el primer día se orientó a la perfección, tres pasos a la derecha, siete a la izquierda y llegaba a su habitación. Por la mañana salía a dar un paseo, regresaba a la hora de comer, se echaba la siesta, y por la tarde volvía a salir hasta la noche, cenaba y luego se iba a la cama. No participaba en nada con la familia, y Teresa estaba cada día que pasaba más harta de la situación.
─¿Hasta cuándo va a quedarse tu hermano? ─Ernesto la miró sorprendido.
─Pero mujer, está ciego. ¿Qué quieres, qué lo tiremos a la calle? No tiene adonde ir.
─Podría haberse labrado un porvenir, con lo listo que decías que era.
─Sí que lo era. En el colegio, podía traducir a Cicerón sin utilizar un diccionario de latín.
─Pues de poco le ha servido.
─No hay nada más de que hablar. Mi hermano se queda.
Pasaron los meses y la paciencia de Teresa estaba al límite, pensó observarle de cerca para ver si encontraba alguna falta que mostrarle a su marido.
Se dio cuenta de que cuando pasaba por el espejo del recibidor se atusaba el bigote y, en una ocasión se quitó un pelo que llevaba en el hombro de la chaqueta. Se lo comentó a su marido.
─¿Qué quieres decirme con eso?
─No sé, me parece raro.
─Déjalo ya. ¿Quieres hacerme el favor?
Una tarde decidió seguir a su cuñado, vio como compraba una entrada de cine, y luego se metía en él; lo esperó hasta que salió.
─¿Te ha gustado la película?
─Teresa. ¿Qué haces aquí?
─¿Tú, qué crees?
─¿Por qué esa voz inquisitoria? ¿Por lo del cine? Vengo de vez en cuando, me distrae escuchar la película.
─Sí, claro.
Esa noche, cuando Teresa sacó la cena y se la iba a servir en el plato, cogió el tenedor que había sobre la mesa e hizo ademán de clavárselo en la cara, Pascual se la cubrió con las manos ante la sorpresa de Ernesto.
─¡¿Ves?! ─Exclamó su hermano.
─Veo, veo. Es un milagro.
Soberbio, para el poco espacio del que disponemos, has creado una trama muy bien orquestada. No puedo hablar de los fallos porque yo no soy una experta y no veo ninguno. Creo que si fuese una novela me engancharía desde el primer renglón. Felicidades.
¡Hola Amparo!
Tu texto me ha arrancado una sonrisa. Menudo sinvergüenza el tal Pascual jejeje.
A continuación detalles que me han gustado y algunas sugerencias, que son como las lentejas, si las quieres las tomas y si no las dejas 😉 :
1. “─Quiero verte poner buena cara cuando llegue, nada de murmurar por lo bajo, que te conozco ─Teresa asintió, malhumorada, no le gustaba nada el panorama que se le avecinaba.”
En general has puntuado estupendamente los diálogos, pero en este te ha faltado un punto para cerrarlo, dado que la acotación del narrador indica una acción que no tiene que ver con el verbo. Así:
─Quiero verte poner buena cara cuando llegue, nada de murmurar por lo bajo, que te conozco. ─Teresa asintió, malhumorada, no le gustaba nada el panorama que se le avecinaba.
2. La puntuación y el lenguaje creo que están muy bien cuidados y llevas muy bien el ritmo ed la historia, impulsando al lector a leer más. Dosificas bien la información dejando que sea el lector el que se de cuenta de que Pascual es “ciego” antes de que su hermano lo diga, lo cuál es un acierto para luego desvelar el final.
3. “Era un bohemio, que había vivido toda su vida de la farándula, representando aquí a un guerrero con un antifaz, allá, a un príncipe encantado, en su gira por los pueblos.”
Esta frase me parece que está un poco enrevesada. Te hag una sugerencia de reordenar para que quede má fluida:
Era un bohemio que había vivido toda su vida de la farándula, representando en su gira por los pueblos a un guerrero con un antifaz aquí, a un príncipe encantado allá.
4. lo que más me ha gustado ha sido el final. Quizá yo lo hubiera puesto entre exclamaciones para resaltar la sorpresa que tiene que fingir el mentiroso, pero me ha encantado como insiste y persiste en su mentira, queriendo vivir del cuento.
Una historia ocurrente, y seguro ue un caso real que se ha dado, porque anda que no hay tipos aprovechados en muchos sitios. La he disfrutado, buen trabajo. Espero que las sugerencias te sean útiles para este texto y futuros.
Si tienes tiempo me encantaría que te pasaras por mi texto a repartir las collejas literarias que consideres necesarias 😉 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7495
¡Un abrazo!
Hola Amparo:
Sé que no me toca comentar tu texto, pero al leerlo me ha parecido “brillante”. jajaja, me he reido con él. muy bueno, de veras que sí.
hay que ver lo difícil que es hacerlo tan sencillo como lo has hecho.
No me queda otra que darte mi enhorabuena por la “criatura” que has traído al mundo.
muy fluida la narración, con ese toque sencillo, que solo los que tienen estilo como tú, lo consiguen.
Felicidades. ¡Vaya ingenio, señores!
Hola Amparo:
Me ha resultado divertido. Lo has conducido muy bien.
El final me ha sorprendido.
Saludos.
Amparo, no dices nada.
saludos.
¡Un milagro en el momento justo! Situación divertida, pero que muestra la tirantez que suele haber en las familias (aunque no haya un ‘ciego’ en ellas) Más aún cuando escasea el dinero. Lo has descripto muy bien, la del tenedor es una escena fundamental, porque además de descubrir el engaño, hace ver el hartazgo de la esposa.
Tal vez un poco de cacofonía, con, precisamente, los ‘ía’ (podía, tenía, había, etc.), que se soluciona rapidito con algunos sinónimos.
¡Un saludo!
Hola Amparo, saludos. Lo primero decirte que soy Mª Jesús, pero no la que hizo tu primer comentario, sino de la del 58, así que gracias por pasarte por él. Yo también he leído el tuyo y me ha gustado, es muy original y coincidencias con el mio: hay una Teresa y el protagonista también traducía a los clásicos sin diccionario. Los elementos del reto están muy bien introducidos, los diálogos son muy creíbles y el giro final sorprendente. Enhorabuena, nos seguimos leyendo. Un abrazo.
Hola Amparo.
Me ha encantado tu relato.
Maravilloso final.
Los diálogos me parecen muy bien logrados.
Te felicito
Hola, Am´paro: Te felicito por tu relato, tan ameno y pulcro.
Sólo te señalo para mejorar, que suprimas la raya de diálogo en esta entrada:”─Teresa asintió, malhumorada”
Un saludo.