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El mentiroso - por John Doe

Nadie sabrá si aquello que contaba era verdad o mentira. Lo cierto es que cuando aquel hombre entraba, arrojado por la niebla de la noche, todos hacían silencio. Se lograba escuchar la lluvia que tintineaba en las canaletas y las olas que rompían a lo lejos. Caminaba renqueando sin prisa, hacia el fondo de la estancia y se acomodaba en una mesa. Mi padre, el dueño de aquel hoyo infecto poblado de miserables, se apresuraba a sacar una copa y el licor más fuerte que tuviera, luego me mandaba a llevárselo. Aterrado me acercaba hasta su mesa, y le servía un trago al ras. Él asentía con su cabeza, para después mirarme directo a los ojos, una mirada que parecía atravesarme. Entonces yo sentía un terror indescriptible que me hacía temblar. Se bebía de un sorbo el contenido, mientras los murmullos daban paso a las risas estridentes y todos continuaban con sus cosas, tratando de ignorar, la figura enorme de aquel sujeto oculto en las sombras del rincón.

Continuaba bebiendo en silencio, mientras fumaba, con la mirada fija en un punto perdido. Hombres salvajes de rostros tatuados o surcados por terribles cicatrices se alejaban de él, temerosos como cachorros. Ladrones, piratas, balleneros y prostitutas rehuían la mirada taciturna del sujeto de abrigo negro, que fumaba en las tinieblas. Algunos murmuraban sobre el pacto que aquel personaje parecía tener con el diablo. Aún mi padre, un hombre recio habituado a convivir con toda clase de malvivientes, lo observaba con una mezcla de miedo y respeto. Cuando “el mentiroso,” como él en secreto lo llamaba, se terminaba la bebida. Mi padre se acercaba y depositaba solemnemente una nueva botella en la mesa gastada. El rostro del sujeto, iluminado por las velas, se ensombrecía por un instante, pero luego agradecía con un gesto sutil mientras continuaba bebiendo y murmurando en la soledad de su mesa.

Cuando la segunda botella estaba por terminarse, los murmullos del hombre cobraban intensidad. Su gruesa voz se estrellaba contra las paredes de la casa. Entonces todos hacían silencio. Esa voz opacaba los demás ruidos. Ya no se escuchaban ni la lluvia, ni el sonido de las olas, y cada hombre, mujer y niño se veía obligado a mirar hacia el lugar de donde provenía aquel rugido, como hipnotizados por el canto de una sirena.

"—Yo estuve ahí— Dijo él—. Caían como moscas. Los rostros muertos se contaban por miles. Aquella mañana, la tierra se enrojeció con sangre persa y también con la nuestra. Sangre espartana, tebana y ateniense. Sangre griega. Fue una verdadera matanza — Hizo una pausa—. Jamás he guardado mucha esperanza para mí, pero el día anterior, una enorme águila negra sobrevoló el campamento y supe que moriría, luchando como los héroes de antaño. Pero los dioses me fallaron. Como tantas otras veces. Hasta ese día, jamás había visto tantos cadáveres juntos. Caminamos durante días por montañas de muertos, hombres y animales. El hedor de sus cuerpos hinchados se podía sentir a kilómetros. Tan solo dos veces más en mi vida, tuve más miedo que aquella vez. Cuando escuche los tanques que asediaban Stalingrado y en la primera guerra de Cygnus Alpha, cuando entramos en la órbita de la Alianza. Pero aquella vez. La primera de mis muchas muertes, la recordaré por siempre. La carga de la caballería persa, el aroma de la sangre, el olor de los obuses en Stalingrado, las flamas de las bombas gamma. Todo se mezcla en mi mente.

De pronto calló. Dio una profunda calada a su pipa, vació de un trago el contenido de la botella y se marchó hacia la niebla del puerto.
Yo salí tras él. Su enorme figura se destacaba más allá de la niebla, tan solo observaba las aguas negras que rompían en la costa, y las velas quietas de las naves que se henchían con el viento, me dirigió una mirada y puso su enorme mano sobre mi cabeza.

“—Ya debo irme, pequeño— Dijo él—, quisiera hacer un último salto. Pero ya estoy demasiado cansado para eso. Además ya deben estar acá. Husmeando como perros de presa.

Sacó algo del bolsillo y me lo entregó. Era una pequeña esfera de metal brillante, parecida a una bala de cañón, pero completamente lisa, ligera como una pluma, un enorme colmillo curvo, algunas monedas de metal herrumbrado y un extraño artefacto con cuatro ruedas.

No lo volví a ver en más de setenta años. Hasta ayer y sigue tal como lo recuerdo aquella noche.

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15 comentarios

  1. 1. Guagner dice:

    Me gusta.
    Lo que le agregaría es algún signo de la época, un televisor colgado o algo así. Porque se pone raro cuando empieza a hablar de los griegos, y dudé de que fuera algo de esos tiempos.
    Podría hacerse algún arreglito al final como para que cierre del todo.
    Nos leemos.

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 17:25
  2. Buenas tardes John: en realidad su mentira está un poco descontextualizada. ¿Qué me hace pensar que es una mentira? Es un personaje misterioso, inclusive en los objetos que lleva y dentro de ese misterio puede estar su relato. Más me suena a divagaciones de una mente enferma que a una mentira consciente y esto se relaciona con lo que dices al principio.
    Fíjate en este párrafo: Cuando “el mentiroso,” como él en secreto lo llamaba, se terminaba la bebida. Mi padre se acercaba y depositaba solemnemente una nueva botella en la mesa gastada. Yo pondría coma antes de “mi padre”, es sólo una corrección de tipo formal.
    No seguimos leyendo. Saludos.
    Clara

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 18:24
  3. 3. Pierre Aronnax dice:

    Hola John
    Para empezar me ha gustado, me recuerda a las historias que encontraba en Zona84, estos personajes merecen más recorrido. Ahora bien,entiendo que el clímax está identificado con el desenlace, ¿y si estuviera en la mitad del relato? Creo que se abre así la oportunidad de ofrecer un cambio en el personaje principal y también de implicar más al narrador.

    Hasta la siguiente!
    Pierre

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 19:37
  4. 4. Vespasiano dice:

    Hola John:
    Creo que es la primera vez que leo algo escrito por ti. Por la proximidad de nuestros relatos me ha tocado comentar el tuyo e intentaré hacerlo con el mayor respeto posible.

    En cuanto a la forma:
    Me suena extraño emplear la palabra “hoyo”, como sinónimo de antro o cueva, que es a lo que creo te refieres cuando describes el lúgubre garito.
    Porque “hoyo” según el diccionario es:
    hoyo
    De hoya.
    1. m. Concavidad u hondura formada en la tierra.
    2. m. Concavidad que como defecto hay en algunas superficies.

    En lo que se refiere al contenido te apunto:

    En las oraciones siguientes das a entender el pánico cervical del chico:
    “Aterrado me acercaba hasta su mesa, y le servía un trago al ras. Él asentía con su cabeza, para después mirarme directo a los ojos, una mirada que parecía atravesarme. Entonces yo sentía un terror indescriptible que me hacía temblar”.

    Y en contraposición de lo dicho anteriormente, casi al final escribes:

    “…vació de un trago el contenido de la botella y se marchó hacia la niebla del puerto.
    “Yo salí tras él. Su enorme figura se destacaba más allá de la niebla, tan solo observaba las aguas negras que rompían en la costa, y las velas quietas de las naves que se henchían con el viento, me dirigió una mirada y puso su enorme mano sobre mi cabeza”.

    Lo cual se contradice con lo expuesto anteriormente y no sé si el chico tiene miedo realmente, o la curiosidad es más fuerte que su temor.

    “…que fumaba en las tinieblas”. Más adelante leo: “El rostro del sujeto, iluminado por las velas”.

    También veo aquí una contradicción. Si tenía una vela iluminándole el rostro no estaba entre tinieblas.

    En cuanto a la trama es imaginativa y entretenida, pero debido a la supuesta longevidad del hombre que ha vivido según él muchos siglos, a veces resulta confusa.

    El final del relato, nos da a entender que realmente el hombre es casi eterno, ya que después de setenta años el mismo no ha cambiado en nada su aspecto.

    En resumen, tu relato me ha gustado y por ello te felicito.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 17:06
  5. 5. Wester dice:

    Wow John, me gusta. Ya sabes que soy amante de abusar de descripciones (no en este último trabajo donde he cambiado el registro). Parece que a ti te gusta también y por eso lo defiendo.

    Hay un par de errores de forma creo. Uno es: ‘Pero aquella vez. La primera de mis muchas muertes…’. Creo que en lugar de un punto debería ir una coma.

    Y luego: ‘Su enorme figura se destacaba más allá de la niebla, tan solo observaba las aguas negras que rompían en la costa…’ después de la coma reformularía la oración porque creo que suena algo raro.

    Pese a eso, son sólo apreciaciones personales. Si a ti te gusta o si lo has hecho a drede me parece que igualmente has ecertado.

    Un abrazo John, si quieres leer lo que he hecho este mes, pasa por el 167.

    Abrazo

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 19:28
  6. 6. Edu SC dice:

    Hola John Doe,

    Estas atmosferas oscuras, cargadas, son una seña de identidad tuya. A mi el relato de este personaje eterno que, si no lo he entendido mal, no sólo es inmortal sino que viaja a través del tiempo, me ha gustado. No es un cuento cerrado, sino una parte de algo más grande, pero, fuera de temas formales mejorables, especialmente a mi entender, algunos temas de comas y puntos, creo que está muy bien. Cierto que, al igual que a Vespasiano, el salto de que el personaje infunda tanto terror al acercamiento final con el chico me ha parecido demasiado abrupto, pero supongo que las 750 palabras se hacen escasas para desarrollar un poco más una justificación en este sentido.

    Como siempre un placer leerte.

    Edu SC

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 20:40
  7. 7. M.L.Plaza dice:

    Hola John.
    El relato me ha encantado. Me ha parecido muy interesante y bien escrito.
    El final es lo que no me convence. Tal y como lo cuentas, parece casi un ritual repetido en el tiempo el que el hombre entre en el garito, beba dos botellas de licor y luego cuente su historia. Todos saben lo que va a pasar. Pero en la última frase dices que el niño solo lo vió esa noche.
    Es la primera vez que te leo y espero seguir haciéndolo.
    Saludos

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 05:49
  8. 8. Juan Sauce dice:

    Buenas, John.
    Extraordinario tu relato. Compruebo, ya que también comenté tu relato del mes pasado, que tienes buena mano para crear una atmósfera fascinante.
    La historia del supuesto mentiroso, que viaja por el tiempo, también me gusta. Al final me queda la duda de qué le entrega al chaval, puede que ¿el objeto que le permite saltar por el tiempo? ¿Y quién se acerca, acaso le persiguen?
    Pero esos detalles resultan pequeños. El relato es muy disfrutable.
    Por lo demás, suscribo lo de los signos de puntuación que han mencionado más arriba. Nada más.
    ¡Enhorabuena! Estoy en el 68 por si te quieres pasar.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 15:44
  9. 9. Laura dice:

    Hola John. Me ha gustado muchísimo tu relato.
    Me queda tan sólo una duda desde lo técnico. Tu personaje ¿hace siempre la misma rutina de comenzar a hablar en voz más alta luego de la segunda botella o lo hace sólo en esa ocasión? La duda es porque hasta ese momento todos tus verbos indicaban que la acción era siempre así pero cuando termina el relato, el pasado perfecto con que inicias: De pronto, calló. Me indica que ya no lo hizo nunca más, cortando de ese modo con una costumbre habitual.
    Por lo demás, un relato a mi criterio, magistral.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 22:19
  10. 10. Ignacio YZ dice:

    Muy buenas John,

    Me ha gustado mucho.

    La primera parte del relato, donde describes la escena hasta antes de que el personaje misterioso empiece a hablar me parece genial, creo que has dibujado muy bien la escena en la cabeza del lector.

    Como señalan algunos otros comentarios, un poco de contexto antes de que el personaje hablara ayudaría a la comprensión. Lo que yo me he imaginado por ejemplo es que el personaje es un símbolo de la guerra, que ha estado presente en millones de batallas y nunca desaparece. Seguramente ésta no sea más que una interpretación personal y a lo mejor tu intención al escribir el monólogo era exactamente esa, el que cada uno se lo interpretara como quisiera. Sin embargo, si esa no era tu intención, a lo mejor podrías añadir algo que facilitara la comprensión en ese frente 🙂

    Muy buen trabajo, ¡un saludo!

    Nos lemmas

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 23:18
  11. 11. Jack Elkyon dice:

    Hola John Doe.

    El relato me pareció muy interesante. Me gustó. El título no ayuda mucho, porque al parecer el hombre no era un mentiroso, más bien un inmortal.Tema muy bien tratado por Simone de Beauvoir en “Todos los Hombres son Mortales”.

    Lo que no entendí es porqué el niño lo sigue fuera de la taberna, si el protagonista era un personaje espeluznante y porqué le dió a él un regalo. ¿Que tenía el niño de especial? ¿También era un inmortal? ¿Que significaba el objeto?

    Saludos,

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 17:46
  12. 12. Maria Jesús dice:

    Aunque yo no soy aficionada a este tipo de literatura, reconozco que está muy bien escrito. Recreas fantásticamente el ambiente oscuro y pesado, y el personaje misterioso y eterno en el tiempo. No voy a desmenuzar el texto para sacar los posibles fallos porque no soy experta. Te diré que aunque, como ya he dicho, este tipo de lectura no es lo mío, y, cuando me encuentro una, suelo dejarla sin acabar, la tuya me ha gustado y la he terminado. Un saludo.

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 13:38
  13. 13. LIAH PERSON dice:

    Hola John Doe,
    Tu relato me ha capturado desde las primeras líneas, cuando “la niebla de la noche arroja al protagonista”… y me ha ido gustando cada vez más a medida que he ido descubriendo el porqué de la pesadumbre de ese hombre. Pero es que lo de ser inmortal (o similar) y vivir todas las épocas, debe resultar realmente agotador, y más aún si participas de todas las guerras y contemplas de cerca la muerte y la destrucción más allá del tiempo.
    Y además de por una trama tan atractiva, te felicito por la forma de la narración. Consigues una atmósfera muy acorde con lo que se cuenta. Fondo y forma van de la mano y se complementan. Me ha gustado. Mucho.
    Un saludo (el primero de muchos, espero)

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 14:35
  14. 14. Cryssta dice:

    Hola John Doe, a estas alturas del mes ya no corrijo relatos, solo pasé por el tuyo a leer por placer y tengo que decirte que me ha gustado.

    Un abrazo.

    Escrito el 30 marzo 2017 a las 12:48
  15. 15. ADELA CASTAÑON dice:

    Hola, John Doe:
    Me encanta la literatura con tintes surrealistas (por decirlo de algún modo), y tu relato me ha hecho disfrutar muchísimo. El final te ha quedado bordado, con esa frase del niño, ya convertido en anciano con setenta años más, que vuelve a ver al personaje exactamente igual. Todo me ha gustado, pero el cierre, sobre todo, me hace desear leer más cosas tuyas.
    ¡Enhorabuena, y nos vemos -nos leemos-!

    Escrito el 1 abril 2017 a las 21:15

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