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El mentiroso - por DIASPORA

EL MENTIROSO
—Deben de estar bromeando, —protestó de manera audible Pedro, encerrado en su caseta de guarda. Acababa de leer el título de un diario: “Pordiosero se hace rico de la noche al día”. El artículo concluía afirmando que el indigente, procurando hallar algo de alimento en una bolsa de basura, encontró una cuantiosa cantidad de dinero como para vivir pródigamente por muchos años.

Después de leer esta noticia, Pedro envolvió en su puño el periódico y azotó con fuerza la pequeña mesa que le servía de escritorio. Salió de su cubículo e hizo una ronda por las instalaciones de la empresa, tratando de inhalar un poco de aire fresco. Regresó minutos después e intentó olvidar su reciente coraje, pero no hubo manera. Estaba herido, de manera fatal y definitiva.

—Metido en esta prisión, nunca tendré la suerte de ese pordiosero —se lamentó— Ahora entiendo cabalmente el viejo dicho: “La plata está en la calle”.

Esa noche fue suficiente para tomar una decisión implacable. A las seis de la mañana llegó su ansiado relevo. Cogió la bicicleta y empezó a pedalear despacio, mientras su mirada recorría las aceras en busca de todo aquello que ya no servía a los vecinos. Y desde ese día se convirtió en esclavo de un sueño.

A pesar de su incontrolable pasión, no hizo a un lado la sensatez, y planificó su aventura. Primero, seguiría trabajando como guarda. Segundo, dedicaría parte del día y fines de semana a deambular en busca de su “estrella”. Después…ese después se convirtió en el combustible de su esperanza.

A punta de esfuerzo y habilidades improvisadas, todos los fines de semana los dedicó a construir su carromato. Cuando sus familiares y amigos preguntaron cuál era el propósito de hacer tal armatoste, los engañaba diciéndoles: recoger lo reciclable para salvar el planeta de tanta contaminación.
A las pocas semanas concluyó su obra maestra. Según afirmaba, se sentía como Noé cuando terminó de construir el arca, es más, hasta hubo burlones que lo tomaron por loco. Eso no le importó, estaba convencido de que ese mueble sería su futura salvación. Mientras otros miraban su peregrinaje como un disparate, él observaba en el horizonte la mano extendida de la buena fortuna. Su lema era: un día más y dejaré de ser pobre.

Su reciente negocio algo contribuía a sus ingresos, aunque no lo suficiente para satisfacer su sueño. Todo el material reciclable que recogía lo vendía a un intermediario, y lo que le sobraba simplemente lo tiraba al río que pasaba a pocas cuadras de su casa.

Pasaron los meses y los años y Pedro envejecía junto con su carretón. Su estado físico y mental empezó a transformarle la realidad.

Movido por la curiosidad, un vecino le preguntó:
—Y ¿qué don Pedro, cómo le ha ido con su negocio?
—¡uchchchch… que nadie más nos oiga! —le contestó poniéndose el dedo índice en los labios— hace días encontré una joya muy valiosa.
—¿Cómo?
—Déjeme contarle: un día venía yo con el ”recoge cachivaches”. Eran como las once de la mañana. En eso vi un viejito en una esquina como temblando de frío. Bueno, eso creí al principio. Pero en realidad temblaba de la “goma” que se tenía. Me preguntó que si de casualidad yo tenía un “traguito”. Por esas cosas de la vida yo andaba un “chupón” en la mochila. Al mirar la medicina le chispearon los ojos al hombre. “Si Ud. me regala ese trago, yo le digo dónde encontrar un diamante”, me aseguró el señor. Me puse a dudar un poco, pero viendo que el prójimo necesitaba “sacarse la goma”, yo acepté. “ Agarre, tómese el trago”, le dije alegremente.

» Casi sin respirar se acabó el “chupón”, y pasó a decirme: ese diamante se encuentra en la Quebrada de los Muertos. Yo he tratado de una manera y de otra de encontrarlo y no he podido. Si Ud. quiere hallarlo debe ser a las cuatro de la mañana. La piedra que vea brillar en el fondo del agua, no lo dude, ese es el diamante.

—Y qué, ¿encontró la joya? —preguntó el vecino.
—Sí, claro. Viera ¡qué belleza! Tiene forma de piña, y cuando le pega la luz chispea. A los días yo le pregunté al mismo viejito que de quién era ese joya, ¿y sabe qué me dijo el buen hombre?
—¿Qué? Dígame.
—Que ese diamante le perteneció a la abuela de Cristóbal Colón. Yo voy a ir al museo para que me lo valoren. ¿Verdad que sería bueno preguntar?

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12 comentarios

  1. 1. DIASPORA dice:

    Hola, compañeros.
    Esta historia que he escrito está basada en un hecho real. Ese soñador pasaba por mi barrio una vez por semana. Yo como vecino tuve la curiosidad de hacerle algunas preguntas y escuché sus fantasías. Por muchos meses no lo he vuelto a ver. ¡Pobre Pedro!

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 16:30
  2. 2. Táctico dice:

    Buenas DIASPORA

    El texto me ha gustado mucho, el hecho de que esté basado en un hecho real acentúa su valor. Me resulta interesante que la historia esté contada desde la perspectiva de Pedro y que tú, el autor, forme parte de la misma como un vecino sin nombre, caracterizado por su gran curiosidad.

    La forma de hablar de Pedro me encantó, le da bastante personalidad al personaje. Quizás lo único, sería decirte que no considero necesario poner entre comillas todas las expresiones del mismo.

    Otra cosa más, que desde el anterior taller me he acostumbrado a decir, es que no creo que haga falta que escribas el título nuevamente en la historia dado que éste ya se encuentra arriba del todo.

    No he sido capaz de encontrar ningún error ortográfico, los signos de puntuación también parecen estar perfectamente colocados. Fantástico.

    Al final no se sabe quién es el mentiroso del relato. Podría ser el periódico que no fue completamente veraz con su artículo; podría ser Pedro, que en la búsqueda de su sueño no pudo evitar convertir tal fantasía en realidad; podría ser el hombre que temblaba de la goma que tenía, pues sería raro que supiese a quién pertenecía tal joya… Aunque bien podría ese señor ser fruto de la imaginación de Pedro.

    Esperemos que la razón por la que hace meses que no ves a Pedro, sea que su sueño, al menos en parte, se ha hecho realidad.

    Un Saludo

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 06:44
  3. 3. DIASPORA dice:

    Gracias, Táctico por tus apreciaciones en cuanto a mi relato. Te concedo razón en cuanto al entrecomillado de las palabras usadas por el iluso de Pedro. Tenía mis dudas, pero también tenía el tiempo pisándome los talones y así lo dejé.
    Pasaré por tu relato.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 22:28
  4. 4. Marikiya dice:

    Hola Diaspora;
    El relato me ha parecido interesante, bien estructurado y con buen ritmo en la secuencia de hechos.
    Lo único que no me cuadra es lo del mentiroso, no veo la mentira clara. Interpreto que Pedro ha creado una mentira en su cabeza que le ayuda a sobrellevar su monótona vida.
    ¡Buen trabajo!
    Un saludo.
    Estoy en el 12 por si te apetece leerme.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 05:20
  5. 5. DIASPORA dice:

    Marikiya, has acertado. El mentiroso es Pedro. Me alegro que así lo hayas entendido.
    Visitaré tu relato

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 05:18
  6. 6. Marián dice:

    Hola DIASPORA. Tu relato me ha gustado. Está muy bien escrito y mantiene la tensión hasta el final. Me resulta muy interesante como, aún basado en la realidad según nos indicas, consigues darle un buen punto de fantasía.
    Saludos,

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 11:10
  7. 7. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Diaspora tu texto me ha gustado y más ahora que sé que esta basada en un hecho real. la trama se desenvuelve de forma interesante, pero al final le falta algo de fuerza.

    Ahí donde mencionas a un vecino quien le pregunta como le ha ido, creo que es como dijeras el primo de un amigo, adelanto, que seria mejor adjudicarle un nombre al vecino; Doña Remedios por ejemplo, mote que suena como alguien quien le puede ayudar. Esto es solo una sugerencia.

    Te felicito y nos seguimos leyendo. Mi texto también es verdadero. 152.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 05:07
  8. 8. DIASPORA dice:

    Gracias Osvaldo. Aprecio tus comentarios a mi relato. Tomaré nota de tus sugerencias.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 14:36
  9. 9. Evelyn dice:

    Hola Diaspora

    Disculpa que visite tu relato tan tarde, he tenido una quincena de locos.

    Me gusta la manera en que relatas la vida de Pedro, su frustración dentro de esa caseta tantas horas y su nula perspectiva de mejoras económicas si permanece sin hacer algo más.

    No lo veo como un verdadero mentiroso, con la clara intención de engañar, sino más bien como una víctima de su obsesión, de su sueño, de aquel anhelo que lo llena de esperanzas, y que al final lo hace feliz.

    Enhorabuena, buen trabajo.

    Escrito el 28 marzo 2017 a las 12:01
  10. 10. DIASPORA dice:

    Gracias Evelyn por comentar mi historia. Iré a leer tu relato ya.

    Escrito el 28 marzo 2017 a las 19:05
  11. 11. Laura dice:

    Hola Diaspora.
    Tu relato me ha traído a la mente un hombre de mi ciudad que recorre las calles día y noche juntando monedas.
    Es muy realista.
    No sé si es totalmente mentirosa una persona que se miente a sí misma, aunque miente a sabiendas a su vecino con el diamante.
    Desde lo técnico, nada que aportar, aunque tuve que imaginar cómo se envuelve el periódico en un puño. Hacerlo un bollo? Menuda mano hay que tener.
    Pero, seriamente, todo muy bien.
    Espero sinceramente que reaparezca tu vecino o que esté en un sitio mejor.
    Hasta el mes próximo

    Escrito el 29 marzo 2017 a las 10:36
  12. 12. DIASPORA dice:

    Gracias Laura. Aprecio tu comentario

    Escrito el 1 abril 2017 a las 14:01

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