Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El mentiroso - por Juan Martín

Web: http://exceptioveritatis.blogspot.com

*Mi amor 🙂 ¿estás? ¿llegaste? -y me quedé esperando el visto azul en la pantalla.
+Andate a la mierda -era lo último que había querido responderme, varios mensajes más arriba.
Me preocupaba un poco saber cómo había llegado hasta su casa. Culpa, supongo, más que nada. Con el recambio de luminarias en proceso, el barrio estaba un poco sombrío.
*Rocío… iujuuu… -los últimos mensajes no los había ni leído. Bueno, a ver, ¿qué pretendía? ¿Que me hubiera negado a llevar a la morocha después del curso? Y si le hubiera contado iba a pasar esto mismo.
A pesar de la fecha el calor se extendía más de lo habitual. Por la ventana del dormitorio llegaba desde lejos la musiquita del espectáculo montado en el parque. Una especie de cine 360º. Y mientras me dejaba embargar con esa tonada romanesca, llegó por fin un mensaje.
No. Era un recordatorio de medicamento. Y fue en ese momento, al dejar de nuevo el teléfono sobre el escritorio cuando reparé en el ticket del cine 360º al que habíamos ido con Rocío. Algo no estaba bien.
Corrobé la fecha en el teléfono: 17 de marzo. Pero el ticket dejaba claro que la carpa estaría hasta el 15. Pensé en llamar a Rocío para comentarle la extrañeza. De hecho quizás comencé a hacerlo, pero, precavido, miré primero por las rendijas de la persiana.
En la penumbra amarillenta de los faroles provisorios se intuían las zanjas oscuras y los montículos de las obras. Y allá, atrás, el parque; negro; negrísimo. La música había cesado y en el silencio faltaban muchas cosas: los grillos, voces, un pájaro, o algo, que siempre llamaba al salir la luna.
Cuando sonó el timbre del celular me avalancé desde la ventana hasta donde diablos fuera que lo hubiera dejado. Lo encontré debajo de un cuaderno y ya en silencio. Tampoco había llamadas perdidas. Los mensajes a Rocío seguían con un tic parco y solitario. Pero el cuaderno estaba allí, abierto y tenía un trabajo de biología para el lunes.
Las aracias son plantas herbáceas trepadoras, aunque no creo que puedan trepar hasta mi ventana en el primer piso (eso me dio cierta sensación de seguridad, lo admito, no sé por qué). La coloración de la bráctea y el espádice suele inducirnos erróneamente a pensar que se trata de una flor. Pero no es más que una ilusión, de la que no podemos culpar a la planta. ¿A quién más si no a nosotros mismos debemos culpar? Algo en el texto me recordaba a la morocha del curso, pero no supe qué era. El nombre, ¿no? Así somo engañados por esta inflorescencia, estudiada y clasificada por Linneo en el género Anthurium.
Linneo, con mucho tiempo libre como todo escandinavo, supongo, se tomó el trabajo de poner nombres a todas las plantas y por alguna razón lo puso en latín. Se ha dicho que le había regalado un diccionario justo antes de arrancar con la empresa. El mío, ribeteado de púrpura y oro, me lo compró Rocío para San Valentín. Lo único que vale la pena es un apéndice con etimologías mitológicas.
Al parecer, los griegos -ignoro por qué venía esto en el diccionario de latín -contaban en sus bosques con una criatura -aunque Anthurium también viene del griego, es tallo-flor, por lo que veo, estimado Linneo- que acosaba a los mentirosos. Un habitante del bosque que adquiría formas engañosas y recreaba los sonidos habituales para perderlos ¿y? ¿devorarlos? ¿qué?
La palabra precisa es seducirlos, y tened en cuenta que en latín -¿de nuevo latín?- seductor es impostor, mentiroso. Eso podría resignificar la canzoneta que recita la limipadora del edificio, que del Parque sube el seductor, no lo escuches, que ya viene trepando, cierra el pestillo y a hacer nono. O algo así.
El género Anthurium… ¡qué tanto! Antes de que me diera cuenta ya había marcado el número de Rocío. Y antes aún de que atendiera, escuché su voz. En la ventana.
-Esteban, dulce -decía. El teléfono seguía llamando, pero al dejarlo arriba de Linneo se escuchaba clara, sola en la noche, la voz de Rocío. -¿Podés bajar así hablamos?
-Sí. Bajo. ¿Estás bien? No leíste los mensajes.
-O mejor abrí la ventana que subo por acá -a veces lo hacía, es cierto. Esa es mi chica. Así que de un tirón levanté la persiana mientras veía en la pantalla que los tics se ponían azules como el anthurium, y aparecía un nuevo texto.
+Andate la mierda, te dije, tarado.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

8 comentarios

  1. 1. José A. Algarra dice:

    Me gusta el relato, el ritmo como engarzas los pensamientos del protagonista desde su preocupación por su chica a toda la serie de cosas que se le pasan por la cabeza. Consigues un ritmo muy bueno, sin pausas, en un dialogo cómplice con el lector.
    Siento decirte que solo entiendo el final a medias (aunque lo intuyo) lo he leído varias veces y quizás se trate de una torpeza mía, pero distingues el “andate a la mierda” de el “andate la mierda” que parece un equivoco que es la base del final del relato, o quizas no, pero no sé cual es la diferencia.
    Un saludo

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 12:24
  2. 2. Juan Martín dice:

    Hola José. Gracias por tus comentarios.
    Tomo debida nota de que el texto resulta algo críptico.
    En realidad, esa sutil diferencia entre los dos mensajes, que te abrió una puerta de de especulación e indagación sobre el el significado, es una infausta omisión por mi parte (¡vaya! qué poderosas son las palabras; a veces tomo conciencia casi físicamente de la potencia que puede tener una sola palabra y me siento entre abrumado y maravillado), es una omisión involuntaria, decía.

    El relato intenta cuestionar lo que creemos saber como cierto. En el cuento, quien llama al protagonista desde la ventana, no es su chica (que como se ve en el mensaje final, sigue recontra enojada). Más aún, el resto de los sonidos nocturnos que se escuchan en la noche pueden no ser más que imitaciones, que desaparecen al prestarles atención (como la musiquilla del circo).

    Esa es sólo una posible lectura. La que me llevó de la mano.

    Gracias de nuevo por tu aporte.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 15:24
  3. 3. Rita dice:

    Hola, Juan.
    Primero de todo, siento decirte que no cumples el reto (tal vez se te coló): no aparece el antifaz y tampoco la entrada de cine (sólo el cine).
    En cuanto a la historia me parece algo confusa y me da la sensación de que te has ido un poco por las ramas. Aunque la parte de la penumbra y el silencio me parece misteriosa e intrigante, un muy buen punto. El final me resulta siniestro. Si no era su novia, ¿quién era? ¿Y por qué? ¿Cómo es posible que escuche su voz si no es ella? Qué miedo! La verdad es que esto me gusta y me parece bien elaborado.
    Un apunte: “aracias” está mal escrito; es así: “araceas”.
    Revisa la ortografía, la puntuación y las mayúsculas. Para los diálogos se utiliza la raya (—), no el guión (-). Te recomiendo la entrada que Literautas ofrece sobre cómo representar gráficamente el diálogo, ya que veo que se te escapa:
    https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/
    En cuanto a la representación gráfica de los mensajes, tengo que decir que me ha chocado la aparición gráfica del emoticono y el uso de estos signos: * y +. Aún más si empiezas el relato así. No hay nada escrito ni normas sobre como representar estos mensajes; sin embargo, como lectora tengo que decir que no me ha gustado. Te recomiendo que los escribas en cursiva, por ejemplo, o entre comillas (este último mejor para literautas, puesto que no permite escribir en cursiva). Para que veas cómo queda:
    “Mi amor. ¿Estás? ¿Llegaste?”, y me quedé esperando el visto azul en la pantalla.
    “Andate a la mierda.”, era lo último que había querido responderme, varios mensajes más arriba.
    Veo que eres del otro lado del charco. Algunas palabras me han chocado y ha sido un rollo buscar su significado, pero supongo que es por tu jerga. Aunque te recomendaría no utilizarlas si no es estrictamente necesario.
    Espero haberte servido de ayuda en algo 🙂
    Te invito a pasarte por mi relato si te apetece. Soy tu vecina de arriba; número 125.
    Nos leemos.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 01:32
  4. 4. Juan Martín dice:

    ¡Hola Rita!
    Gracias por los aportes.

    Es cierto. No cumplí con el reto. Pero tengo que alegar en mi defensa que la entrada de cine sí que está, y del antifaz, bueno qué decir, juro que se me borró por completo que se necesitaba uno hasta ahora que tú lo mencionas (y he tenido que ir a chequearlo a las bases).

    El final es un poco siniestro, es cierto. Cuando lo leo se me paran los pelitos de la nuca. De hecho, todas las cosas que el protagonista escucha son falsas: la musiquita del parque (que ya se marchó hace dos días), el sonido del celular cuando cree que alguien llama, la voz de Rocío, incluso el silencio es la ausencia de esa voz inquietante.

    No sé quién pueda ser ni qué quiere. Todo lo que me viene a la cabeza es esa tonadilla que del Parque sube el seductor, no lo escuches, que ya viene trepando, cierra el pestillo y a hacer nono. O algo así.

    Tuve algunas sorpresas de edición (y entre ellos no sabía cómo hacer la cursiva ni las negritas.

    Está muy bueno el artículo sobre la representación de diálogos. ¡Gracias de nuevo, Rita!

    No sé exactamente que significa que “ha sido un rollo” encontrar el significado de algunas expresiones. Pero imagino que no es nada bueno :).
    Intentaré ser más casitzamente polite, para la próxima.

    Un saludo.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 15:06
  5. 5. Rita dice:

    Juan, sí, es cierto: el silencio, la música del parque, el móvil sonando, la falsa voz de Rocío; es todo espeluznante. Y creas ese ambiente muy muy bien. En eso tengo que felicitarte.
    Con respecto a “ha sido un rollo” quiero decir que hay palabras que supongo que son propias de tu lugar de origen y por eso no las entendía. Lo que he querido decir con esa expresión es que he tenido que salirme de la lectura para buscar el significado de dichas palabras. Por eso la recomendación de no usarlas si no es estrictamente necesario. Aunque imagino que hay expresiones que ni te das cuenta de que puede haber alguien que no las entienda. Supongo que nos pasa a todos 🙂
    Un saludo.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 16:24
  6. 6. Laura dice:

    Hola Juan.
    Me ha resultado bastante complicado seguir tu relato.
    He visto que no salieron las negritas ni las cursivas. Todo un tema para tener en cuenta con las expresiones.
    No necesitas ser castizamente polite. Si has leído Doña Flor y sus dos maridos (algo bastante viejito), pero que considero un clásico de este lado del charco, vas a bailar al ritmo de Bahía, a perfumarte con cada página y a sentir como un bahiano cualquiera. No te hagas tanto problema con los localismos. Todos los tenemos. Y son parte del colorido de los personajes. Si no es como ir de país en país y encontrar siempre lo mismo, perdiendo lo particular de cada uno, o las ferias de artesanos que de norte a sur muestran exactamente lo mismo y lo que puedes comprar como recuerdo de ese lugar en particular lo venden en la feria de tu pueblo.
    Me ha interesado tu tratamiento de las plantas, y me ha intrigado esta novia.
    Desarrollar mucho en relación con el diccionario y con las plantas. ¿Hay alguna relación entre las plantas, su nombre en latín, las creencias asociadas y la novia?
    Dos veces señalas lo del cine 360° en el mismo párrafo. Tal vez puedes omitirlo una de ellas ya que tu intención era para introducir la entrada de cine. Cuidado donde se cuentan las palabras, cada una de ellas vale mucho. No se las puede desperdiciar con reiteraciones si no aportan a la trama.
    Disculpa si te resulto dura. Es mi apreciación, sin mala intención.
    Tu relato me ha abierto mucho para tratar (el nombre de la planta con las preguntas son para una novela).
    Espero tus próximos relatos. Y me prepararé si me sigo enredando. El problema ya pasa a ser mío exclusivamente.

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 01:01
  7. 7. Maria Jesús dice:

    Hola Juan, la verdad es que tu relato, aunque prometía al empezar a leerlo, enseguida se ha vuelto confuso y no he llegado a entender que querías decir. Muchas de las palabras que pones, en España no se usan y lo hace más complicado de seguir, pero bueno eso es subsanable con google. Al final lo que he sacado en claro, no sé si estoy en lo cierto es que la tal Rocío pasa del protagonista. En fin, a mí me gustan los textos claros, que te emocionen o interesen pero que no te hagan salir humo del coco intentando descifrarlos, así que no tengas en cuenta mi opinión demasiado. Un saludo.

    Escrito el 27 marzo 2017 a las 14:42
  8. 8. Juan Martín dice:

    Muchas gracias Laura y María José por vuestros comentarios y aportes. Y por leer el texto.

    Es cierto que en general me gustan los textos que hay que leer más de una vez, pero ha sido una constante que todos los comentaristas han señalado, que no entienden el relato.

    Me es muy útil el aporte.

    Una pequeña nota, Laura, respecto al cine que aparece dos veces en un párrafo: no está allí sólo por la entrada, sino que la musiquita del cine que se escucha (cuando ya hace 2 días que el cine se ha marchado) juega un rol importante en el relato.

    Saludos y gracias a todos.

    Escrito el 27 marzo 2017 a las 17:27

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.