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El mentiroso - por Lorkiano
Durante toda su vida, Maximiliano Roma, natural de El Bonillo, pequeño pueblo castellano con aspiraciones de nación, se dedicó a intentar demostrar mediante complicadas fórmulas la existencia del alma humana.
Sus padres, profesores ambos de matemáticas en la Universidad Nacional Bonillera, le inculcaron desde pequeño el amor por los números y él siempre tuvo curiosidad por el mundo espiritual.
Después de pasar años estudiando casos de reencarnación documentados por la iglesia y de cientos de páginas repletas de complicadas ecuaciones que pretendían demostrar su hipótesis, Maximiliano estaba a punto de dar con la clave. Casi lo tenía. Había enviado un artículo detallando sus investigaciones a las principales revistas científicas y al obispado de El Bonillo, esperando una invitación para futuras conferencias. Si todo iba bien y sus cálculos eran correctos, para la semana siguiente, la de su sesenta cumpleaños, podría resolver las ecuaciones que habían ocupado casi toda su vida y demostraría al mundo que no mentía.
Apenas paraba para comer o dormir, enfrascado en una febril actividad. Así, la noche en la que cumplía sesenta años, tras forzar en demasía su cuerpo, ya sin energía, Maximiliano empieza a notar un fuerte dolor en el pecho, sufre un ataque al corazón y, en la soledad de su casa, muere.
He aquí que Maximiliano, a pesar de haber dejado su obra inconclusa, al morir se da cuenta de que tenía razón. Ve su cuerpo inerte en el suelo y se nota, etéreo, flotando por la habitación. “¡¡El alma humana existe!!”, quiso gritar eufórico, al tiempo que sentía ganas de llorar. Su obra nunca vería la luz y la iglesia y las revistas a las que había escrito le considerarían para siempre un mentiroso.
Pero no todo estaba perdido. Según sus estudios, podía reencarnarse en un bebé que hubiera nacido en el preciso instante en el que él moría. Empezó a elevarse sobre el suelo para tener una vista más amplia de la tierra. Debía darse prisa si no quería echar a perder todos sus conocimientos.
Tenía la posibilidad de reencarnarse en Bernhardt, un niño que había nacido en el hospital de Kagar, un pequeño pueblo cercano a Berlín bañado por las aguas del lago Kagarsee, pero lo descartó por la dificultad del idioma, ya que durante su juventud intentó aprender alemán en la Escuela Oficial de Idiomas de El Bonillo y se hizo un esguince en la lengua al intentar pronunciar cinco consonantes seguidas. Por lo mismo descartó a Arnold, nacido en la ciudad austriaca de Pölla.
Otro niño al que había echado el ojo era Théodore, nacido en el segundo hospital más grande de Pepingen, un pueblo situado al suroeste de Bruselas, en la región belga de Pajottenland. Su padre era un reconocido físico, lo que le daba muchos puntos, pero se acordó de sus lecciones de francés en secundaria, de su “approuvé porque me cae usted bien, Monsieur Roma” que le soltó su profesora tras ponerle un cinco pelado, y también desechó esta oportunidad.
El tiempo se agotaba. Ahora se fijaba en Gaylord, recién nacido en Warra, un pequeño pueblo atravesado por la autopista de Warrego en Australia. Sus padres habían sido durante años los catedráticos en matemáticas y física más respetados de la Warra University, lo que garantizaba buenos genes, pero el que fuera pelirrojo y estuviera lleno de pecas le recordó a una novia que le hizo la vida imposible durante la semana y media que estuvieron saliendo y el agobio que sintió al pensar de nuevo en ella hizo que fijara su interés lejos de allí.
Con el tiempo casi cumplido, Maximiliano decide finalmente reencarnarse en un niño español. “Como en casa…”, se dijo.
Durante toda su vida, Hipólito Wenceslao Carrancio, natural de Guarromán, en Jaén, se dedicó a intentar demostrar mediante complicadas fórmulas la existencia del alma humana.
Basó sus estudios sobre todo en la obra inacabada de Maximiliano Roma, conocido en el mundillo científico como “El Mentiroso” debido a la convicción generalizada de que mentía en sus formulaciones a sabiendas.
Después de pasar años estudiando y de cientos de páginas repletas de complicadas ecuaciones que pretendían demostrar su hipótesis, Hipólito estaba a punto de dar con la clave.
Pero, debido a un coágulo de sangre en una de sus arterias, la mañana de su sesenta cumpleaños, sufre un ictus y, en la soledad de su apartamento, muere.
Al morir, Hipólito se da cuenta de que tenía razón. Ve su cuerpo inerte en el suelo y flota por la habitación.
“¡¡El alma humana existe!!”…
Hola Lorkiano.
Que gusto me ha dado leer tu relato. Me he echado unas risas. De verdad que es ingenioso e imaginativo además de que está muy bien escrito y estructurado. Te felicito.
Saludos,
Jajajaja. Lorkiano me gusta la avería que tienes en la cabeza. Eres un crack.
Me parece una historia ingeniosa y muy graciosa. Me he descojonao con los nombres de ciudades y lugares (los he comprobado y existen) así como con lo del Bonillo (Conozco el Bonillo bien, soy de un pueblo de Albacete y asiduo al Alterna).
La idea de hacer una historia en espiral me parece muy interesante aunque hay un par de interrogantes que me quedan cuando termino de leerla. Supongo que será por lo limitado del espacio que tenemos en estos ejercicios. ¿Has pensado en ampliarlo un poco a ver qué puedes sacar de eso? Aunque sea por gusto. Así te puedes explayar a gusto.
Un abrazo Lorkiano, te haré un marcaje en corto en los siguientes meses. Si quieres pasar por el mío es el 167.
Abrazos
¡Hola Lorkiano!
Un cuento muy gracioso, no podía parar de reírme con los nombres de las ciudades, y hasta las he buscado en google maps para ver si eran fruto de una desbordada imaginación o realmente existían. Guarromán ya la conocía, así que no me ha extrañado nada encontrar las demás en el mapa, jajaja Kagarsee es el lago que más me ha gustado, jajaja. Está claro que el mundo está lleno de nombres raros y datos extraños.
En cuanto a la forma del cuento, está muy cuidada, enhorabuena 🙂 Sólo tengo un par de lentejitas, que además se encuentran en el mismo párrafo:
“¡¡El alma humana existe!!”
a) Creo que las exclamaciones van agrupadas en números impares, es decir, si pones más de una tienes que poner tres, no dos. y no digo «y sucesivamente» porque poner cinco ya meparece excesivo, 😉
b) Las comillas recomendadas para el castellano serían las latinas («»), no las inglesas (“”), que en el teclado se encuentran pulsando Alt+174 para las de apertura y Alt+175 para las de cierre.
¡Ah!, también me ha encantado el detalle del esguince lingual tratando de pronunciar el alemán. 😛
He disfrutado de la historia y me he reído, aunque al final me da pena el pobre hombre, encerrado en su propio ciclo de reencarnación por la eternidad… Muy buen trabajo 🙂
Espero que las sugerencias te sean útiles. Si tienes tiempo, me encantaría que te pasaras por mi texto a repartir las collejas literarias que consideres necesarias 😉 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7495#comment-110983
¡Un abrazo, nos leemos!
Hola Marián:
Muchas gracias por tu comentario y por las felicitaciones. Me alegro de que hayas pasado un buen rato leyéndolo.
En breve te devuelvo la visita.
¡Nos leemos!
Hola Wester:
Muchas gracias por tu comentario.
Sí, todos los nombres de pueblos, regiones y demás son reales. Me he tomado unas cuantas libertades con los hospitales, universidades, etc. 🙂
En cuanto a lo de explicar un poco más, sí, las 750 palabras me han limitado un poco. Quería haberle dado mejor forma, pero bueno, ha servido para que os echéis unas risas, ¿no?.
En cuanto pueda te devuelvo la visita.
¡Nos leemos!
Hola Anael:
Muchas gracias por tu comentario y por tus lentejas. Tomo nota para futuros relatos.
Lo del esguince en la lengua lo puse por experiencia propia. Un profesora de alemán que tuve decía que la vida era demasiado corta para aprender alemán. Doy fe.
Me alegro de que os haya hecho pasar un buen rato.
Te devuelvo la visita en breve.
¡Nos leemos!
Me ha encantado.
No sé si lo habré dicho en alguna ocasión, pero hay un libro, Historias Sobre Todo Inverosímiles, de Alasdair Gray, al que, de una forma u otra, siempre vuelvo. Sin saber muy bien cómo se me cuela en el Tatonka del ordenador y, de una forma u otra, aparece al lado de mi cama, aunque lo he leído… no sé… tropecientas veces, pues estoy bastante seguro de que el viejo Alasdair aplaudiría con las orejas este texto, eh.
No pienso puntualizar absolutamente nada de este relato, si alguien quiere, que lo haga, yo me niego.
Sigue escribiendo, por favor.
Un saludo.
Hola Lorkiano.
Me he echado unas cuantas risas a tu salud. Lo primero ya por esas aspiraciones del pueblecito castellano de ser nación. ¡Pero si es que tienen de todo! Universidad, obispado…
También por las ocurrencias con los nombres que, reales o no, hay que buscarlos y relacionarlos. Y lo mejor, la puñeta que le has hecho al prota con lo de sus propias reencarnaciones. ¿No le vas a dejar concluir nunca sus investigaciones? Aunque igual se lo tiene merecido porque mira que desdeñar niños alemanes, australianos… y quedarse con el producto español con lo poco que invierte el gobierno en educación y en I+D jajajjaja.
Muy bueno, si señor. Un gran aplauso final.
Si hay fallos de forma yo no los he visto y como el señor Montero me niego a buscarlos. He disfrutado tanto que no quiero estropearlo.
Nos seguimos leyendo.
Hola Lorkiano!
Gracias por pasarte por mi texto y comentar. Te devuelvo la visita, con gran placer por cierto, por que he pasado un buen rato!
Muy divertido el cuento , además , original , por la estructura , el contenido, por todo.
Lo de los nombres pensé que era invención tuya y me parecía genial. Si encima son originales y te has tomado el trabajo de buscarlos para que encajen en el texto (y que bien encajan!) entonces es ya de profesional.
Enhorabuena!
Hola SBMontero:
Muy agradecido por tus palabras. Buscaré en la biblioteca de mis padres el libro del que hablas. Seguro que aparece.
¡Nos leemos!
Hola Jean Ives Thibauth:
Muchas gracias por tu comentario.
Creo que el protagonista está condenado a reencarnarse infinitas veces sin llegar nunca a concluir sus investigaciones.
Me alegro de que te haya gustado.
¡Nos leemos!
Hola Patricia Redondo:
Muchas gracias por tu comentario. Como ya he dicho, todos los nombres de pueblos y demás son reales. La realidad supera muchas veces a la ficción, ¿no?.
Me alegro de que hayas pasado un buen rato con el este relato.
¡Nos leemos!
Hola Lorkiano 😉 Volvemos a leernos, y la verdad ha sido un placer 🙂
Antes de nada empiezo por analizar algunas cosillas tanto positivas como negativas y luego mi opinión ;P
Empezando por el principio decirte que la primera frase de tu relato invita a que el lector siga leyendo. Ya sabes que la primera frase es crucial, pues has conseguido mantener mi atención y aun más tratándose de un tema que me encanta: las almas 🙂
En cuanto a sugerencia solo tengo una, creo que en este párrafo:
“…cientos de páginas repletas de complicadas ecuaciones que pretendían demostrar su hipótesis, Maximiliano estaba a punto de dar con la clave. Casi lo tenía.”
En esta última frase que te he copiado, en vez de “lo” pondría “la”, ya que si no me equivoco te estas refiriendo a “la clave”
Y como ultimo punto decirte que el toque de humor que le das, le da mucho juego y ritmo al texto, ya que cuando crees que va a conseguir reencarnarse en un bebé, y conseguir su sueño, resulta que por una tontería lo rechaza, me ha encantado XD ya que en teoría el tema del idioma no debería ser un problema, al ser educado desde su nacimiento XD no sé, muy ingenioso 🙂
Así que me ha gustado mucho este nuevo relato tuyo, y si quieres mi opinión aunque no he investigado el tema, ni me he muerto XD yo también creo que el alma humana existe 🙂
Nos seguimos leyendo, un beso!
Hola Lorkiano ,me gustó mucho tu relato,tiene muy buen humor desde el principio al fin.
Felicitaciones,eres muy ingenioso, no dejes de escribir que la risa es muy saludable.Gracias por el disfrute gratuito, que en estos tiempos que corren vale mucho.
Maritel
Hola Lorkiano.
Antes que nada, gracias por pasarte por mi relato y dejar tu comentario.
Con respecto al tuyo…impecable!!!
Con un grandioso toque de humor hasta el final, aunque…el mote de mentiroso me quedó sin mucho cierre, tan sólo lo indicas en el final, cuando retoma sus propios estudios y no encuentro antes que él mismo hubiese insertado alguna mentira a sabiendas en sus propias investigaciones. No sé. Me quedó como de sorpresa ya que nada me lo hacía anticipar. De todos modos, no te preocupes, no es más que mi propia idea.
Te sigo leyendo los próximos meses.
Lorkiano, no puedo hablar por suerte escribo.
Visité al médico y me dijo tenía -Esguince Lingual-.ja,ja
Totalmente creativo, ingenioso al tocar un tema que nos produce muchas preguntas. Creo que el personaje partió sin poder interpretarlo. Muy bueno, me mataste con la dedicación en esos nombres para una charrúa impronunciables. Felicitaciones.
Hola Lorkiano, por cuanto veo tu personaje esta encerrado en un bucle del continuo espacio que no le permite concluir nunca su obra. Eso o que el universo no está dispuesto a que desvelen sus mayores secretos y se ceba en el pobre individuo de mala manera.
Entretenida lectura y no menos curioso los nombres de las localidades, aunque supongo la intención es esa, provocar en quien lo lee una sonrisa. Efecto que logras sin problemas y lo hace un relato muy agradable.
Agradecido por tu comentario en mi texto, un placer leerte y un saludo.
Hola J.E.M. Celeste:
Muchas gracias por tu comentario.
Me alegro de que te haya enganchado desde la primera frase, aunque habrá ayudado el que sea un tema por el que sientes predilección.
En cuanto a tu sugerencia, cuando escribo “lo” en vez de “la”, es porque en ese momento me refería al problema. A lo mejor debería haber escrito: “Casi lo tenía resuelto”. Pero bueno, un fallito.
En cuanto a lo de rechazar a los bebés por el idioma, es que el protegonista creía que al reencarnarse seguiría siendo él, no que olvidaría todo y que su subconsciente le empujaría a seguir investigando en un bucle infinito. Este mes lo que me ha costado más ha sido lo de la limitación de palabras. Tenía algo con mucha mejor forma y lo tuve que recortar bastante.
Y por esa misma limitación no le he podido dar un toque más de humor, que me hubiera gustado.
¡Nos leemos!
Hola María Esther:
Muchas gracias a ti por leerme y por tu amable comentario. Me alegro de que lo hayas disfrutado.
¡Nos leemos!
Hola Laura:
Muchas gracias por devolverme la visita.
Me hubiera gustado darle un poco más de “chicha”, tanto al principio como al final, para explicar que el protagonista, o su alma mejor dicho, ha sido, es y será para siempre considerado un mentiroso, porque él escribe a la iglesia y a las revistas científicas para decir que tiene casi resuelta la demostración de que el alma humana existe, pero nadie le cree y, como al final muere, se queda con el apodo de “El Mentiroso”. No sé si me explico bien.
De todas formas, me alegro de que te haya gustado.
¡Nos leemos!
Hola Divasul Pereira:
Muchas gracias por tu comentario.
Como ya he dicho, le hubiera dado mejor forma, creo, sin la limitación de palabras. Algo tenía que dejar en el tintero. Por lo menos he arrancado unas cuantas sonrisas y vuestros comentarios son una inyección de moral.
¡Nos leemos!
Hola Leosinprisa:
Sí, al pobre protagonista siempre le pasa algo para que al final los secretos se queden como estaban.
Efectivamente, la intención era sacar alguna sonrisa y veo que lo he conseguido, lo cual me alegra mucho.
Muchas gracias por tus amables palabras.
¡Nos leemos!
Hola Lorkiano, definitivamente tienes un gran sentido del humor. Tu texto me ha hecho pasar un buen rato, aún mantengo la sonrisa. También es casualidad que justo los niños que nacieron en el momento de la muerte del prota, lo hicieran todos en lugares con nombres tan hilarantes.
Te sigo leyendo, sin duda.
Hola Liah Person:
Muchas gracias por tu comentario.
Sí, jajaja. Casualidades de la vida. Únicamente nacían niños en esos sitios. Estaba condenado, el pobre.
¡Nos leemos!
Hola Lorkiano, te felicito por un trabajo muy completo: alegre, porque, por el tema que tratas, más que gracioso me parece agudo
He llegado a visitar tu texto por el numero de comentarios que has tenido. Al finalizar mi lista de visitas a textos le doy una repasada al listado total. Antes de leer tu texto leí los comentarios como es mi costumbre en lecturas posteriores. Cuando llegué al comentario del notable SBMontero me quedé de una pieza: El maestro ne negaba a plasmar sugerencia alguna. Nunca desde que yo recuerdo había sido él tan categórico en su apreciación.
Ya en la lectura me encuentro con un tema que me ha agobiado desde que sufrí mi accidente. A los pocos días tuve un sueño en relación con la vida después de la vida. hay indicios que tu mencionas en tu trabajo que coinciden con mi sueño: mi pueblo soñó con ser, por un breve tiempo lo fue, la Capital de la República Libre de Texas allá por 1813. Una facultad de Medicina que quedó en proyecto por culpa de una violencia que nos agobia. El flotar del espíritu por encima del cuerpo inerte de un fallecido.
Fue un sueño de tanto contenido que no pude sustraerme a plasmarlo por escrito. Como el tema parece ser de tu interés me gustaría enviártelo para conocer tu opinión siempre y cuando tus ocupaciones te lo permitan. de ser posible envíame un correo a mi página de internet; osvaldo.vela@gmail.com
Yo te regreso por la misma vía mi trabajo.
Gracias de antemano y saludos y felicitaciones por un trabajo tan bien llevado. Soy # 152.
Hola Osvaldo:
Muchas gracias por tu comentario. Ya sé que es un tema que da para debatir, pero yo he intentado sacarle la parte graciosa y dejar a un lado todo lo demás.
En cuanto al comentario de SBMontero en particular… La verdad es que es un halago que una persona que escribe tan bien diga eso de mi relato. Me da muchos ánimos para continuar escribiendo.
Respecto a tu escrito, no sé si soy una persona adecuada para darte una opinión, ya que como he dicho anteriormente soy novel en esto de escribir y me considero aún muy verde, pero estaré encantado de leer tu trabajo y darte mi modesta opinión.
¡Nos leemos!
Hola, Lorkiano
Me uno al coro de felicitaciones. Un relato claro y original, y además con pequeños toques de humor. Me ha recordado al principio al daguerrotipo de G.García Márquez del que habla en 100 años de soledad. Pero luego el “bucle” me ha hecho acordarme de la canción del elefante que se balanceaba sobre la tela de una araña, ja ja, ni caso, cosas mías.
La gracia aquí está en que no tiene final, y en que nos quedamos sin saber si existe o no el alma.
Un saludo
Hola R.J. Esperanza Pardo:
Muchas gracias por tu comentario y las felicitaciones.
Un orgullo haber sacado una sonrisa por lo menos a todos los que han leído el relato. Además, y sin cobrar suplemento, una lección de geografía.
¡Nos leemos!