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El mentiroso - por Luchiflús

Web: http://losviajesdeluchiflus.blogspot.fr/

Mario nunca había invitado a una chica a salir, por eso la falta de referencias lo llevó a actuar al más puro estilo hollywoodiense. «Tengo dos entradas de cine para El señor de los anillos. ¿Te gustaría venir a verla conmigo?». Había tecleado la pregunta de un tirón y, antes de reflexionar sobre lo que estaba haciendo, pulsó Enter y el mensaje apareció en el chat privado con letras azul marino. Las manos empezaron a sudarle y a punto estuvo de escribir «Uy, perdona, me he equivocado de persona» o «Es bromaaa» cuando vio que Cristina estaba escribiendo. La espera se le hizo eterna. Seguro que, al otro lado de la pantalla, la chica con la que llevaba hablando tantos meses estaba pensando la mejor manera de darle calabazas. Unos minutos después aparecieron en color fucsia las dos palabras más bonitas que Mario hubo leído nunca: «Me encantaría».

—¿Estás nerviosa? —preguntó la noche anterior al encuentro.
—La verdad es que sí… —La respuesta llegó con el sonido de Messenger que, desde hacía una semana, se había convertido en el preferido del joven—. Sigo esperando que la burbuja de ensueño se rompa, je, je. ¿Seguro que no eres un cuarentón aburrido?
Mario sonrió al otro lado del ordenador.
—Y tú no serás una vieja verde, ¿no?
—Ja, ja, ja. ¡No puedo creer que por fin vaya a conocerte! O, mejor dicho, no puedo creer que por fin vaya a verte, porque siento que te conozco de toda la vida.
Mario se mordió el labio inferior, como si quisiera contener en ese gesto toda la emoción que sentía. ¡Al día siguiente tenía una cita con la chica de quien estaba enamorado! Y, lo mejor de todo, es que ella parecía sentir lo mismo.
—Me voy a dormir ya. No te olvides: mañana a las cinco —Se despidió con el icono del beso.
Mario apagó el ordenador, extasiado, y se metió en la cama. Tardó horas en dormirse: estaba demasiado feliz.

Al día siguiente, pasó más de una hora en el cuarto de baño. Se había duchado y echado un poco de colonia y, aunque no tenía costumbre de peinarse, se había puesto un poco de gomina en el pelo para evitar el aspecto descuidado que siempre le acompañaba. Antes de salir de casa, metió el diccionario de latín en la mochila: sin él, Cristina no lo podría reconocer.
Ambos habían acordado no enviarse ninguna foto: era más romántico así. Se habían conocido hacía meses en un chat sobre libros. Al principio las conversaciones giraban en torno a la literatura, el cine, la música… pero poco a poco empezaron a compartir sus sueños, sus problemas, su modo de ver la vida… Si algún día uno de los dos tenía un impedimento y no podía conectarse, al día siguiente se disculpaba por la ausencia. Como un contrato mudo, ambos sabían que estaban ahí por el otro. Hasta que un día, Cristina sugirió que se añadiesen a Messenger. Fue entonces cuando quedó claro que los dos jóvenes tenían sentimientos por el otro.

Mario llegó a la cafetería a las cinco en punto. Antes de entrar, miró al interior y, de repente, la vio. Sobre la mesa había expuesto el antifaz: la seña para indicar que era ella. Tenía la cara llena de pecas y el pelo de un tono castaño-rojizo. Casi no se distinguían sus ojos pequeños detrás de las gafas que corregían su miopía y se mordía el labio inferior en un gesto de impaciencia. A Mario le pareció perfecta. Tomó aire para infundirse ánimos. Se miró en el reflejo de la ventanilla de un coche, para comprobar que la gomina hacía su trabajo y, entonces, se vio.
Una silueta gorda le devolvía la mirada. Bajó la vista y contempló la tripa que la camiseta no conseguía disimular y dos piernas fofas. ¿Cómo pretendía gustar a Cristina? Ella estaba allí sentada, esperando al chico de sus sueños y, a cambio, se daría de bruces con un chaval gordo y sudoroso. No podía hacerlo: no soportaría ver la decepción en el rostro de la chica. La miró una última vez. Después, dio media vuelta y se fue.
Al regresar a casa, encendió el ordenador y encontró un único mensaje en el chat: «Eres un mentiroso, todo lo que hemos hablado… todo lo que he sentido… Supongo que te has divertido de lo lindo». Tecleó una respuesta; después la borró. Nada de lo que dijera cambiaría la situación: la había perdido.

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7 comentarios

  1. 1. Arsenix dice:

    ¡Saludos!
    Me encantó relato. Tiene fuerza y siento que retrataste muy bien esa inseguridad de una persona con sobrepeso.
    En algunas partes donde pones dos puntos me parece que quedaría mejor punto y coma. Me gusta el ritmo y la forma en que narraste, pero hay algunas comas innecesarias que me cortan un poco como en “Se miró en el reflejo de la ventanilla de un coche, para comprobar que la gomina hacía su trabajo y, entonces, se vio.” Esa coma después de “coche” no debería estar. y para ser un relato corto usas muchos puntos seguidos.
    Fuera de eso ten por seguro que me fascinó a pesar de que es un tema algo trillado tiene un no sé qué que lo hace único.

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 23:19
  2. 2. Ane dice:

    Hola Luchiflús:

    Es un relato bonito y triste a la vez, de ahí su hermosura. Por un lado la inocente ilusión de dos personas ante su primera cita, aun cuando ya se conocen. Por otro, la inseguridad que proyecta Mario a quien su complejo le supera, haciéndole quedar como un mentiroso.

    En cuanto al tema ortográfico, no me ha parecido ver nada reseñable.

    Sigue así.

    Saludos.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 10:56
  3. 3. Wurunkati dice:

    Está claro que los signos ortográficos son de lo más complicado pero pienso que las apreciaciones de Arsenix son ciertas.
    Se puede sentir la tristeza del final lo que es un acierto por tu parte.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 19:14
  4. 4. Anacinta MT dice:

    Hola Luchiflús:
    Me gusta tu historia, y me ha mantenido entusiasmada hasta el final.
    Que me ha parecido triste , pero al mismo tiempo realista, el chico ha ocultado su físico y ahora no es capaz de ir con la verdad por delante, seguramente por su miedo a ser rechazado por su aspecto físico que prevalece ante todos los demás.Triste realidad.Un saludo.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 21:42
  5. 5. Cryssta dice:

    Hola Luchiflús, tu relato me ha gustado mucho porque a pesar de no ser una historia muy original está muy bien escrita.

    Solo tengo un par de cosillas que decirte:

    – dices “las dos palabras más bonitas que Mario hubo leído nunca: «Me encantaría».” Es difícil que Mario no haya leído nunca esas dos palabras. Quedaría mejor si pusieras “las dos palabras más bonitas que Mario hubiera querido leer”

    – “los dos jóvenes tenían sentimientos el uno por el otro”, si dices solo por el otro parece que tienen sentimientos por un tercero

    Buen trabajo.

    Escrito el 27 marzo 2017 a las 12:36
  6. 6. Menta dice:

    Buenos días Luchiflús: Estoy muy apenada por no haber podido comentar tu relato. Espero poder hacerlo en los siguientes retos.
    He llegado de vacaciones con un problema en los ojos, uno se me ha desviado y lo veo todo doble. He tenido que descansar y no puedo forzarlo porque me mareo. Así descritos mis males, parecen un cuento, pero desgraciadamente son verdad. El lunes voy al oftalmólogo y espero que me de una solución. En cuanto pueda te comentaré otro escrito. Muchas gracias por tu comprensión. Un abrazo, Menta

    Escrito el 31 marzo 2017 a las 07:35
  7. 7. Luchiflús dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!
    Los tendré en cuenta para próximos relatos 🙂 Es cierto que tiendpo mucho a abusar de las comas.

    MENTA, no te preocupes 🙂 Hay meses en los que yo también comento muy tarde porque he tenido un mes muy ajetreado. Después siempre me pregunto si los autores llegan a ver mis comentarios 🙁

    Escrito el 12 abril 2017 a las 09:49

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