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Confesión musical - por Alhema

CONFESIÓN MUSICAL

Susana esperaba. Llevaba en su mano derecha un libreto de partituras de Diego Infante y en su mano izquierda el bolso fuertemente sujeto. La tensión le subía por la espalda y se estrellaba en su cuello como la marea contra un acantilado.

Había preferido esperar sentada en un banco del cementerio mirando los gladiolos que crecían frente a la tumba del compositor, pero al final el nervio le llevó a ponerse de pie y dar cortos paseos de un lado a otro de la avenida de esa parte del camposanto.

El cuello de la camisa se estrechaba con rotundidad en el contorno de su fino cuello y parecía que el aire no le pasaba con suficiente soltura. Sólo deseaba que llegara ya, pero la espera parecía un túnel negro en el que nunca aparece un punto de luz. Demasiados minutos se escapaban por las manecillas de su reloj.

– Acércate tranquilamente al banco en el que estabas antes. ¡No mires hacia atrás! – una voz le susurró desde muy poca distancia, con un tono imperioso, alejado del dulce siseó que hubiera esperado de un encuentro misterioso.
Obedeció. Se sentó con toda la calma que pudo reunir en ese instante y esperó a volver a escuchar la voz.

– No es buena idea llevar las partituras tan a la vista. Seré breve. Necesito que me las entregues enseguida, aunque sé que antes querrás saber por qué a mí y no al séquito de pretendientes que le han salido en los últimos meses.

– Ni siquiera sé con quién estoy hablando. He venido por pura curiosidad, pero empiezo a arrepentirme. – Susana sabía muy bien como hablar de una manera neutra que le permitía simular controlar todas las situaciones. Eso lo había aprendido primero en la calle y luego en el teatro.

– Lo sé. Déjame entonces que empiece. El libreto pertenece a la única composición inacabada de Diego Infante. Ni es la primera ni es la última. Te lo digo porque sé que lo has llevado a un experto que te juró ser la última gran obra inacabada. Puro truco poético para aumentar su valor. Así que monetariamente hablando, no vale nada. Sin embargo esa partitura es mucho más valiosa. En realidad no es una partitura musical.

– ¿Cómo que no? Yo misma la he interpretado con el piano, tengo algunas nociones musicales.

– Y habrás comprobado que no es para nada digna de la grandeza del maestro.

Susana tuvo que reconocer que en realidad no dejaban de ser melodías repletas de tópicos musicales pobremente construidos. A ella también se lo pareció, pero lo achacó a lo repentino de la muerte de Infante y a sus propias limitaciones musicales. Asintió suponiendo que el extraño la estaría observando por detrás.

– Sería muy largo de explicar si te cuento con detalle las correspondencias del códico que contienen las partituras – el interlocutor realizó una pausa significativa al percibir el sobresalto de la chica. El cuello erguido, la cabeza a punto de virar hacia la voz y las tensión muscular de la espalda remarcando las líneas suaves de un cuerpo pequeño. – Para simplificar la historia te diré que, aunque lo parezca, lo que llevas ahí no es una partitura, es en realidad una confesión.

– ¿Cómo?

– Infante vivió rodeado de lujos y eso significaba vivir también rodeado de gente, muchos de ellos de dudosa intención y proclives a … saltar por el lado más fácil, digamos. Entró a formar parte de asuntos complicados, y pensó que resultaría todo más seguro si tomaba dos decisiones. La primera de ella hacer una confesión que sólo pudiera ser leída si él lo creía conveniente. La segunda…

– ¡Fingir su muerte!

Susana se llevó la mano a la frente como si tuviera que soportar un horrible peso en su cabeza y luego poco a poco la giró. Allí estaba Diego Infante, sonriendo, divertido con la escena y desde luego complacido con la rapidez de pensamiento de la chica.

La espera había valido la pena, habría que ver si pasaba lo mismo con la resolución del embrollo.

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3 comentarios

  1. 1. Mara dice:

    Hola Alhema! Gran texto, para nada lo que esperaba aunque tengo que decir que mewmew he quedado con ganas de mas, es como si fuera el inicio de una historia. Aun esta muy bien hilado y es muy intrigante. Esperó seguir leyendote!!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 19:58
  2. 2. Maureen dice:

    Hola, Alhema.

    Mi texto está justo encima del tuyo, así que paso a hacerte el análisis de tu historia.

    Lo primero, no hace falta que pongas el título del relato en el cuerpo del texto; al ponerlo en la casilla de “título”, ya aparece. Así te evitas también perder ese número de palabras.

    El relato me ha gustado mucho: mezclar música y códigos secretos lo he visto pocas veces y siempre me ha parecido interesante, pues parece que se presta, ya que ambas cosas son matemáticas y lógica. La reunión en el cementerio ante la tumba del músico “fallecido” también me parece muy lograda; de esa manera, consigues que no nos olvidemos en ningún momento de que el músico está muerto y el final, en el que se desvela que el compositor está vivo, resulta mucho más impactante.

    También me ha gustado mucho cómo mantienes la tensión: en un cementerio, un desconocido al que no puedes ver que te va desvelando un misterio… Aunque en ese sentido, me ha descolocado un poco el final, cuando dices “ Allí estaba Diego Infante, sonriendo, divertido con la escena…”: parece que al sonreír le quitas un poco de misterio a la historia; tal vez habría quedado mejor algo menos “alegre” para mantener el tono del resto del texto.

    Y otra de las cosas que me han gustado son estas dos frases: “Susana sabía muy bien como hablar de una manera neutra que le permitía simular controlar todas las situaciones. Eso lo había aprendido primero en la calle y luego en el teatro.”. Te permiten hacerte una idea clara de cómo es Susana y de cómo se siente en ese momento, sin decirlo directamente. Chapó.

    En cuanto a cosas que se pueden mejorar, te remarco las siguientes:

    Veo que los diálogos no tienes claro cómo se escriben:

    – No hay que dejar espacio entre la raya de diálogo y la primera palabra.
    – Se une la raya de diálogo a la primera palabra de la acotación. También a la última. Y el signo de puntuación va detrás de la raya con la que acaba la acotación, no antes.

    Así, por ejemplo:

    –Sería muy largo de explicar si te cuento con detalle las correspondencias del códico que contienen las partituras –el interlocutor realizó una pausa significativa al percibir el sobresalto de la chica. El cuello erguido, la cabeza a punto de virar hacia la voz y las tensión muscular de la espalda remarcando las líneas suaves de un cuerpo pequeño–. Para simplificar la historia te diré que, aunque lo parezca, lo que llevas ahí no es una partitura, es en realidad una confesión.

    He detectado alguna falta de ortografía sin mucha importancia:
    – “siseó”: sería “siseo”, sin tilde.
    – “que le han salido en los últimos meses”: sería “que les han salido”, ya que te refieres a las partituras (plural).
    – “Susana sabía muy bien como hablar…”: sería “cómo”
    – “códico”: es “código”.
    – “las tensión muscular”: sería “la tensión muscular”.

    El segundo párrafo:
    “Había preferido esperar sentada en un banco del cementerio mirando los gladiolos que crecían frente a la tumba del compositor, pero al final el nervio le llevó a ponerse de pie y dar cortos paseos de un lado a otro de la avenida de esa parte del camposanto.”
    Consta de una sola frase que se hace muy larga. Quizás se le podría dar una vuelta. Creo que habría que poner “Habría preferido”, en lugar de “había preferido”, ya que luego no se queda sentada. También me suena un poco raro eso de “el nervio”, parece que suena mejor “los nervios”.

    También resulta extraño el trozo:
    “– Y habrás comprobado que no es para nada digna de la grandeza del maestro.
    Susana tuvo que reconocer que en realidad no dejaban de ser melodías repletas de tópicos musicales pobremente construidos. A ella también se lo pareció, pero lo achacó a lo repentino de la muerte de Infante y a sus propias limitaciones musicales.”
    ¿Quedaría mejor así?:
    “– Y habrás comprobado que no es para nada digna de la grandeza del maestro.
    En efecto, Susana tuvo que reconocer que en realidad no dejaban de ser melodías repletas de tópicos musicales pobremente construidos, pero lo achacó a lo repentino de la muerte de Infante y a sus propias limitaciones musicales.”

    En conclusión, es un relato que me ha enganchado y me ha parecido muy interesante. Está bien escrito y te mantiene con la intriga hasta el final. Me dejas con ganas de saber qué ponía en esas partituras y de qué va en realidad todo el lío.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 10:55
  3. Hola Alhema, soy la del 115. He leído tu historia. Me gustó, le diste una carga de intriga que fuiste llevando con delicadeza, sin perturbar, pero que cautiva. Finalmente, la idea de una confesión a través de la música, también me pareció genial. Me gustó mucho leer tu historia y espero poder leernos en la próxima escena.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 18:22

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