Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

¿Acaso esperaban? - por onirico

Susana esperaba. No era el lugar ni la hora. ¿Esperaba o simplemente soñaba? Sus ojos se posaban con curiosidad y atención en todos y cada uno de los que caminaban a su alrededor.
Le impactaba el culto de la muerte, no la muerte, a ella no le temía. Alguna vez le preocupó el después, hoy ya no, hoy esperaba con serenidad.
Siguió a una mujer que arrastraba su píes con dos margaritas en la mano. A su edad le agregaba la pesadez del dolor; las lágrimas indicaban que todo era reciente. No venía a compartir algo de su vida con quién ya no estaba, no, venía a confirmar que era cierto que ya no estaba, quería decirle que todavía no lo creía, su cuerpo no lo creía. Su cuerpo extrañaba.
Y más allá un entierro resignado, sentido, sin brillo. Tal vez fue una madre, con hijos adolescentes y un esposo, que parecía no fuese el padre de los jóvenes, una chica y un varón, pero que sabía reconfortarlos con sus manos groseras pero cálidas. Y que incomprensible y bizarra esa tumba vecina, ajena al dolor, llena de colores y flores de plástico, contando al mundo que el muerto estaba como siempre había querido hasta después de la vida con su amado Boca Juniors. Y el de mas allá con River Plate, y el otro San Lorenzo. Una mezcla religiosa-pagana que humanizaba la muerte o eternizaba la vida. Por lo menos así lo pensaba cuando apareció finalmente el cortejo.
Se escondió y mantuvo la distancia. Sabía que, no debía estar. Había ido al velorio junto a sus compañeros de trabajo. Saludó a la mujer y los hijos; su piel se estremeció sintiendo el mismo hielo en esas manos que en la de su amado al acercarse a rezar una oración. Ya le había dicho todo desde que supo la noticia, ya no quedaban lágrimas solo reproches. Fue una ceremonia formal. No era él. Pero sintió la vista penetrante a veces compasiva y otras cargadas de odio a sus espaldas. Apenas pudo voltearse sin caer y firme salió de la sala.
Volvió a la realidad, apoyada en el ciprés con sus anteojos oscuros y el pañuelo.
Nuevamente, mientras el cajón descendía sintió todo lo que se puede sentir, dolor, claro, pero también rencor y también odio a esas lágrima de quién le había impedido ser la mujer más feliz del mundo. Y envidia y de nuevo reproche a su falta de huevos. Los vio partir lentamente y apesadumbrados. Salió de atrás del ciprés, volvió a su banco, se sentó y volvió a su espera y a su observación. Ya era la hora.
¿Porqué lo hizo? ¿Acaso era creíble que era el aniversario de la muerte de su padre? ¿Porque lo citó a esa hora y en ese lugar? Estúpido no era, no estaría viviendo con ella si lo fuese. Tolerante, sin duda. Lo vio llegar taciturno pero sin perder su sonrisa dulce y condescendiente. La besó, suavemente, la abrazó y así caminaron lentamente a la salida.
Y Susana finalmente comprendió que no esperaba porque no había ya esperanza en su amor. Entonces soñaba, sí, soñaba que allí, en ese cementerio, en esa lonja de tierra, en esa austera y severa placa de mármol, quedase para siempre su amor. Soñaba que fuese cierto que solo se vive mientras estemos en la memoria de alguien y entonces ya no iba a vivir más por lo menos en ella. Pensó que se había liberado. Apretó con fuerza el brazo y se recostó sobre el hombro mientras seguían caminando y él sin voltearse hacia ella supo que ella soñaba, solo soñaba algo imposible. Suspiró; supo que con todo su amor hacia ella solo podría no hacerla infeliz. Era una promesa, porque soñar era que lo amase o algo parecido y el ya no soñaba.
Un reflejo impensado iluminó la puerta del cementerio y por ella salieron un sueño imposible y una promesa romántica. Simplemente dos vivos, todavía…

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Miranda dice:

    Hola Onirico
    Me ha tocado comentarte y la verdad es que me está constando bastante. La historia es interesante y seguro que mucha gente puede identificarse con una relación que no llega a hacerse firme y que además es interrumpida por la muerte de alguien. Pero la forma de desarrollarla me confunde, por un lado te detienes en descripciones, pero de repente cambias y das saltos en la historia, que a mí personalmente me han hecho perderme, no me ha quedado claro la relación de los vivos y el muerto. Sí que hay un amor no correspondido, y unas personas viviendo sin ganas, pero creo que tienes que trabajar más la forma de comunicarlo.
    En cuanto a la forma, los textos con párrafos excesivamente largos en bloques resultan difíciles para el lector, sería más acertado incluir algún pequeño dialogo, con algún inciso explicativo o incluir más puntos y aparte.
    Espero que mi comentario te sirve de algo, aunque me gustaría poder decirte y ayudarte más, quizá en otro momento, o cuando lea otros comentarios o tus explicaciones quizá pueda completar.
    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2017 a las 15:28
  2. Hola Onírico.
    Tu relato hace honor a tu nombre.
    La verdad es que la historia en sí tiene su miga, aunque si te hablo con sinceridad, la he leído dos veces y sigo sin captar del todo su esencia. ¿La mujer era la querida del muerto que entierran? ¿Se va con su espíritu del brazo? ¿O estar presente en el entierro es una excusa para quedar con un hombre prohibido sin levantar sospechas?
    Tienes una prosa muy poética, pero creo que caótica. A veces escribir menos es ganar en calidad. Me explico: En ocasiones se nos ocurren palabras o frases que suenan francamente bien y de las que estamos muy orgullosos como escritores. Sin embargo, no encajan en el total del relato por alguna u otra razón. No sabemos exactamente por qué, pero en el fondo sabemos que no encaja. Y sin embrago no puedes desprenderte de ella. Un consejo, simplifica, quítate esas frases bien sonantes. Te va a costar mucho hacerlo, pero ya verás como ganarás. Confundirás menos al lector y crearás un estilo propio.

    Dale un par de vueltas y ya verás cómo te queda un relato redondo.

    Te invito a que despellejes mi relato a gusto:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-43/7623

    Nos seguimos leyendo.

    Un saludo.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 19:45
  3. 3. Marikiya dice:

    Hola Onírico;
    Tu relato me ha resultado confuso.
    Creo que la idea general es buena pero después de leerlo varias veces sigo perdida.
    Tiene un toque poético muy marcado que daría más juego con una trama menos liosa.
    Seguimos trabajando y aprendiendo.
    Estoy en el 228 por si te apetece conocer a mi Susana.
    Un saludo.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:22
  4. 4. Gaia dice:

    Saludos. Me pasó lo mismo que a Marikiya, algo me he perdido. Cumpliste con el reto. Sigue escribiendo. Puedes visitar a mi Susana en el 145.

    Escrito el 26 abril 2017 a las 14:15

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.