ALMAS ENCONTRADAS - por Estic Desitjo

Susana esperaba algo especial de aquel encuentro. Era más joven que Peter, pero aquella noche lo que menos importaba era la diferencia de edad.

Sentados en los asientos traseros del vehículo aparcado junto al acantilado se dejaron llevar fundiendo sus cuerpos entre abrazos y besos. Los hubo de todo tipo, algunos más largos que iban mojando poco a poco todas las partes de la cara, mejilla, oreja, nariz, llegando a los labios para enlazarse y acariciar con la punta de sus lenguas, así se repetía una y otra vez. Sus cuerpos poco a poco se acomodaban mientras el tiempo pasaba. Ella dejándose llevar ofreció a Peter la oportunidad de acariciar el resto de su cuerpo, mientras él fue descubriendo todas las partes secretas de Susana asegurándose que no se sentía incómoda. Momentos dulces de miel al encontrarse los dos cuerpos latiendo al mismo ritmo. Para Peter el aliento tan íntimo de Susana fue una sinfonía que solo puede darse cuando se ama de verdad. Ella aferrándose con fuerza a sus brazos que descubrían sus facciones atléticas, delataban la necesidad de sentirse segura. Al final, su cuerpo explotó en un éxtasis de felicidad, cayendo rendida junto a él que la abrazaba fuertemente.

Durante aquellos momentos el mundo solo tuvo sentido en los escasos metros cuadrados del habitáculo del vehículo, abstraídos de todo lo que les rodeaba, ella sintió aquella paz que andaba buscando durante tanto tiempo, cayendo prácticamente en un sueño placentero que le hizo sentir el aliento de Peter consumiendo los últimos besos en sus mejillas.

Peter agradecido por esa muestra de confianza y amor no tuvo más que susurros y palabras bonitas para Susana. El reloj volvió a funcionar descubriendo que el tiempo no había parado y tuvieron que regresar a sus realidades.

Laura volvió a su casa, aquella que dejó casi sin darse cuenta por sus problemas de identidad y autoestima. Su familia la esperaba, jamás dijo nada de donde había pasado la tarde, recordó aquel día con cariño, la noche en la que un desconocido entendió sus debilidades, amó sus imperfecciones y la condujo hasta un lugar infinito. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan amada y valorada. Aquello sirvió para retomar el camino de su vida justo donde lo había dejado, fue un empujón que le ayudó a seguir adelante.

Peter sentado en su coche, junto a la puerta de su casa, pensó en todo lo que sucedió. Era una situación nueva que jamás había vivido. Tuvo unos días de confusión pensando en lo que debía hacer a partir de ahora, el desorden de su casa, el silencio de sus seres queridos, las situaciones que a veces tiene la vida, que provocan stress, desamor y las largas noches a solas consigo mismo, todo ello puede que hubiera provocado aquello. No estaba acostumbrado a mentir, sin embargo, ni siquiera tuvo un minuto de arrepentimiento.

Muchas veces en la soledad de su cama, en las noches de luna llena, aquellas en las que cuesta dormir, Peter recuerda aquel momento junto a Susana. Suele preguntarse en su interior si realmente al mentir, hizo un acto de amor con el fin de no alterar la zona de confort de su familia, de no desmontar aquello que empezaron a construir junto a su esposa. Aunque su corazón sigue triste, observa a los suyos y parecen felices.

Mientras avanza la noche, el sueño va venciendo y piensa, quizás alguien en algún lugar podrá entender los problemas del alma, y se durmió.