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Regresa a casa - por Oriana Colmenares

El autor/a de este texto es menor de edad

Susana esperaba sentada en aquella silla metálica, los doctores pasaban de un lado a otro como maquinas andantes y el inclemente frio aunado a su dolor de cabeza resultaba la mezcla perfecta para desear el suicidio. La ansiedad cada vez se apoderaba más de ella pero aun así se seguía aferrando del delgado y resbaloso hilo de la esperanza. De una de las puertas salió uno de tantos hombres envuelto en una bata blanca.
— ¿Familiares de Edward Ridley?.
— Yo… –Se levantó automáticamente de la silla. Sus manos temblaban y el nudo en la garganta era casi inaguantable. – Soy la esposa.
— Señora Ridley, lamento informarle que su esposo sufrió un traumatismo craneal, a pesar de que hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, debido a el estado no pudimos salvarlo…lo siento mucho. – solo bastaron esas últimas palabras para que su mundo se viniese abajo y le hubiesen arrancado una parte de ella.
— Déjeme hablar con mi esposo – las lágrimas comenzaron a salir y no tenían pensado detenerse.
— Señora…
— ¡He dicho que me deje hablar con mi esposo!
Apartando al doctor de un empujón, entro corriendo a aquella habitación de la que dicho doctor había salido minutos antes. La luz irradiaba tristeza y todo parecía estar en blanco y negro. La grieta que tenía en su corazón se agrandó cuando lo vio con aquel aspecto mortal. Su piel era mucho más blanca de lo normal, notó como sus labios carnoso habían perdido su color y tocó su mano sintiendo lo fría que estaba. Se colocó en frente de sus labios, los besó amargamente sabiendo que era la última vez.
— Despierta mi amor, vámonos de aquí por favor. Dijo frente a el
El entierro se encontraba lleno de unas pocas caras falsas, condolencias y amigos. El tiempo pasaba lento mientras ella solo veía como su vida estaba siendo enterrada a tres metros de profundidad.
Los días y las noches eran imperceptibles, a veces solo se dignaba a vagar por la casa viendo lo vacía que estaba, veía las fotos y le parecía otra vida, una vida la cual ya no recordaba. Su madre y su amiga Lena venia algunas veces. En cuanto al padre y el hermano de Edward, los veía en el cementerio algunas veces.
— Cometí muchos errores con mis hijos, pero siempre los amare y espero mi muchacho me haya perdonado.
— Nick, Edward te perdono hace mucho tiempo y siempre te quiso a pesar de todo.
— Eras su adoración Susana, lo sacaste de la oscuridad y sanaste del odio, te lo agradeceré eternamente.
De regreso a casa, todo estaba oscuro como de costumbre. Se lanzó en la cama y las lágrimas volvieron a correr por sus mejillas hasta altas horas de la madrugada. Envuelta en sus sabanas seguía observando el lado vacío de la cama. Vio su reflejo en la oscuridad e imagino tocar su rostro mientras éste le sonreía.
— Te fuiste en el momento equivocado mi amor.
— Nunca es el correcto.
— Necesito decirte algo, pero este no es el lugar apropiado.
Sin importarle la hora, se vistió y condujo por las calles oscuras. Sus ojos se sentían pesados pero aun así manejaba a toda velocidad. Una vez frente al cementerio salto las grandes rejas de la entrada y corrió los treinta y nueve pasos exactos hasta llegar al lugar. Se puso de rodillas frente a su tumba y el cielo comenzó a llorar al igual que ella.
— Hola cariño, sé que es tarde y que si pudieses hablar me reganarías como una niña–rio con tristeza –pero necesitaba hablar contigo a solas. Todos estos días he estado recordando cuando pediste matrimonio ¿te acuerdas? Recuerdo que tenía miedo porque siempre mi familia había evadido el matrimonio y así me habían criado, pero ¿sabes qué? Ese día también recordé que cuando te conocí había encontrado todo lo que mi familia me había dicho que jamás encontraría, sabía que si en algún momento me perdía tu estarías ahí para rescatarme así que ¿porque esto sería distinto? Y fue lo mejor que he hecho en mi vida, pensé que este era el comienzo de nuestra aventura porque cuatro años no son suficientes – lloro con más fuerza entre la lluvia- y más ahora que estoy embarazada, te lo iba a contar la noche en que todo pasó, por eso necesito que regreses a casa. Regresa a casa Edward, no me dejes sola aquí.
Y así fue como la lluvia se fue, la noche trajo el amanecer pero él nunca regreso.

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7 comentarios

  1. 1. Maurice dice:

    Hola Oriana
    Pese a tu juventud, veo que tenés una gran imaginación y vocación para escribir; eso es un punto de lanzamiento buenísimo. A mi criterio, debés pulir algunos aspectos “técnicos”, lo que es una cuestión de lectura y más lectura. Sería bueno que repases algunas técnicas explicadas en las diversas entradas de este blog. Por ejemplo:”Claves para mejorar el proceso de escritura”. Te felicito y seguí participando, que te enriquece mucho, escribir y comentar.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 01:38
  2. 2. Mariana Sánchez dice:

    Hola Oriana: Me encantó tu relato, es de fácil lectura y eso está bueno. Es cierto, hay un par de cuestiones de forma a tener en cuenta: Faltan acentos, y en los diálogos no se especifica quien habla en cada intervención. Te recomiendo que entres en el blog donde explica como incorporar diálogos, está muy bueno. Felicitaciones!!!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 15:27
  3. 3. Otilia dice:

    Hola Oriana,
    Gracias por leer y por tus agradables palabras.
    Tu relato me ha gustado y se lee con fluidez.
    Ya te han comentado los compañeros que tienes que pulir la forma: diálogos, tildes, repeticiones…
    Pero no te preocupes con tu juventud lo importante es que sigas leyendo mucho y que disfrutes escribiendo lo que sientes.
    Te diré una cosa que he aprendido en Literautas, no uses tanto “se”, “su”, “sus”.
    Felicidades por tu trabajo y nos leemos.
    Saludos.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 10:45
  4. Hola Oriana, es cuestión de pulir la gramática. El principio engancha
    “Susana esperaba sentada en aquella silla metálica, los doctores pasaban de un lado a otro como maquinas andantes y el inclemente frio aunado a su dolor de cabeza resultaba la mezcla perfecta para desear el suicidio. La ansiedad cada vez se apoderaba más de ella pero aun así se seguía aferrando del delgado y resbaloso hilo de la esperanza”
    pero poco a poco se va perdiendo la emoción del relato, algunos personajes me parecen innecesarios y creo que ayudaría mucho rematar el final.

    Espero tengas la oportunidad de pasar por mi texto o blog, saludos. Nos leemos.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 18:41
  5. 5. Oriana dice:

    Holaa’
    Bueno gracias por sus criticas, me alegra que les haya gusto! Tomare todo en cuenta y espero mejorar cada dia. Saludos

    Escrito el 20 abril 2017 a las 00:24
  6. 6. Maria Jesús dice:

    Hola Oriana, me ha gustado mucho tu relato, destila sensibilidad. Trasmites emoción, de tal manera que durante la lectura me he puesto en el pellejo de Susana. Felicidades.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 11:55
  7. 7. Flekcher dice:

    Hola Oriana!
    Vaya, me ha gustado mucho. Como mencionan anteriormente, solo hay errorcillos en aspectos gramaticales pero nada grave. Respecto a la fluidez, los personajes, la trama, me has impresionado, ya que le has puesto mucho sentimiento.
    Sigue así 🙂

    Escrito el 24 abril 2017 a las 19:36

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