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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Bramaban los rayos y refulgían los truenos - por R.J. Esperanza Pardo

Susana esperaba debajo de un castaño. El aguacero la había sorprendido en el campo, lejos del pueblecito donde disfrutaba de unas tranquilas vacaciones estivales; y ahora miraba absorta caer el chaparrón y como quien mira las olas del mar su primer día de vacaciones en la playa.
Pero su gozo cayó en pozo, un goterón golpeó de pronto su cabeza y, por mirar arriba, otro cayó en un ojo. Lo siguiente que cayó fue un larguísimo relámpago estrepitoso seguido de un corto trueno luminoso. En ese orden y muy, muy cerca del gran castaño donde Susana esperaba que cesara la lluvia. Por fortuna, tal desorden atmosférico puso a Susana en alerta, pues estaba bajo un árbol, en un descampado y aquel rayo podía haberla dejado tiesa.
Se acordó de una fortaleza con sus cañones que había visto al estallar la tormenta. Corrió y, cuando llegó, rodeó la muralla completa buscando una puerta cuando la habría encontrado si hubiera mirado antes a su derecha, así que acabó calada y más que irritada.
Un portón macizo, abierto de par en par, invitaba a pasar a un recibidor en penumbra. Sobre un escritorio alguien se había dejado encendida una lamparilla, una pluma y un cuaderno abierto. Susana decidió esperar al conserje.
Las pétreas paredes desnudas contrastaban con una alfombra estampada verde y florida. Ojeó el cuaderno, había listas de nombres manuscritos junto a las fechas de visita. Se preguntó a qué época pertenecía aquel fuerte, no venía en las guías turísticas de la zona.
Como no aparecía nadie y fuera seguía tronando, Susana anotó en el mismo cuaderno su nombre y fecha, firmó y se dio por autorizada a merodear por la fortaleza.
Al abrir la puerta del hall la corriente de aire provocó un portazo. «El portón», pensó sin mirar atrás. Se acordó de Clan, su aspecto imponía, se sentía segura con él. Cuando lo recogió de la perrera la avisaron que tenía un gen de lobo, pero a ella le dio igual, su difunto marido tenía el mismo gen y acabaron hechos el uno para el otro. «Con la edad se pierde el miedo y la vergüenza, Amparito —solía decir a su hija—, una tiene que dejarse de tonterías y quedarse con lo que hay que quedarse». Entonces Amparo preguntaba con qué había quedarse y ella respondía que con el respeto y el cariño, y que temer a los fantasmas era una tontería.
Una verja al final del pasillo comunicaba con un claustro, aunque más que un patio interior parecía una selva, poblada por una especie de árboles exóticos, altísimos, y unidos entre sí por sus largas ramas, como una enorme tela de araña que protegía la densa vegetación. Millares de sombras bailaban al son de la brisa entre columnas de sol.
Un aroma adictivo inducía a Susana a penetrar en aquel jardín botánico.
«Espera, Susana… —caviló— ¿Ha parado ya la tormenta?»
Entonces escuchó una voz nítida, susurrante:
—¿A qué esperas, Susana?
Su corazón dio un vuelco. Nadie alrededor. Un gusano se arrastraba entre la tierra. Volvió apresurada por el pasillo y encontró a oscuras el recibidor. Buscó a tientas el escritorio. Pulsó el interruptor de la lamparilla. Estaba segura de no haberla apagado. Se sentó, confusa, y leyó aquellos nombres y fechas.
No podía ser. Eran fechas demasiado antiguas…
Quería salir, daba igual la tormenta. Fue directa al portón de la entrada y lo empujó con todas sus fuerzas. Estaba encerrada. Entonces vio un letrero incrustado en la puerta: "Cementerio sin salida".
En el exterior bramaban los rayos, refulgían los truenos, la tormenta seguía enfurecida.
Volvió corriendo al claustro. Gigantes de sombra y sol cubrían aquella selva de marañas.
«Una pierde el miedo y la vergüenza… los fantasmas no son más que tonterías…»
—¿A qué esperas, Susana? —escuchó más alto.
Su corazón corrió desbocado entre los árboles buscando otra salida.
—La muerte es la única salida —seguía esa voz, más alto y más fuerte.
Susana se llevó las manos al pecho. El dolor dobló sus rodillas. Turbas de gusanos relucientes subían por su piel bajo el vestido.

Susana despertó envuelta en sudor. Amparo la miraba sentada en su cama.
—¿Qué soñabas, madre?
—Que moría… —respondió aún temblando—. Dicen que si lo sueñas y no llegas antes a despertarse, ya nunca despiertas.
—¡Madre! A tu edad creer esas tonterías —la recriminó con cariño, como ella antaño lo hacía.

Amparito se fue. Susana se quedó a oscuras, en su almohada. Esperando… Y aquel dolor en el pecho no se iba.

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24 comentarios

  1. 1. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola compañer@s

    Avisaros que se me ha colado una “y” después de “chaparrón” (primer párrafo) y una “s” en vez de una “t” casi al final del texto que chirrían mucho.

    El tema que me ha salido es el miedo a lo desconocido, a la muerte, lo he representado con un paralelismo entre la pesadilla de la protagonista y su realidad.

    Aunque sea solo un comentarista a quien le guste, me doy por muy satisfecha, porque me ha faltado inspiración.

    Un abrazo

    Escrito el 17 abril 2017 a las 13:00
  2. 2. Alycia dice:

    Hola, Esperanza:

    “Bramaban los rayos, refulgían los truenos” ¿Lo has puesto al revés a propósito?

    “Pero su gozo cayó en pozo, un goterón golpeó de pronto su cabeza y, por mirar arriba, otro cayó en un ojo” Gran nota de humor, me ha hecho reír, será que me ha pasado…

    “Corrió y, cuando llegó, rodeó la muralla completa buscando una puerta cuando la habría encontrado si hubiera mirado antes a su derecha, así que acabó calada y más que irritada” Se me hace liosa la redacción, tal vez con un punto y seguido. De nuevo me ha hecho gracia la nota de humor, será que también me ha pasado…

    “Como no aparecía nadie y fuera seguía tronando, Susana anotó en el mismo cuaderno su nombre y fecha, firmó y se dio por autorizada a merodear por la fortaleza” ¡Qué valiente! Alguna consecuencia se adelanta.

    Como historia me ha gustado mucho. De anécdota veraniega a historia de terror que evoluciona en el envejecimiento y el miedo a la muerte.

    Destacaría el final. Cómo nos alivia saber que ha sido un sueño y cómo inmediatamente después nos sume de nuevo en la inquietud con la última frase.

    Saludos,

    Alycia

    Escrito el 17 abril 2017 a las 22:10
  3. 3. Bea dice:

    Hola R.J:

    Me ha gustado mucho tu texto la verdad.
    La forma en la que describes tanto la angustia del personaje, como los sitios en los que está me parece muy acertada. Hace que nos metamos en la piel de la protagonista de lleno.

    El tema también me ha gustado mucho, sobretodo ese final en el que al principio te alivia porque todo ha sido un sueño pero luego con esa frase final vuelve la duda, genial.

    Si te apetece pasarte yo estoy en el 102.

    ¡Felicidades nos leemos!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 01:43
  4. 4. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Alycia

    Muchas gracias por pasarte. Me alegra mucho que te haya gustado.

    Lo de “Bramaban los rayos, refulgían los truenos” es a propósito sí… No es solo porque esté un poco loquilla (:))… es que estoy leyendo por segunda vez “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez (lo leí siendo muy niña) y he experimentado esa realidad mágica con que el autor trata como si fueran reales sucesos fantásticos o irreales. Por si acaso se pasaba por alto, lo he remarcado con el título del relato y, ya al principio, se anuncia el “desorden atmosférico” cuando cae “un larguísimo relámpago estrepitoso seguido de un corto trueno luminoso… tal desorden atmosférico…” (evidentemente es al revés: los relámpagos son cortos y silenciosos pero los truenos son largos y solo se escuchan).
    Lo de rodear la muralla completa, no veas lo que me costó escribir el párrafo, a lo mejor le vendría bien un punto, sí. Gracias por la sugerencia.

    Un cordial saludo

    Escrito el 18 abril 2017 a las 11:07
  5. 5. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Muchas gracias, Bea.
    Más me gusta a mí que te haya gustado… 🙂
    No estaba segura de haber acertado con ese “declive” en el tono del texto, ya que empieza en un tono “graciosillo” casi infantil y deriva en otro algo más “inquietante”. Y el final me alegro también que se entienda, lo he querido dejar abierto, la pobre Susana sigue esperando…. No quería matarla completamente, creo que la hemos cogido cariño todos aquí.
    Soy lenta devolviendo comentarios, pero me pasaré por el tuyo seguro.
    Un cordial saludo,

    Escrito el 18 abril 2017 a las 11:26
  6. 6. Javier López dice:

    Hola RJ. Me ha gustado como cambias el tono, como adviertes en tu comentario. A veces sorprende e incomoda esa ruptura con la expectativa inicial, pero en este caso creo que no chirría demasiado.
    Y el giro final dando a entender que no ha salido a tiempo del sueño, y la muerte aún no ha dicho su última palabra nos permite adaptar nuestro propio final.
    Tecnicamente poco que reprochar, en un repaso seguro que pules alguna cosa más de las que tu mencionas.

    Un saludo y nos leemos.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 17:30
  7. 7. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Gracias por tu visita, Javier, me alegra oírte, y que te haya gustado.
    Miedo me dan los repasos, pero puliré, sí, siempre hay algo que pulir… ¡qué vida!
    Un saludo y te leo en cuanto pueda

    Escrito el 18 abril 2017 a las 21:09
  8. 8. Earendil dice:

    Hola, R.J.
    Vuelvo a disfrutar de tus locuras, esta vez con un toque de humor más “terrenal” que el del mes pasado.
    Me ha gustado mucho. A media lectura pensé que Susana ya estaba muerta y no sabía reconocerlo, aunque no andaba demasiado desencaminada. Esa frase al final…muy acertada.
    En la parte formal:
    *La expresión “mi gozo en un pozo” es una frase hecha, una locución que tú no has puesto entera, te has comido el indeterminado “un”. Supongo que esto no es ninguna falta, pero cuando lo he leído, me ha sonado raro. Teniendo en cuenta que has utilizado las 750 palabras de rigor, no sé si lo habrás hecho por eso, pero se podría solucionar de todas formas.
    * En esta frase: “Lo siguiente que cayó fue un larguísimo relámpago estrepitoso seguido de un corto trueno luminoso.” Se crea una rima estrepitoso-luminoso. Ya sé que a ti te gusta jugar con la sonoridad de las palabras pero…
    * Aquí. “Dicen que si lo sueñas y no llegas antes a despertarse, ya nunca despiertas”. Supongo que quisiste decir “despertarte”, aunque también repites dos veces el verbo. Mejor “…ya nunca lo haces”
    En fin, un gran relato por el que debo felicitarte.
    Un saludo, nos leemos.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 22:27
  9. 9. Pilar dice:

    Hola Esperanza!!
    Qué buena eres, en serio, te lo digo de corazón!! Le pones humor a tus textos (ya lo demostraste el mes pasado con el guirigay que montaste con la granja) y esta vez con la manera que tiene Susana de recibir la lluvia o merodear un tanto atolondrada alrededor de la muralla. ¿Te puedes creer que “bramar “ y “refulgir” son términos que yo no utilizo para nada y por lo tanto ni me había dado cuenta de que estaban invertidos? Ya ves, igual de atolondrada que tu prota, jjjjj

    En fin, al grano:
    • Me ha encantado la descripción del jardín: “poblada por una especie de árboles exóticos, altísimos, y unidos entre sí por sus largas ramas, como una enorme tela de araña que protegía la densa vegetación. Millares de sombras bailaban al son de la brisa entre columnas de sol”. Aunque lo del sol me ha despistado hasta que he sabido que era un sueño y he justificado la incongruencia.
    • También me ha gustado la imagen que se dibuja con las “Turbas de gusanos relucientes subían por su piel bajo el vestido”.
    • Un buen final que da para pensar, entre el alivio y la inquietud.
    • La voz misteriosa en off que la va advirtiendo de lo peor.
    • Sin embargo, me ha sacado de la historia esto: “Se acordó de Clan, su aspecto imponía, se sentía segura con él. Cuando lo recogió de la perrera la avisaron que tenía un gen de lobo, pero a ella le dio igual, su difunto marido tenía el mismo gen y acabaron hechos el uno para el otro”. Puede que, como en los sueños, hayas querido mezclar elementos inconexos, pero a mí, me ha obligado a releer la frase para saber por qué se acordaba del perro o de su marido y me ha cortado el ritmo de lectura.
    • De igual modo, creo que se merece un repasito la escena cuando rodea la muralla, solamente para simplificarla un poquito, porque en realidad, la idea que buscas es buena: en los sueños una siempre anda desubicada, tratando de avanzar y no se puede…
    Por lo demás, muy bien, Esperanza, has realizado un buen trabajo trasladando al plano real los sinsentidos y la angustia que a veces nos transmiten los sueños.
    Abrazos.
    Esta vez sí he participado, estoy en 172.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 09:40
  10. 10. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Earendil

    Gracias por tu visita (otro mes que te me adelantas). Pues yo encantada de que disfrutes con mis locuras jjjjj (Yo también disfruto con tus esmerados y construtivos comentarios 🙂
    Qué razón tienes con que le falta el indeterminado a la locución del pozo. Creo que se me perdió antes de mandarlo con la manía de cuadrar las 750, y es muy curioso porque, a pesar de haberlo leído aquí después, no me había dado cuenta, igual, al ser una locución, la mente lo lee sin estar ahí (?).
    Lo de la rima del trueno y el relámpago… no tengo remedio, la primera versión fue que el trueno caía antes del relámpago y con un solo adjetivo, de ahí la secuela que sigue: “en ese orden”.
    Y, no me lo vas a creer, pero antes de estropear ese diálogo estaba tal cual como lo dices, desde luego que queda más armónico.

    Un saludo y nos leemos.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:20
  11. 11. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Pilar

    Me alegra oírte por aquí. Tú también te has adelantado (como siempre, y es que es lo de siempre, y me faltan todavía los dos de abajo).
    ¿Sabes que me has sacado los colores? Te creo que lo dices de corazón pero a mí me cuesta muchísimo escribir, y a los escritores “de verdad” todo les sale fluido, como a los buenos dibujantes.
    Y ya sé que tú tienes debilidad por las descripciones poéticas porque tú escribes así, muy poético, y a mí también me gusta, pero además me gustan los contrastes.
    Lo que comentas del perro es cierto, y dudé, pero al fin y al cabo era un pensamiento repentino y en un sueño, Susana empezaba a tener miedo y el perro le hacía sentirse protegida. Está un poco brusco (tienes razón) pero lo dejé porque al final hago un guiño a ese mismo párrafo con lo de creer en tonterías (de niños creemos en fantasmas y de mayores en lo otro).
    Lo de la muralla lo miraré, sí. Por cierto, me encanta tu frase: “en los sueños una siempre anda desubicada, tratando de avanzar y no se puede” jjjj No hay mayor pesadilla que intentar huir y no poder.

    Bueno Pilar, espérame en el 172 que llegaré tarde o temprano.
    Abrazos

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:57
  12. 12. PerePaella dice:

    Hola Esperanza
    Gracias por pasarte por mi relato, y por tus comentarios, de los cuales tomo nota.
    Decirte que a mi tu relato me ha encantado, destila buen humor y una especie de musicalidad, y eso que trata sobre una pesadilla!
    De verdad, felicidades y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 10:08
  13. 13. Arnoldo Supiar dice:

    Querida Esperanza:

    Te agradezco muchísimo tu comentario más que nada porque no tenías “obligación” de hacerlo. Eres un encanto y espero poder corresponderte comentando el tuyo antes de final de mes.

    Georges Perec es mi autor de culto y tenía muchas ganas de hacerle un homenaje. Su libro más destacado es “La vida, instrucciones de uso” que te recomiendo porque es una delicia, aunque se trata de una literatura muy especial y difícil de leer, pero que aporta mucho si quieres dedicarte a escribir (no es mi caso, escribo para aprender a leer). Pero su cuarta novela es un alarde de literatura que se titula “El secuestro” (en francés, La disparition), pues se trata de una novela de intriga en la que no pasa nada. Lo original de esta novela es que en ella el autor omite la letra “E”, que es la más frecuente en francés. Se ha traducido al español omitiendo la letra “A” que es la más frecuente en nuestro idioma. La siguiente novela de Perec se titula Les Revenentes en la que ¡¡¡solo utiliza la vocal “E”!!! como contrapunto de la La disparition. Te parecerá increíble pero es así. Ese es Georges Perec.

    Humildemente, por mi parte, lo que he hecho en esta breve escena es omitir la letra “i” como tributo al genial escritor francés. La verdad es que cuando estableces estas limitaciones salen textos muy poéticos, tal y como has podido percibir tu misma.

    Muchísimas gracias por tus comentarios, nos leemos, besos,

    Arnoldo.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 12:11
  14. 14. Isan dice:

    Hola R.J. Esperanza:

    Supongo que lo de bramar rayos y refulgir truenos, el relámpago estrepitoso y trueno luminoso obedece al propósito de cuento disparatado tipo Alicia…

    Lo de selva de marañas me parece una redundancia, aunque dentro de toda esta locura habrá que admitirlo. Como admito esta frase tan loca: “Millares de sombras bailaban al son de la brisa entre columnas de sol.” Me parece una frase magnífica.

    Es muy interesante y muy arriesgada tu propuesta. Diría que es genial por alocada. Has hecho un derroche de imaginación. No estoy muy seguro si realmente todo fue un sueño o soñaba que se despertaba del sueño. Casi me gusta esta segunda opción porque el recurso del sueño está muy manido y es muy facilón. Voy a suponer que le dio un infarto fulminante (como a un personaje de mi relato) y se encontró con todo eso que empezó a ser su realidad que le cuesta admitir.

    La sintaxis y los diálogos muy cuidados.

    Ha sido un placer.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 20:36
  15. 15. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Bienvenido, Isan
    Muchas gracias! Pero no sé cómo tomarme tu comentario, primero una de cal y luego otra de arena jjjjjj La verdad, yo no soy consciente de que sea tan disparatado esto, a lo mejor es que estoy un poco pirada y no lo sé!!
    Lo de las marañas: marañas y selva no es lo mismo, así que… 🙂
    Lo de la frase “loca” que dices, es justo la imagen que tenía en mi mente: millares de sombras son las hojas de los árboles, y los árboles son altos al crecer buscando la luz solar dentro del claustro (entre cuatro paredes), y de ahí, y de que las ramas estén unidas (como los plataneros del parque ¿sabes?) pues me salen las columnas de sol (admito, columnas tipo Torre de Pisa… jjjjj).
    Sobre tus dos opciones, no lo sé: al principio no lo escribí como si fuera un sueño, sino como mezcla de fantasía y realidad, pero acabó siendo un sueño, un sueño real, porque yo creo en los sueños, no en el sentido de que al creer se conviertan en realidad (típico tópico), sino porque SON una realidad, son vivencias, así que el sueño de Susana es un paralelismo con lo que siente ella (la angustia del temor a la muerte cercana, los sudores, el dolor en el pecho…). Así que no es ninguna de las dos opciones.

    Bueno, pues gracias de nuevo, me leí tu relato cuando salió, pero a ver si este fin de semana puedo devolver (soy lenta).

    Un saludo y un placer

    Escrito el 20 abril 2017 a las 22:35
  16. 16. R.J. Esperanza Pardo dice:

    PEREPAELLA: Millón de gracias por tu amable comentario, me ha encantado lo de la musicalidad y la pesadilla… y perdona (por 2ª vez) porque no te había contestado. Un abrazo.

    ARNOLDO: Gracias por el piropo! (una hace lo que puede… 🙂 Es interesantísimo lo que dices sobre Georges Perec y no voy a dejar de leerlo, muchísimas gracias. Y tú tb eres un encanto jjjjj

    Escrito el 22 abril 2017 a las 11:03
  17. Hola.

    Comento según leo.

    Entiendo que, como dices, tienes unas erraras en el primer párrafo, así que no voy a decir nada de él.

    Pero en ‘cayó en pozo, un goterón golpeó’ sí que veo un fallo: en vez de una coma pondría unos dos puntos (:). Y le falta un ‘un’ al pozo 😉

    Dos ‘cayó’ demasiado seguidos. Chirría.

    A ver: por definición el trueno es sonoro, el estampido que acompaña al resplandor (el rayo). Un trueno JAMÁS puede ser luminoso.

    En ‘Corrió y, cuando llegó, rodeó la muralla completa buscando una puerta cuando la habría encontrado si hubiera mirado antes a su derecha, así que acabó calada y más que irritada’ me da que falta algo. Un punto, un verbo, no sé, pero algo. No comprendo la frase.

    Fíjate: dices que está la entrada en penumbras (algo que de por sí impide ver algunos detalles, o muchos) y luego te pones a describir paredes, alfombra, etc… No cuadra.

    ‘Ojeó el cuaderno, había listas de nombres’. De nuevo, en vez de coma mejor (:).

    Y en ‘aquel fuerte, no venía’ en vez de la coma mejor un (.), porque cambias el argumento/sentencia.

    En general veo que metes muchas comas en lugares donde yo considero que van puntos o dos puntos. No voy a decirlos todos porque sería repetirme y alargar el comentario de manera aburrida. Así que sigo con otros detalles que veo.

    La escena de perro + gen lobo + marido muerto + hija se me hace muy metida a piñón, un engarce de argumentos demasiado forzado.

    Detalle tonto: ¿brisa dentro de un patio interior? A no ser que se trate de corrientes, suelen ser sitios muy tranquilos. Eso debería extrañar a la prota.

    Y otro: ¿’columnas de sol’, que dan a entender un día despejado y muy luminoso, en medio de una tormenta llena de aparato eléctrico? De nuevo la prota debería empezar a mosquearse.

    Otro detalle tonto: hasta llegar a ‘Millares de sombras bailaban al son de la brisa entre columnas de sol’ no he sabido ver si la escena transcurría de día o de noche. Me parece un detalle de importancia de la escena, sobre todo si vas a jugar con el tiempo atmosférico entre dentro y fuera del ‘fuerte’.

    ¿De repente, en medio de un patio al aire libre, se pregunta si la tormenta ha acabado? ¿No puede mirar arriba y verlo por sí misma? Se me hace difícil de creer. La mentalidad de esta Susana no me está enganchando.

    A ver: las fechas en el libro han cambiado, ¿no? Por qué no dice eso la prota. Se supone que antes las leyó y no notó nada raro. Incluso escribió en el libro de registro (detalle del cuento que sigo sin comprender: qué la lleva a hacer eso; yo nunca lo haría en unas circunstancias como las suyas). Si cuando vuelve las fechas han cambiado ¡que lo diga! ¡que se note que ella ha descubierto ese cambio y que lo vive! Un simple ‘Eran fechas demasiado antiguas’ da a entender que siempre fueron antiguas, lo que implicaría que ella ni se molestó en leerlas, lo que hace aun más atolondrado (e increíble) su comportamiento.

    De nuevo intercambias los atributos de los dos componentes del rayo (relámpago-luz y trueno-sonido). Leyendo los comentarios veo que dices que lo pones de manera intencionada, como guiño al realismo mágico de Gabo. Pese a ello, al menos yo sigo sin verlo. He leído muy poco de Gabo, y creo que nada de lo que encaja en esa definición realismo mágico, pero las definiciones de relámpago y trueno se me hacen tan estrictas (una de un fenómeno visual, el otro auditivo) que no logro verlas intercambiadas. Más que desorden atmosférico (entendiéndolo como un fenómeno anómalo de la atmósfera) se me hace un desorden mental de la protagonista (casi en plan ‘El hombre que confundió a su mujer con un sombrero’). Eso implica que el relato, más que con fantasía, juega con la propia naturaleza de la demencia. Lo siento, pero no lo veo: supera mi suspensión de incredulidad.

    De nuevo se pasa de ‘sentir la tormenta’ en la recepción, a la luz (que implica un día despejado) en el patio. Y ese cambio tan radical de escenario atmosférico (que a mí como lector me descuadra) no queda expresado en el personaje. O Susana es muy obtusa, o tiene un desorden mental, o no me creo que alguien no se dé cuenta de que ahí pasa algo raro y no lo exprese. De nuevo la suspensión de incredulidad se me va al garete.

    Soy de los que detesta el recurso final de ‘todo quedó en un sueño’. Odio por eso mismo Los Serrano y Perdidos: me parece un recurso demasiado fácil, un ‘como no sé cómo salir de este lío en el que me he metido, planto esa salida y ale’. ¿El estar dentro de un sueño justifica todos esos defectos perceptivos de Susana? Si la respuesta es ‘sí’ me temo que, a mi entender, el cuento ha caído en la trampa de la falacia de las historias ‘sueño’ y se ha cargado mi suspensión de incredulidad. Lo siento.

    En definitiva, no he podido conectar con el cuento: no me he visto identificado con la protagonista ni con lo que vive/descubre. Lamento tener que hacer este comentario, pero veo que esto de Susana esperaba en el cementerio se nos ha atragantado a más de uno.

    Un saludo.

    Escrito el 23 abril 2017 a las 01:53
  18. 18. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Gracias por comentar, Juan F. Valdivia.

    Lamento yo también que no hayas conectado con el cuento, ningún problema por mi parte, aprecio la sinceridad y valoro las críticas esmeradas, son de gran ayuda. Ya advertí de mi falta de inspiración con Susana y que me daba con un canto en los dientes aunque solo fuera a uno a quien gustara.

    Discrepo contigo en lo del recurso facilón del sueño (fíjate en el sueño de Alicia, ¿te parece facilón?), ni todo es blanco ni negro y es muy difícil como sabemos aquí encontrar un tema no manido. Intenté dar un toque original a la pesadilla con un final “real” (estaba soñando que moría), aunque sea un final ambiguo. Problema: limitación de palabras (excusa muy manida también) unido a una pretensión demasiado ambiciosa.

    Respecto a los signos de puntuación me gustan todas tus propuestas.

    La frase de la muralla algo habrá que hacer, no conseguí plasmar que empezó a buscar una puerta pero se equivocó de dirección, si Susana hubiera comenzado a buscarla en dirección contraria a la que lo hizo, la habría encontrado sin rodear toda la muralla.

    Cuando se entra del exterior a un recibidor en penumbra no se ve prácticamente nada, al igual que cuando se sale de un ambiente oscuro a la luz del día (evidente), sin embargo cuando nuestros ojos se adaptan a la luz y, además, alguien se ha dejado una lamparilla encendida en el recibidor la cosa cambia y se pueden ver los detalles a los que te refieres, si no hubiera limitación habría puesto la adaptación de los ojos a la luz para facilitar la comprensión, lo que ocurre a veces es que lo que para unos es obvio para otros no lo es (otra vez la excusa de las 750).

    Sobre tus “detalles tontos”, dices: “¿brisa dentro de un patio interior? A no ser que se trate de corrientes, suelen ser sitios muy tranquilos. Eso debería extrañar a la prota.” Te aclaro: En un claustro puede o no haber corriente, patio interior no significa patio cerrado herméticamente, y aunque en este caso se intuye que la hay (el portón se había cerrado de un golpe), la metáfora ” Millares de sombras bailaban al son de la brisa entre columnas de sol” no me sugiere un movimiento rápido provocado por corrientes, sino un baile tranquilo en un claustro tranquilo como bien dices. Y desde luego que “extraña a la prota”, al menos he conseguido que empatices con la situación. La prota en realidad empieza a sentirse incómoda desde el momento en que se cierra de golpe el portón y recuerda la seguridad que le daba su perro y la conversación con su hija sobre los fantasmas (argumento demasiado engarzado).

    Pero esta extrañeza se manifiesta más explícita con la reflexión de Susana: “«Espera, Susana… —caviló— ¿Ha parado ya la tormenta?»” (demasiado sutil al parecer, mejor igual un ¡Mierda! ¿Qué c….. está pasando aquí? aunque como ya tiene cierta edad Susana, hubiera sido mejor un simple “Qué extraño, ¿ha salido el sol?). Lógico que, si no adviertes que Susana está “extrañada” de ver el patio soleado cuando acaba de resguarecerse de una tormenta, no te guste nada mi Susana, máxime cuando no he dicho que tenga un esguince en el cuello para mirar arriba… (750 palabras y excesiva sutileza, debí poner la palabra “extraño”).

    Susana está convencida de que es un edificio turístico y se puede visitar, en algunos museos temáticos se firma y se aportan opiniones en un cuaderno a la salida o a la entrada. Yo puse este dato con intención de hacer creíble su acceso al interior del recinto, pues si no llega a pensar que era un recinto abierto al público Susana no habría entrado. Y no, Susana no reparó en las fechas exactas de las “visitas” cuando esperaba al conserje (“visitas” de quien entra a un cementerio y no sale, supongo que esto está claro). DE nuevo tenía que haber puesto “qué extraño es todo esto…”

    En fin, que admito que mi Susana está como un cencerro porque no ha dicho que está extrañada y que desafortunadamente ha tenido una pesadilla muy poco real.

    Agradezco mucho tus aportaciones. Un saludo

    Escrito el 23 abril 2017 a las 15:55
  19. 19. Laura dice:

    Hola RJ Esperanza Pardo.
    Me has llevado hasta el final de un suspiro. Me gustó mucho lo del desorden atmosférico.
    Si se trata de un sueño es normal que haya ciertas alteraciones, pero sólo nos damos cuenta sobre el final.
    Pero no me ha parecido para nada un trabajo que desmereciese otros anteriores.
    El cierre de sueño permite encajar detalles que parecen discordantes. Pero me gustó el dolor final, que la vuelve a traer a la realidad.
    Fantástico título.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 23 abril 2017 a las 23:30
  20. 20. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Laura!

    Me alegra que te pases por aquí y que te haya gustado mi cuento aprecio mucho tu opinión, con pocas palabras sabes decir mucho. 🙂

    Me pasaré por tu relato en cuanto pueda. Un saludo y hasta el próximo reto

    Escrito el 24 abril 2017 a las 16:05
  21. 21. Zamorano dice:

    Hola, R.J. Esperanza Pardo.

    En primer lugar el relato me ha mantenido pegado a la pantalla hasta el final, me ha gustado bastante.

    El suspense lo has mantenido hasta el final, en ciertos momentos llegue a pensar que Susana estaba muerta, luego se ve que no, pero aún así dejas el final abierto con ese dolor en el pecho.

    En el segundo párrafo repites la palabra cayó hasta tres veces seguida, creo que el segundo se podría haber sustituido por “impactó en un ojo”, y el siguiente por “atizó” o algún sinónimo, de esta forma se evita repetir palabras.

    En una parte del relato no logró comprender qué es lo que le recuerda al perro. Quizás para estos relatos con un máximo de 750 palabras hubiera convenido no mencionarle. Tampoco consigo entender la razón por la cuál recuerda lo que le decía a su hija sobre miedo, hasta ese momento Susana no había mostrado ese sentimiento.

    Personalmente a mi si que me agrada el “bramaban los rayos, refulgían los truenos” cobra sentido al saber que era un sueño. La sintaxis en general también ha sido muy buena.

    ¡Felicidades por la escena!

    Saludos.

    Escrito el 24 abril 2017 a las 21:58
  22. 22. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Zamorano

    Gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado y que haya conseguido mantener suspense, el narrador equisciente ayuda algo. Pensé en no marcar la “R” en el envío y guardarme ese elemento sorpresa para la historia, pero al final no lo hice por cómo acabó.

    Me gusta tu interpretación sobre que has pensado que Susana estaba muerta, y también la de otro comentarista sobre que no sabía si soñaba o se despertaba de un sueño. Este relato me ha salido algo interpretable 🙂
    Lo del verbo “cayó” del párrafo, lo sé… A veces rompo las reglas buscando musicalidad y utilizo alguna rima (como la del relámpago y el trueno); ya me he ganado algún rapapolvo que otro por aquí con alguna cacofonía que utilicé para reforzar un ambiente inquietante. Las reglas se pueden romper, no veo por qué no, si se hace conscientemente y el resultado le satisface al autor. Aunque hay que pensar siempre en los lectores, siempre habrá opiniones encontradas.
    Lo del párrafo del perro tienes toda la razón, está metida con calzador.

    Agradezco tu visita y me paso por tu relato en cuanto pueda.

    Saludos!

    Escrito el 25 abril 2017 a las 10:43
  23. 23. Anael dice:

    ¡Hola R.J.!
    Qué buena historia. Por lo general no me gustan los relatos que acaban con alguien despertando de un sueño, pero el tuyo está muy bien hilado. No parece un sueño al principio, las rarezas sólo aparecen hacia la mitad del texto, y poco a poco se van haciendo más patentes, hasta que despertamos con Susana sintiendo los gusanos en el cuerpo. ¡Puaj! Me pica todo, lo has conseguido.
    A continuación te señalo los detalles que me han gustado y te hago algunas sugerencias, que son como las lentejas, si las quieres las tomas y si no las dejas 😉 . Esta vez no he leído los comentarios de los compañeros antes de comentar, así que perdona si me repito… :
    1. Puntuación:
    a) El aguacero la había sorprendido en el campo, lejos del pueblecito donde disfrutaba de unas tranquilas vacaciones estivales; y ahora miraba absorta caer el chaparrón y como quien mira las olas del mar su primer día de vacaciones en la playa.
    El aguacero la había sorprendido en el campo, lejos del pueblecito donde disfrutaba de unas tranquilas vacaciones estivales, y ahora miraba absorta caer el chaparrón como quien mira las olas del mar su primer día de vacaciones en la playa.
    b) Pero su gozo cayó en pozo, un goterón golpeó de pronto su cabeza y, por mirar arriba, otro cayó en un ojo.
    Pero su gozo cayó en pozo. Un goterón golpeó de pronto su cabeza y, por mirar arriba, otro cayó en un ojo.
    c) Se preguntó a qué época pertenecía aquel fuerte, no venía en las guías turísticas de la zona.
    Hay un cambio de sujeto, por lo que pondría un enlace o un punto para cambiar de frase, pero no una coma. Te pasa en algunos casos más, pero no te los voy a señalar porque tengo la sensación de que es u poco tu estilo de puntuación. El caso es que a mí me cuesto un poco…
    Se preguntó a qué época pertenecía aquel fuerte. No venía en las guías turísticas de la zona.
    Se preguntó a qué época pertenecía aquel fuerte que no venía en las guías turísticas de la zona.
    2. “Lo siguiente que cayó fue un larguísimo relámpago estrepitoso seguido de un corto trueno luminoso.”
    No me suelen molestar las rimas en el texto (yo las hago mucho), pero esta me suena un poco cacofónica ^^’
    3. “En ese orden y muy, muy cerca del gran castaño donde Susana esperaba que cesara la lluvia.”
    Esperaba a que, porque si no es otro verbo. Esperar que: tener la esperanza. Esperar a que: esperar un tiempo.
    4. La atmósfera de rareza se va acrecentando según avanza el sueño y me ha hecho fruncir el ceño varias veces, pensando que las cosas con encajaban. Me gusta, porque sabes recrear esa sensación de que estás en un sueño y todo tiene sentido dentro de él, pero cuando te despiertas todo deja de tenerlo… muy conseguido en mi opinión 🙂
    En resumen, me ha gustado mucho que el final continúe un poco con el sueño. Me ha recordado un poco al cuento del dinosaurio de Monterroso (Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí) al traer parte del sueño a la realidad, y me parece que el contenido del sueño encaja con lo próximo que le puede pasar a Susana. Enhorabuena, me ha gustado mucho el cuento. Creo que cuando termines de pulir puntuación y algún que otro detalle te va a quedar verdaderamente escalofriante 🙂
    Espero que las sugerencias te sean útiles 😉 Si tienes tiempo, me encantaría que te pasaras por mi relato a repartir las collejas literarias que consideres necesarias 🙂 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-43/7740
    ¡Un abrazo!

    Escrito el 26 abril 2017 a las 21:09
  24. 24. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Anael
    Qué bien que hayas venido (¡me encantan tus lentejas!). Me alegro de que te haya gustado. Tienes toda la razón en todo: con lo de la puntuación, el nexo que señalas que une la frase mejor, en cuanto a la rima me confieso culpable en primer grado jjjj ¡qué pena no haber nacido en el romancero español!

    Gracias por aclararme lo de “espera a que” y “espera que” me lo pregunté veladamente y acabó en agua de borrajas.

    Me paso en cuanto pueda, con algún plato. Un abrazo

    Escrito el 27 abril 2017 a las 09:57

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