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Quince de septiembre - por Miriam Torres

Web: https://historiasdethaisite.wordpress.com/

Susana esperaba a que la campana de la iglesia repicara a la hora del Ángelus para atravesar la puerta del cementerio y recorrer el estrecho sendero, hasta llegar al panteón familiar. Allí descansan sus padres y abuelos. Es su pequeño refugio y le gusta pasar tiempo en compañía de sus seres queridos, que siente tan cercanos como en vida. Hay días en los que se siente más cómoda entre los muertos y pasea por el Camposanto, contemplando sus tumbas.
Cada mañana les lleva flores y a veces les lee las cartas que escribe en sus momentos de soledad. Hoy viene a decirles que se casa con Carlos, su novio de toda la vida, la persona que le ha acompañado en los buenos y malos momentos, como día en que aquel conductor ebrio se llevó a sus padres por delante. También, que están en conversaciones con el sacerdote para que les case el quince de septiembre —el mismo día en que se casaron sus padres— y que le gustaría ponerse el vestido de novia de su madre.

—Hoy ha sido el gran día. Por fin nos hemos casado —dice Susana, cogiendo de la mano a su marido—. Todo ha salido perfecto, tal y como habíamos planeado, y los invitados se lo han pasado muy bien —sonríe con melancolía—. Mi suegro me ha acompañado al altar, papá, y no he podido contener las lágrimas al acordarme de ti. Perdonadme porque os prometí que no lloraría el día de mi boda, pero no he podido evitar emocionarme al recordaros. En días como hoy es cuando más noto vuestra presencia porque sé que habéis estado acompañándonos. Hoy hemos roto todas las tradiciones habidas y por haber, y quiero regalaros esto —retira un ramo de flores secas y coloca su ramo de novia.

Susana camina por el cementerio, acariciando su alianza de casada. Espera a que repiquen las campanas para volver a verle, pues hace varios días que no acude a visitarla, y ahí está. Sabía que hoy, quince de septiembre no podía faltar a su cita. Se acerca a él y pone la mano sobre su hombro.

—Feliz aniversario, cariño —observa el ramo de novia, con las flores secas por el paso del tiempo—. Ya sabes que vengo a verte siempre que puedo pero estos días he tenido mucho trabajo, perdóname… —se emociona. A pesar de que hace años que no está, se le sigue formando un nudo en la garganta—. Hugo pregunta por ti cada vez más y no sé que hacer. Le enseño nuestras fotos para que vea lo felices que éramos juntos pero a veces me cuesta mucho responderle, hablarle cómo eras y todo lo que nos querías… —suspira y Susana le acaricia para secarle las lágrimas, olvidando que no puede hacer nada para consolarle—. Se parece mucho a ti. Siempre tiene una sonrisa en los labios y un libro entre las manos, es una esponja, insaciable y muy curioso. Me encantaría que estuvieras aquí para abrazarle, aunque sé que viajas a nuestro lado. Te siento conmigo y, a veces, creo que hasta podría tocarte.

No se equivoca. Susana envuelve su cuerpo por la espalda en un abrazo invisible y apoya la cabeza para sentir su respiración. Pensaba que una vez muerta dejaría de amar pero no es cierto. Cada vez que le ve siente alivio al saber que no se olvida de ella, pero también dolor.

—Hugo habla contigo todas las noches, ¿te lo puedes creer? —esboza una sonrisa—. A veces dice que te ve caminando por la calle, o en el jardín, con un vestido blanco. «Como un hada, papá», dice. Tiene una imaginación desbordante, en eso también se parece a ti, y no quiero quitarle la ilusión, cielo. No quiero explicarle lo que ocurre cuando alguien muere, que no es posible volverte a ver. Y en el fondo, me gusta pensar como él, que no te has ido y que sigues con nosotros cada día.

Susana llora de felicidad y tristeza al mismo tiempo. Daría lo que fuera por materializar ese abrazo y sentir el calor de su marido, pero debe conformarse con verle frente al panteón.

—Hola mamá —suspira—. Nunca he tenido valor para venir a verte pero hoy es quince de septiembre y también es un día especial para mí —sonríe nervioso, aflojándose la corbata—. Ella es Yolanda y ha querido traerte esto.

Hugo se agacha a colocar el ramo de novia de su mujer, junto al de su madre, ante la mirada de Susana.

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5 comentarios

  1. 1. Josefa Martín González dice:

    ¡Muy tierno y emocionante el relato!. Me ha gustado. Lo único que echo en falta es que al no poner el nombre del esposo de Susana, no queda claro al principio, de que ella también ha muerto, pero luego lo aclaras. ¡Enhorabuena.
    Saludos,
    Fefa Martín

    Escrito el 18 abril 2017 a las 11:49
  2. 2. Marikiya dice:

    Hola Miriam;
    Tu relato me ha resultado muy emotivo y soñador. Un texto fluído y dinámico.
    La forma en que narras la historia separando en distintas estapas la vida de Susana me parece muy acertado puesto que consigues resumirla en pocas palabras.
    Has conseguido engancharme desde el principio y me has hecho sentir diferentes emociones durante la lectura. Gracias por ello.
    ¡Buen trabajo!
    Un saludo.
    Estoy en el 228 por si quieres leerme.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 21:54
  3. 3. guiomar de zahara dice:

    Mirian: lo primero es decirte que tu historia me ha gustado, pero… el principio es un poco farragoso, espeso: cuentas muchas cosas seguidas, sin casi dar tiempo a respirar.Susana pasa de estar recién casada a estar al otro lado; de alguna manera podías decir… ha pasado el tiempo y ella nerviosa espera a su marido acariciando su alianza… es solo una sugerencia.
    También me parece que al decir …pensaba que al estar muerta ya ..si ya has dicho lo del brazo invisible, se sobreentiende que no está viva.
    estas pequeñas cosas no tienen demasiada importancia pero se hace algo pesada la lectura , en cuanto la historia es ligera y tienes ganas de leer el final.
    te seguiré leyendo.

    Escrito el 21 abril 2017 a las 17:48
  4. 4. Patricia Luna dice:

    Hola!!!!
    Me gustó tu relato, está bien logrado pero coincido con guimar de zahara en que esos pequeños detalles quitan un poca la fluidez.
    Si puedes pada por el mío que está en el 50
    Continuaremos leyéndonos.

    Escrito el 23 abril 2017 a las 02:48
  5. 5. Matilde dice:

    Hola, Miriam.
    Te agradezco el tiempo que te has tomado para hacer el extenso comentario de mi relato. Es agradable que otras personas nos lean y aunque a veces no compartamos sus correcciones, siempre aprendemos de ellas y nos hacen reflexionar que para mí es muy importante.

    “Es su pequeño refugio y le gusta pasar tiempo en compañía de sus seres queridos, que siente tan cercanos como en vida. Hay días en los que se siente más cómoda entre los muertos y pasea por el Camposanto, contemplando sus tumbas.”– Me parece raro este párrafo, repites…

    Me pierdo un poco, pasas del pasado al presente sin que lleve sentido…
    Fíjate que parece que es el mismo día que vienes a decirles que te casas y que te has casado.
    “Mi suegro me ha acompañado al altar, papá, y no he podido contener las lágrimas al acordarme de ti.” A este párrafo le falta algo.

    Al final descubro la historia pero me ha costado entenderla. Lo que cuentas es emotivo: diferentes etapas de la vida en la que se suceden las generaciones con el mismo apego por los muertos y su gusto por visitarlos en el cementerio.
    Saludos

    Escrito el 27 abril 2017 a las 21:35

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