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LA MELODÍA DEL SILENCIO - por Bea

Susana esperaba. Sentada esperaba el momento oportuno en el que las lágrimas decidieran dejar de correr por sus mejillas, en uno de los bancos de mármol de lo que a simple vista hubiera parecido un simple parque, de no haber sido por todas las lápidas que adornaban el suelo.

En un último intento por deshacer el nudo que se había formado en su garganta, echó la cabeza atrás dejando que la fría brisa matutina acariciara todos y cada uno de los rincones de su cara: sus ojos hinchados y enrojecidos, sus mejillas bañadas en lágrimas y su nariz irritada. Respiró hondo una última vez antes de levantarse de su asiento y dirigirse hacia una de las muchas lápidas del camposanto.

Unas tímidas letras color dorado destacaban en la nueva y aún reluciente losa identificando al hombre que antaño muchos habían querido, algunos incluso adorado. Dirigió sus manos a la funda que había depositado en el césped, junto a ella y la abrió cuidadosamente descubriendo su interior.

Contuvo el aliento un segundo, sobrecogida ante la belleza del violín que había recibido como herencia de aquel cuya lápida ahora visitaba religiosamente. Después, decidió dar permiso a sus dedos para que admiraran la delicada madera así como cada una de las curvas del preciado objeto. Finalmente lo agarró cuidadosamente y se lo apoyó en el cuello dispuesta a darle uso a todas y cada una de las finas cuerdas que adornaban el magnífico objeto.

Posó el arco sobre las cuerdas de forma pausada, casi como esperando el momento oportuno en el que el violín le susurrara al oído el instante exacto en el que dar comienzo a su conciertillo. Cerró los ojos queriendo captar los sonidos del mundo que la rodeaban pero lo único que encontró fue el descorazonador silencio de un camposanto un día cualquiera por la mañana, nada más.

En ese mismo instante un escalofrío la sacudió de arriba abajo y comenzó a tocar, casi como si hubiera entendido aquel espasmo como el coletazo de salida a alguna de las melodías cuidadosamente ensayadas en sus ratos libres. Sin embargo, en lugar de eso decidió tocar la única conjunción de notas que nunca le había gustado, puede que por su dificultad técnica o puede que por las sensaciones que le producía el tocarla.

El silencio de aquel lúgubre recoveco del mundo se vio invadido de pronto por una melodía que llegaba a todos y cada uno de los rincones más insospechados. Permaneció allí tocando un buen rato frente a la lápida cuyo nombre no soportaba ver grabado, hasta que no pudo soportarlo más y tuvo que parar o rompería a llorar de nuevo como un niño al que le hubieran arrebatado su juguete favorito, era una sensación terrible.

—Bonita melodía —Dijo de pronto una voz proveniente de su derecha.

—¿Qué? — Susana no hubiera podido disimular el asombro de haberlo querido.

—Vaya, siento haberla sobresaltado. Estaba visitando la lápida de mi mujer y de pronto he escuchado una melodía, la he seguido y bueno el resto es historia —Le explicó el hombre de mirada triste pero amable.— ¿Familiar o amigo?

—Comenzó siendo un amigo, luego, con el tiempo, se convirtió en mi familia.

—Vaya lo siento muchísimo.

—Sí, y yo. Le doy el pésame a usted también por su mujer.—Le dijo Susana a su curioso acompañante mientras comenzaba a guardar nuevamente el violín en su funda.

—Gracias, era una mujer extraordinaria —Dijo el hombre cuya mirada se entristeció aun más—. Oh, vaya, disculpe mis modales, me llamo George.

—Encantada, yo soy Susana.

—Encantado. Me preguntaba… ¿le apetecería dar un paseo junto a este viudo?

—La verdad es que…me encantaría pasear junto a usted George.

—Por cierto, ¿puedo preguntarle por el nombre de la melodía que tocaba? Soy un gran entusiasta de los conciertos de violín, sin embargo no creo haber escuchado nunca tal melodía.

—Lo cierto es que nunca me molesté en nombrarla. La compuse en tiempos oscuros y no me trae muy gratos recuerdos.

—Pues déjeme decirle que a mí me ha parecido una melodía preciosa. ¿Qué le parece si le ayudo a ponerle un nombre? Dicen que las cargas compartidas son menos pesadas.

Día tras día los desconocidos fueron convirtiendo su tristeza en uno de los cariños y amor más grandes de los que aquellas lápidas habían sido testigos. Fue así como, juntos, consiguieron darle nombre a aquella triste melodía conocida de aquel en adelante por las futuras generaciones como la melodía del silencio.

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7 comentarios

  1. 1. Alberto C. dice:

    Hola Bea.

    Me ha gustado mucho, sobretodo la George. De verdad me gustaría encontrármelo por ahí y charlar. En cambio, Susana no me ha gustado tanto, aunque entiendo su sentimiento. Apagada y tímida, no sé; es la sensación que me ha dado. ¡Para nada digo que sea un mal personaje! Solo que no está a la altura de su compañero.

    Por cierto, el título me parece genial; has dado en el clavo.

    ¿Alguna pega? Bueno, falta alguna coma que otra, como en el diálogo cuando pones
    -Vaya lo siento muchísimo.
    Detrás del “vaya”, va coma. Tal y como has puesto un par de líneas más arriba.

    Nada más, me ha gustado mucho tu pluma, sin duda te buscaré en la recopilación de relatos del mes que viene. Por si te quieres pasar, estoy en el 215.
    ¡Un abrazo! c:

    Alberto C.

    Escrito el 17 abril 2017 a las 16:46
  2. 2. Alycia dice:

    Hola Bea:

    Algunas cositas que te señalo:

    Ojo a las rimas internas del texto (“En un último intento por deshacer el nudo que se había formado en su garganta, echó la cabeza atrás dejando que la fría brisa matutina acariciara todos y cada uno de los rincones de su cara: sus ojos hinchados y enrojecidos, sus mejillas bañadas en lágrimas y su nariz irritada”)

    Alguna repetición de palabras (Permaneció allí tocando un buen rato frente a la lápida cuyo nombre no soportaba ver grabado, hasta que no pudo soportarlo más, “melodía también se repite varias veces al final del texto”)

    Me gusta la historia, me parece creíble, la soledad y cómo a veces esta une a las personas.

    Me ha gustado especialmente la primera parte del relato, me has hecho imaginarme la escena al completo, movimiento a movimiento de Susana, así como entrar en su estado de ánimo.

    Quizás el párrafo final cierra demasiado el relato, hubiese preferido un final más abierto, pero bueno, para gustos, hay colores, ¿verdad?

    Saludos,

    Alycia

    Escrito el 17 abril 2017 a las 21:36
  3. 3. Earendil dice:

    Hola, Bea, gracias por pasar tan pronto por mi relato ¡te me has adelantado! Eres uno de los tres que me tocaba comentar.
    Empezando por el título, calificaría tu historia como romántica. Buena cuenta de ello es el lenguaje que has utilizado en toda la narración, con muchos adjetivos y descripciones detalladas. Pero…¡atención a lo que te señala Alycia con las rimas! Yo también las había notado y, además, algunas descripciones quedan un poco encorsetadas, casi clichés.
    También quería señalarte otras “cositas”:
    * Has utilizado dos veces la expresión: “TODOS Y CADA UNO”
    1ª. Párrafo segundo: “…echó la cabeza atrás dejando que la fría brisa matutina acariciara todos y cada uno de los rincones de su cara”
    2ª. Párrafo cuarto: “El silencio de aquel lúgubre recoveco del mundo se vio invadido de pronto por una melodía que llegaba a todos y cada uno de los rincones más insospechados.”
    * En el cuarto párrafo también has utilizado tres veces un adverbio acabado en -mente, religiosamente, cuidadosamente y finalmente, amén de tres más a lo largo del texto (cuidadosamente repetido en dos ocasiones) Recuerda que su uso está considerado un recurso fácil, el camino corto, podríamos decir.
    * En esta frase. “—La verdad es que…me encantaría pasear junto a usted George.”___tras usted, falta una coma.
    * También coincido con Alycia en cuanto al último párrafo. Queda muy encorsetado, demasiado romántico para mi gusto (está claro que esto es solamente una opinión personal, tan buena o mala como cualquier otra. Se nota que el romanticismo no es mi fuerte ☺)
    Pese a ello, te felicito por tu trabajo. Al menos para Susana y George, el cementerio fue algo más que la tristeza de la falta de un ser querido.
    Un saludo.
    Nos leemos.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 17:54
  4. 4. Nira Morland dice:

    ¡Hola, Bea!

    Me gustaría aportar alguna opinión nueva, ya que lo que se ha comentado previamente son pequeños “errores” de edición (comas, expresiones repetidas…), que en mi opinión no dependen del estilo de escritura en sí mismo. Pero los comentarios son tan detallados que ya poco queda por decir.

    Lo primero, comentar que el título está muy bien elegido. Parecía ser un nombre algo cliché (me recordó a “La sonata del silencio”, de Paloma Sánchez-Garnica y a “La música del silencio”, de Patrick Rothfuss), pero creo que capta muy bien la esencia de esta historia.

    Las descripciones del momento en el que Susana toca el violín son muy detalladas, a veces casi demasiado, lo cual me parece difícil de conseguir. Casi logramos escuchar la canción, o más bien, el sentimiento que ésta le evoca a Susana.

    Por último, sin saber si Earendil o Alycia opinan desde un punto de vista más académico, me gustan las rimas internas en el texto, sin saber si era tu intención o no incluirlas. El lenguaje poético, bien usado y sin recargar demasiado un texto, logra transmitir perfectamente las emociones de la protagonista, y en este relato en concreto me parece apropiado el uso. Es cierto que puede ser algo complejo, pero yo creo que con un poquito de práctica se pueden fusionar perfectamente la prosa y el lenguaje lírico.¡Te animo a ello!

    Un placer leerte y ¡muchas gracias por comentar en mi relato!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 23:30
  5. Una historia muy bonita, Bea, sensible y delicada, la del encuentro de estos dos seres que se encuentran a una altura importante de la vida y se compenetran. Un relato emotivo, bien escrito, sentimental es verdad y también melancólico, pero siempre positivo.
    Saludos.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 16:48
  6. 6. Laura dice:

    Hola Bea.
    Has logrado una historia dulce. Me ha gustado mucho la forma en que has tratado los sentimientos de Susana.
    Lo que me ha chirriado es el diálogo de presentación, demasiado artificial para mi gusto. Pero nada que desmerezca el trabajo.
    Felicitaciones.
    Hasta el próximo mes

    Escrito el 23 abril 2017 a las 23:19
  7. 7. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Bea

    Nos has dejado un bonito relato escrito en un tono muy lírico. Me ha gustado la moraleja de tu “Melodía del silencio”, yo lo he interpretado como un guiño a la esperanza, y es que, a veces, en los momentos amargos de la vida surgen nuevos horizontes. Como suele decirse: el futuro no está escrito.

    Tu texto es claro y no hay fallos graves. Sí es cierto cosas que te han comentado: alguna palabra repetida, frases demasiado largas donde faltan signos de puntuación, y alguna redundancia para expresar un mismo concepto (y en un relato tan corto se está restando espacio para el conflicto que debe haber siempre).

    El tono del texto es muy lírico (personificaciones, circunloquios, metáforas…), y creo que hay que servirse de estos recursos estilísticos para aportar belleza, originalidad… Las metáforas, por ejemplo, son un torrente de información, y aportan más información que varios adjetivos en una frase juntos.

    También es conveniente cambiar la sintaxis de las frases, para variar el ritmo y que no resulte monótono.

    Bueno, Bea, espero haberte aportado algo, ya que no soy ninguna experta, son solo sugerencias de tipo formal, y de una lectora más.

    Hasta la próxima lectura y un cordial saludo

    Escrito el 27 abril 2017 a las 18:33

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