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LA ESPERA - por JOSE MARIA MOYA BAENA

Susana esperaba en la entrada del cementerio de la Almudena. El día era gélido, como esos buenos días de Madrid, en invierno. Últimos días de Enero. Sus tacones repiqueteaban sobre el suelo en su nervioso paseo arriba y abajo, fumando, mientras esperaba.

Un nuevo cortejo fúnebre entró por la puerta principal, el coche funerario, y la retaila de coches que le seguían. Cómo los patitos siguen a su madre. Era el cuarto cortejo que había visto en la mañana.

Se detuvo a observar la parada que siempre ocurría en la entrada, en las capillas situadas nada más pasar la entrada. La bajada de los familiares y amigos de los coches, el dolor de los familiares más directos, el bullicio de los conocidos o de la gente que lleva tiempo sin verse. El sutil contacto de la vida y la muerte. Recordó una frase que le decía su padre desde que era niña: “desde que naces empiezas a morir”.

Qué razón tenía. Aún se preguntaba qué hacía allí. Esperando. Pero realmente ¿Qué esperaba? O mejor dicho ¿Por qué esperaba? Le estaban entrando unas ganas locas de salir corriendo y mandar la cita a paseo. Sabía que no tenía solución, aunque pensaba que merecía una segunda oportunidad, todo el mundo la merece ¿o no? Y ella se lo merecía.

Su vida era un torbellino desde que recibió la noticia. Le costó hacerse a la idea, aceptarlo ya fue un poco más difícil. Pero al final lo hizo. Y ya estaba a punto de superarlo. O eso pensaba.

Cuando aparecieron toda su seguridad interior se vino abajo, en un desplome de sentimientos que la dejaron al borde del llanto, de la histeria, o de la risa. Realmente no sabía qué hacer, llorar, reír, saltar o correr. Era un torbellino de emociones difícilmente controlable. Era imposible pensar, solo tenía tiempo para mirar.

Se acercó corriendo al coche que se aproximaba a la entrada., casi al borde de la histeria. Cuando se detuvo, se quedó quieta frente a él. La puerta trasera se abrió lentamente, bajaron un hombre y una mujer mayor. El hombre saludó a Susana, cordialmente.

– Susana, ¿Cómo estás?
– Bien.
– Te presento a tu madre.

Y sus ojos se llenaron de lágrimas. Por fin dejaría de ser una niña robada.

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6 comentarios

  1. 1. K.Marce dice:

    Saludos José María:

    Antes que nada, he llegado a tu texto, porque decidí leer tres al azar. También te notifico que yo no participo este mes en el taller. Te invito a que leas a otros, los comentes y sigas las reglas del taller.

    No había leído nada tuyo. Así que te informo que suelo mencionar las mejoras en primer lugar y concluir con los halagos.

    En cuanto a la forma (escritura): He notado que has usado la repetición de palabras. Algunas demasiado cercanas las unas de las otras. Se acepta cuando es para marcar o hacer énfasis en una idea; pero aquí creo que se te han escapado.

    Te marco algunas, para que las notes:
    «Se detuvo a observar la parada que siempre ocurría en la entrada, en las capillas situadas nada más pasar la entrada. La bajada de los familiares y amigos de los coches, el dolor de los familiares más directos, el bullicio de los conocidos o de la gente que lleva tiempo sin verse.»
    Hay dos “entrada” y dos “familiares”, adicional que hay cocofonía con “parada”, “bajada”.
    Esto suele ocurrir cuando escribimos de corrido, nuestra mente aún mantiene las palabras que hemos escrito con anterioridad, y volvemos a usarlas, sin medir que se repiten. Esto se corrige con lectura y relecturas de lo que escribimos, y con la idea que podemos cambiar el texto para mejorar aún cuando la idea nos gusta. También hacer uso de los sinónimos o con cambiar el orden de las palabras, podemos alterar la fónetica preservando la idea original.
    *** Solo para mostrarte, te doy una idea:
    «Observaba la parada que siempre ocurría en la entrada, en las capillas situadas al pasar el umbral. Parientes y amigos bajabando de los coches. El dolor de los familiares más directos, el bullicio de los conocidos o de la gente que lleva tiempo sin verse.»
    También hay mucha repetición de la palabra “esperaba” y sus variantes “espera, esperando, esperaba”. Adicional que estás están cercanas a palabras con terminación -ando, -ado, etc. Lo que crea cocofonía. Ocurre de igual manera, con las terminaciones -mente. Hay cinco, por lo que en una escena de este número de palabras, son muchas. Es mejor evitar las terminaciones en -mente, a no ser que la frase no se comprenda o se vea comprometida con la versión simplificada: en realidad, difíciles de controlar,con lentitud, etc.

    *La forma de construcción de los diálogos. Esta es la correcta:
    —Susana, ¿cómo estás?
    —Bien.
    —Te presento a tu madre.

    Recuerda que la primera palabra siempre va pegada a la raya. En el caso de llevar, acotaciones narrativas esta es la manera:
    —Susana, ¿cómo estás? —la saludó cordialmente
    —Bien —respondió.
    **Siempre que usas coma, la palabra continúa en minúscula, aún dentro de ¡! o ¿?. A no ser que la frase tenga punto obligado.
    —Susana —dijo cordialmente—. ¿Cómo has estado?

    Contenido: No termino de comprender, si Susana está en ese lugar, como un sitio de encuentro, o porque ella es familia de alguien que falleció. En el caso que sea el primero, es demasiado preámbulo, y el lugar es el menos indicado para un “reencuentro” si fuera de esa manera, aunque quizá el reto obliga a ese punto. Si es parte de la razón de su presencia y “encuentro”, hace falta el conector de quién es el fallecido. Asumo, que en caso de ser un familiar, no creo que sea el padre; ya que él parece haber fallecido mucho más tiempo atrás. Tampoco queda claro, porque razón ella se llama a si misma “niña robada”, cuando con anterioridad, se nos indica que ella quiere dar y darse una oportunidad. (Una forma de perdón).
    En general, la idea aunque si bien no me ha quedado muy clara, sí me parece interesante el transfondo de lo que le ha ocurrido a Susana. Sería interesante saber, que pasó, porqué y quién es ese caballero misterioso. Por qué no conocía a su madre, pero sí a su padre. Si acaso él la robó a una familia, o a su ex mujer… en fin.

    Espero que todo lo que te he mencionado, lo recibas con el mismo buen ánimo que te es entregado, con el fin de mejorar. Creo que todo puede y merece mejorarse.

    Espero sigas las reglas del taller, comenta a los tres que te siguen, lee y comenta a discresión. Aprendes comentando y leyendo los comentarios a otros. Y mientras más comentes, otros gentilmente, te devolveran la visita. Enhorabuena.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 19 abril 2017 a las 06:21
  2. 2. Gaia dice:

    Luego de tan buen y preciso comentario, me resta decir que me ha gustado tu historia y que cumpliste con el reto
    Puedes visitar a mi Susana en el 145

    Escrito el 20 abril 2017 a las 00:19
  3. 3. Rigo dice:

    Saludos José María!

    Lo que me ha complicado más la lectura de tu relato son las constantes repeticiones de palabras que hay a lo largo del mismo. Te sugiero que revises el texto una vez lo hayas terminado con el fin de eliminar los errores que encuentres.

    Tu historia me ha parecido algo confusa, creo que algo más de detalle en los últimos diálogos podría mejor explicar el encuentro final de Susana y su madre.

    Te invito a seguir escribiendo, ya que la práctica es lo que nos hace mejores escritores.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 15:20
  4. 4. lunaclara dice:

    Hola José María: veo que hay mucha gente nueva en el taller, eso es muy bueno, más oportunidades para enriquecernos.
    El primer compañero ya te ha dicho las cosas que he visto.

    Escribes bien, describes bien. Solo que la comparación con los patitos del inicio no me parece la más adecuada, por el contexto en el que transcurre la escena.
    El final no me lo esperaba tampoco. No me cuadra en la historia, no lo dejas caer antes en ningún momento. Tampoco dices por qué se encuentran en el cementerio precisamente…. O a lo mejor sí, y se me ha pasado.
    Buen relato.

    Lunaclara.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 11:03
  5. Hola, José María:

    Me ha gustado tu relato, cómo lo has escrito, salvando algunas cuestiones ortográficas que te aclaro, y el tema. He supuesto que eres español por lo de los niños robados, aunque seguro que ocurra en muchos lugares. Creo que por eso el primero que te comenta no lo comprende.
    Después de su extenso comentario con muchas aportaciones, solo tengo que decirte lo siguiente:

    -El coche funerario y la retaíla (no se pone coma delante de y).
    -Pero realmente…, ¿qué esperaba?
    -O mejor dicho, ¿por qué esperaba?
    Cuando estás hablando y se interrumpe el parlamente con una expresión interrogativa o exclamativa que forma parte de la misma frase, se escribe entre comas y la primera palabra con minúsculas, ya que forma parte del mismo enunciado. De no ser así, la frase incial se queda incompleta.
    -Detrás de “Cuando aparecieron” va coma antes de “toda su seguridad…”, ya que es un complemento circunstancial de tiempo que se antepone y siempre se separa con comas del resto de la frase. Simplemente se comprende mejor, porque de no estar la coma tienes que retroceder para comprender qué se está diciendo.
    Me ha gustado mucho la frase “Desde que naces empiezas a morir”. La escuché por primera vez en una entrevista a José Luis Sampedro y no es habitual que se piense así, aunque es la realidad.
    Soy el 43, por si quieres pasarte: https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-43/7597

    Un saludo

    Escrito el 22 abril 2017 a las 17:30
  6. 6. LUIS dice:

    Hola, José María. Soy luis(42). Bonita historia y el final sorprendente. Solo me incomoda la comparación de los patitos con el coche fúnebre, quizá hay comparaciones más adecuadas. De todos modos felicidades. Un abrazo.

    Escrito el 26 abril 2017 a las 17:59

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