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Dos partes de un corazón difunto - por Denis Enamorado

Susana esperaba. Ya estaba acostumbrada a aquel incomodo ritual, de llegar cada sábado y domingo y sentarse en la tumba de su amado, a deshojar un ramo de margaritas. Esperando vanamente que el último pétalo en algún momento le indicara que su amor había sido correspondido.

«No me quiere» era la única respuesta, sin importar el orden en el que hubiera comenzado. Siempre criticó y designó como un acto infantil y cursi deshojar margaritas, hasta que en su deseo de saber que no desperdició su juventud en la esperanza vana de ser correspondida en su amor, lo intentó una vez y desde ese momento se convirtió en un acto obsesivo, y que no pararía hasta escuchar la respuesta anhelada.

Ver aquella alfombra amarilla hecha de pétalos, que por alguna extraña razón al día siguiente desaparecía y leer aquel epitafio: «Amado y fiel esposo, la eternidad nos reencontrará en un abrazo infinito», le causaba cierto escozor y le recordaba consultar a cada momento su reloj, tenía que estar muy pendiente que a las 3:45 PM y coincidiendo con el deshoje de la última flor; debía abandonar sin demora el cementerio o corría el riesgo de encontrarse con la viuda.

Aquella tarde por un imperdonable error el ramo llevaba más margaritas de las acostumbradas, por lo que al terminar de deshojar el último pétalo amarillo, con el mismo, se dio cuenta, presa del pánico que faltaban cinco minutos para las cuatro de la tarde. Se levantó de prisa y se dirigió a la capilla de acceso. Al llegar a la puerta, sus entrañas se congelaron al ver aparecer en la puerta de salida del pequeño recinto, la robusta silueta de Amelia, la mujer con la que tuvo que compartir el amor de Facundo, la que además era su tía.

El aspecto imponente y severo de aquella mujer, siempre le inspiró un miedo atroz, miedo que solo pudo ser vencido por la pasión que despertó en ella su tío político. Ahora por fin estaban frente a frente las dos partes de un corazón difunto, frías y marchitas se repelían como los dos polos negativos de un imán.

Susana no pudo articular ninguna palabra y fue Amelia quien tomó la iniciativa.

— Hasta que la tengo de frente Susanita — dijo Amalia con cierto desdén.

— ¡Tía! — balbuceo Susana sin alcanzar a escucharse a sí misma, paralizada por los nervios.

— Veinte años más tarde de lo que yo hubiera querido — continuó la mujer mayor.

— Yo… — intentó Susana dándose un poco de valor.

— ¡Yo nada Susana! —La interrumpió Amalia— no me importa que se metiera con el desgraciado —hizo una breve pausa — lo que me jode es que no respetara la sangre —continúo, y para rematar le dijo: — Salió igual a su madre, que no se podía resistir al primer espantapájaros que le pelara los dientes.

— No le voy a permitir… — trató de replicar Susana en un tenue arranque de dignidad.

— Usted me permite lo que me dé la gana — la calló Amalia con tono suave pero autoritario.

—Mire como la secó —siguió diciendo — usted tan joven y cuesta distinguir quien es la más vieja de las dos, por lo menos no la preñó. …eso sí que no se lo hubiera perdonado.

Ya en ese momento Susana estaba resignada a recibir todo lo que viniera de su tía.

—Hasta eso, que ni siquiera pegaba hijos el infeliz — dijo la viuda con cierto aire de satisfacción y continuó- aunque por lo visto usted si quedó bien pegada, porque para andar deshojando florcitas hay que estar bien jodida —y concluyó el comentario casi al borde de la risa — ¿Qué culpa tienen las pobres flores?
Al escuchar esto último Susana se sintió desarmada, abierta en gajos, deseando que aquella escena terminara de una vez. Para su alivio, Amelia había terminado por ese día.

—Bueno, yo sigo a lo mío. Usted váyase, pero todavía no terminamos — le dijo y sonó más como a una madre reprendiendo a una hija descarriada.

La tía, avanzó firme hacia la puerta donde se encontraba Susana, quien se apresuró a hacerse a un lado, para no impedir el paso de la señora que se dirigió hacia la tumba de Facundo y sin detenerse ni mirar hacia atrás, le dijo:

—Mañana véngase a las cuatro, que estos turnos no deben dejar descansar al holgazán de su amado. —dijo esto último con cruel ironía. Y remató— ¡Ah! y traiga flores de plástico, estoy cansada de limpiar sus porquerías —y se alejó.

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7 comentarios

  1. 1. Servio Flores dice:

    Hola Denis.
    ¡Que excelente la forma en que narras! Esos diálogos tan duros y sutiles que le inyectas a los personajes, esas rutinas que hacen que los veamos como seres ya conocidos.

    A medida voy leyendo tus relatos me llama la atención esos finales, con algún dejo de sarcasmo que dejan un buen sabor, entre la complacencia total y el deseo de querer saber que más puede ocurrir.

    ¡Mis sinceras felicitaciones!

    Escrito el 17 abril 2017 a las 14:21
  2. 2. Héctor Romero dice:

    ¡Felicidades Denis! me ha gustado tu relato, sentí hasta el semblante duro y sarcástico de Amalia y la actitud humillada de la Susanita. Ese final está espectacular, así que adelante y a escribir esclavos.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 03:21
  3. 3. Don Kendall dice:

    Hola Denis,
    Según la norma me corresponde hacer una reflexión pública sobre tu trabajo.
    Antes de entrar en materia, agradezco que pongas el escrito a disposición para aprender y disfrutar de él. Señalo especialmente que mi opinión (despreciable como la de cualquiera, como es notorio) es resultado de mi interés como lector empedernido.
    A – En cuanto a la morfología por decirlo de algún modo, encuentro alguna cosa que me llamó la atención:
    A1 – En primer párrafo , falta una tilde «Ya estaba acostumbrada a aquel incomodo ritual».
    A2 – En los párrafos DOS, TRES, CUATRO, encuentro cierta complejidad en la utilización de oraciones compuestas, que no favorecen la lectura. Así hay amalgama que me parece innecesaria de subordinadas y copulativas. Tal vez el relato en esa fase inicial de planteamiento pudiese quedar más ágil si se utiliza el punto y seguido y oraciones simples. Quizá pudiese ayudar a eso la elección de un punto de vista más focalizado desde la propia Susana (aún manteniendo el narrador en tercera persona tal como lo planteas).
    A3 – En la frase «Hasta que la tengo de frente Susanita», chirría la utilización de la preposición hasta + que + indicativo. La verdad es que es una preposición que vale para casi todo, pero cuando se utiliza con el “que” es casi obligatorio utilizar el subjuntivo. No obstante es tu elección y solo señalo lo que me llama la atención ;-).

    B – En cuanto a la pragmática :
    B1 – Me ha gustado la anécdota y sobre todo me ha gustado la trama. En especial la segunda parte, ( incluído el párrafo CINCO ).
    En mi opinión (ya sabes jeje…) quizá haya exceso de incisos en los diálogos. Como lector he probado a leer sin ellos y en general no son necesarios. Quitándolos agilizan bastante el relato, ayudando así a que los personajes no estén tan encorsetados por el “autor explícito” . Además el posible lector no necesita tanto que lo lleves de la mano.
    Con tu permiso, te propongo una estructura alternativa de uno de los párrafos, suprimiendo un inciso y recolocando otro. Por ejemplo :

    —Hasta eso, que ni siquiera pegaba hijos el infeliz —dijo la viuda—. con cierto aire de satisfacción y continuó- Aunque por lo visto usted si quedó bien pegada, porque para andar deshojando florcitas hay que estar bien jodida.
    Concluyó el comentario casi al borde de la risa
    —¿Qué culpa tienen las pobres flores?

    En resumen, un trabajo para el taller donde ofreces un estilo impecable y creíble de como levantar personajes y su interacción. Me gusta y tomo nota con el agradecimiento que corresponde.
    También por resumir, tal vez mereciese la pena que tu “autor explícito” desapareciese un poco de la escena y dejases que esos personajes brillasen como merecen. Déjalos que crezcan ;-), y deja que el lector desarrolle un poco su imaginación, que es seguro que la tiene 😉
    Un abrazo y nos seguimos leyendo

    Escrito el 18 abril 2017 a las 09:41
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola Denis.
    Me ha gustado mucho tu historia. No tanto la primera parte, que me parece demasiado explicativa. Pero el encuentro entre las dos mujeres me parece genial. Me ha encantado el diálogo entre ellas. Frases cortas, que hacen avanzar la historia a muy buen ritmo.
    Solo quería comentarte dos cosas. Si Susana deshoja margaritas, la alfombra de pétalos a sus pies tendría que ser blanca y no amarilla. Y por otro lado, a la tía la llamas primero Amelia y después Amalia.
    Ah, creo que sobra el último se alejó porque antes dices que habla andando y sin mirar hacia atrás.
    Creo que es la primera vez que te leo y espero seguir haciéndolo.
    Saludos

    Escrito el 22 abril 2017 a las 04:41
  5. 5. Nats dice:

    Hola Denis, me ha gustado bastante el relato, muy divertido! Algunos errores de escritura, pero nada que evites que el escrito llegue a su destino.

    Éxitos y nos seguimos leyendo

    Escrito el 23 abril 2017 a las 05:13
  6. 6. Gaia dice:

    Saludos: Pues sí que está buena tu historia, te felicito. Muy buen final. Puedes visitar a mi Susana en el 145

    Escrito el 27 abril 2017 a las 20:49
  7. 7. lilian ht dice:

    Hola Denis, acabo de leer tu relato, es bastante bueno me encanta la forma en la que describes el escenario y los detalles las acciones de tus personajes.El diálogo tiene fluidez y te atrapa.
    Espero que leas mi relato y compartamos criterios y consejos, ya que es la primera vez que participo soy la nro. 178.
    Saludos.

    Escrito el 3 mayo 2017 a las 21:39

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