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Susana esperaba - por ADELA CASTAÑON

Susana esperaba
Susana esperaba con impaciencia dejar la guardería para entrar al colegio de los niños mayores, al que ya iba su hermano. La víspera del primer día de clase no pudo dormir de la emoción, pero al cabo de una semana aquello estaba lejos de ser la maravilla que ella había soñado.
Pero Susana era optimista. Esperó con paciencia el final de la etapa de primaria. La secundaria sería diferente. Seguro que sí. En ella conocería a chicos interesantes y las materias serían mucho más interesantes que las de esa etapa en la que no le costaba ningún esfuerzo sacar sobresalientes en todo.
La secundaria, lejos de traerle la felicidad soñada, llegó repleta de amigas con caras llenas de granos cuya mayor preocupación era la ropa que se pondrían y si tal o cual chico se fijaría en ellas. Susana, lejos de entusiasmarse, se deprimió ante la banalidad de la adolescencia. Ella creía que aquello sería otra cosa. Pero, optimista como siempre, puso sus miras en la Universidad. Su expediente académico seguía siendo impecable.
Eligió una carrera brillante. Esperaba que allí, en la Universidad, encontraría por fin al príncipe azul que la elegiría como esposa, tendrían una boda por todo lo alto, y serían felices. Tendrían niños rubios y guapos, como ella y como su futuro marido, y todo sería por fin el cuento de hadas tan soñado y esperado.
Y el príncipe azul llegó y se fijó en Susana, como no podía ser menos. Era todavía mejor que en los cuentos. Joven, brillante, guapo, rico, con una familia tan perfecta como él.
Susana esperó el día de la boda. Y mientras esperaba, su futura suegra se puso a su disposición, con coche y chófer incluidos, para acompañarla en la elección del traje, del menú, para ayudarla con las invitaciones, con la lista de invitados y con miles de cosas que harían del día de su esperada boda la ocasión más feliz de su vida.
Pero hubo algo que Susana no esperaba. Enamorarse del chófer. Más bajo que su futuro consorte, no tan guapo, no tan brillante, pero con una capacidad para hacerla reír que la dejó sorprendida el día en que una indisposición dejó en cama a su suegra, y a ella sola con el chófer para ir a recoger los encargos de esa tarde.
El día de la boda llegó. El desfile por el pasillo transcurrió sin un tropiezo. Frente al altar, Susana esperaba y esperaba y se decía a sí misma que la felicidad estaba por llegar. Que los nervios no la dejaban disfrutar del momento que tanto y tanto había esperado.
Y Susana no esperaba tampoco ver al chófer con el uniforme de gala, serio por primera vez desde que lo conocía. Ni esperaba que se colara en la Iglesia con la ceremonia recién empezada. Susana tampoco esperaba que se atreviera a hacer lo que hizo. Rodeó el altar hasta quedar casi casi frente a los novios. Y allí, a la vista de todos, clavó una rodilla en el suelo, se sacó del ojal de la chaqueta un clavel reventón, y dándole un beso, lo lanzó a sus pies.
La iglesia despareció para Susana. Y el sacerdote. Y la gente. Incluso su novio, desapareció como por ensalmo. Ella solo veía al chófer que la miraba. Y el chófer, al ver que los ojos de la novia le correspondían, volvió a encontrar su sonrisa.
Todos los asistentes a la boda no sabían que la vida de Susana había sido una eterna espera. Y, desde luego, ninguno de ellos esperaba que aquel día vivirían una historia que todos, sin excepción, contarían a sus nietos. La historia de una novia que lo dejó todo en el altar, para irse con el chófer en un utilitario destino a la felicidad.
Pero en la vida no siempre se logra lo que se espera, ni tampoco se espera siempre lo que se consigue. Eso lo aprendió bien Susana el día de su no-boda. Y fue feliz cuando menos lo esperaba.
Adela Castañón

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8 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por leer mi relato
    Has conseguido que me interesara por la vida de la Susana que has creado. Has ido describiendo partes de su vida, desde la infancia hasta la edad adulta. Es cierto que hay algo de cliché (la chica que sueña con el príncipe azul desde niña) pero consigues, en mi opinión personal, darle una pequeña vuelta de tuerca. Al final se casa con un chófer. El amor verdadero se halla en el lugar más inesperado.
    “Más bajo que su futuro consorte” ——— Aquí “bajo” se podría entender como que su estatus o condición social son más bajos. Te refieres a la estatura, por lo que yo hubiera puesto “De menor estatura” o “Más bajito” o “De estatura más baja”, etc.
    Quería darte un consejo. Cuando envíes un relato a través del formulario, es mejor que en el cuerpo del texto no pongas el título del relato. Hay una casilla específica para poner el título. De esa manera, hasta puedes conseguir usar más palabras para el cuento. Si te fijas en tu relato, debajo de donde pone “Volver a la lista de textos” hay hasta tres “Susana esperaba” seguidos… ¿Raro, eh? Lo mismo digo de firmar el cuento. El nombre de cada autor está justo al principio.
    En resumen, que me ha gustado tu relato porque está muy bien y es entretenido.
    Un saludo

    Escrito el 17 abril 2017 a las 23:19
  2. 2. ZU VAZQUEZ dice:

    Hola Adela.
    Muy buena tu historia, me gusta la forma en que lograste resumir la vida de Susana para la historia. Esto nos enseña dos cosas, primero que hay que disfrutar cada una de las etapas y no estar soñando con el futuro porque puede que no sea como lo esperamos y dos que se pueden usar los cliches en las historias como lo es que se enamora de un hombre perfecto para darle un giro inesperado final a la historia.
    Yo soy muy dramática así que me gustaría un poco mas de drama en la historia.
    Te espero por el mio estoy en el 202
    Saludos.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 00:00
  3. 3. Agustín dice:

    Hola Adela,

    Me ha encantado tu relato y no me refiero solo a la historia. Me gusta la contraposición del ritmo rápido con la sensación de larga y lenta espera que sufre Susana. Cómo me has transmitido la sensación de que ella iba subiendo la escalera de sus expectativas para luego irla bajando. Lo vacía que estaba la vida de Susana hasta que apareció el chófer.

    En la historia me parece una contradicción que la adolescencia le pareciera banal porque sus amigas pensaran en chicos. En primaria ella quiere llegar a secundaria para conocer chicos. Y más tarde en la universidad también espera encontrar un hombre.

    Quizás algún detallito más sobre como el chófer le corresponde a Susana serviría para terminar de redondear la historia.

    Creo que te ha faltado el uso de los dos puntos. En “hubo algo que Susana no esperaba. Enamorarse del chófer” y en “Era todavía mejor que en los cuentos. Joven, brillante, guapo, rico”.

    Un saludo y felicidades,
    Agustín

    Escrito el 18 abril 2017 a las 00:35
  4. 4. Alycia dice:

    Hola, Adela:

    Por señalar dos cosillas:

    En “En ella conocería a chicos interesantes y las materias serían mucho más interesantes” repites “interesante”. Más adelante repites “brillante”, aunque no de forma tan próxima en el texto.

    La historia me ha enganchado al leerla. He visto reflejada la actitud de muchas personas que “esperan”, siempre con la ilusión puesta en que algo sucederá mañana, sin disfrutar del momento presente y sin hacer nada por cambiar. Aún así, quería saber si la espera de Susana tendría sentido.

    Saludos desde el 101,

    Alycia

    Escrito el 18 abril 2017 a las 15:35
  5. 5. Isan dice:

    Hola Adela:

    Ya te ha comentado José Luis lo de no repetir y lo del nombre del final. Yo añadiría que ya que el relato debe empezar con Susana esperaba, no parece conveniente titularlo de la misma manera. Es una simple opinión. Ya veo que la idea es que Susana siempre esperó y esperó, por eso no le va mal, pero insisto en la repetición tanto en el título como posteriormente del verbo esperar, excesiva para mi gusto. Creo que he contado dieciocho veces el verbo.

    Entrando en materia te comento algunos detalles que he visto:

    “La iglesia despareció para Susana”: Evidentemente es desapareció.

    Enamorarse de un tipo que le hace reír me parece poco para una persona con un nivel de exigencia alto a juzgar por lo que desde niña ansiaba respecto a los hombres. Creo que habría sido mejor que le impactara por alguna otra cualidad más profunda porque hacer reír se puede hacer simplemente contando chistes. Creo que esta pequeña variación se podía meter perfectamente en tu relato. Además la he visto un tanto pasiva en su actitud.

    La historia me ha gustado. Ha sido interesante de seguir. La he visto bien narrada, con moraleja final. Me ha recordado las pelis de las tardes de domingo de la tele. Una comedia de amor.

    U n abrazo.

    Escrito el 18 abril 2017 a las 20:58
  6. 6. Perla Preciosa dice:

    Hola, Adela. Estoy justo delante de ti. La verdad es que poco tengo que añadir a lo que ya te han dicho; solo que empezaba a cansarme de la típica persona optimista que vive sin embargo amargada en ese optimismo, hasta que al final ocurre justamente lo que no espera. Eso me ha gustado francamente, no solo porque en la vida hay que estar preparada paa todo, sino por esa tendencia natural que tenemos a veces ciertas personas para desafiarla y romper los clichés que de nosotras se espera. Bien escrito en general, salvo alguna falta que también te han comentado. ¡Adelante, que seguro que logras buenos resultados!

    Escrito el 18 abril 2017 a las 21:59
  7. 7. PerePaella dice:

    Hola Adela.
    Me ha gustado mucho tu relato, la verdad es que se lee con facilidad y de un tirón, logras captar la atención del lector.
    La historia está bien, falta pulir esos detalles que te comentan por arriba, seguir mejorando y perfeccionando, como todos.
    Felicidades por el relato y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 abril 2017 a las 09:25
  8. 8. Luis Ponce dice:

    Hola Adela:
    Una buena historia pero un desperdicio de vida: no tuvo infancia, no disfrutó de su juventud, no sé cuáles son las carreras brillantes, pero tampoco aprovechó la universidad. No sabemos donde encontró al príncipe no tan azul, pero me imagino que como no asimiló nada en la escuela, ni en el colegio ni en la universidad, se conformó con un chofer que la haga sonreír. Si hubiese tenido claras sus aspiraciones desde el principio, no hubiese desperdiciado su tiempo entre el colegio y la universidad.
    Pero esa es la historia desde mi punto de vista.
    La tuya me ha gustado, con ligeras modificaciones que ya te han planteado los compañeros.

    Escrito el 22 abril 2017 a las 23:41

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