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Originarios - por Coral Mané

Sombra se deslizó como lo que era, una sombra, entre los jirones de humo que envolvían el polígono industrial. Quien le iba a decir que, después de tanto intentarlo, la tendría al alcance de la mano a escasos kilómetros del centro exacto del Señorío.
Quizás por eso los originarios se encontraban allí. Nadie esperaba que su escondite estuviera tan a la vista.
Se descolgó con sigilo sobre ellos, granada en mano. La oscuridad reinante no era un problema para las retinas hipertrofiadas del asesino, que vio con claridad el baile rojo de su pelo. Estaba allí, como Sombra esperaba. Lanzó el proyectil sin perder un instante, aunque hoy su objetivo no era matar. Ordenes directas del Señor indicaban mantenerlos con vida.
El humo se extendió por el pabellón, pero sus efectos somníferos no afectaban al sicario, que buscó entre los cuerpos inertes al objeto de su deseo y más ardua búsqueda. Sin embargo, ella había escapado. Otra vez.
El reti-zoom le permitió ver como, a través de una puerta lateral, la originaria escapaba junto a su eterno compañero. Sus miradas se cruzaron un instante, justo antes de que ella dejara caer sus pestañas, en un movimiento suave como la seda.
Nadie sabía su nombre. Ni siquiera Sombra.
Y por eso siempre la llamaría Seda.

—«Incluso los más grandes tienen deslices» —pensó Sombra atravesando con decisión el pasillo de la prisión.
Al fin la habían capturado. Pero él no había sido su cazador y eso le molestaba más de lo que podía llegar a reconocer. Ningún sentimiento debía afectar al cumplimiento de sus funciones; estaba programado para ello. No obstante Sombra notaba algo en sus entrañas, algo que no había vuelto a sentir desde la remodelación.
—«Rabia—masculló en su fuero interno — y curiosidad.»
El Señor había sido generoso y aunque la captura definitiva no era obra suya, había decidido recompensarle… con una recompensa que era más bien una obligación. Si el asesino no lograba hacerla hablar, nadie más lo haría.

—«Seda, ¿qué te han hecho?»
Contemplaba el amasijo de carne maltratada postrada en una esquina de la celda. Si algo valoraba Sombra era la discreción. Y la limpieza.
Pero, pese a su lamentable estado, ella seguía destilando rebeldía por los cuatro costados. Su pelo rojo, apelmazado, brillaba como una hoguera iluminando su piel perlada. Y sus ojos, esos ojos desafiando al nuevo régimen.
—«Es la originaria más hermosa que he visto nunca» —pensó el asesino observándola por primera vez de cerca.
Pero no podía dejarse llevar por el magnetismo de su mirada, tenía una obligación. Así que se dirigió a ella con su voz ronca; oscura y lúgubre como la celda en la que se encontraban.
—Soy Sombra. Y voy a hacerte “hablar”.

El sicario no empleaba la fuerza física para lograr sus objetivos. Su poder mental era mucho más rápido y efectivo. Sin embargo, los días pasaban y no lograba derribar las barreras del subconsciente de su prisionera para acceder a sus secretos.
Seda había sido capturada. Su compañero y líder de la rebelión, aun no. Y Sombra no conseguía comprender como, pese al dolor de la interminable tortura, ella seguía protegiéndole.
Así que, después de horas, tras un largo tira y afloja, decidió preguntárselo.
Su voz resonó en el interior de los pensamientos de la joven, que se estremeció al sentir la cadencia grave acariciando su mente.
—«¿Por qué no te rindes? Déjame descubrirlo y serás libre. Déjame y el dolor se acabará…»
—«No habría dolor mayor que el de traicionar a la persona que amo —gimió Seda —. Tú nunca serás capaz de entenderlo»
Por primera vez, el sicario se planteó si su decisión había sido correcta. Si la vida acomodada que había logrado compensaba la humanidad que había perdido.
Si se sentiría mejor siendo como antes.
—«Déjame comprenderte»
Sombra hablaba desde el corazón, si es que aun se le podía llamar así. Y Seda lo sintió.
Así que le demostró con sus recuerdos qué era amar, qué era vivir con la naturaleza, qué era ser de verdad un humano. Y él entendió.
—«Prefieres morir a confesar, ¿verdad?»
—«Si en realidad me amas, harás lo que quiero»
Seda le miró, dejando caer sus pestañas.
—«Yo no te amo. Las sombras no tenemos corazón» —murmuró él pulsando ese punto en su cerebro que hizo que muriera entre sus brazos.

El asesino dejó atrás el cuerpo.
El recuerdo de Seda siempre le acompañaría en la nueva vida que estaba a punto de empezar.

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5 comentarios

  1. Es bueno.
    El final un poco precipitado. El cambio que experimenta Sombra habría que desarrolLarlo más para entenderlo mejor, pero entiendo que es complicado desarrollar cuando se tiene poco espacio
    Me ha gustado , escribes bien , con fluidez , con naturalidad..

    Estoy tres textos más arriba por si te apetece pasarte

    Nos leemos!

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 12:42
  2. 2. Jose Luis dice:

    Hola
    Tengo que reconocer que tu relato está muy bien ambientado, en cuanto a la parte psicológica y evolución de los personajes. La historia general que cuentas, en cambio, no me ha quedo tan clara. Es como si faltaran detalles importantes, como la motivación de los personajes al hacer lo que hacen. Yo creo que el reto del mundo distópico no se cumple, pero es mi opinión.
    Un saludo

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 22:15
  3. 3. drow_jack dice:

    Hola.

    “Su compañero y líder de la rebelión, aun no.” Aún.
    “Y Sombra no conseguía comprender como” Cómo.
    “si es que aun se le podía llamar así.” Aún.

    La verdad, me ha gustado un huevo. Me ha gustado el carisma que le has acabado dando a los personajes, aunque creo que llamar Sombra y Seda a los protagonistas es una forma un tanto tramposa de afrontar el taller, pero es un método, ¿por qué no?

    Por similitudes, me ha recordado a juego de Dishonored.

    El aspecto formal excelente.

    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 20:45
  4. 4. Wolfdux dice:

    Respecto a si es trampa o no el uso de las palabras en los nombres de los personajes, creo que no hay problema en ello. También podrían llamarse Fulanito y Menganita y el requisito se hubiera hecho ya que las palabras sombra y seda aparecen en la narración sin hacer referencia a los protagonistas.

    Por otro lado, un par de cosillas que he visto a revisar:

    Hay varios parlamentos de Sombra que son pensamientos y has colocado una raya de diálogo al inicio de estos, esta mal hecho, con el entrecomillado es suficiente.

    En “—«Rabia—masculló en su fuero interno — y curiosidad.»” falta un espacio entre “rabia” y el inicio del inciso y sobra en el cierre, después de “interno”.

    Si Sombra utiliza su poder mental para comunicarse con Seda, las rayas de diálogo las suprimiría. (no estoy totalmente seguro)

    Por lo demás, un relato muy bueno, se lee fácil. Un saludo.

    Escrito el 23 mayo 2017 a las 09:31
  5. 5. lilian ht dice:

    Hola Coral,
    Me gustó tu relato, es bastante original y futurista. Un mundo sin humanidad, sería un total caos. Disfruté mucho leer tu relato, aunque no entiendo por qué Seda le dice a Sombra: «Si en realidad me amas, harás lo que quiero».
    Bueno, espero leer tu próximo relato, si quieres, puedes pasarte por el mío para compartir opiniones, soy el número 115.

    Saludos.

    Escrito el 26 mayo 2017 a las 21:01

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