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Los ropajes del Dictador - por Maca

Lucas corría mientras su respiración se convertía en vaho, su mano sucia agarraba firmemente el brazo de Lucía. Los túneles eran laberintos asfixiantes y las aguas estancadas creaban un olor repulsivo. Las pocas sombras que se dibujaban en las paredes salían de los rayos de un sol que se colaban entre las rejillas de las alcantarillas. Si Lucas no alcanzaba la salida pronto acabarían muertos. Los latidos enloquecidos de su corazón apenas le permitía oir el chapoteo de las pisadas del guardia.

Robar los ropajes del Dictador, hechas de hilos de oro y hermosas sedas no fue fácil para él pero si para Lucía, que había sido obligada a ser la esposa del Señor, cuando de pequeña había sido arrancada de su familia para vivir enjaulada con un demonio. Conocer a Lucas fue un milagro que le dieron los dioses y que le mostró, primera vez, lo que era el amor y la esperanza.

– Lucas, -dijo casi en un susurro- esa tienda… ¿estás seguro de que sabes dónde esta?
– Claro que si cariño, he ido muchas veces.
– Tengo miedo de que las cosas no salgan bien y muramos.
–Tranquila, las cosas saldrán bien, te lo prometo.

Lucía, exhausta resbalaba constantemente, no podía seguir el ritmo de Lucas, el corazón y la cabeza le palpitaban pero debía aferrarse a la mano de Lucas, quien, por otro lado, sólo deseaba soltarla, dejarla caer de una vez y salir de todo aquella locura en la que se había metido. Si los atrapaban usaría el cuchillo para intentar escapar pero si no lo lograba, arrojaría a Lucía como moneda de cambio, no tenía la menor duda.

– ¡Cariño, aquí está la escalera! ¿ves la luz allá arriba? ¡Te dije que lo conseguiríamos!– dijo mientras la soltaba y comenzaba a trepar.
– ¡Cuidado Lucas, las telas, se van a caer! – gritó horrorizada Lucía, al ver como la precaria mochila hecha de harapos se desanudaba.

De pronto las ropas resbalaron y lo que Lucía vio fue lo más hermoso que sus ojos habían visto en toda su vida. Como pájaros de un paraíso, casi volando, cayeron las sedas con sus oros, dejándose reflejar por los rayos de luz, desprendiendo destellos efímeros antes de acabar sucumbiendo a la gravedad y ahogándose en el lodo.

Lucía las recogió rápidamente pero ya estaban sucias. Apenas pudo pensar qué pasaría a partir de ahora cuando oyó que Lucas le gritaba:

– ¡Estúpida! ¡Mira lo que has hecho! – dijo sin tratar de ocultar la ira – Te dije que atases bien el costal! Ahora estas ropas no valdrán nada! – Dijo mientras comenzaba a bajar – tendré que lavarlas y aún así apestarán, pero el oro, aún vale. ¡Dame eso!

Lucía agarraba los ropajes en su pecho sin creer lo que oía. Aturdida no vio venir al guardia que finalmente les había dado alcance. La golpeó por la espalda y haciéndola caer de rodillas.

– ¡Lucas!¡Socorro!

Lucas, retrocedió rápidamente y ya, con los pies fuera de ese mugriento mundo, le espetó:

– ¿Que te salve? Tú no saldrás nunca de aquí. – y como sellando su condena, escupió con rabia hacia Lucía.

– Ay Lucía, que mal te has portado – dijo una voz después de un breve silencio. Verás el Dictador nos ha dicho que te matemos. Pero yo creo que eso seria un desperdicio – dijo mientras se desabrochaba el pantalón.
Lucía, de rodillas clavaba la vista en las ropas que flotaban en ese mar podrido, la luz del sol brillaba torpemente, pero algo refulgía más fuerte en el fondo. Tanteo con su mano y lo encontró, era el cuchillo.

El guardia la agarró de las caderas y le levanto la falda, ya lo notaba jadear como un cerdo incluso antes de empezar.

Le clavó el cuchillo en la mejilla, dejándole media sonrisa. El Guardia, tapando su cara y aún excitado se quedo mirando para ella, que se daba la vuelta para asestarle el cuchillo en el vientre desgarrando todo cuanto encontró por su paso. Oh, dios qué fácil había sido todo. Un cuchillo, su verdadero salvador, su príncipe azul. Una pequeña risita se asomó en la comisura de Lucía mientras, absorta veía al guardia morir.

El calor del sol en la nuca la trajo de vuelta y recogiendo los ropajes subió las escaleras todo lo rápido que pudo. Cuando asomó la cabeza al mundo exterior, sus ojos sólo vieron escombros de un mundo ya destruido. Ese sería su mundo a partir de ahora, lejos de los dominios del Dictador.

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4 comentarios

  1. 1. Agustín (el del 167) dice:

    Hola Maca.

    Felicidades por la escena. A pesar de la brevedad me has transmitido la desazón de una situación tan traicionera y desagradable. Es fácil de leer y coherente.

    La distopía no la he tenido tan clara. Creo que es una situación que a ninguno nos extrañaría que ocurriera hoy en día.

    En la historia me hubiera gustado saber dos cositas más: sabemos por qué Lucía sigue a Lucas pero no sabemos por qué Lucas carga con Lucía. Y la segunda, ¿cómo le clava el cuchillo en la mejilla? Creo que estando de espaldas es uno de los lugares más difíciles donde atacar.

    Me ha extrañado el tiempo verbal que has usado en “Robar los ropajes del Dictador […] no fue fácil para él pero si para Lucía”. ¿Lucas participó en el robo o el acto de robar lo hizo solo ella?

    Cuando se deshace el costal supongo que quien se debería maravillar es Lucas ¿no? Lucía ya ha visto esa ropa de cerca antes.

    Parece que te ha faltado completar la frase “La golpeó por la espalda y haciéndola caer de rodillas.”

    En el aspecto más técnico, en mi opinión veo exceso de comas: “a esposa del Señor, cuando de pequeña”, “a la mano de Lucas, quien, por otro lado, sólo deseaba”, “pero si no lo lograba, arrojaría a Lucía”, “gritó horrorizada Lucía, al ver como”, “brillaba torpemente, pero algo refulgía”, “Lucas, retrocedió”.

    En otras ocasiones creo que falta una coma o sobra la que has puesto: “Lucía, de rodillas clavaba”, “retrocedió rápidamente y ya, con los pies fuera de ese mugriento mundo, le espetó”, “El Guardia, tapando su cara y aún excitado se quedo mirando para ella”, “mientras, absorta veía al guardia morir”.

    Algunas comas las hubiera reemplazado por otra cosa (punto, punto y coma, dos puntos, una y): “se convertía en vaho, su mano sucia”, “y lo encontró, era el cuchillo”, “y le levanto la falda, ya lo notaba jadear”.

    Otros pequeños detalles que he visto son que algunos de los guiones no son largos; también falta el guión en “breve silencio. Verás el Dictador”; falta la tilde en el sí de “Claro que sí”; en “de aquí. – y como sellando” o sobra el punto o la y debería ser mayúscula.

    Cuando Lucas se enfada faltan algunos signos de apertura de admiración. En “– Dijo mientras” la d es minúscula, al revés que la t en “bajar – tendré que ” que sería mayúscula. Otra mayúscula que falta es “¿ves la luz allá arriba?”.

    Mucho ánimo y espero volver a leerte.

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 17:44
  2. 2. Juana Medina dice:

    Hola Maca,
    Estoy en el 166 y es la primera vez que te leo.
    No voy a repetir las cosas que te ha señalado Agustín, con justa atención por otra parte. Pero hay cosas que hacen al relato que no me han quedado claras: la distopía es una. La otra es ¿quién es Lucas? Simplemente un h. de p. que la usa para poder escapar y en cuanto le molesta la abandona, un novio despechado por algo que ni sabemos ni intuimos? un hermano que la odia porque tuvo que dejarse usar por el Dictador, y él (el hermano) es un machista descontrolado? Cuanto más claras sean tus respuestas a esas incógnitas mejor le darás forma al texto para sugerir o aclarar, y lo enriquecerás. Espero no haberte molestado.
    Nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 01:44
  3. 3. Jack Elkyon dice:

    Hola Maca.

    La historia tiene una adecuada tensión y se hace liviana y entretenida de leer.

    Sin embargo no queda clara la relación entre los personajes, lo que la hace poco coherente. Tampoco la causa del proceder de Lucas. Es decir, ninguno de los hombre que aparecen en el relato se salva: ni el dictador, ni Lucas ni el guardia. Si esa fue tu intención está bien, pero se requeriría al menos una justificación al lector por el actuar tan reprochable de dichos personajes.

    Por si te sirve, creo que el título es poco atractivo.

    Saludos.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 01:10
  4. 4. Wester dice:

    Hola Maca, qué tal todo?

    A parte de los detalles que te han dicho arriba de que no está claro quién es Lucas (a mí personalmente no me parece que el texto cambiara mucho con esa información o sin ella), me parece que has un hecho un gran trabajo. Es fácil de leer, te engancha y tiene un orden y sentido. Además, creo que está bien escrito, usas un lenguage adecuado.

    He encontrado algún error en la puntuación, comas que sobran y otras que faltan y alguna palabra que te has comido, como por ejemplo en ‘primera vez’ donde creo que falta un ‘por’.

    También creo que ese ‘y muramos’ en el primer diálogo que mantienen Lucía y Lucas sobra o podría ser escrito de una manera que sonara mejor.

    En definitiva, nada realmente grave bajo mi punto de vista, te repito que me ha gustado y me la he leído con gusto, sin que me costara mucho.

    Si quieres echar un vistazo al mío, estoy en el 124

    Abrazos

    Escrito el 25 mayo 2017 a las 16:11

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