Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

LA CARTA AL VIENTO - por baltasar

LA CARTA AL VIENTO

Eran las dos y cinco exactamente de la noche del siete de enero. Abrí la cama. Me desnudé con pereza. Me senté en ella, puse el despertador a las ocho y luego, inclinando la parte superior del cuerpo hacia el lado derecho, para lo que hube de apoyarme en el brazo de ese mismo lado, tras un pequeño esfuerzo para elevar, dobladas, las rodillas –la parte más costosa de la maniobra estaba consumada– sólo tuve que arrastrar el trasero por la sábana…¡Estaba en la cama!, y se habían terminado la Nochebuena y la Navidad; el fin de Año y el Año Nuevo; la cabalgata de Reyes, y su madrugada con los «juguetitos»… Y la suegra de mi hermano y la de su hijo y sus cuñados y cuñadas. Y los niños, todos juntos chillando y vociferando a ver quién podía más… Y las comilonas y los turrones y esos brindis tan tontos, en los que todo el mundo tiene que abrazarse y decir tonterías…
¡Por fin! Estaba en mi cama y todo había terminado…
Bueno, todo no: el maldito desahucio iba a volverme loco.
Estaba rendido y me dormí enseguida. Casi con seguridad que repitiéndome lo que acababa de decir. Dormía, sí, pero mal. Notaba, aun sin despertarme, que daba constantemente vueltas en la cama.
No sé qué hora sería. Posiblemente no habían pasado más de dos. Calculo que las cuatro o cuatro y media de la madrugada. Las sombras de la noche continuaban. Una mujer se arrebujaba junto a mí, desnuda. Creí que se trataba de un sueño… La toqué. Di la luz. No era sueño ni alucinación.¡ Estaba allí! Rubia como el oro. Exuberante. Sus ojos, verdes, de mirada profunda. Una boca sensual, que me ofrecía.
― ¿Quién eres? –Le pregunté inquieto, atreviéndome a acariciar su rostro.
― Soy la Cuesta de Enero –contestó encogiéndose de hombros, con un mohín que hubiera valido un mundo por sí sólo.
― ¿Qué haces aquí? –pregunté.
― Pareces tonto. –Otra vez su mohín−. He venido para ayudarte a subirla.
Me ruboricé.
Rió. Lo hizo con tantas ganas, era tan bello el tono de su risa, que no tuve más remedio que reír yo también.
Me miraba con una ternura infinita. No sabía qué hacer. ¿Seguro que no estaba soñando? Me sentía como nunca había podido imaginar. Me besó. La besé. Nos besamos con tanta pasión, durante tanto tiempo, que terminé más rendido de lo que estaba…
Nos dormimos. Un poco antes, semidormidos ambos, dijo:
― ¿Verdad que no soy tan mala como dicen?
Sonreí.
Cuando sonó el despertador la busqué con pasión. No estaba. Había sido un sueño… Pero no, entre las sábanas vi la cinta de seda con la que recogió su pelo después de nuestro amor.
Me tiré de la cama. Busqué por todas partes. No la encontré. Subí corriendo a mi despacho, cogí un folio y me puse a escribir, desesperado:

Amor:
No sé dónde buscarte; pero quiero que vuelvas. ¡Vuelve! ¡Cuando quieras venir! ¡Cualquier noche de enero!

Abrí la ventana y arrojé la carta al viento, que, ululando, vi cómo se la llevaba para entregársela; estoy seguro.
El vendaval que se había desatado volvió a abrir la ventana con estrépito. Corrí a cerrarla en tanto que veía con desesperación cómo volaban los papeles de mi mesa, que me dispuse a recoger y ordenar. Me pareció curioso que de las varias docenas de folios que había sobre ella solo quedara uno y, más curioso aún: dispuesto como si acabara de colocarlo para trabajar en él. Seguí recogiendo y coloqué en orden el desastre que el viento había producido en el estudio en el que venía trabajando hacía tiempo. Al dejarlos sobre la mesa, me sorprendió aún más que aquel folio, manuscrito, nada tenía que ver con mi trabajo. Leí con avidez.

Amor:
Me hubiera encantado amanecer contigo, pero he de darme prisa. Tengo que destruir miles de documentos para que la avaricia de unos financieros fracase en el intento del desahucio de tantos inocentes. Por el tuyo puedes estar tranquilo: he destruido todo, todo cuanto firmaste. Tanto en bancos como en Hacienda.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. Campanilla86 dice:

    Hola Baltasar, (mirey faavorito jeje)
    No le encuentro ningún fallo, de hecho, el ritmo de la historia me ha hecho que a cada línea estuviera con ganas de saber más. Atrapa, capta la atención del lector, y personalmente, me ha gustado.

    Además, cumples con el reto. ¡felicidades!

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 19:24
  2. 2. Charola dice:

    Hola Baltazar!

    Me gustó tu relato, con algo de misterio. Pero al parecer no fue un sueño ni imaginación. Se lee de un tirón.

    Algunos errores pequeños en la forma, en dar el espacio después del guion de diálogo, la utilización del guion corto en vez del largo.

    Lo único que no encuentro es la distopía en tu texto, pero me gustó tu relato.

    Felicitaciones.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 17:55
  3. 3. Baltasar dice:

    Hola, Campanillla:
    Muy bueno lo del rey. También es el mío.
    Muchas gracias por tu lectura y comentarios
    Prometo contestar en breve al tuyo.
    Mi más cordial saludo.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 18:37
  4. 4. Baltasar dice:

    Qué tal, Charola:
    Te agradezco mucho tu lectura y comentarios.. Prometo hacer lo mismo con el tuyo.
    Sí, perdonadme con eso de la separación de la raya con el inicio, creo que en las interrogaciones, que no fui capaz de ver ni releyendo.
    En cuanto al guión, verás. (-) este es el guión de mi ordenador. Y en Símbolos, (—) (─) tengo estas dos rayas, pero me sobra la corta por lo que voy a quitarla de inmediato.
    La distopía: He de confesarte que no soy nada aficionado a la ciencia ficción. Ni Asimov ni Bradbury, por citar a dos de los más importantes, me atrajeron nunca. Así que cuando vi,
    1. Busca la analogía
    La mayor parte de los autores de ficción distópica utilizan el universo inventado para denunciar o resaltar un problema en su propia realidad.
    Si antes de empezar a construir el universo distópico de tu historia echas un vistazo a tu alrededor y analizas qué cosas te causan miedo o preocupación, qué aspectos de la humanidad te gustaría denunciar o qué problemas crees que tiene o puede llegar a tener nuestro mundo, te resultará más sencillo inventar una nueva realidad que funcione como analogía para lo que quieres resaltar.
    esta entrada que nos daba Literautas […] «qué aspectos de la humanidad te gustaría denunciar», me agarré a ello sin pensármelo dos veces.
    Gracias, Charola, y hasta pronto.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 21:03
  5. 5. Leosinprisa dice:

    Hola Baltasar, un relato delicioso de notable imaginación (me maravilla ver la imaginación que tiene la gente) y nada común. Haces de algo inanimado una creación vital y como su creador le das vida para hacer y deshacer a su antojo.

    La Cuesta de Enero parece una mujer agradable :). Yo, por el momento, me conformaré si el próximo enero la veo por la calle y la invitó a un café con buen rollito.

    Solo encuentro como posible corrección los guiones de los diálogos (ej: ― Pareces tonto…) que van así: (—Pareces tonto…) y algún fallo menor en el que has separado una interrogación (más por despiste que otra cosa).

    Un placer leerte y un saludo.

    PD: Otro saludo a Cuesta de Enero 🙂

    Escrito el 25 mayo 2017 a las 18:58
  6. 6. lilian ht dice:

    Hola Baltasar,

    Tu relato me gustó muchísimo, la manera tan fácil con la que describes a tus personajes y sus acciones, me transportan imaginariamente al lugar de los hechos. Sin embargo, creo que deberías reemplazar las íes por las comas, de esta manera la lectura será más fluida. La trama es muy buena, me encantó que tu personaje recibiera una buena lección jeje.
    Bueno espero que puedas leer mi relato y darme tu opinión, soy el número 115.

    Saludos.

    Escrito el 26 mayo 2017 a las 21:02
  7. 7. Baltasar dice:

    Hola, Leosimprisa:
    Muchísimas gracias por tu lectura y divertidos comentarios. Si el próximo enero vuelvo a verla, recomendaré que te visite.
    Llevas razón con el tema de las rayas. Procuraré no vuelva a ocurrir.
    Te leeré con gusto.
    Un cordial saludo

    Escrito el 27 mayo 2017 a las 12:18

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.