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Abrasados por un engaño - por Beta Vera

Toda la decoración lujosa que los impuestos pudieron pagar adornaba el lugar. Había cortinas importadas, sillones de fina madera y jarrones antiguos con exquisitas orquídeas. La decoración también incluía a los más influyentes. Diputados, senadores y políticos, todo aquel personaje de cartón o títere de gobierno buscando público, dinero y poder, estuvo presente en la subasta benéfica esa noche.

Trajes lujosos, corbatas costosas y mequetrefes de la peor calaña, acompañados por escotes de seda, encaje y pedrería. Lo más caro de las vidrieras los separaba del resto, pero ellos juraban que el intelecto era la diferencia y no los ceros en sus cuentas bancarias. Esto se celebraba dos veces cada año, donde la segunda era una suerte de revancha, una oportunidad de venganza para los dueños de las chequeras más grandes y de las damas más encantadoras.

Los triángulos ni las infidelidades eran un secreto. Los rumores hablaban del conflicto de turno; los Peralta. Él, pasando los cincuenta, ignoraba que su secretaria se revolcaba con él por dinero. Ella, rubia y esbelta en sus cuarenta y pocos, mantenía romance con su chofer. Ninguno afrontaría la división de bienes. En la subasta anterior, ella se dio caprichos carísimos a costa de Peralta, causando discusiones feroces. Su esposo le prometió que pagaría cada moneda.

El mejor traje tomo un martini del mozo antes de continuar hablando, todos asentían sin objeción. Era Peralta parloteando sobre política y economía, fanfarroneando sus aportes a la ciudad. Intranquilo, miraba su Rolex y la entrada repetidamente.
-Parece ansioso porque llegue su esposa.
-No, no en lo absoluto –contestó sonriendo, bebiéndose lo último del trago.
-Está de vacaciones en Cancún. Probablemente con el inútil del chofer que le pago –continúo antes de tomarse otro.
-Espero a mi secretaria –continuó mientras guiñaba un ojo y giraba hacia el coche recién llegado.
-No se impaciente, mejor disfrute de la compañía –comentó la más joven. Él dijo que ya debió llegar, y se deshizo con otra copa de la incómoda sensación de que algo malo pasaría.

Entró alguien luciendo un entallado de seda blanco con muchas joyas, y Peralta, al verlas brillantes sobre aquella piel, sintió su sangre hervir. Llegaba ella contoneándose y sonriendo ampliamente. Peralta se puso pálido y corrió a reclamarle.
-¿Qué haces acá?
-Hola, querido, también te extrañé –dijo ella mientras llamaba al mozo -. No fui, no podía perderme esto, entonces llamé a tu chofer y he me aquí –continuó mientras comía la aceituna de su copa.
-¿Qué? Mi chofer, pero y… ¿el idiota de tu chofer dónde está?
-Le pedí que fuera por tu adorada secretaria, amor –contestó con sarcasmo-. El mío estaba atascado en el tráfico, y como quise llegar antes que ella…
Peralta, al oírla, se abalanzó sobre ella tomándola de los hombros y gritándole.
-¡Qué hiciste, maldita! –la agitaba y apenas se mantenía en pie al ser zarandeada entre aquellas indiferentes manos, al fin los mozos consiguieron liberarla. Ella estaba feliz de molestarlo, y lo observaba apurando otro trago mientras él llamaba desesperado.
-Van a llegar enseguida-le gritó.
-No tenes idea de lo que hiciste.
-¿De qué hablas? –dijo bajando su copa y acercándose hasta Peralta.
-¡Porque hiciste eso, Alicia! –gritó él mirándola iracundo, listo para arrancarle la respuesta como sea. Ella se detuvo de inmediato.
-¿Por qué pusiste a mi secretaria en el coche de tu amante? Ese coche era para ustedes dos, no para ella –soltó Peralta, y una exclamación de sorpresa colectiva escapó de las bocas abiertas y curiosas.

Alicia de Peralta no creía lo que oía. A varios grados bajo cero su sangre dejó de bombearle hacia el corazón. Esperaban su reacción incrédula, pero esa máscara no entró esa noche en su Louis Vuitton, esa noche era velada para el antifaz de la victoria al salirse con la suya sin parecer culpable. Estar ahí, fingiendo que esas palabras le pesaban como roca era su cuartada perfecta, y disimuló la satisfacción que se le notaba hasta en la sombra.
-¡Contesta! –repetía Peralta como loco ante el escrutinio vigilante de todos.

Su impaciencia es interrumpida por la llegada de un coche que él reconoce, y corre escaleras abajo hasta la vereda, gritando que no detuviesen el motor.
-¡No te bajes, Lucía, decile que siga conduciendo! -vocifera y les hace señas mientras que su esposa lo alcanza también gritando.

Lucía los ve y los saluda pero no escucha nada. El coche se detiene, el chofer baja y al cerrar su puerta, una gran explosión barre todo a diez metros a la redonda.

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4 comentarios

  1. 1. Ivric Emde dice:

    Hola Beta Vera,

    Menudo giro final! Has mostrado muy bien la historia, los dos personajes principales y plan del marido. La estructura (introducción, nudo y desenlace) también está muy clara. Sin embargo quizá los tres párrafos introductorios sean un poco extensos para un relato de esta longitud al ser sobretodo descriptivos, la acción tarda un poco en llegar. Eso sí, haces unas descripciones magníficas. El diálogo también está muy logrado.
    Disfruté de la historia y tu escritura. Una buena escena.

    Un saludo,

    Ivric, texto Nº85

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 18:57
  2. 2. Tavi oyarce dice:

    Hola Beta
    Muy bien la descripción de los detalles de la decoración y la vestimenta de los personajes, se nota tu dominio sobre ellos. La historia de una sociedad que se reconoce en cualquier país está también muy bien lograda. Un cuento relatado con estilo. Me encantó. Y el final, sorpresivo.

    Me perdí un poco al inicio de los diálogos por no saber quién hablaba.
    La idea de la riqueza del personaje se repite dos veces en el relato en las frases siguientes.
    “y no los ceros en sus cuentas bancarias”
    “dueños de las chequeras más grandes”

    Aquí hay una incongruencia verbal:
    “El mejor traje “tomo” un martini del mozo”

    Nada de eso empaña un cuento bien estructurado, ambientación bien definida, y sobre todo ameno.
    Te felicito
    Si tiene tiempo para pasar por el mío es el 75
    Saludos

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 23:37
  3. 3. Alice Green dice:

    Hola Beta, me ha encantado tu relato! si bien al principio lo he encontrado algo insustancial, de la mitad hacia fuera la historia ha brillado por sus personajes, los planes de éstos y el giro final. Ésto último en mi opinión ha dado una guinda perfecta al relato.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 14:22
  4. 4. Earendil dice:

    Hola, Beta.
    Estás tres puestos por debajo del mío, así que me toca comentarte.
    Creo que no había leído nada tuyo anteriormente, por eso me gusta seguir la recomendación del taller, es la única manera de conocer a todos los integrantes de este gran grupo.
    En la parte del contenido, veo que no te has decantado por el reto. He observado que los que no lo habéis afrontado habéis urdido tramas más complejas, libres de la condición de explicar o describir nuestro particular mundo distópico (como a mí, personalmente, me ha pasado)
    Tu escrito sigue la estructura clásica y bien diferenciada del planteamiento, nudo y desenlace, con un final sorprendente. Describes muy bien las escenas y la personalidad de los protagonistas también queda muy bien definida.
    En cuanto a la parte formal, tengo unas cuantas propuestas para corregir:
    *En esta frase: “Toda la decoración lujosa que los impuestos pudieron pagar adornaba el lugar.” Pondría entre comas “que los impuestos pudieron pagar”.
    * En esta otra: “Los triángulos ni las infidelidades eran un secreto”, parece que esta frase se me queda coja. Creo que si utilizas la conjunción copulativa “ni” para introducir las infidelidades, tiene que ir precedida de otra negación: “Ni los triángulos ni…”, o bien: “Los triángulos y las…”.
    * Aquí en España, chófer, lleva acento. Al terminar la lectura he podido comprobar que no eres española, por lo tanto la pronunciáis de otra manera. No sé si donde vives llevará o no acento.
    * “El mejor traje tomo un martini del mozo antes de continuar hablando,” Martini debe ir en mayúscula, pues es un nombre comercial de la bebida vermut.
    * “Continúo” no, continuó.
    * He observado que algunos tiempos verbales me resultan extraños. Puede ser debido al uso diario que se da en cada país o zona de habla, así que esta apreciación es más una opinión personal que otra cosa:
    “-¡Qué hiciste, maldita! –la agitaba y apenas se mantenía en pie al ser zarandeada entre aquellas indiferentes manos, al fin los mozos consiguieron liberarla”____Yo hubiese escrito: “La agitaba y ella apenas podía mantenerse en pie entre aquellas indiferentes manos.”
    * En esta frase, si dices que le gritó, debería ir entre exclamaciones. “-Van a llegar enseguida-le gritó.”
    * “-No tenes idea de lo que hiciste.” “Tenés”, acentuado
    * “-¡Porque hiciste eso, Alicia! –gritó él mirándola iracundo, listo para arrancarle la respuesta como sea. Ella se detuvo de inmediato.”_____ “por qué”, separado. “como sea”, “como fuese”, ya que el resto de la oración está en pasado.
    * En esta frase vuelves a usar los dos tiempos verbales. Mejor todos en presente o todos en pasado. “Su impaciencia es interrumpida por la llegada de un coche que él reconoce, y corre escaleras abajo hasta la vereda, gritando que no DETUVIESEN el motor.”
    * “entonces llamé a tu chofer y he me aquí”___creo que “heme” va junto. He estado buscando información al respecto pero como es una forma de hablar en desuso, no lo tengo muy claro.
    * Y por último, quiero comentarte sobre los diálogos. Hay en Literautas un tutorial de cómo representarlos gráficamente que te ayudará mucho en la próxima ocasión. Te lo digo por no entrar en detalles farragosos, mejor échale un vistazo.
    Sé que he hecho muchas correcciones, pero solo son pequeñeces que no desmerecen para nada tu gran historia. Espero haberte ayudado.
    Un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 19:10

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