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A la luz de la luna - por Tay
Entonces… la luna se apagó. No se escondió tras las nubes, ni jugó al escondite con el sol. Simplemente se esfumó. Apenas unos instantes antes estaban observándola incontables parejas mientras se obsequiaban unos a otros con las típicas ñoñerías. De pronto, parpadeó un par de veces y desapareció.
Otras miles de cabezas, de miles de ciudades se giraron hacia el cielo. La oscuridad era palpable. Surgieron los primeros gritos de asombro, de incertidumbre, de pánico. No había luna. Sí había estrellas, sí se distinguían constelaciones, el ojo experto incluso podía distinguir la Vía Láctea. Sin embargo, el más romántico de los astros no estaba.
Por fin, la Gran Mano apareció. Dio unos toquecitos en mitad del cielo nocturno, como quien golpea una bombilla rebelde, se produjeron nuevos parpadeos y la luna volvió a brillar. Grande, llena, maravillosa. ¡Menudo susto!
Me gustó la idea del relato.
Improbable; pero nos recuerda que damos por echo mucho de lo que disfrutamos.
Buenas tardes Tay: gracias por tus elogiosas palabras. Tu relato tiene un toque de magia, ese hacedor que la prende y la apaga. Me traslada a un universo fantástico.
Saludos.
Galia
Es cantidad de fresco y original. El toquecito ala bombilla que vuelve a parpadear… a veces me lo ha parecido cuando laluna se esconde tras las nubes o la niebla.
Saludos.
Simpatiquísimo relato, me ha encantado. Un saludo.
Hola!
Muy buena la idea que desemboca en sorpresa y nos hace reflexionar.
Creados para qué, quién nos observa y muchas cosas más. Todo en pocas y adecuadas palabras.
Felicidades y hasta pronto-
Qué genial dedicarle un microrelato a la luna. Me encanta el final.
Hola Tay,
Muy bonito texto, por la composición, las palabras, los tiempos, y por la forma en que nos vas llevando a través de la historia.
Felicidades, y nos leemos.
Hola Tay.
Me encantó tu relato, me volvió a la ingenuidad de la niñez. Hermoso.
Felicidades