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Tras los cristales - por Patriciandr

Web: http://patriciandromeda.wordpress.com

Una noche más que empieza. Igual a la anterior; premonición de la que vendrá. Siempre distinta, siempre la misma…
Paso distraídamente el paño sobre la impoluta barra de madera que me convertirá en espectador otra noche más. La costumbre hace de mis actos un ritual, y es tan importante para la quietud de mi espíritu borrar la presencia de cualquier mancha imaginaria, como la de comprobar que la gramola conserva en su lugar todos los discos que jamás sonarán.
Inspiro profundamente y me dispongo a darle la vuelta al cartel de “cerrado”… No es que este gesto vaya a marcar una gran diferencia en los acontecimientos de la noche, pero forma parte de esa liturgia a la que he ido dotando de significado e importancia a través del tiempo… Tiempo en el que se han desdibujado los límites de la realidad, creando un mundo paralelo en el que mi memoria es la única superviviente.
No espero oír el tintineo de la campanilla que descansa sobre la puerta de cristal; sé que en el momento en que me gire a colocar un vaso en su sitio o a buscar una botella de leche, Mike aparecerá, apoyado al otro lado de la barra y con esa sonrisa nostálgica que muere en sus labios con cada despuntar del alba.
No duda en explicarme el motivo de su presencia, como si con su verborrea quisiera alejar los miedos que alimentan su inseguridad. Él ignora que llevo escuchando esa misma historia, noche tras noche, durante lo que probablemente sean ya décadas; sorprendiéndome cada vez que me explica emocionado que hoy por fin se encontrará con Sarah, la mujer con la que lleva años escribiéndose; la mujer que, con sus palabras, salvó su vida; la única que se atrevió a contestar a aquella plegaria que lanzó desde el frente, en forma de misiva anónima, durante su participación en la II Guerra Mundial.
El sonido de unos tacones detiene su charla y su respiración. Cual sustituto de un reloj ausente, hace audible el paso del tiempo y lleva hasta el límite los anhelos de un hombre que pronto revivirá el instante en que quedó atrapado en este peculiar limbo de la cordura.
Christine es la dueña de ese segundero animado. Otra prisionera de estas paredes de cristal, en espera de algo que no llegará jamás. Su resignación no pretende más que ocultar el dolor que alberga en su interior, pero no hay nada que mis ojos no puedan ver… En mi mundo de sombras y silencios todo queda al descubierto; las verdades más acalladas son gritadas al viento mientras que los miedos más profundos devoran inclementes, las almas de sus víctimas.
La desgarradora voz de Billie Holliday delata la presencia del más enigmático de los clientes. No entiendo cómo hace sonar un disco que no está almacenado en la gramola, pero la canción “My man” es una constante en sus incursiones nocturnas a este bar. Podría hacer gala de mi profesionalidad y servirle el whiskey que aún no ha pedido, pero sé que eso sería inmiscuirme en un ritual casi místico, en un ejercicio de superación en el que todo está medido. Es la fuerza de voluntad de Leslie quien desfallece al pedir ese whiskey, y su perseverancia quien libra una ardua batalla, hasta que los primeros rayos de sol filtrándose por el enorme ventanal que nos separa del exterior, encuentran intacto el contenido del vaso.
La mañana llegará como siempre, y la claridad del amanecer borrará todo rastro de la existencia de esos miedos que cobran vida cada noche. Y el tiempo avanzará, dando vida y trayendo muerte mientras nosotros permanecemos eternos en nuestro pequeño mundo inalterado; desapareciendo con la luz del día y habitando la noche.
Sólo en los días de lluvia, cuando las gotas de agua rompen el espejismo en el que permanecemos confinados, pueden vislumbrarse retazos de la otra realidad, la que mora más allá de los cristales de nuestro mundo.
Mientras ellos esperan a alguien imposible aquí dentro; yo conservo intacta la fe de que alguien, al otro lado, sigue esperando por mí; y es ahí donde radica la diferencia, lo que me hace distinto en este lugar… el motivo por el que, probablemente, yo soy el único habitante entre estas cuatros paredes que recuerda que, una vez, tuvimos una vida en una época que ya no nos pertenece.

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8 comentarios

  1. 1. Olaya Pérez dice:

    Un relato muy bonito de esos receptores de historias que son aquellos que se esconden detrás de una barra. Me ha gustado mucho

    Escrito el 1 mayo 2013 a las 16:04
  2. 2. Patriciandr dice:

    Muchas gracias Olaya! Por si te apetece adentrarte un poco más en el mundo de esos personajes, en mi blog he colgado una versión extendida del relato.
    Un saludo y nos seguimos leyendo!

    Escrito el 2 mayo 2013 a las 00:18
  3. 3. lunaclara dice:

    Que bonito, Patricia! Permiteme decirte que manejas muy bien el lenguaje. Ojala yo llegara a eso. Tu relato es ideal para leerlo bajo una mantita, una tarde de invierno. Me alegra mucho que lo hayas ampliado, la verdad es que es lo suyo. Felicidades!

    Escrito el 2 mayo 2013 a las 23:09
  4. 4. Josep García dice:

    La ampliación es un buen plus, a pesar de que esta versión ya es buena.

    Escrito el 3 mayo 2013 a las 09:15
  5. 5. Patriciandr dice:

    Hola!
    Muchas gracias por vuestros comentarios y por pasaros por el blog a ver la versión extendida. Me alegra mucho que os haga gustado.
    Un abrazo!

    Escrito el 3 mayo 2013 a las 16:16
  6. 6. Carlos Dauro dice:

    Me ha encantado la forma en que has definido y relatado la intimidad de ese pequeño universo, simplemente mágico.

    Escrito el 4 mayo 2013 a las 17:11
  7. 7. Moona dice:

    Me ha encantado la entrada, Patricia. Da gusto leer algo tan bien escrito y que transmite, con cada palabra, ese ambiente de soledad que se desprende del cuadro de Hopper 🙂

    Escrito el 4 mayo 2013 a las 17:11
  8. 8. Eloyzinho dice:

    Hola, Patricia.

    Tu relato me ha gustado mucho. Me ha parecido muy bueno y de una calidad muy superior a la media de este taller (y no me refiero sólo en cuanto a nivel formal).

    El tono que le das es pausado, introspectivo, taciturno, y lo haces de manera brillante y sin fisuras. También me ha gustado el hecho de que el narrador use el tiempo presente; creo que logras el efecto de monotonía que pretendías transmitir.

    No sé si llevas mucho tiempo escribiendo pero me he animado a leer tus relatos anteriores y me ha dado cierta envidia al ver lo que eres capaz de hacer con las palabras. Permíteme que te diga que eres una narradora nata 🙂 Ahora entiendo mejor lo que me comentabas de que el mío arrancaba muy potente para luego ir perdiendo fuelle, y, después de leer el tuyo, no puedo hacer menos que darte la razón 😉
    Yo tiendo a describir la acción, más que a analizarla o interpretarla, y creo que me va a costar “subir” de nivel. En cualquier caso, creo que me gusta escribir y no he hecho más que empezar 😀

    Saludos.

    Escrito el 7 mayo 2013 a las 20:05

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