Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre los tipos de diálogo que existen, para qué sirven los diálogos o las claves para escribir diálogos efectivos. Ahora le toca el turno a la forma en la que escribimos esos diálogos.
Leyendo los textos y los comentarios de los participantes del taller de escritura a lo largo de sus diferentes ediciones, me he dado cuenta de que los escritores nos encontramos a veces con un pequeño problema en cuanto a ciertos símbolos se refiere: las comillas latinas y el guión largo de los diálogos.
En esta entrada no voy a hablar de cómo y cuándo usar estos símbolos, pero si tenéis alguna duda al respecto, en los enlaces al comienzo de esta entrada encontraréis más información sobre el tema.
De lo que quiero hablar aquí es de lo siguiente: supongamos que ya tenemos claro cuándo tenemos que usar cada uno de estos símbolos, nos sentamos delante del ordenador para escribir nuestra historia, comenzamos a teclear y… ¿Dónde encuentro el guión largo? ¿Y las comillas? ¡No están en el teclado!
Porque, para que conste en acta: no es lo mismo el guión (-) que la raya de diálogo (—); ni tampoco es lo mismo poner dos símbolos de menor que (< <) que unas comillas latinas («). Así que, ¿de dónde los sacamos?