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Trece reglas para escribir un trhiller, según John Verdon

John Verdon es un autor estadounidense creador de la exitosa saga de novelas del detective retirado David Gurney. Pero lo que más me ha llamado siempre la atención de este escritor es que no publicó su primera obra hasta el 2010, ¡con sesenta y ocho años!

John Verdon comenzó su carrera trabajando como redactor publicitario. Posteriormente, se retiró a una vida más tranquila en el campo, junto a su mujer, y decidió dedicarse a la carpintería, al tiempo que se convertía en un tenaz lector de novela negra.

Fascinado por la construcción mecánica de estas obras y alentado por su mujer, empezó a barajar la posibilidad de escribir su propio libro. Así nació Sé lo que estás pensando y, posteriormente, el resto de novelas de la saga Gurney.

Si os gustan las novelas clásicas, donde el misterio se convierte en un juego de ingenio para el protagonista y el lector, es posible que os interese echarle un vistazo a las obras de Verdon.

Pero ¿por qué os estoy contando todo esto? Porque hace unos días descubrí en Eldiario.es una lista de consejos de escritura de este autor, y he pensado en compartirla con vosotros, a ver qué os parece. Los encabezados en negrita son las de Verdon. El resto son aclaraciones mías:

1. No escribas sobre nada que no te entusiasme.

Ya sabéis lo que dicen: si el autor no disfruta, ¿por qué tendrá que hacerlo el lector?

2. Escribe para un lector concreto, alguien a quien conozcas y respetes.

Aunque yo siempre he sido más partidaria de escribir aquello que el autor quiera leer, con un lector “tipo” en mente, puede resultar más sencillo darle un ritmo, un estilo, un tono… No es lo mismo escribir para un joven de quince años que para una mujer de mediana edad. Lo del respeto también me parece fundamental. Si no respetas a tu lector, ¿qué sentido tiene que escribas para él (o ella)?

3. Abre con una imagen que sacuda al lector y lo meta de lleno en la novela.

El arranque del libro es fundamental. Ya lo hablamos en cómo escribir los primeros párrafos de una novela.

4. Cada personaje debe necesitar algo desesperadamente, aunque no lo sepa.

Un punto muy importante. La base del conflicto en una historia es aquello que quieren los personajes (aunque sea de manera inconsciente) y los obstáculos que les impiden conseguirlo.

5. Conoce a tu villano tan íntimamente como conoces a tu héroe.

En una novela negra o de misterio, seguramente habrá un “malo”, un asesino que crea el rompecabezas que el protagonista habrá de encajar. Si este personaje no está a la altura, el resto de la historia tampoco. Dedícale el tiempo que merece.

6. Dale a cada personaje una voz que el lector pueda reconocer.

Si tus personajes son únicos, tus voces también. No te olvides de cómo escribir diálogos, le dan vida a la historia.

7. Debes saber lo que hacen tus personajes cuando no están dentro de tu libro.

Conocer a tus personajes es fundamental, pero también lo es el timing de tu historia. Para que todo encaje, mejor que controles lo que cuentas en ella, y lo que no.

8. Describe pronto a tus personajes, antes de que el lector se haga una imagen de ellos.

Como muchos ya sabréis, yo no soy muy amiga de las descripciones innecesarias. A mí me gusta más el estilo Hemingway, describir solo aquellos detalles que le dan profundidad a la historia y dejar que el resto lo haga el lector. Pero hay estilos para todos los gustos y, por supuesto, si vas a describir a un personaje, ya sea con pequeños rasgos o en profundidad, cuanto antes lo hagas, mejor. De otra manera, será el lector quien rellene los huecos y puede sentirse incómodo si después le obligas imaginarse algo distinto.

9. Planta un conflicto en cada escena, incluso cuando sólo hay una persona en la habitación.

Este consejo me encanta porque es lo que hace que la historia avance y el lector se quede enganchado página tras página. El conflicto, aunque sea interno, debería de estar presente en todas las escenas del libro.

10. Deja que tus personajes te arrebaten la historia y te sorprendan con el final.

Esto es difícil de hacer para los que solemos planificar mucho una historia antes de escribirla, pero cuando ocurre, cuando los personajes cobran vida propia y te dicen: «Sé que tenías planes para nosotros, pero los hemos cambiado», la historia gana una nueva dimensión y el autor disfruta todavía más con la escritura.

11. La violencia es como el romero: una gota da para mucho.

Imagino que el consejo aquí es tratar la violencia con mesura. A veces menos es más.

12. Lo mismo va para el punto y coma.

Pues eso, a veces menos es más.

13. Cuando creas que tienes el manuscrito final, quítale 10.000 palabras.

Fantástico este último consejo. No creo que se trate de seguirlo al pie de la letra, pero la reescritura es fundamental. Cualquier manuscrito puede pulirse siempre un poco más.

¿Qué os han parecido los consejos de Verdon? ¿Estáis de acuerdo con él?

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