Estamos de estreno con una nueva temporada de “Lecturas recomendadas” y, para esta primera ocasión, os traigo una de las lecturas que más disfruté el año pasado: Tuya, de Claudia Piñeiro, una novela del género negro y ciento setenta y seis páginas, publicada en el 2010 por Alfaguara dentro de la colección Hispánica.
La autora
Claudia Piñeiro es una escritora, guionista y dramaturga argentina nacida en 1960 y galardonada con numerosos premios tanto de novela como de teatro. Podéis seguirla en Twitter para estar al tanto de sus publicaciones, o visitar su página de autor en Amazon para consultar todas sus obras.
Pero vamos a lo importante y hablemos de por qué he escogido esta obra como lectura recomendada:
La novela
En primer lugar, Tuya es un libro que disfruté mucho, tanto la primera lectura como una segunda ya más analítica, en busca de los entresijos de la obra. Esto de por sí es motivo suficiente para recomendarla.
Pero lo que hace especial a esta novela es la técnica, la forma en la que está narrada. Yo soy una lectora asidua de novela negra. Es un género que me encanta, pero que a veces se encuentra un poco encorsetado y en el que es fácil caer en los tópicos. Por eso, cuando me encuentro una novela como esta, en la que se da un giro al género y se logra hacer una obra tan original, no puedo evitar considerarla una joya a tener en cuenta.
Para no destriparos la trama, no comentaré nada más que lo básico: en Tuya la protagonista es un ama de casa de clase media dispuesta a cualquier cosa con tal de conservar su matrimonio. Hay asesinato, por supuesto, ya que el género lo requiere. Pero hay sobre todo enredos, giros de la trama, crítica social, humor negro y mucha ironía.
Análisis de la técnica
Los diferentes puntos de vista son lo que hace peculiar a esta novela. La narración principal es en primera persona (en tiempo pasado) desde la perspectiva de Inés, la protagonista, y la forma en la que la autora crea esta voz me parece magistral. Con un lenguaje directo, sencillo y cotidiano, dibuja toda la psicología del personaje al mismo tiempo que mantiene al lector enganchado a la trama.
En medio de esta narración principal se cuelan capítulos de cuatro tipos:
1. La narración en tercera persona (en pasado) desde el punto de vista de otros personajes. Estos capítulos aportan información al lector que la protagonista no conoce, con lo que aumentan la tensión narrativa.
2. Capítulos compuestos por diálogos en los que el narrador no aparece en ningún momento. Son conversaciones que mantiene la hija de la protagonista con diferentes personajes y que cumplen la misma función que el apartado anterior, de aportar información extra al lector, aumentar la tensión narrativa y, además, están repletos de crítica social. Son quizás las partes con menos humor, ya que al final la verdadera víctima en toda la historia es la hija adolescente.
3. La narración en tercera persona (también en pasado) desde la perspectiva de la protagonista. Ocurre en dos momentos en los que el personaje reacciona a dos giros potentes de la trama, en una especie de estado de shock que lo cambia todo para ella; quizá la autora quería remarcarlo poniendo esa distancia entre ella y la narración.
4. Pedazos del informe policial de la investigación del asesinato. Estos capítulos se supone que suceden en el futuro, pero se intercalan con la trama presente para remarcar el lío en el que se están metiendo los personajes y, al mismo tiempo, nos dan más datos de la psicología del personaje protagonista y aportan un toque de humor a la trama, por lo irónico de su contenido.
Esto es, grosso modo, lo que quería resaltar de esta novela porque me parece interesante a nivel narrativo. Por supuesto, estaré encantada de conocer vuestra opinión si la leéis o la habéis leído ya, así que no dudéis en comentarla a continuación. Cuantas más voces seamos a comentar, más podremos aprender.
¡Feliz lectura!
Entradas relacionadas
Cómo sacar el máximo partido a lo que lees para mejorar tu escritura
Érase una vez… diez clásicos imprescindibles
Entrevista a la escritora María Oruña