Literautas

Érase una vez… Escribir según Elvira Lindo

El libro “Tinto de verano”, de Elvira Lindo, estaba desde hace tiempo en mi lista de lecturas pendientes esperando por un tiempo estival que le hiciese justicia. Hace unas semanas por fin tuve la ocasión y me lancé a leerlo.

Se trata de un libro breve plagado de ironía y de verano en el que la autora recoge los artículos que fue publicando en el diario El País durante el mes de agosto del año 2000. Pero lo que más me sorprendió al abrirlo fue el prólogo que me encontré.

Me parecieron unas reflexiones interesantes que no podía dejar de compartir con vosotros. Además, me parece gracioso que haya resultado una entrada a medio camino entre los principios de novela que solemos publicar en “érase una vez” y los consejos de escritores para escritores en “palabra de escritor”.

Inicio del prólogo de Tinto de Verano, de Elvira Lindo:

«Confieso que para mí escribir es difícil, y no sólo porque siempre es complicado contar con precisión lo que uno desea, sino porque escribir, tal y como yo lo entiendo, es arriesgarse, arriesgarse a confesar algo de lo que uno no está muy satisfecho, algo vergonzoso, las ligeras contradicciones que a diario te enfrentan con el mundo, las grandes, y, en alguna ocasión, puede que uno se permita también el lujo de compartir esos fogonazos de felicidad que a veces regala la vida. Escribir es contar una verdad, aunque esté encubierta por muchas mentiras. Es despojarse de todos los ornamentos con los que nos servimos en el trato con los demás para quedar bien, para ser sociables. Se ha dicho mucho eso de «yo escribo para que me quieran». No siempre es así, porque cuando se llega al momento tan inusitado de escribir sin miedo puede ocurrir que haya gente que cuando te lea deje de quererte, que atisbe cosas en ti que no sospechaba y que no le gustan, puede darse el caso de que unos te quieran mucho y otros sencillamente te detesten. Son muchas las ocasiones en las que un escritor ha quedado socialmente escaldado por contar aquello que le apetecía, o aún más que escaldado, que le han retirado literalmente el saludo, como le sucedió a Truman Capote cuando publicó los secretos inconfesables de una clase social que le había mimado en su último libro Plegarias atendidas. Pudo haberlo evitado y morirse en la gloria, pero por alguna razón íntima y poderosa, no lo hizo».

¿Qué os parecen estas palabras de Elvira Lindo? ¿Estáis de acuerdo con ella?

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