Literautas

Cómo escribir una novela (2): la semilla de una historia

Ya estamos aquí con la segunda entrada de la serie Cómo escribir una novela paso a paso. ¿Preparados para el siguiente paso? Espero que sí, porque hoy empieza lo divertido: comenzamos a cultivar la historia.

Pero antes de nada, recapitulemos: tanto si seguisteis los pasos de la tormenta de ideas, como si ya teníais una idea pensada de antes, a estas alturas todos deberíais tener una noción general de lo que queréis escribir. El siguiente paso, consiste en dar forma al concepto de la historia, la semilla de la que luego surgirá el resto.

Eso sí, un breve aviso a navegantes: en los siguientes párrafos voy a usar como ejemplo El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, e incluiré pequeños detalles de la trama que podrían fastidiaros el libro si no lo habéis leído. De todas formas, creo que la gracia de la novela reside en cómo está contada y, aun conociendo estos detalles, se puede disfrutar igual. En cualquier caso, si eres de los que no soportan los spoilers, mi recomendación es que vayas corriendo a la librería o biblioteca más cercana, te hagas con un ejemplar y lo leas cuanto antes. Es una novela muy cortita y merece la pena cada palabra. Además, es posible que vuelva a usarla como ejemplo en futuras entradas, ya que es uno de mis libros favoritos.

¿Qué es el concepto?

El concepto, también llamado logline por los guionistas, es una sola frase (entre veinticinco y cuarenta y cinco palabras, más o menos) donde se resume la historia que queremos contar. Esto, además de servirnos en el futuro a la hora de vender la historia (a posibles lectores, editores y/o agentes), nos será muy útil como guía para seguir avanzando en el desarrollo de la novela.

¿Qué te hace falta para escribir el concepto?

En principio solo necesitas tres cosas: el personaje principal, la meta u objetivo que este va a perseguir en la historia y las fuerzas que se opondrán a que lo consiga (normalmente un personaje antagonista). También podrás incluir la época y el lugar, pero estos datos son opcionales y dependen bastante de la clase de historia que quieras contar. A continuación vamos a analizarlos punto por punto para ir viendo los pasos a seguir hasta llegar a la frase final:

1. Crea listas. A no ser que tengas muy claro cada uno de los puntos del logline, mi consejo es que vayas creando listas, como ya vimos en tormenta de ideas, con posibles personajes para protagonizar tu historia, diferentes objetivos, antagonistas, así como lugares y épocas. Recuerda que esta etapa de la escritura es como un juego y has de intentar divertirte. Déjate llevar, escribe todas las ideas que se te ocurran y quédate con aquellas que más te gusten.

¡Ojo! La idea acertada no tiene por qué ser la más original o rocambolesca, sino aquella con la que tú te sientas más a gusto, la que te apetezca escribir por encima de todo.

2. El personaje principal. No uses nombres propios. Ya habrá tiempo para eso. Ahora muéstralo (o muéstralos si planeas escribir una novela con varios protagonistas) solamente con un sustantivo y una característica que los definan de manera más sencilla y general. Por ejemplo, una niña despistada, un bombero con miedo a las alturas, un científico excéntrico o tres adolescentes que se escapan de casa.

Lo ideal sería que esa característica que le añadamos al personaje fuera al mismo tiempo raíz del conflicto o, lo que es lo mismo, algo que le dé chicha a la historia. Por ejemplo, en El viejo y el mar, de Hemingway, el personaje principal es un anciano pescador que lleva ochenta y cuatro días sin conseguir pesca alguna. Como veis, ya en esta breve descripción del protagonista se empieza a fraguar el siguiente punto.

3. El objetivo o meta. Esta parte de la frase que tienes que construir es clave para crear el conflicto de la novela. Para que exista una historia, tenemos dos opciones: el personaje principal quiere o necesita algo, o el personaje principal se ve obligado a algo.

Retomando en ejemplo de El viejo y el mar, el anciano pescador se ve obligado a salir solo en su barca y consigue pescar un pez gigantesco. Su objetivo será volver con ese pez a casa.

4. Las fuerzas que se oponen. Por último, para que exista un conflicto y, en consecuencia, una historia digna de ser contada, ha de existir una oposición, una fuerza cuyo objetivo choque directamente con el del protagonista. Esta fuerza antagónica puede ser abstracta o un grupo indefinido (las fuerzas de la naturaleza, una institución, el destino…), pero, en cualquier caso, mi recomendación es que intentes plasmarla a través de un personaje concreto, aunque sea como representación de esa fuerza o grupo superior.

En El viejo y el mar, las fuerzas que se oponen al pescador son su propia vejez, el mar, las fuerzas de la naturaleza, los tiburones… Pero el principal representante de todas ellas es el pez que quiere llevarse a casa, ese pez gigantesco que se convierte a la vez en su salvación y su perdición.

5. La época y el lugar. Como comentaba antes, estos elementos son necesarios solo en algunas historias, como por ejemplo una novela histórica, futurista o fantástica. En el caso de El viejo y el mar, la trama tiene lugar en Cuba a mediados de los años cincuenta del siglo XX, pero podría ser en cualquier otra época y lugar, y el concepto de la historia seguiría siendo el mismo.

6. La frase que define tu novela. Por último, cuando ya hayas elegido todos los elementos que conformarán tu historia, escribe con ellos una frase que resuma la historia que quieres contar. Trabájala hasta que te suene redonda, hasta que explique exactamente la novela que vas a escribir. Anótala en un lugar visible de tu mesa de trabajo o en la primera página de tu cuaderno. Es posible que necesites volver a ella cuando pierdas el rumbo más adelante.

A modo de ejemplo, para la novela de Hemingway, podríamos construir una frase como la que sigue: «Un anciano pescador que lleva ochenta y cuatro días sin pescar nada, consigue atrapar al pez más grande que jamás ha visto, pero está solo para llevarlo a casa y el pez no va a dejarse arrastrar fácilmente».

Y ya está. Esto es todo por el momento. No hace falta que pienses todavía en el final (o finales, de los que hablaremos en futuros posts), ni los obstáculos que tendrá que superar el protagonista, ni las subtramas… Por ahora, quiero que te centres en el conflicto y dentro de dos semanas volveremos con un nuevo post para seguir desarrollando esa historia.

No olvidéis que podéis dejar vuestras dudas o contarnos vuestros progresos en los comentarios a esta entrada. ¡Feliz escritura!

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Ahora puedes conseguir todo el contenido del tutorial actualizado y extendido en el libro Cómo escribir una novela. También puedes acceder a todas las entradas de la serie en la página del tutorial.

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