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Desde las Sombras - por Laurindiel

Llegó a su apartamento como todos los días. Se encontraba cansado, pero eso no era ninguna novedad para él. La presentación delante del jefe le había hecho mella, y necesitaba, sobre todo, dormir. Sin embargo, al mismo tiempo le embargaba un aire de superioridad que hacía tiempo que no sentía. Todo había salido según lo previsto, le habían felicitado fervorosamente por las propuestas planteadas y lo primero que le había apetecido al salir era irse al club de moda a tomarse una copa, encontrar a una chica guapa, y desarrollar sus instintos animales sobre su presa nocturna.

Sin embargo, decidió ser buen chico esa noche. Así que cerró la puerta de la casa con llave y comenzó a desvestirse mientras avanzaba por el pasillo. La corbata por un lado, la camisa por otro, y los pantalones por el suelo. Necesitaba sentirse libre y desnudo, quitarse todo lo que le recordara a trabajo de encima.

Y así, desnudo, se paseó por la casa con los amplios ventanales totalmente levantados y abiertos. Le daba igual que le vieran, quería sentir la luz de la luna y el aire de la noche en su cuerpo, purificarse y limpiarse de la hipocresía que, día a día, le ensuciaba la ropa, el cuerpo y el alma.

Miró a la vecina de enfrente. Le guiñó un ojo. Ella le devolvió el gesto y, sensual y coqueta, se desabrochó un botón de su camisa. También acababa de llegar del trabajo, y tenía un aire de ejecutiva dominante y segura de sí misma impresionante. Los pensamientos pervertidos comenzaron a agolparse en su cabeza, y, en otras circunstancias, se hubiera masturbado en la ducha con la imagen de los pechos redondos de la vecina, pero, sin embargo, esa noche esas imágenes se le desvanecieron en seguida.

La realidad era que se sentía raro. Había algo en su mente, en su corazón, que no cuadraba. Algo inexplicable que le había retenido en su casa y que le mantenía totalmente frío. Notaba el aire impregnado de una atmósfera extraña, pero, ¿qué?

Se metió en la ducha y se frotó con ahínco, como si quisiera mudar la piel y olvidar lo qué era y quién era. No se enteró de que, mientras tanto, alguien metía algo por debajo de su puerta.

Solo lo vio cuando salió de la ducha y limpio, renovado, y cubierto por el albornoz, miró hacia el suelo de la entrada y vio lo que parecía un sobre. Extrañado, se acercó, se agachó, lo cogió y lo abrió. El sobre estaba vacío. La única seña de identidad que tenía, era una marca de carmín en la parte de delante, a modo de remite.

Fue entonces cuando se alarmó y puso su mente en funcionamiento. No sabía cómo, cuándo ni por qué, tenía ese sobre blanco, sin nada en su interior, en su casa. No sabía qué significaba, ni si le tenía que recordar algo, no sabía nada. Solo tenía una certeza: la sensación extraña que llevaba sintiendo desde que entró en casa ya sabía qué era: estaba peligro.

Decidió, entonces, coger una linterna del cajón y apagar las luces. No había nadie dentro de la casa, de eso estaba seguro. El extraño o, más bien, extraña en este caso, tenía que estar fuera, así que lo mejor era pasar desapercibido vagando a oscuras por la casa, que no lo vieran.

Buscó la pistola en el cajón de la mesilla de su habitación, y se decidió a cerrar, sin ser visto, todas las ventanas. No bajó las persianas. Necesitaba ver e intentar localizar a la persona que lo estaba amenazando en ese momento.

Cerró todas menos una. Cuando llegó al ventanal desde el que se había excitado previamente viendo a la vecina, vio un láser rojo apuntándole justo en el centro de sus ojos. Sin embargo, el tiro le acertó de lleno en el corazón, y cayó fulminado al instante. Ni siquiera pudo visualizar un breve instante la cara de su verdugo.

Solo el sobre que portaba en su mano, y que ahora se encontraba ensangrentado, había sido testigo de su muerte.

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2 comentarios

  1. 1. grace05 dice:

    Hola:
    Parece que soy la primera en comentar tu historia.
    Me gustó mucho. Está muy bien narrada. Queda muy claro que es una historia que trabajaste y esta muy cuidada.
    Es de lectura muy fluida y mantenés la tensión y la intriga del lector.
    ¡Te felicito!!!
    Te invito a comentar194

    Escrito el 6 noviembre 2015 a las 23:49
  2. 2. Laurindiel dice:

    Muchas gracias, Grace!! Me paso por tu relato para comentarlo!!

    Un saludo

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 21:47

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