Literautas

Aunque suene a tópico, esto no es una despedida

Es un hasta pronto. Un hasta pronto que digo con el corazón en un puño porque no ha sido fácil decidirme a dar el paso. Confieso que la idea se me había cruzado antes por la cabeza, pero siempre había acabado por desestimarla y obligarme a aguantar un poco más. Hasta hoy. Porque he sentido que tocaba fondo.

El último año y medio ha sido agotador para mí, el más agotador de mi vida. Con el peque dando vueltas por la casa, la falta de horas de sueño que se acumula noche tras noche y una carga de trabajo extra para la que tengo que robarle horas al día, apenas si tengo tiempo para nada. Casi no puedo ni leer, siendo esta una de mis mayores pasiones, y ya no hablemos de escribir. Hace siglos que no escribo una historia. Bueno, siglos no, solo dieciocho meses, pero parecen siglos porque quizás sea lo que más echo de menos y lo que mas necesito para mantener la cordura. Incluir el blog y el taller en medio de toda esta dinámica es como intentar hacer malabares con demasiadas bolas.

A comienzos de este año traté de recuperar la energía de antaño en el blog y me hice un pequeño plan para volver a publicar entradas con asiduidad. Al final la realidad se impuso y de ese plan solo quedaron las anotaciones en mi agenda, que nunca llegué a cumplir. Los pocos días que logro sacar algo de tiempo para dedicar a un post, me veo sin fuerzas o sin ideas y noto que me apetece más dedicar ese ratito a adelantar algo de trabajo pendiente, descansar o leer algo. Así que pronto me di cuenta de que iba a ser un plan fallido.

Lo que sí me propuse fue mantener el taller. Porque sentía que era capaz y, sobre todo, por el compromiso no escrito que, en cierta medida, siento que tengo con vosotros. Pero la verdad es que notaba que cada mes se me hacía más cuesta arriba idear el ejercicio, revisar los escritos y moderar los comentarios. El último mes antes del descanso de verano solo leí los textos por encima y sin ganas, mientras me convencía de que me sentaría bien el parón y de que en septiembre volvería con más fuerzas.

Tampoco fue así. El parón de verano ya ha llegado a su fin, yo he descansado muy poco estos últimos meses y las fuerzas no han regresado. De hecho, no es solo que se me haga cuesta arriba, sino que terminar el libro del taller y ponerme a pensar en la edición de octubre me han generado ansiedad. Mucha ansiedad. Y he empezado a escuchar una voz en mi cabeza que me decía: «Así no, Iria. Así no». Porque si algo tengo claro desde el principio de este proyecto es que tanto el blog como el taller los tengo que encarar siempre con ilusión. Ese es el espíritu de Literautas, lo que quiero transmitir a los lectores y a los escritores que pasen por esta casa.

Por eso creo que ahora mismo lo mejor que puedo hacer es parar máquinas y tomar un respiro. Centrarme en descansar más y aprovechar el tiempo que pueda encontrar, si lo encuentro, para volver a escribir mis propias historias antes de volverme loca. Me parece que este es el camino para recuperar la fuerza y la ilusión. Sé que siguen ahí dentro, en algún sitio, pero lo que antes era una hoguera, ahora es una llamita que tengo que proteger y alimentar para que no se extinga de puro agotamiento.

De todas formas, no es una despedida, en serio. Sé que volveré. No sé cuando, pero retomaré Literautas antes o después. Mi esperanza es que, a medida que el peque crezca, las aguas vuelvan poco a poco a su cauce y yo tenga más tiempo. Seguro que entonces me entra de nuevo el gusanillo y decido retomar el proyecto para seguirlo como hasta ahora o para enfocarlo de una forma diferente, con nuevas propuestas. Porque me conozco y sé que, en cuanto recupere esa ilusión tendré mil ideas para hablar de escritura con todos vosotros y compartir mi pasión por ella.

Pero para llegar ahí, necesito darme tiempo.

Espero que sepáis comprenderme y perdonarme. Como os decía, no ha sido una decisión fácil y, ahora que la he tomado, me siento al mismo tiempo culpable y liberada. Pero, sobre todo, sé que es la decisión correcta porque he dejado de escuchar esa vocecita insistente en mi cabeza diciéndome que iba por mal camino.

Mientras tanto, como siempre, os deseo a todos lo mejor. Leed mucho, escribid mucho y no dejéis de disfrutar de la literatura, que para eso estamos aquí.

Un abrazo,

Iria