Literautas

Diez cuadernos inspiradores para escritores

Como ya he comentado en alguna otra entrada, me chiflan los cuadernos. Pequeños, grandes, de anillas, de tapa dura, sin pauta, cuadriculados… ¡Todos! En muchos, resulta un auténtico placer escribir y, no importa cuántos tenga, siempre encuentro alguna utilidad para cada cuaderno.

Y de eso quería hablaros hoy: de las distintas funciones que se le pueden dar a un cuaderno, además de la escritura en sí misma, y a los que podemos recurrir siempre que estemos ávidos de ideas o inspiración.

Hoy en día, muchos de estos cuadernos se pueden llevar también de forma virtual, aunque a veces es más aconsejable la versión física porque el contacto directo con el papel y la plasticidad del propio cuaderno pueden servir también como parte de la llamada a las musas.

Pero bueno, al margen del debate físico-virtual que cada quien prefiera, vayamos a lo importante y veamos esa lista de cuadernos:

1. Cuaderno de ideas

Es de cajón, pero el primero de todos los cuadernos que ha de llevar un escritor es el cuaderno para apuntar las ideas. Lo más aconsejable para este diario es que sea pequeño y manejable, de manera que podamos llevarlo siempre encima (yo lo llevo en el bolso y por las noches lo pongo en la mesilla). Nunca se sabe dónde nos puede sacudir esa fantástica idea y ya sabemos lo que pasa si no se apunta de inmediato.

2. Cuaderno de lecturas

Otro cuaderno que tengo en un cajón de la mesilla de noche es mi diario de lecturas, que me sirve para llevar un registro de los libros que voy leyendo. Hay muchas formas de hacerlo y muchos apartados que se pueden incluir en él: un resumen de la historia, estilo, tono, narrador, personajes… También pueden añadirse dibujos, fotos, recortes de periódicos, imágenes o cualquier otra cosa que se quiera.

Mi cuaderno de lecturas es más sencillito: a mí me gusta anotar el título y el autor, las fechas en las que comienzo y termino de leerlos, la nota que le doy y la frase con la que comienza cada libro (esto debido a mi afán de coleccionar principios de libros, como sabéis por la sección de Érase una vez)

Por cierto, si queréis descargaros el modelo de una ficha de lectura bastante útil, podéis hacerlo en la entrada que escribimos sobre el tema en el blog: Cómo sacar el máximo partido a lo que lees para mejorar tu escritura.

3. Diario de sueños

Este es el típico cuaderno en el que por la mañana o de madrugada apuntamos lo que hemos soñado para que luego no se nos olvide. Con el tiempo, se pueden sacar muy buenas ideas de un cuaderno así, por no hablar de lo divertido que resulta releer las locuras que hemos vivido en sueños.

4. Cuaderno de citas

Además de los inicios de libros, otra cosa que me gusta coleccionar son citas. Y no me refiero a las citas de quedar con chicos en plan peli americana, no me malinterpretéis. Me refiero a frases de autores y libros que me gusta.

En mi mesilla de noche (sí, supongo que ya os habréis dado cuenta de que mi mesilla de noche está llena de cuadernos) tengo una libretita muy pequeñita, de esas de moleskine que imitan a un libro, donde voy anotando cualquier frase que me llame la atención en libros, revistas, entrevistas, artículos etc. Perderse luego por entre las páginas de ese cuaderno es algo genial, y muy inspirador.

5. Cuaderno de recortes

Hoy en día, este tipo de cuaderno se puede llevar también de forma digital a través de sitios como Pinterest o Evernote. Son herramientas fantásticas y recomiendo usarlas para poder guardar imágenes o noticias que nos encontramos mientras navegamos y que puedan estimular nuestra imaginación y nuestras historias en el futuro. Pero también recomiendo llevar un cuaderno de recortes físico.

Hay algo especial en un cuaderno de recortes, una mezcla de color, formas, contrastes y olores. Sí, olores también, porque los recortes de periódicos o de revistas huelen distinto con el paso del tiempo. E ir recortando y pegando en un cuaderno esas noticias e imágenes que nos llaman la atención también es útil para encontrar ideas.

6. Diario de a bordo

Este cuaderno sería el diario propiamente dicho, el de vivencias y emociones. Pero no tiene por qué ser el típico “Querido diario” que escribimos de niños, sino que podemos considerarlo de otra forma: como un cuaderno de bitácora de nuestra escritura.

Me explico: se trata de ir tomando nota de lo que hemos hecho cada día o cada semana, si hemos escrito todos los días, cuánto hemos avanzado con el borrador de la novela, etc. Pero, sobre todo, es importante apuntar las emociones que hemos sentido al realizar (o no realizar) estas cosas. Con el tiempo, puede sernos de ayuda darnos cuenta de que siempre pasamos las mismas fases al enfrentarnos a una tarea creativa. Y ya sabéis que conocerse a uno mismo es clave para mejorar.

7. Cuaderno de personajes

Para este cuaderno pueden servir de ayuda las fichas de personaje y la colección de personajes de Literautas. Se trata de ir guardando todos juntos aquellos personajes que nos sugieran algo. Cuando necesitemos ideas, podemos recurrir a ellos y ver si nos inspiran alguna historia.

8. Cuaderno de apuntes

Como en cualquier otra materia, para escribir hay que leer mucho, y no sólo ficción. También se puede leer teoría y guardar apuntes sobre cómo escribir diálogos, descripciones, qué es un asíndeton y todas esas cosas que tanto nos gustan a los que escribimos. Ya sabéis.

9. Cuadernos específicos para cada historia

Cuando estamos escribiendo una historia, ya lo hagamos en el ordenador o en otro cuaderno, sí conviene tener en una libreta aparte todos los datos previos sobre la historia para poder consultarlas en cualquier momento en el que nos surja una duda: documentación, notas, estructura, fichas de personaje, datos…

10. Cuaderno de escritura automática

No es lo mismo que una libreta donde escribir relatos. Se trata de un cuaderno donde, cada día, de forma automática a modo de liberación del subconsciente, se han de escribir unas cien o doscientas palabras. Para hacerlo, podéis recurrir al clásico truco de escoger cinco palabras aleatorias (por poner un ejemplo: crimen, templo, guerra, deseo, estatua) y empezar a escribir lo primero que se venga a la mente empleando dichas palabras. Sin pensar. Sólo escribir. Que fluya.

Aconsejo para llevar este cuaderno seguir un ritual concreto y realizarlo siempre a la misma hora. Además, puede acompañarse de un capricho, como una chocolatina, una ensalada de frutas. Algo que haga ese momento del día aún más especial. Os aseguro que, de esta forma, no sólo se estimula la imaginación, sino que también se desahogan tensiones y se libera estrés. Vamos, la mejor medicina para levantar el ánimo.

Bueno, y estos son todos los cuadernos que llevo o he llevado en algún momento. Unos cuantos, lo sé, pero a mí todos me han sido de ayuda.

¿Y a vosotros, qué os parecen? ¿Los encontráis útiles? ¿Usáis algún cuaderno más para estimular vuestra creatividad?

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