Literautas

Cómo escoger un buen título para tu libro

Estos días estamos hablando en el blog sobre las diferentes fases del proceso de escritura y habíamos llegado ya a la parte que corresponde a la edición. Antes de pasar a la publicación, cabe que nos preguntemos una cosa: ¿tenemos ya el título? Y, lo que es más importante, ¿es el título adecuado?

Es posible que a muchos de vosotros os ocurra como a mí y la parte en la que hay que escoger el título para la historia sea una de las más complicadas.

Por eso suelo investigar bastante en el tema y fijarme en los títulos que me gustan, intentando desentrañar los misterios que esconden. Sé que aún estoy lejos de dominar el tema, pero sí he ido encontrando una serie de claves que quiero compartir con vosotros, por si os resultan de utilidad.

Buscando ideas para mi título

Ya lo decía Benedetti: “Una parte importante de un cuento es el título: lo ilumina”. Un buen título ha de iluminar el cuento o la novela sin desvelar sus misterios; ha de sugerir, intrigar, atraer y, por si eso fuera poco, debe mantener el estilo y el tono de la historia. Pero, ¿cómo hacemos esto?

1. Listas, listas y más listas. Ya sabéis que soy una fanática de las listas, pero es que funcionan. Así que, armados de papel y boli, hagamos una extensa lista de posibles títulos para el texto, sin censuras, escribiendo todas las posibilidades por locas que parezcan.

Si la dejamos reposar unos días, seguro que de esta lista podemos extraer algún título válido. O no: Hemingway, al terminar una historia, solía hacer una lista de unos cien posibles títulos que luego iba tachando uno tras otro hasta quedarse sin ninguno y luego tener que comenzar de nuevo.

2. Rebusca en tu texto. Muchas veces, la respuesta se encuentra en el interior del propio texto. Una frase fundamental que define el tema o que resulta el leitmotiv de la historia, un fragmento de diálogo sugerente, el título de una obra (literaria, musical, etc.) que aparece en dentro de la propia obra…

3. De qué va tu historia. Otra forma de añadir títulos a la lista es creando frases o palabras que puedan contener la esencia del texto. Pero, ¿de qué partes de la historia puedo extraer estos posibles títulos?

Del tema, las relaciones entre los personajes principales, frases hechas o refranes que puedan relacionarse con lo que cuenta el libro, del conflicto principal, la ambientación o las localizaciones, las sensaciones que se supone transmitirá al lector… Intenta distanciarte todo lo que puedas del texto y responde con dos o tres palabras a las preguntas: ¿qué cuenta? ¿de qué va? ¿qué transmite?

4. Analiza trabajos parecidos. Otra forma de buscar buenos títulos es analizando los de otras historias similares en temática cuyos títulos te atraigan. Haz una lista con ellos e intenta ver qué tienen en común, por qué te gustan y qué crees que es lo que los hace funcionar.

Tipos de títulos

Y ya que hablamos de títulos de otras obras, tampoco está de más que reflexionemos un poco sobre los distintos tipos de título que solemos encontrarnos con mayor frecuencia en el mercado editorial:

1. Las fórmulas clásicas. Hay una fórmula para los títulos de los libros que se repite desde hace mucho tiempo y que a los editores les suele encantar: “sustantivo + de + sustantivo” (con sus respectivos artículos si fuese necesario) y “sustantivo + adjetivo” (o al revés).

Dentro de esta categoría (entre otros muchísimos ejemplos, porque se trata de dos estructuras de título muy populares) nos encontramos títulos como El palacio de la luna (que en su día me encantó y creo que es el libro que más veces he regalado en mi vida), El señor de las moscas, Juego de Tronos, Almas grises o Maldito karma

2. Títulos largos y sorprendentes. En los últimos tiempos ha proliferado un tipo de título mucho más largo y llamativo, porque genera dudas que hacen que queramos saber más sobre el libro.

Por ejemplo: Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo (el primer libro de Espinosa que leí y que me gustó mucho), Tengo ganas de morirme para ver qué cara pongo o Si te comes un limón sin hacer muecas (este último, por cierto, es una genial colección de relatos. Muy recomendable).

3. Prefabricados. Frases hechas, refranes, expresiones habituales, metáforas… Pueden ser otra fuente de inspiración a la hora de crear títulos. Dentro de esta categoría nos encontramos, por ejemplo, Patente de corso o A sangre fría.

4. Contrastes. Los contrastes tienden a llamar nuestra atención, por eso pueden ser una buena alternativa para un título, como el caso de Cuando Hitler robó el conejo rosa, porque incluir en la misma frase “Hitler” y “conejo rosa”, no puede sino chocarnos y hacer que muchas preguntas acudan a nuestra cabeza.

5. Nombres de personajes. En ocasiones, también podemos encontrarnos con libros cuyos títulos se corresponden con el nombre de uno de los personajes principales, como Ana Karenina o Lolita. Como es obvio, tienden a ser nombres con fuerza, con peso y carisma.

6. Una sola palabra. O un sustantivo con un artículo, como La perla, It, Tombuctú… Este caso de título también ha de tener fuerza y carisma, como el de los nombres de los personajes, si queremos que funcione.

Por supuesto, esto sólo es un pequeño muestrario en medio de la infinidad de posibles títulos que existen, porque también los hay basados en diálogos, en vocativos, en la temática del libro (como el caso de Crimen y castigo), etc.

Y vosotros, ¿alguna vez habéis comprado un libro por el simple hecho de que el título os llamó la atención? ¿Qué libro era?

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