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Cómo escribir una novela: la descripción de personajes I

Seguro que muchos estaréis de acuerdo conmigo si os digo que una de las partes más complicadas de construir en cualquier historia, junto con los diálogos, son las descripciones.

Por eso quiero compartir con vosotros, en esta primera entrada sobre las descripciones, una serie de consejos a tener en cuenta a la hora de explicar cómo son los personajes en nuestras historias. Espero que os resulten útiles:

Lo bueno, si breve…

Empecemos analizando la cantidad de información que hay que dar cuando describimos a un personaje. ¿Tenemos que explicarlo todo? ¿Describir cada detalle? ¿O es mejor dejar que el lector se lo imagine por sí mismo?

Como casi siempre, no existe una única respuesta a estas preguntas. Hay autores a los que les gusta mucho dejar claro cómo son sus personajes mientras otros pasan por encima o no cuentan nada sobre su apariencia.

Ambas opciones son válidas, pero seguro que si te has encontrado alguna vez con una descripción de varias páginas sobre el aspecto de un personaje, te habrá resultado tedioso. Eso es porque las descripciones, cuanto más concisas y exactas, mejor.

Si hay muchos rasgos que quieres mostrar de tu personaje, mejor divídelos en descripciones más pequeñas y ve repartiéndolas por el texto, buscando el momento exacto para cada una.

Marca la diferencia

No es necesario que expliques todos y cada uno de los detalles de la apariencia de un personaje para describirlo, sobre todo si estos detalles son los de cualquier persona “normal”. A veces es mejor centrarse en aquello que hace diferente al personaje.

Una cicatriz, un tinte de pelo extraño, una mirada peculiar, una sonrisa torcida… son rasgos que aportan más información al lector que si le decimos que alguien tiene una cara común, un cabello liso y largo, los ojos castaños, etcétera.

Ahora bien, a veces sí que nos interesa utilizar esos aspectos más “vulgares” o comunes en un personaje para describirlo. Por ejemplo, cuando queremos recalcar su “normalidad” para explicar que se trata de una persona como tantas otras:

«El muchacho llevaba esos pantalones vaqueros de tiro bajo que dejaban ver el elástico del calzoncillo. La camiseta, dos tallas más grandes de lo que su escuálido cuerpo de adolescente necesitaba, mostraba un mensaje que no comprendí entonces. Quise fijarme en su rostro, pero estaba medio oculto tras el flequillo largo, negro y lacio. Era otro de tantos. Aquellos chavales me parecían tan similares entre sí que, aunque me lo hubiese encontrado cinco minutos más tarde, no habría sido capaz de reconocerlo».

Sácale todo el jugo a la descripción

Cuando describes a un personaje, puedes aprovechar la descripción para explicar otros rasgos (de su carácter o su vida) y así ayudar al lector a que tenga una imagen más completa. No te limites a enumerar sus características físicas. Usa la descripción para definir al personaje.

Por ejemplo, comparemos estas descripción: «María era alta y delgada. Tenía el pelo castaño largo y sus ojos eran marrones. Llevaba puesta una camisa azul claro, unos vaqueros y unas zapatillas deportivas blancas»

…con esta otra: «María llamaba la atención en el grupo porque era la más alta y delgada de todas. Su pelo, castaño y largo, estaba demasiado peinado, como si le hubiese estado pasando el cepillo durante horas. Así era ella, siempre elegante, siempre impecable. Incluso en días normales como aquel, en el que no llevaba más que unos sencillos vaqueros, una camiseta de listas y unas zapatillas deportivas sorprendentemente blancas».

La primera, además de centrarse en aspectos comunes que no dicen gran cosa de la chica, se limitan a una enumeración de rasgos externos. La segunda, va más allá y nos aporta datos de su carácter, permitiendo que nos formemos una idea más compleja de cómo es María.

Mantén un orden

Cuando realices una descripción, no vayas dando saltos de la cabeza a los pies, luego las manos, la ropa, de vuelta a la cabeza… Acabarás mareando al lector.

Haz una lista de los rasgos que quieres destacar y ordénalos de una forma lógica: empezando por lo más llamativo y terminando en los detalles; y hazlo siempre por partes, como si realizases una mirada panorámica de arriba a abajo o viceversa.

Busca el momento exacto

Una de las cosas más complejas a la hora de describir personajes es saber cuándo introducir estas descripciones. A veces podemos percar de impacientes y precipitarnos metiendo una descripción a calzador cuando no toca.

No tienes por qué explicar cómo es un personaje en cuanto aparece, sin una transición previa ni ninguna excusa para hacerlo. Si quieres que tu historia fluya de forma natural y no resulte aburrida para los lectores, intenta que las descripciones encajen dentro de la acción.

Por ejemplo, no es lo mismo: «María bajó del coche y echó un vistazo al parque. Iba vestida de forma muy elegante con un vestido corto y unos zapatos de tacón. Se echó a andar en dirección al sendero»

…que decir esto otro: «María bajó del coche y echó un vistazo al parque. El sendero que tenía que tomar parecía estrecho y enfangado. Se arrepintió de haberse puesto aquel vestido tan corto y aquellos zapatos de tacón que unas horas atrás, frente al espejo de su cuarto, le habían parecido tan elegantes».

Aprovecha el punto de vista de los personajes

Otra forma de lograr el momento exacto para introducir una descripción es aprovechar el punto de vista de otro personaje. Por ejemplo, María y Carlos han quedado para ir al baile. Cuando se encuentran, él se queda alucinado con lo guapa que se ha puesto ella. Es el momento perfecto para describir a María.

También podemos aprovechar la comparación para describir a dos personajes al mismo tiempo: por ejemplo, si en lugar del punto de vista de Carlos, usamos el de Teresa al ver llegar a María al baile. En comparación con su amiga, Teresa siente que su vestido y su apariencia no lucen nada. Es el momento para describirlas a ambas.

Analiza tus descripciones favoritas

Siempre que leas en un libro una descripción que te guste, márcala de alguna forma y vuelve a ella más tarde. Lee y vuelve a leer aquellas descripciones que te parezca que funcionan bien. Analízalas. Desmenúzalas.

¿Por qué crees que te gustan? ¿Qué palabras usa su autor o autora? ¿Qué adjetivos? ¿Cómo introduce las descripciones? Sé que la lectura es un tema en el que insisto mucho, pero ¡no hay mejor escuela!

Hasta aquí esta lista de consejos para escribir descripciones. En la segunda parte de este artículo encontrarás una recopilación de ejemplos de descripciones extraídos de novelas de distintas épocas y estilos: Cómo escribir una novela: la descripción de personajes II – Ejemplos.

Mientras tanto, ¿qué os ha parecido esta entrada? ¿Alguna otra cosa que tengáis en cuenta cuando describís a vuestros personajes?

¡Feliz escritura!

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