Si algo tienen en común todas las historias que leemos y contamos es que están protagonizadas por personajes. Estos pueden ser seres fantásticos o realistas, animales o humanos, pero siempre limitados por las palabras, por el contexto y por las historias que protagonizan.
Así pues, cuando contamos una historia tenemos que representar a esos seres a través de las palabras hasta que parezcan reales, tenemos que darles vida y tenemos que hacerlo bien. Pero, ¿cómo?
Podemos usar al narrador para que nos explique cómo es nuestro personaje, está claro, pero esto solo no basta y el lector necesita siempre algo más. Si queremos crear personajes en tres dimensiones, hay seis formas mucho más creíbles y eficaces de presentárselos al lector:
1. ¿Qué piensa?
Una de las maneras más sencillas de presentar un personaje es hacerlo a través de sus pensamientos y emociones. Lo que hay en el interior de su cabeza puede ser revelador, especialmente si se contradice con lo que dice y hace o si aporta una información a mayores.
1. ¿Qué dice?
O “Por la boca muere el pez”, que dice el refrán. Al personaje también se le define a través de los diálogos, de lo que dice y cómo lo dice.
3. ¿Qué hace?
Nuestras acciones no engañan, eso está claro. Poco importa que el narrador (o incluso el propio personaje) insista en que un personaje es valiente si no lo demuestra con su comportamiento.
4. ¿Cuáles son sus atributos?
Hay rasgos, emblemas o símbolos que ayudan a hacernos una idea de cómo es alguien. Por ejemplo, un personaje que se sonroja fácilmente, otro que viste siempre colores chillones y alegres, una persona que siempre lleva un reloj y lo mira constantemente… En la película Amélie el personaje de Nino colecciona fotografías que otras personas desechan en fotomatones. No se sabe mucho más de él, pero tampoco hace falta.
5. ¿Cómo se llama?
El nombre o la forma de llamar a alguien nos cuenta también cosas sobre su personalidad. No es lo mismo llamar a alguien por un nombre determinado (los nombres, además, pueden tener significado de por sí, como ya os comenté hace tiempo en el post cómo elegir el nombre de tus personajes) que por un apodo o no nombrarlo en absoluto. Éstas son decisiones que deben tomarse siempre para ayudar a la caracterización del personaje y, sobre todo, a la historia.
6. ¿Qué piensan y dicen los demás?
La opinión del resto de los personajes y su relación con ellos es importante para que entendamos cómo es. En la película “Centauros del desierto” el personaje interpretado por John Wayne no habla mucho de sí mismo y sus acciones tampoco nos cuentan demasiado sobre él salvo que es un hombre duro y amargado. Casi todo lo descubrimos a través de lo que otros dicen y de sus relaciones con los demás. Sabemos así que hay algo turbio en su pasado, que ha matado a hombres, que está enamorado de la mujer de su hermano y que, pese a su rudeza, es un tipo vulnerable (este último dato se ve por la relación con sus sobrinas y su cuñada).
Si lo pensamos bien, estos seis puntos son también lo que nos ayuda a definir a las personas que nos rodean, así es cómo vamos conociendo a nuestros allegados. Al fin y al cabo, la ficción es, al igual que un personaje, una representación de la realidad.
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Dos muy buenos ejemplos de presentaciones son las del personaje interpretado por Ryan Gosling en Driver y la de la protagonista de la serie británica Hit & Miss.
Son ejemplos cinematográficos pero pueden perfectamente aplicarse en la contraparte literaria.
Un par de ejemplos de cómo presentar un personaje (son cinematográficos pero pueden extrapolarse fácilmente a la contraparte literaria):
– el personaje interpretado por Ryan Gosling en Driver
– el personaje de Ellie en Up, de Pixar
Muy buenos ejemplos. Gracias por la aportación 🙂
Un saludo!
El último párrafo podría resumirse en una frase del gran filósofo Gregory House: somos lo que creen que somos, la realidad es irrelevante.
Muy bueno. Gracias por el post! Y con respecto a “no copiarlo”, ¿qué me dices de los fanfic, esas historias que tanto circulan en internet? (No son publicables en lo absoluto, pero historias al fin)
Los fanfic…me he leído uno (o confieso que un medio, o un tercio) y lo dejé de lado por completo. O bien la persona que escribió no sabía hacerlo, o arruinó por completo al “personaje” que pretendía emular. Creo que el fanfic es para adolescentes que fantasean, pero si realmente quieres escribir debes ser original. No creo que tooodooos los fanfic estén mal escritos, pero si vas a invertir horas y horas en una historia, que sale de tu cabeza, tu mente y tus emociones, deberíamos de plasmarlo con algo más propio. Cuando los personajes son muy famososo, como al saga del crepúsculo, y te guias con ellos, y además le pones por nombre; Nella a la protagonista, es completamente obvio que todos lo relacionaran con ella, y NO con tu personaje. Pero, vuelvo y repito, todos tienen el derecho a expresarse, y yo a elegir lo que leo.
Aunque estoy de acuerdo contigo en parte de lo que comentas, KMarce, permíteme romper una lanza a favor de los fanfics: al margen de su calidad o de su inventiva, creo que pueden ser un gran punto de partida para esos adolescentes y, con el tiempo, esa afición por escribir puede desembocar en otra cosa.
En concreto, conozco el caso de una chica que decía que no le gustaba escribir pese a tener mucho talento. Pero, como estaba enganchadísima a la saga de Harry Potter, empezó a leer fanfics primero. Luego le picó el gusanillo y empezó a escribirlos… Ahora ya no escribe fanfics, sino que escribe sus propias historias porque, con el tiempo, aquello se le fue quedando pequeño, pero se dio cuenta de que le gustaba inventar historias y plasmarlas sobre el papel. Aunque solo sea por eso, creo que los fanfic ya merecen la pena. jajaja 😉
Un abrazo y ¡¡gracias por vuestros comentarios!!
Totalmente de acuerdo con la opinión del moderador. No podemos juzgar por uno o dos malas historias de fic que leamos, hay personas con verdadero talento que han empezado a escribir obras propias después de pulir las capacidades que adquirieron con la lectura de fans, y otros que escriben entrañables tramas con personajes de series, películas y animes. No podemos meter todo en un mismo saco…