Seguro que si piensas en tus novelas o películas favoritas, no es sólo la trama lo que recuerdas de ellas, sino también sus personajes, especialmente aquellos personajes bien construidos y con profundidad. Porque en eso consiste un personaje redondo: es aquel que, aunque sea sólo una creación fictícia, nos parece un ser complejo, con sus defectos, sus dilemas y sus peculiaridades.
Cuando escribimos historias, todos queremos que nuestros personajes sean así. Queremos que los lectores sientan interés y no se olviden de ellos una vez hayan terminado la historia. Pero, ¿cómo conseguimos crear un personaje redondo? ¿Hay algún secreto?
Tal y como anunciamos hace unos meses, este otoño era el momento en el que Literautas volvería a ponerse en marcha, y ¡aquí estamos! Hoy comienza una nueva etapa para la que traemos muchos planes y aún más ilusión.
Entre otras cosas, nos gustaría modernizar el diseño de la web, mejorar la navegación e incorporar nuevas secciones. Pero como todo eso lleva tiempo y no queríamos retrasar el regreso, hemos decidido ponernos en marcha ya e ir añadiendo los cambios poco a poco.
Así que en esta nueva etapa comenzaremos retomando el blog y el taller como antaño. Más adelante intentaremos incorporar algunas novedades.
¿Cómo estáis? Escribo este post en medio del “descanso” del blog por dos motivos. El primero es que quiero agradeceros a todos los que, a pesar del tiempo transcurrido sin noticias nuestras, seguís por aquí, al pie del cañón, enviándonos mensajes de apoyo y esperando por nuestra vuelta. El otro motivo es, precisamente, hablaros de ese posible regreso.
Han pasado casi cuatro años desde que escribí el último post, en el que os decía que no quería despedirme para siempre, sino tomarme un descanso porque no me daba la vida para más. Han sido cuatro años intensos en el que nos han pasado muchas cosas. Muchas. Algunas buenas, otras no tanto, y la mayoría me han hecho aprender y crecer como persona y como escritora. Pero también han sido cuatro años en los que os he echado de menos, en los que he sentido muchas veces la necesidad de volver con Literautas, aún sabiendo que sería imposible aún hacerlo como el proyecto merecía.
Es un hasta pronto. Un hasta pronto que digo con el corazón en un puño porque no ha sido fácil decidirme a dar el paso. Confieso que la idea se me había cruzado antes por la cabeza, pero siempre había acabado por desestimarla y obligarme a aguantar un poco más. Hasta hoy. Porque he sentido que tocaba fondo.
El último año y medio ha sido agotador para mí, el más agotador de mi vida. Con el peque dando vueltas por la casa, la falta de horas de sueño que se acumula noche tras noche y una carga de trabajo extra para la que tengo que robarle horas al día, apenas si tengo tiempo para nada. Casi no puedo ni leer, siendo esta una de mis mayores pasiones, y ya no hablemos de escribir. Hace siglos que no escribo una historia. Bueno, siglos no, solo dieciocho meses, pero parecen siglos porque quizás sea lo que más echo de menos y lo que mas necesito para mantener la cordura. Incluir el blog y el taller en medio de toda esta dinámica es como intentar hacer malabares con demasiadas bolas.
A comienzos de este año traté de recuperar la energía de antaño en el blog y me hice un pequeño plan para volver a publicar entradas con asiduidad. Al final la realidad se impuso y de ese plan solo quedaron las anotaciones en mi agenda, que nunca llegué a cumplir. Los pocos días que logro sacar algo de tiempo para dedicar a un post, me veo sin fuerzas o sin ideas y noto que me apetece más dedicar ese ratito a adelantar algo de trabajo pendiente, descansar o leer algo. Así que pronto me di cuenta de que iba a ser un plan fallido.